jueves, 24 de agosto de 2023

En la riera del Ajutar

 

Hoy la columna, balcón abierto a todos, abre de nuevo su puerta por segunda vez a Paquito Tío Raba. Y me da la impresión de que habrá una tercera y quien sabe si más si le da por contar tanto como teme olvidar a causa de la edad.

En esta ocasión nos hace cómplices de un recuerdo de aquellos días del despertar a la vida de los maravillosos setenta. El Jiloca, el verano y las chicas de la mano de su inseparable amigo Fermin, a quien tanto echa de menos desde el día que dejo Calamocha. Y un tesoro en forma de paquete de tabaco Fortuna.

Si meses atrás fue uno mismo quien edito su artículo, esta vez ha sido la magnífica escritora calamochina Cristina Jimenez. El caso es que también me lo había pedido a mí, pero como me retrasaba, con prisa por triunfar en su faceta literaria, el último de los rabaleros pensó en Cristina. Debería de tomármelo como un acto de infidelidad, pero no lo hare, es comprensible, Paco siempre busca la excelencia.



Paquito, con gafas, sueño y frio de madrugada y Fermin 

Dice así:

“¡Jo, qué tarde tan buena”, le dije a mi amigo Fermín. Ese día aprendí a nadar. Estaba seguro de que, cuando vinieran las amigas, se ilusionarían. Por lo pronto, ya teníamos suerte: ¡nos habíamos encontrado 17 pesetas! Serían de alguna pareja que se había dado algún revolcón… ¡Ya teníamos para comprar golosinas ese domingo!

Las oí por la senda. Yo flotaba en el agua. Era mi segundo verano en la práctica natatoria. Al año siguiente, terminaríamos la E.G.B. ¡Qué brillo de ojos! ¡Qué piel tiritando!

El sol caía. Ellas no se metieron al agua. De las cuatro, dos iban en bikini y las otras dos, más pudorosas, no se desvistieron. Mi amigo jugueteaba y hablaba con ellas.

“¡Mañana, doble celebración!”, decían. “Ha aprendido a nadar y, para colmo, se han encontrado calderilla en el verdín del prado. ¡Qué bien! Nos compraremos los chicles Cosmos y, si sacamos el cromo 36, ya tendremos para un balón de los que tanto le gustan a Paquito.

Como son tan de compartir las pelas…”, comentó una. “O estos pillines se irán a escondidas a comprar una cajetilla de tabaco a la Encarna “La Miércolas”, con la excusa de que es para su tío Pepe, y la esconderán en una teja del bajo pajar de Mariano para ir a echarse unos cigarrillos los domingos siguientes”, sugirió otra.

“Bueno, quién sabe. Hasta mañana, ya lo pensaremos”, contesté. Una tarde de verano. Feliz. Como la mayoría de esa época.


Publicado en El Comarcal del Jiloca el 18 de agosto del 2023

jueves, 10 de agosto de 2023

Cosas Nuestras

 

Leo Cosas Nuestras, revista editada por la Asociación de Mujeres de Calamocha “Santa Maria La Mayor”. Va por su numero cuatro, el tiempo pasa muy rápido a pesar de ser una publicación anual, se edita en papel y son 32 páginas a todo color. Resulta de principio a fin una maravilla. A uno se le acaban las palabras, todo elogios, a este milagro en papel que de proponérselo no solo llegará lejos, sino que tarde o temprano será la única revista en papel del universo. Hay que ser ambiciosos, como lo es la publicación, ambiciosa y de calidad desbordante.

Magnifica es su editorial, (en adelante prescindiré de los adjetivos por no dar en la reiteración), a continuación, aparecen un buen puñado de firmas: Pilar Ortega recordando una noche de Reyes en el Casino más de medio siglo atrás, mi debilidad como escritora Cristina Jimenez llamada a escribir la novela que todos soñamos con la villa como protagonista. Maria Ángeles Escriche, Agustina C, y Lucia Roy comparten una página para leer una y otra vez.

Pero no es una publicación literaria, es algo más, es una revista completa, no le falta de nada, trae incluso artículos de divulgación: Pilar Franco escribe en torno a la obesidad y Maria Ángeles Escriche prosigue dando consejos a la hora de tomar el sol y en el Rincón de Yogui, leemos sobre la gratitud ¡Y es que a veces no cuesta tanto dar las gracias! Pasas páginas, das las gracias y te puedes relajar haciendo Zentangle de la mano de Pilar Lagunas, relaja lo suyo, doy fe. Ni siquiera falta un artículo en torno al mundo del arte, firmado por la artista calamochina Cala, ¿es Calamocha nombre de mujer? ¿es masculino o femenino? Buena pregunta, la respuesta es sencilla.



La cosa prosigue y se pone harto interesante cuando avanzas y llegas a las páginas de cocina, te resuelve la próxima comida en la que tengas invitados y quieras sorprender. Y de postre páginas de moda.

Y acaba a lo grande con la crónica en imágenes del año donde se recogen las actividades realizadas por la asociación y a sus protagonistas. Viajes, conferencias, cenas, talleres. Los pasatiempos y curiosidades ponen final a una revista detrás de la cual hay un trabajo enorme y bien hecho envuelto en un puñado de firmas que ponen de manifiesto que la villa goza de una generación de escritoras igualmente colosal, más aun cuando uno recuerda firmas de números anteriores que en el número actual no han escrito, y otras muchas que a buen seguro nunca habrán publicado y a las que habrá que convencer de que se pongan a escribir, para ello basta con ser uno mismo de modo que lo que uno escriba puede ser sentido por otro, otra, como propio. La revista debería agotarse este verano, cada año y guardarse, encuadernase, coleccionarla y seguir alejada de la red.

Sin embargo, la revista, sino de nuestros tiempos comienza con un llamamiento a la participación, a la implicación y acaba igualmente animando a quien no sea socia para que lo sea. Mañana será tarde. (Tal y como siempre remata, no sin razón, su columna de El Mundo de Castellón el insigne cultivado periodista de Pozuel, don Ximo Gorriz Plumed).

Articulo publicado en el Comarcal del Jiloca 4 Agosto de 2023

martes, 8 de agosto de 2023

Crónica Taurina Calamocha San Roque 1956 por Don José Sancho Cetina

                                                        

Por don José Sancho Cetina

San Roque 1956

CRONICA TAURINA 

     Francho, era el ayudante del herrero de La Balsa, asiduo a las tertulias de la barbería de Santiago “El Blanquillo”, en las Cuatro Esquinas, cuando acababa su jornada acudía, y si el ambiente estaba animado, allí lo teníamos hasta que mi tío decidía cerrar. 

    Se aproximaban las fiestas de San Roque y la Comisión de Festejos estaba preparando una novillada para los aficionados del pueblo. En principio todos apostaban por que sería “El Coto” el novillero, pero pronto y por la fuerte oposición de su familia desistió y es entonces cuando entra en juego Francho que con todos sus temores y sus inseguridades trataba de encontrar el apoyo  en los demás para auto convencerse de sus posibilidades.  

En el centro de la barbería, con el periódico en la mano a título de muleta o con un paño de los de cortar el pelo, como capote, hacía demostraciones de toreo de salón, en este caso salón de barbería: Naturales, pases en redondo y acababa con el pase de pecho, citaba de lejos e incluso rodilla en tierra recibía al supuesto toro, mientras Santiago seguía afeitando al cliente de turno, los demás aplaudíamos. Lo preguntaba todo, estaba lleno de dudas y buscaba siempre la aprobación de los espectadores. Una de las tardes, un cliente que era de Báguena, le dio unos consejos, parecía enteradillo: “Francho” muy bien con los pases pero lo mas importante es que no te coja el toro y para eso no tienes que meterte en su terreno, si lo haces te pillará.  Ahí comenzaron sus dudas.

         - ¿Cómo se yo cual es el terreno del toro y cual el mío?-

- Es difícil de determinar, lo da la práctica y el instinto, desde luego, cuanto más lejos del toro, mejor .-

         Todo esto dejó muy preocupado al principiante, de todos modos todavía la comisión de fiestas no había decidido quién iba a ser el novillero titular…


Fotografía Archivo de Calamocha. Plaza de la Iglesia. Años 50

        Llegaron las fiestas y en el programa, en su página 45 aparecía el cartel anunciador de la “Gran Novillada” en la que figuraba como titular “Francho” y en su cuadrilla los amigos , “El Nene de Aragón”, “El Coto”, “Pujillos”, “Gorriso y “El Chato”.

       Llegó el día,  hicieron el paseíllo y en el centro desfilaba mas chulo que un ocho nuestro novillero, muy estirado, mirando al frente saludó a la Presidencia con elegancia, se miraba el traje de luces que le habían alquilado los de la Comisión, era grana y bordado en oro con algún que otro zurcido, resultado de otras aventuras como esta.

       Sonó el clarín, salió el novillo a la plaza, un ruedo hecho con carros en un solar al lado del cuartel de la Guardia Civil.  Casi hubo que empujarle para que con el capote diera un par de pases, otros de la cuadrilla lo hicieron por él,  destacó “El Coto”, se le notaba más oficio, las banderillas las puso el Director de lidia que había contratado el Ayuntamiento un par de intentos de los subalternos fueron fallidos

Cambió de tercio y nuestro novillero con la muleta en la mano derecha le plantó cara al novillo y le sacó unos cuantos pases en los cuales se evidenciaba que el brazo le resultaba corto para ponerle al novillo la muleta en el morro, lo del terreno lo llevaba a rajatabla, eso sí remataba con una serie de pases en redondo y el consiguiente de pecho, la plaza que estaba abarrotada se volcó en aplausos y “Francho”  se vino arriba le subió la moral y hasta parecía que había perdido el miedo. Cuando tuvo que cambiar el palo por la espada de matar, el color se le cambió y creo que hasta el del traje de luces. Se lo pensaba, miraba al toro por un lado y por otro pero desde ningún ángulo lo veía bien para entrarle, por fin se decidió ante el griterío del publico que opinaba: “por ahí no”, “por ese cuerno te cogerá”, “no está cuadrado”, “trabájalo un poco más” “no te acerques tanto” los gritos y los comentarios lo desconcertaban y decidió hacer oídos sordos y  terminar. Hizo frente al novillo, le tiró la muleta al morro y antes de que el estoque apuntara sobre el lomo del toro se le arrancó, el estoque salió por los aires y él por el suelo , los de la cuadrilla le apartaron el novillo y a él lo sacaron del ruedo,  insistía en continuar, no había sido nada, argumentaba el novillero y así lo hizo, con coraje y rabia se enfrentó al novillo y después de varios intentos, los mozos sujetaron al astado y el Chato lo apuntilló. 

       El espectáculo estaba servido y la “charlotada” no tenía parangón, el público decidió concederle una oreja y sacarlo a hombros, lo habían pasado muy bien.

       Así lo cuento,  porque estuve allí, de todos modos, como decía mi abuelo “ aun vive quien lo cuenta”.   


CARTEL ARCHIVO DON JOSE SANCHO CETINA