Probablemente fue un libro de Los Cinco, el primero que leí, recuerdo otras páginas, y en concreto muchas del Parvulito, la primera y la última en especial, que me impresionaron, pero nada más, no pasó de ahí la cosa, salimos adelante, logramos aprender a pensar, nos enseñaron.
Recuerdo, luego, otras lecturas, las versiones de Julio Verne en cómic de la Biblioteca de la escuela, que cada viernes me llevaba a casa o los tebeos que cambiábamos en la Relojería de Santiago allá en la Rabal, o los clásicos juveniles de tapas duras, y paginas oscuras y rugosas, que cada año por Navidad, para Reyes claro, que de Papa Nöel nada conocíamos, nos regalaba la Tia Pilarin, con versiones reducidas de los grandes libros, con El Quijote a la cabeza, donde se alternaban las páginas escritas con las viñetas, … y por supuesto Las Aventuras de Tom Sawyer, La Isla del Tesoro, Robinson...
Pero la sensación de cerrar el libro tras leer la última pagina, y pensar con enorme satisfacción, lo he conseguido, fue con Los Cinco. Más de 100 páginas, en hojas que al pasarlas daban escalofríos, de igualmente ásperas que eran, media docena de dibujos, … y fin. Los malos tenían su merecido, triunfaban los buenos, como debe ser.
Algún año después, en el verano cuando había tiempo y uno tras otro, prestados de la Biblioteca del pueblo, debí leerme, toda la colección del Club de Los Cinco, de las aventuras de Julián, Dick, Ana, Jorge, que en realidad se llamaba Jorgina, aunque no le gustaba ni su nombre ni ser una chica, y de Timoteo, que era su perro, Tim, para los amigos. Las vacaciones, las aventuras que siempre encontraban, los tesoros, los pasadizos, la Isla de Kirrim, y los malos, claro…
Aquellos primeros libros de Los Cinco, fueron dos y llegaron de Barcelona, nos los regalo la María Del Mar, la prima, unos años mayor, fan de la colección, que como cada año llegaba al pueblo a pasar el mes de agosto, cuando las fiestas de San Roque eran Baile, Charanga y Peña La Unión, no tenia aun edad para entrar, pero bueno, como era chica, morena, guapa, simpática y de la capital, de Barcelona nada menos, … no había problemas, cosas de la Democracia.
(Foto. Ella. Por cierto menudo trajín, para ser agosto había en la gasolinera).
Hoy los libros de Los Cinco, su lectura, comprados en una de esas colecciones que salen cada fin de verano, han conseguido lo que parecía imposible, las aventuras de Julián, Dick, Ana, Jorge y Tim han desbancado a Bob Esponja, Calamardo, Patricio, El Sr. Cangrejo y Arenita… Hasta el punto de querer tomar el Té, en lugar de hamburguesas. Asombroso.
Fin.
PD: En tercero de EGB, en la escuela, Doña Ascensión nos pidió que cada uno llevásemos un libro de casa para así tener nuestra propia Biblioteca en clase, luego cada fin de semana podíamos "llevarnos" un libro diferente.
Me había gustado tanto aquel primer libro que leí de Los Cinco, que no dude en llevarlo. Por cierto, desapareció.