Aquellos calamochinos que
nacieron en el cada vez más lejano año de 1966 comulgaron, de la mano de Mosén
Salustiano, un jueves 23 de mayo de
1974, tal y como puede leerse en los recordatorios de aquel ya tan igualmente
lejano como señalado día en el cual se celebraba la festividad de la Ascensión.
Ocurre, a veces, que aún teniendo
las fotografías frente a ti, se hace enormemente difícil recordar algo, por
momentos no crees lo que ves, y hasta llegas a pensar, que de no existir el
testimonio gráfico que tienes entre las manos, aquello jamás habría ocurrido.
Concluyes no sin cierta tristeza
pensando en la de cosas que habremos olvidado, al no haber de las mismas,
ninguna foto que de vez en cuando nos recuerde lo que fuimos, camino de llegar
a ser lo que somos, o algún día seremos.
En cualquier caso, afortunadamente
aún hay quien de vez en cuando se acuerda de todas esas cosas caídas para la
mayoría en el olvido, lógica consecuencia lo uno y lo otro, el olvido y el recuerdo,
del paso de los años.
Así, alguien un buen día, aún sin
venir a cuento, lo mismo sea San Roque que la maltrecha Semana Santa, pregunta sin venir a cuento, te acuerdas, o lo
habré soñado yo, cuando éramos zagales después de comulgar, el día del Corpus,
el domingo en sí, porque ese jueves no era fiesta, verdad, que nos volvían a
vestir con el traje de comunión y salíamos en procesión con unos santos diminutos.
La foto está tomada a la entrada
de la Castellana, en el comienzo de la procesión, aquel lejano día del Corpus
del año 1974, hace ya cuarenta años. Se dice pronto, y pensarlo, recordarlo da
miedo.
Lástima que en esta foto, alguno
de los menos templados de la quinta, dado que se comulgaba por riguroso orden
de sección, o de sabiduría con respeto al catecismo, de listos a torpes, en
acorde con aquellos tiempos del blanco y negro, perdón, de listos a menos
listos, así se diría en los tiempos que nos hacen correr hoy, como digo, alguno
de las últimas filas, el gracioso de turno seria, estropeo aquella tarde, al
tiempo que dio hoy un sentido interesante a la foto, ya que la mayoría de
comulgantes están girados hacia atrás donde debía ocurrir, sin duda, algo más divertido
que al frente. ¿Qué ocurriría?
Dos años después, ese mismo día llovió, así que
mi quinta no gozo de tan gran privilegio, no salió a la calle y la procesión se
hizo por dentro de la iglesia. Una pena. Fue, eso sí, igualmente impresionante poder sacar un santo como hacían
los mayores en las procesiones, si quiera fuese bajo los arcos de la nave de la
iglesia.
Un año u otro después, la
procesión debió desparecer, prácticamente todas las procesiones en si cayeron
en desuso poco tiempo después frente a manifestaciones, más de moda. Llegaban
otros días, llegaba el color a la fotografía, y de todo nos avergonzábamos, con
tal de tirar para adelante, aún si razón alguna.
Al próximo año, si me acuerdo, buscare
la foto que falta al respecto del día del Corpus y las comuniones de aquellos
años. Toca esperar. Años que ahora nos parecen tan bonitos, pero que a buen
seguro si nos dejaran volver, nos lo pensaríamos dos veces; y diríamos que no.
Recuerdos
PD Las quintas anteriores, dicen,
subían al Santo Cristo, el mismo día de
la comunión, con el bocado en la boca, amén del día del Corpus en el cual
también “procesionarian” como viene diciéndose ahora. Solo les faltaba bajar a
San Roque a pasar y posar bajo su Capa… Menuda foto.