domingo, 24 de junio de 2012

Jabón de Tajo

 “Ya lo creo, que tendrás jabón y no os lo acabareis, esa forma de pensar, de vivir, yo soy igual, me la enseño tu abuela, en aquellos años mi madre. Los únicos tiempos, que fuimos libres todos, allá en Calamocha, al acabar la guerra.

 Cada día antes de irnos de casa, había que dejar las camas hechas y todo limpio, como si no fuésemos a volver, como si ese día fuese el último,… por si en una de esas nos moríamos, que los pobres para morirse bien poco necesitamos, así cuando entrasen en casa a buscarnos la mortaja, pudieran decir, mira que curiosas, todo limpio y recogido, que nadie pudiera hablar de que en aquella casa estaba todo manga por hombro, sin tener ninguna faena”.


Así recuerda y resume mi tía, la forma de ser en la familia, ella camino de los noventa bien lo puede decir.

De modo  que no es de extrañar que diría aquel, que allá por los ochenta, cuando ya se dejaba de tener tocino en casa porque no podías matarlo en la cochera por mal que de que nos diese un pelo y nos entrase a un tiempo el baile San Vito y la triquinosis, que nos muriésemos al fin y al cabo, como si fuéramos a ser inmortales, y la mitad de las cosas necesarias para hacer el jabón ya ni en el sepu de León Muñoz se podían encontrar, ni polvos para secar los jamones, que también los prohibieron, pero eso ya es otra historia,… desde que se acabaron aquellos polvos rojos, los jamones del granero ya no saben a nada. 

No es de extrañar pues que mi abuela pensase un día que aquella sería la última vez que en casa se haría jabón y se dispuso hacer cuanto pudo, y aún dura. Hacia todos los años un poco, allí en el corral con las traudes y la caldera de las morcillas.  “Pero madre, ande va con tanto”, “Coño, ande voy a ir con los años que tengo, al camino Navarrete cualquier día, (Cementerio),  si ya no hay tocino, si ya no vende polvos, habrá que hacer todo el jabón que podamos, por que luego no podremos, y lo echareis en falta”. 


 


 
Aquí dejo la receta, algún día haremos, que todo se acaba, la receta como diría mi madre que es quien la recuerda, la formula al fin y al cabo del jabón de tajo de toda la vida.

“Entonces se guardaban todos los aceites de cocinar, toda la grasa de los tocinos y los animales que matabas en casa, todo se guardaba para hacer jabón, se gastaba una barbaridad de jabón, lo mismo para lavar, que para curar heridas. Lo único que se compraba para hacerlo era la sosa que le dicen. Con eso y con agua, se hacia el jabón, al principio me acuerdo, que lo cocíamos en latas de sardinas, de esas grandes que había entonces cuando era yo una cría, después ya siempre en la caldera de matar el tocino, en la caldera de las morcillas. Luego si se podía, se compraban y se ponían unos polvos para que sacase espuma y tuviese olor, pero al principio lo hacíamos sin nada, tampoco vendían claro.

Se ponía todo a cocer hasta que veías que se espesaba y entonces sacabas un poco y lo echabas al suelo y si al enfriarse se quedaba solido, ya estaba el jabón listo. Así de fácil.

Luego lo vertías en cajas de madera para que se enfriase y se hiciese todo un bloque. Al día siguiente con un alambre de esos ahora roñosos que había por casa en cualquier rincón lo cortabas a tajos, como quisieras hacerlos, y a lavar al rio, al lavador de la Fuente del Bosque y antes al Ajutar, o al del Barrio Nuevo, en cada calle, como aquel dice, había un lavador, lo mismo que un horno o un trujal.

La noche de antes de ir a lavar al rio, cogías un poco de jabón y lo regalabas, lo derritias en el fuego y lo hacías liquido y cogías la ropa y la metías toda en un balde grande a remojo con el jabón y a la mañana siguiente, ponía el abuelo el balde en el carretillo y todas a lavar al rio y allí ya le dabas con el jabón de tajo, y se quedaba la ropa limpia, limpia como una patena, y un olor mas bueno que hacia … y suave y venga a charrar todas allí y nosotras a lavar lo pequeño…”


 

 
Sigue, esta vez, mi tía recordando: Aunque de pequeña, antes de la guerra, mis padres nos llevaban a la playa en Barcelona, no nos dejaban casi ni mojarnos los pies por miedo, así que aprendí a nadar en el lavador, allí en el Barrio Nuevo, en Calamocha mientras las mujeres lavaban los críos nos capuzábamos hasta arriba en esa agua tan fría.

Cada vez que me acerco a la Fuente del Bosque, o paseo por el ajutar, recuerdo el olor del jabón, tan es así, que me asomo al lavador en busca de la espuma, del brillo que había en el agua, del olor… pero nadie ha estado lavando desde que las abuelas dejaron de ir por causas propias de la edad, más que del progreso.


Más jabón y mejor haciendo click en el enlace.



domingo, 10 de junio de 2012

El Anciano de Calamocha.




Feliz quien vivió en los campos paternos
y se hizo anciano en la casa donde fue niño.
Quien apoya el bastón donde anduvo a gatas
y en la misma casa vio tres generaciones.

No lo arrastró la Fortuna en su tempestad
a beber en otras fuentes, huésped de su extravío.
Ni siendo mercader temió al mar
ni soldado la trompeta ni sufrió las reyertas del foro.

Sin conocer el mundo ni el pueblo más cercano
disfruto del más amplio horizonte.
Su edad se contó por las cosechas, no por los cónsules
y supo de los frutos en otoño y de las flores en mayo.

En su finca nació  y murió el sol cada jornada,
ese sol que le señalo las horas en su rumbo.

Fue para él Calamocha como la India más remota
y el río Jiloca lo mismo que el Mar Rojo.

Viajen otros a Iberia y arriben a Calamocha.
Suyo será el viaje, pero él tuvo más vida.


El Anciano de Verona de Claudio Claudiano

Leído en El Reino de Celama, (La Ruina del Cielo) de Luis Mateo Diez.
Foto:

Dibujo del Puente Romano, del pintor valenciano Ramón Miralles Bosca, a quien mi tio Pepe se traia por Calamocha de vez en cuando, para que el bueno de Ramón viese lo que por no haber nacido alli junto al Jiloca se perdia, lo mismo que él añoraba por haber emigrado.

"Che collons, dejáte de naranjos, barcas, barracas y la albufera, y la mare que los va a parir a tots y mone un día a pintar el Puente Romano a mi pueblo y luego a comer jamon a casa Jose Maria"

Pepe murió hace unos meses, Calamocha perdio a un gran embajador, sentia la necesidad de pregonar a diario su origen.

Casi siempre que hablo con casa, tal vez por eso procuro hablar poco, las conversaciones suelen acabar con la siguiente frase:

¿A qué no sabes quien se ha muerto?.


Los recuerdos de Ismael

(Copio y pego su comentario. Gracias)

Su blog arriba a la derecha, Naturaleza, bici, zapatillas...

El poema del Abuelo, tan real como la vida misma, antiguamente los abuelos nacían,vivían y morían en la misma casa y ademas eran considerados como el mas alto escalafón de la familia, donde el abuelo era el mas respetado y por supuesto el que mejor vivía de todos, !!!cuando se sacaba la comida a la mesa, las mejores tajadas, la carne mas "tiernecica", el pan mas blandico, todo lo mejor era para los abuelos, si hacia frío, el mejor sitio de al lado de la estufa para ellos, en fin,, yo por lo menos lo he podido vivir con los mios,,eramos 7 mas los abuelos que los teníamos 4 meses al año,,pues se los turnaban entre mis tías y mi madre. Yo era muy pequeño y todavía me acuerdo como si los tuviera en casa,,entonces un abuelo sin tener planes de pensiones, ni seguro de vida, ni pagas, ni dos duros en el banco, pero tenia lo mas preciado en su vida,,,LA FAMILIA.

viernes, 1 de junio de 2012

Cuando fuimos campeones.

Recuerdos de aquellos cromos de fútbol.



El futbolista.

"Para jugar a fútbol no valgo, pero me encanta verlo. jugué dos años con los juveniles del Calamocha, ya ves, de pegar patadas en el Barrio y en la era de San Roque y en la del Patre a los juveniles.

Recuerdo que el segundo año, no te diré contra quien, pero un día perdimos 11 a 1, pues bien, cuando el árbitro pitó el final del partido, me quede hecho polvo, como diciéndole, pero qué haces tío, no ves que aun podemos ganar, déjanos jugar,  pelear, que esto es un derbi.

Seguro que aquel equipo aún tiene el récord de derrota más abultada.. Y lo deje. ¡Ah!, también fuimos subcampeones de Aragón".





El Equipo

Tardes de gloria

Los Gallos Rojos, todavía hay quien piensa que ser segundo no sirve de nada.

CF Calamocha

Equipo Juvenil

13 de agosto de 1978

Subcampeones de Aragón. Toda una gesta, todo un recuerdo.


Fue el año del Mundial de Argentina

Alineación:
 
Arconada, Camacho, Migueli, Del Olmo, Asensi, Cardeñosa, Rexach, Juanito, Quini, Santillana y Raba. Entrenador : Kubala


GRACIAS, por el cromo, por la foto, por el recuerdo...gracias a Paco, por conservar los recuerdos, por querer contarlos.