Crónica de Calamocha El Noticiero Enero de 1972
Continua el
corresponsal tras dar cuenta del polideportivo en ciernes y el hogar del
pensionista. Exaltando la solidaridad calamochina, su insuperable jamón y
reseñando la vuelta al cole. En torno a la figura de su director, a quien conocí
y recuerdo promotor de la educación física en la villa y combatiente activo en
pro de la alfabetización.
La campaña de navidad a beneficio de los pobres y necesitados de la localidad también ha marcado un éxito como colofón de nuestras fiestas navideñas con el sorteo de una cesta ricamente presentada, en la que estaba nuestro clásico jamón insuperable, amen de embutidos, licores, y otros fiambres que harán las delicias del yantar de su afortunado.
Y a la hora de aparecer
esta crónica nuestros escolares se habrán reintegrado a sus clases con
cierta morriña, al volver otra vez a sus colegios o simplemente a la Escuela.
Allí se encontrarán
con la presencia de don Vicente León Garcia, que ha sido nombrado
recientemente director de la Agrupación Escolar Mixta de Calamocha. Hombre de
abnegada entrega hacia el Magisterio; en el que ingreso en el año 1935. Ha
ejercido con anterioridad en Allueva, Anadon, Teruel y lleva cinco años en esta
escuela.
Ha sido promotor
de la EFA de Calamocha, impulsando la Educación Física hasta conseguir
una monitora para el Centro que dirige y ha participado en el Congreso
Internacional de la Familia celebrado en Córdoba y Sevilla.
Actualmente en
esta Agrupación Escolar que consta de 12 grados, se imparte hasta el octavo
curso de Educación General Básica y esta a su cargo como maestro
especialista el grado de desanalfabetizacion de adultos. Enhorabuena.
A cada día que
pasa, irremediablemente me hago mas mayor. Conocí a don Vicente, y a su
mujer doña Tomasa, ella ama de casa, simpática a mas no poder, sonriente y
con el bolso siempre lleno de caramelos, nos llenaba de besos y él igualmente
cariñoso y atento. Vivíamos puerta con puerta y una vez se marcharon como familia
que eran siempre que podían mandaban recuerdos. Empezaba la escuela el cronista
por aquellos años, y no llego a darme clase, pero si a guiarme por los pasillos
de las escuelas viejas, que eran dos, uno por piso, aun hoy me pierdo en mi
casa. En fin. Mi abuelo Casimiro aprendió a leer y escribir con el y mi
padre, también mi abuelo, se saco el graduado escolar en sus clases nocturnas.
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