Acabo ahora de leer
en una tarde de primavera fría y lluviosa, el libro que lleva por
título El Coronel Rey D´Harcourt, el héroe defensor de Teruel,
asesinado y después humillado. Prologado por don Fernando Rivera Rey
D`Harcourt, nieto del protagonista del libro escrito por Fernando
Martinez de Baños, quien entre otras muchas cosas, ha publicado con anterioridad otros
muchos libros siendo Doctor en Historia por la Universidad de Zaragoza
y Master en Relaciones Internacionales. El libro que nos ocupa
ha sido publicado por la Editorial Delsan-Historia hace tan solo unos días
en Zaragoza. Don Fernando es ademas militar, Coronel de Artillería
retirado.
Desde hace unos años,
Domingo Rey D´Harcourt, (Pamplona,
Navarra,
1885
-
Pont
de Molins,
Gerona,
7
de febrero
de
1939)
es un "calamochino" más por descansar sus restos entre nosotros, allí
donde están los mejores calamochinos, en el cementerio de la villa.
Un lugar sin duda tranquilo, entre el sol del amanecer de la Dehesa y
la puesta del mismo por santa Bárbara, patrona de la Artillería, al
abrigo del cierzo, la nieve y el hielo de antaño.
Al
menos dos preguntas antes de continuar: una ¿quien fue el coronel
Domingo Rey D´Harcourt? Y otra, por qué debemos conocerlo, mas allá
de que hoy sea para nosotros un calamochino más.
La
respuesta esta en lo escrito por Martínez de Baños, documentado y
ameno, dentro del horror que supone leer el discurrir de los hechos,
muerte, hambre, guerra, dolor, y muy didáctico, pues al final nos
cuenta no solo lo ocurrido, si no también lo que pudo ocurrir de un
modo sencillo, como lo hacían nuestros mayores, a nosotros que ya
tenemos una edad cuando nos hablaban, siempre a petición nuestra, de
aquellos días del jaleo, y lo hacían sin rencor alguno, aquello
paso y nunca debía repetirse nos advertían, la persona, la vida,
estaba siempre por encima de todo, "quien mas perdió es quien murió", concluían con tristeza.
Puede leerse incluso como si de una novela se tratase dado que no es un texto
militar en si, en cualquier caso, no es una novela histórica, si no
real, y dura.
“Voy
a cometer el acto más heroico de mi vida, me voy a rendir” Fueron
las palabras del Coronel a su esposa a comienzos de 1938 cuando por
fin los republicanos pudieron tomar Teruel, única capital de
provincia que lograrían conquistar.
De
un modo sencillo diremos que se encontraba el coronel entre la espada
y la pared, allá por el invierno de 1937 camino de 1938 de modo que podía
haber muerto como un héroe ante los suyos, a la postre vencedores. Y haber muerto solo, tal y como lo dejaron, sitiado a merced del ejercito republicano, sin ayuda, esa ayuda prometida que nunca
llegaba, podía haber disparar hasta la ultima bala y morir.
Muerto de tal forma inmediatamente
habría tenido honor y gloria y más tarde calles, avenidas
y plazas. Al menos por un tiempo, por unos años, por unas décadas, pues
ahora las placas rodarían por el suelo. O bien podía rendirse. Me
pregunto qué habría hecho yo.
En
cualquier caso era consciente de que el resultado final para él
siempre seria el mismo. La muerte. “De estas condiciones solo quedo yo
excluido, a mi que me fusilen” diría al rendirse y asegurar las
condiciones, valga la reiteración, de los suyos, militares y civiles frente a los sitiadores.
Pero
hay una gran diferencia entre dejarse matar por la propia gloria,
arrastrando a todos cuantos te rodean y rendirse, a sabiendas de terminar corriendo la misma suerte, la de la muerte. Pues con su
rendición salvo la vida de sus soldados, y civiles, cientos, miles,
asediados, por el frio, el miedo y el hambre, sin armas, sin apoyos, condenados
a una muerte casi segura. Y ese hecho le honra, y deberíamos
honrarlo.
No
es el libro una biografía, ni un estudio de la Batalla de Teruel, si
no un poco de todo o en realidad algo mas, pues en sus paginas
podemos leer la vida del coronel Rey D´Harcourt desde su llegada a
Teruel hasta su muerte. Leeremos así con todo lujo de detalles la
toma de la pequeña capital por el ejercito republicano, su defensa,
los movimientos de unos y de otros, táctica y estrategia militar,
hasta el mismo momento de la rendición.
Es
entonces cuando quizás la obra se vuelve mas personal, mas emotiva,
mas sencilla de seguir y por tanto de leer, y ya la empatia hacia el coronel y los suyos
es total, también hacia otros muchos protagonistas, en su ir y venir
de una lado a otro, ahora ya como prisioneros, mientras los suyos ya
hablaban de ellos como cobardes, traidores... Podía el coronel
tal vez pasarse a las filas republicanas, servir en un canje de
prisioneros, huir a Francia, pues ni entre los suyos iba a estar
seguro. Mejor leamos el libro. De un lugar a otro, de una cárcel a otra, de unos captores a
otros, quien no conozca el final, que no siga leyendo.
Al
final, el coronel y sus hombres, murieron por así decirlo en la
orilla. Ya con el ejercito nacional a uno o dos días de tomar el
control de Cataluña, a un paso de Francia y ahí la reflexión final
aportada por el autor de la mano de la familia da que pensar y mucho
de que sucedió en realidad aquel 7 de febrero de 1939
Quien y
por que le ato finalmente junto a su buen amigo el Obispo Polanco juntos presos del primer al ultimo dia,
único protagonista de la historia que no sufrió la represión
franquista por así decirlo. Quien les ordeno a todos subir a los
camiones.Quien los mando parar. Quien en suma les
asesino y por qué, ¿por ser soldados del bando nacional o por haberse
rendido?
A
leer.
PD
Mi recordado Fernando, mi otrora Cto. ha sido un placer volver a
leerle, mi mas sincera felicitación por el libro, por su
rigurosidad, cariño y sabias palabras a la hora de tratar la guerra, y en especial a las personas, la vida misma.
JESUS
LECHON
Otrora,
Soldado de Biblioteca AGM 95º3
A
sus ordenes.