domingo, 1 de enero de 2012

El Camino de Las Beatas.

En el verano, la vivencias de las estiradas Beatas de la capital, llegadas de otras provincias, a pasar unos días de retiro en la Casa de Ejercicios de la Fuente del Bosque, y a las que tanto les costaba devolverte un saludo, eran, un tema recurrente de conversación entre nosotros en la hora de la fresca, en concreto sus vivencias de puertas a fuera, reducidas la mayor parte de las veces, a los paseos, que en grupo, “en rebaño y sin mardano, ni pastor”, daban por los alrededores del pueblo.

Siempre seguían el mismo camino, la misma senda, la ruta luego descrita y detallada por Miguel, siempre la misma, en uno o en otro sentido. Daba para tanto el tema, nos divertía tanto imaginar lo que ocurría, las historias, sus vidas, que jamás nos preguntamos, por lo que sucedía de puertas a dentro, enzarzadas “a mi ver” en eternas horas de rezos, tenis, piscina y misas…

No ponían un pie en el pueblo, no se gastaban una perra gorda ni aun por saber morir, eran otros tiempos, “estas gastan menos que tu y yo en corbatas, no las veras nunca entrar a comprar nada, poner un pie en la calle Real” decía Gargallo a Perico.

 Aún hoy me imagino a mis abuelos, a la Carmen, a Perico, en el Cielo y a todas estas mujeres en el Purgatorio, paseando, tratando de encontrar las puertas del Cielo. San Pedro, se bueno, déjales pasar, no llevan el “calzerio” apropiado para tan largo camino, no hagas como mi padre, que en cuanto las guipaba llegar  por lo de Eduardo, soltaba el agua al camino.

El Camino de las Beatas.

La ruta, la senda, en detalle, por MiguelS.C.V., de esta misma Navidad, asimismo las fotos tambien son  suyas, y los recuerdos, son un poco de todos. Clik en los enlaces para no perderese en los Paseos por Calamocha. 



Recuerdo días de verano interminables, donde el sol, por Santa Bárbara, no acababa nunca de esconderse, si mirabas, te cegaba, el horizonte se volvía rojo infernal, y el cemento del Barrio ardía… imposible sentarse en la acera, había que buscar el refugio de una almohada, de una silla.

Aún habiéndose escondido el sol, había tanta luz como al mediodía, las puertas empezaban abrirse y mi abuela salía a la calle con un pozal de agua para remojar el cemento con el fin de que refrescase, sentías como el calor evaporaba el agua, y tu creías que te ibas para arriba con él, que de un momento a otro te esfumabas, te evaporabas.

Mecagúen San Dios maña, le decía la Moracha a mi abuela, no te escondas y agarraba la silla pequeña que tenia siempre a mano en el patio de casa y se venía a nuestra puerta.

Joder que calor, tol puto día encerrada en casa como los hurones sin hablar con nadie, hoy no me he bajao ni al Peiron… en mi puta vida he visto yo tanto calor como hoy, que sofoquina, y que bochorno hace.

Se asomaba Perico a la puerta con su padre ya sentado a la fresca y la Carmen al verlo empezaba a provocarlo, “Ve por la sombra Perico, que pol sol los bombones se regalan, ven pa aquí, deja ya de trabajar, que tu siempre llevaras albarcas”… “Ahora iré, gitana, ahora iré, coño, deja que me refresque un poco, si quiera el lavijo el gato, hemos estao de cosecheo en la Retuerta y no veas cómo le cascaba allí, menos mal a las maquinas, que si hubiera sido como ataño mari castaño, con la hoz y la zoqueta, hoy se hubiera muerto en el tajo, hasta el apuntador, mecagüen el turron, maña”. “Hay que ver lo curioso que es Perico, sentenciaba mi abuela, siempre se está lavando, no he visto jamás hombre como él, de curioso y limpio”

No tengo ganas ni de hacer la cena, se me ha ido el Bicho, seguía la Carmen siempre con la palabra en la boca, a las siete en cuanto ha bajao el calor un poco y aun no ha vuelto, que estará haciendo este desustanciao, le habría de dar un soponcio y pa la Canadilla, bien que le estaría por tonto, que para ir al huerto a por unos pepinos que se ha dejao esta mañana, no te creas tu que no vale, que nunca está en casa. Coñe y tu, le decía mi abuela. Yo no cuento, aseguraba. Míralo, ahí viene.

Dejaba aparcada la bici Gargallo en la puerta, y con la silla pequeña, bajo el brazo se acercaba.

Más te valía habernos traído un botijo de agua de la fuente, que eres muchismo egoísta, y los pepinos ande están pues, si has venido con una mano delante y otra detrás, que has hecho con ellos sinvergüenza. Era menester date una somanta palos en los morros. Y ande has estao tanto rato… La Carmen lo miraba con una cara de mala hostia, como si quisiera matarlo allí mismo, mientras él le miraba y se reía como diciendo, si no fuera porque te conozco.

Coño, ande van a estar los pepinos, las beatas de la Casa de Ejercicios los tienen, que se los he dao, a ellas, les hacen más falta que a tu. Y si he tardao es porque me he entretenido con una, ahí en el lavador, que nunca tenía bastante. Pregúntale, pregúntale a Perico, que me ha visto.

Venga cállate, olvídame que no es mi santo. Que más quisieras.

Que te dice Carmen, que te dice el peón, que estaba de careo con una del opus, mentira, estaba por lo menos con media docena larga.

Redios, que pocas faenas tienen algunas, ¿verdad niña?.

Pues, te lo creas o no, te has de joder, toda tarde he estado con ellas, desde que me he ido de casa, y de los pepinos, ni me he acordao, esa es la verdad,… joder que tiarronas tu Perico, la virgen, carne dura, pero prieta, bien puesta bien, y a falta de corderas, buenas son ovejas. Maña.

Conque toda tarde he ido detrás de ellas, yo siguiendo la senda de los mimbres, y ella el Camino de las Beatas.

 He salido de casa muchismo pronto, con toda calorina, y me iba cara la pieza y he pensao bajar a la fuente a echar un trago, … y al momento las he sentido que salían de la Casa de Ejercicios y han bajao por la fuente, como las ovejas cuando van borrachas, de lao a lao, camino del Puente Romano, y yo entre mi, a cáscala los pepinos, me voy detrás de estas, a ver si cae algo, y de paso vigilo las mimbreras porque habrá que ir pensado en cortar mimbres. Otra faena no tengo.




 Luego en el puente, hostia no había ni Dios en ningún sito, que calor tu, con la bici a cuestas me he metido por la senda a vigilar los mimbres a salir a la Fuente los Chichorros allá a lo de Germes, el que me haya visto habra dicho, ande ira este tontolaba, que no hay nada por ningún lao, que cuando no son las maquinas, son los venenos, que cuando no le pegamos fuego, … que no queda un mimbre por ningún lao, vamos a tener que hacer lo que dice Perico, coger las patatas como los valencianos, con una caldereta.

Coño, a pozales las cogen que te lo digo yo, que lo he visto, no ves a que esos mal trabajadores de los valencianos, el cesto les pesa, que tienen menos cojones que una burra capada, vagos que son todos unos muchismo mal trabajadores. Y para huerta buena, la de Calvete, hasta de las peladuras de las patatas nacian patateras, que eso se lo he sentido yo al pobre Casimiro contar muchismas veces.

Vaya, pobre hombre aquel, bajando un año de Santa Barbara se mato al volcar el carro. Y entonces no habia autos, que matase uno, bien poco se necesita. Muchismo buena era aquella tierra, maninpleada para dar gusto a tuesta gente.



Deja, esas historias,deja, así que he salido al camino de la fabrica Mantas y ya he visto allí a lo lejos a mis amigas que pin pan pin pan, seguían apacentando,… y Gargallo detrás, a ver todas esas mimbreras del Camino de los Pardos. Nada, no hay mimbres ni para echar un culo, ni aun para una caracolera.

Y te digo, y no te miento, si no que me quede ahora mismo muerto,  que de allí de los Pardos ya me iba a volver para casa, y en eso, que me han llamao, que me veo a las beatas que me chillan. Coño, hoy es mi día… así que he agarrao la bici y al instante allí estaba uno para lo que fuera menester. Me ha faltao tiempo, como un rayo.

Ya habras corrido, ya, … habras perdido el poco culo que tienes, redios cara sinvergüenza.



 Cállate tu, coño estaban allí atascadas, a punto alguna de reventar por el calor, entre el Polvorin y la entrada del Tormo, que se les hacia largo, que se habían perdido, que ande podían abrevar, que les habían explicado por donde dar la vuelta, pero que no sabían para ande tirar…


 Que tiarrona tu la que llevaba la voz cantante, y que simpática, ahora que estaba yo equivocao, que pensaba que serian pecadoras de ahí de la parte de Valencia, y no, que eran de por allá arriba, de Vitoria…. “Que van bien, que van bien, por la senda del opus, ahora la vuelta que dan las de la casa, sigue por este camino, ya todo costera a mano derecha esa casa es el Tormo, ahí les darán de beber, pidan, allí esta San Juan Bautista y si no se amorren al pozo, o a la salida de la balsa y se refresquen…



... y luego para arriba, en pasar las encinas a la izquierda ya verán otra vez el pueblo, no se vayan pal otro lao, que se irán a cáscala al Luco, hacia el pueblo a la izquierda, la torre de la iglesia verán ustedes, y ya todo tieso, irán a parar al puente Romano, y de allí a la Fuente, o a casa, …o a misa”, y ahí las he jodido bien jodidas porque mira que las he visto pasar veces a la hora de misa que se cruzan con las beatas del pueblo y ni aun las miran, y nunca las he visto entrar, se ve que allí en la Casa, tienen de todo y no les falta de nada,”de todas formas, yo voy hacer el mismo camino, que voy dando vuelta de los mimbres, “que es usted es artesano” me ha dicho una,… Si señora, y de los buenos.”

Ah, pues por esos caminos un día como hoy, habrán tragao mas polvo y sierre por alli por ande la paidera Gabino, que en toda su santa vida.



Nada por allí por el Tormo cuatro mimbres, y ya cara la Serrana, poca cosa, … y espérate, que allí, había regao Manole y el Moreno, y estaban además las tablas puestas en el cajero del Auge y no veas el camino, todo embotao de agua…  con que yo he pasao con la bici como un señorito a caballo, pero las beatas de la capital se han puesto de barro hasta el moño, menos una, que ha cogido, se ha descalzao y a lo que ha llegao al huerto de Malaco, se ha metido a la zaica y se ha limpiao los pies, y yo digo, mira, mira, … esa si que sabe… nada, mira que les he provocao, pero no han querido montar en la bici conmigo, así no se hubieran mojao.

Esa llevaría albarcas de pequeña, se criaría por algún caserío, y luego al preñarla el señorito se haría beata.

Si, pues como todos.

A ver…


Ya estarán acostadas, con la cegivera que han llevao en el paseo, entre unas cosas y otras, no habrán ni rezao. Cenao, aun habrán cenao, que habrán hecho hambre, y mas si pagan…

Pero no te apures, que esas a misa no entran, esas van lo justo como todos.

Niña, concluia la Carmen, tu que vas echar pa cenar.

Coño, borraja. Sentenciaba mi abuela.
Pues yo hoy acelgas, y mañana borraja, con este calor, no me ha salido de los cojones escoger la borraja, anda a cascala.

Feliz año a todo el mundo,... este año, dicen lo vamos a pasar poco más o menos, como estas buenas mujeres en aquellos paseos,.. "vamos a pasar las de Cain".

jueves, 1 de diciembre de 2011

El Mojo, paso a paso.

Receta del Mojo.

El Mojo en Calamocha, según Miguel, quien aprendió, heredo la faena en las comidas familiares, de su abuelo, el de la ribera de Luco, el Tio Tomás, quien se caso en Torrijo, sin duda debió de ser un gran hombre, para ir a rondar y festejar Jiloca arriba en tierra de joteros, lleno como estaba en aquellos años, de mozos baturros y fanfarrones.

El Mojo va por casas, en unas es cosa de los hombres y en otras de las mujeres, en cualquier caso, de quien más paciencia tiene.

¿Hacemos un poco de Mojo o qué?,… esa es la pregunta y pocas veces la respuesta es “si, yo lo hago”. Maña y paciencia, además de valentía se necesita.

Cada San Roque se repite la historia, el ritual de hacer el Mojo para acompañar la carne, “anda maño, mirate a ver si las gallinas han puesto algún guevo y tráetelo que vamos hacer Mojo, pásate por la corte a ver, y no tengas miedo que ayer matamos al cabron del gallo, y ya esta la sopera con tomate y cebolla, se le acabo dar faena, al muy sinvergüenza que las llevaba a todas a maltraer”. 

En fin, eso era antes, ahora vas a la nevera y miras la fecha de caducidad del huevo. Si las abuelas levantaran la cabeza, lo primero que se preguntarian seria "redios, como cojones pondran tantas letras sin joder el guevo, y para qué seran".

Paso a paso


El mortero, aceite, huevo y paciencia

Separar la clara de la yema


Poner la yema en el mortero

Empezar a remover, añadiendo aceite poco a poco.


Si no cuaja al primer intento, comenzar de nuevo, otro huevo, más aceite… Aqui, no cuajo, ...más abajo la explicación.


Cuaja, … añadir huevo y aceite hasta lograr la cantidad que te apetezca.  

Por cierto, nunca hay bastante.



Una vez hecho añadir, o no, ajo al gusto, y remover. 

Rectifico, añadir ajo.


Listo para comer.

Recomendaciones:

Lo primordial es la paciencia, luego recordar que ha de hacerse rodeado de gente pero de espaldas a ellos, sentado y cara el Pilar, no se deben mirar el mortero hasta que no cuaje, ni mucho menos hablar a quien lo hace,.. Luego una vez que cuaja, ya se puede hablar, elogiar el buen hacer de uno y mirar, antes no.

Vamos, es sencillo... 

miércoles, 16 de noviembre de 2011

La Buena Educación.

Dedicado a Sole. 
Muchas gracias por todo.

Hace un montón de años, por estas mismas fechas, una buena mañana, todo se torció, por contarlo de alguna manera, nada del otro mundo ocurrió. El vespino rojo de Don Ángel, el médico, rompió el silencio del barrio, y concluyo lo inevitable, nos teníamos que marchar a Teruel, “aprisa y corriendo”. 

En casa llamaron al taxi de Pascual el Figura, mi padre ya se había marchado a trabajar y fue él quien nos subió al Residencia, en aquel 132 de color claro, el viaje se me hizo eterno, aún recuerdo que costó 700 pesetas, creo, y como la urgencia estaba justificada, se podía reclamar el importe. El bueno de Pascual ejerció de padre y prácticamente me dejo en la puerta del quirófano, yo diría, que hasta fue el quien empujo la camilla, y su gorra lo último que vi… “Bueno, os dejo, hoy dormiréis aquí, voy a dar una vuelta, alguien habrá para bajar. Que vaya todo bien”.

La cosa se fue alargando, léase complicando y entre unas cosas y otras se no fue un mes en pleno curso escolar, una culecada larga, en aquellas habitaciones enormes, compartidas, de ocho o diez camas, de niños y adultos,… durmiendo nuestras madres junto a nosotros en destartaladas sillas de cocina. 

Una mañana, una de las madres, derrotada tras días y días al pie de la cama de su hija, operación tras operación, se recostó rendida en la cama de al lado que estaba libre, durmió unos minutos, hubo que despertarla y dejar la cama tal y como estaba, no se podían tocar, pero no basto, cuando llego el grupo de mujeres que hacían la limpieza, una de ellas, la más joven, vio algo que nuestras madres no vieron al despertarla y estirar las sabanas y mantas y  se cebo con la pobre mujer quien agotada se había quedado dormida a caballo entre al cama y la silla.

Paso de preguntar quien había dormido allí, al insulto y la amenaza, armando un follón descomunal de los que nunca vienen a cuento, sus veteranas compañeras se limitaban hacer el trabajo pero ella seguía en sus trece, la madre empezó a llorar y en eso la Señora Orbea, una mujer del norte que estaba al pie de la cama de su sobrino y que ni siquiera había pasado allí la noche, dijo, sin levantarse, ni apartar la vista de la revista que leía,  “he sido yo”, pero no le creyó y siguió a lo suyo, luego fue mi madre la que hablo, luego la señora de Albarracin…Nada basto. 

Finalmente la Señorita Polanco al dejar la habitación aviso, bajaba a comentar lo ocurrido con dirección, por ser una falta grave, muy grave, advertía, aquello no era un hotel y allí abajo no se andaban con tonterías, subirían a pedir explicaciones … Nos metió un miedo terrible a todos y un escalofrio recorrio la habitación, pero fue la Señora Orbea quien dijo la última palabra, “señorita, haga lo que deba, más tenga en cuenta una sola cosa, mañana no será usted la que venga arreglar la habitación, no hasta que le entre la educación” Y así fue. 

Jesús el Gigante del Poyo nos llevaba a toda la chiquillería al comedor y se aseguraba de que no dejásemos nada en el plato…  Eran otros tiempos, buenos ya lo creo, desayunábamos café con leche, y podíamos repetir. Tebeos, juegos, cartas y charrar, no se podía hacer otra cosa, … salvo ir de vez en cuando a visitar a la gente de Calamocha que había por allí, como aquel hombre del Salobral, cuyo nombre ya no recuerdo, que me sonreía y contaba historias reclinado en la cama, … “ya veras, cuando salgamos de aquí”.

En el colmo de nuestras desdichas, el día que me daban el alta, cayó la primera nevada de aquel invierno, tantos días después, ya no me quedaban lagrimas,… todo era mirar por la ventana, y ver la nieve. Finalmente, el sábado al medio día pudimos regresar.



Conto mi abuela, como la casa había sido un continuo trajín, un ir y venir de gente preguntando por mí, como aquel que dice, todo el pueblo había pasado por allí a lo largo del último mes, bueno casi todo, porque mi abuela echo en falta a unos pocos.

“Si por mi fuera, no volvías a la escuela, fíjate lo que te digo, te quieres creer maña, que viviendo puerta con puerta en el mismo Barrio, los maestros no han venido a preguntar por él, ha estado un mes sin ir a clase y no han tenido tiempo de entrar a preguntar qué pasaba o cómo estaba, han pasado por la puerta de casa y me han vuelto la cara, desustanciaos mal nacidos, que se creerán que son, ya vendrán a pedir favores, ya,  que les daré con la puerta en las narices, y una patada en los cojones, se ha terminao lo que se daba, cuando haya acelgas y no nos las podamos comer, se las echare a las gallinas, y a los tocinos o las llevare al Cuartel, pues hasta los civiles cuando han pasao por la puerta y me han visto han preguntao por ti, hasta el mala sombra de la cara del revés, ese que no le da ni los buenos días a su madre, paro el coche y pregunto, y el andaluz ese tan guapo, ese moceton de las gafas que lleva cuatro días por aquí, pregunto…. Pero de los maestros, de los que te dan la letra este año, ninguno ha preguntado… luego dicen que en los tiempos que corren ahora todo es un libertinaje y se les esta perdiendo el respeto de antaño… que respeto les vas a tener,  ninguno, que se jodan y se lo ganen… Bueno, Doña Julia si que ha preguntado por ti, y Doña Conchita, pero esas no cuentan por que son del Barrio, como la Gitana y Doña Pilar y la Pura ya sabes que están a todas horas aquí metidas, … pero de los demás, ni uno, salvo la Jipi, que va a resultar que es la única que sabe estar, la unica que tiene educación, aun siendo la más joven”.

Aún tarde una semana en volver a la escuela, como queriendo darles otra oportunidad cristiana, pero no, aquellos que mi abuela, aún sin saber escribir,  había puesto en la lista negra, no pasaron. Regrese por fin a clase y lo dicho por ella se hacía patente, … ninguno pregunto, tan solo se acerco el tutor, precisamente con el que más dolido se mostraba, para decirme lo que no quería oír, al día siguiente, uno tras otros haría todos los exámenes de la primera evaluación para ponerme al día, pues había tenido tiempo más que suficiente para haber estudiado. Lo recuerdo como uno de los momentos más crueles del paso por las aulas, pensaba volver a casa con los deberes y apuntes retrasados y volvi con los examenes. Para mi fue algo terrible. Lo días posteriores no lo fueron menos,… las notas tardaron en llegar un par de semanas, justo al marchar de vacaciones de Navidad, y yo que jamás había suspendido nada, temía volver a casa con todas las asignaturas cateadas, irremediablemente camino de repetir curso en aquello que los maestros de antaño devenidos repentinamente en “progres”, presumiendo de haber corrido delante de los “grises”, daban en llamar “evaluación continua”. Costaba creerles en todo.  

En el colmo de la indecencia, aun debí de darles las gracias, pues me fui de vacaciones con todo aprobado, con un puñado de suficientes, los primeros que “sacaba”… lo mismo en religión o dibujo que en matemáticas o historia. Me tomaron el pelo, no sabía que me dolía más, si lo que contaba mi abuela, o la gran mentira de no haber suspendido nada, y tener tan solo un suficiente en dibujo, o no haber hecho el examen de religión… los tiempos estaban cambiando.

domingo, 13 de noviembre de 2011

El árbol de la vida.


Hubo una vez, un día, hace muchos años, en el cual, por esos caminos devenidos en carreteras imposibles que próximas a Valencia la envuelven, rodean y abrazan como tratando de no dejarte marchar, sendas repletas de circulación a todas caras y horas, prisas y mas prisas por parte de todos, coches, camiones, bicis, carros, motos..., atajos imposibles de los que todos presumen, ramblas, veredas, todas estrechas, entre naranjos y acequias, todas iguales, todas llenas de curvas, donde nunca se adivina final alguno, donde cuando las atraviesas por primera vez, te sientes irremediablemente perdido, angustiado. Hubo una vez, en la cual, fueron a encontrase dos calamochinos, uno de los cuales, el más, era mi tio Pepe conduciendo su Ford Sierra, que a penas salido del concesionario, atropello un rebaño ovejas.

Paro el coche, bajo y pensó: "que barbaridad habré matao la mitad del rebaño y casi no llevo ni un rasguño... collons con el tio Vicent este, que teniendo el paso del ganao a cien metros, las cruce por medio el camino. Pobre hombre".

Había matado a media docena larga de ovejas, todas preñadas, como pasa en estos casos, en los que se cierne la fatalidad sobre uno, el pastor resignado se lamentaba de su error, y se preguntaba porque si siempre cruzaba por la vereda hoy había ido a cruzar por donde no debía, sin necesidad alguna, mientras mi tío, pensaba, "por que habré de ir todos los días del año con prisas, si nadie me espera"...

Finalmente el pastor, resignado ante la perdida de las ovejas, y el pago del arreglo del coche concluyo "Buen día eche cuando me fui de Calamocha. Te traerá desgracia, te traerá desgracia, parece que me decían".

A mi tío le falto tiempo para contestarle: "Usted no es de Calamocha, de Calamocha soy yo...", "Tiene usted razón, que soy de Cuencabuena...".

Ni que decir tiene que finalmente el seguro del coche corrió con todos los gastos, movieron unos metros el incidente y mi tío se hizo responsable de todo,...

Por donde quiera que fuese, presumía de ser calamochino. El primero, el que más.

Esta misma mañana nos ha dejado, quien tanto nos ayudo, quien a tanta gente ayudo, incansable, apasionado, de una vitalidad contagiosa, trabajador, atento, estudioso de todo lo que olía a historia de Calamocha, a su vida, a sus gentes .... uno de tantos calamochinos que se fue por unos días del pueblo y que ya nunca volvió, pero que no había día que no recordase quien era, de donde venia... 

D.E.P.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Entre el Rincon y el Ajutar... La vida.


Al aire van los recuerdos
y a los ríos las nostalgias
A los barrancos hirientes
van las piedras de tus casas.

¿Quién te cerrará los ojos

tierra, cuando estés callada?

En los muros crece yedra

y en las plazas no hay solanas,
contra la lluvia y el viento
se golpean las ventanas.

Sólo quedan cementerios

con las tumbas amorradas,
a una Tierra, que los muertos
siguen teniendo por suya.

"Quien te cerrará los ojos". De José Antonio Labordeta.


A Perico.


Entre el Rincon y el Ajutar

El Rincón, el Cabezo Moro, el Mas,  la Retuerta, la Nava, Entredosrios, la Masada, las Suertes, el Riachuelo, el Campillo, el Vadillo, el Ojo, la Loma el Cornejo, la Tejeria, la Gorrumba, la Cirugeda, la Serrana, el Ventorrillo, el Ajutar… la Canadilla, Dehesa.

 Hace unos días: "Coño, maño, pues cómo voy a estar, jodido, mal. Como siempre, a días. Tengo días regulares, días malos, y días peores. Buenos de un tiempo a esta parte, ya no recuerdo ninguno. Pero en esta vida, he tenido más días buenos que malos, esa es la verdad maño. No me quejo."


Continuará. 

José Luis dijo...

Ya se fue el protagonista ocasional de tus encantadoras historias.
Ya se fue esa buena persona y llena de bondad que todos queríamos en el barrio.
Hace cuarenta años que junto con mi abuelo nos llevaba con el macho y el carro a vendimiar en alguna de las partidas que has nombrado dentro de los covanos de mimbre.
Ya no lo veremos más salir a la puerta de su casa y mirar al cielo.
"Tio, ¿va a llover o que?" "Pues no se maño no tine mucha gana, pero por si acaso voy a poner la terjdera en la puerta" Y así se metia en su cuarto ocuro al calor de la estufa de leña a ver lo que ponian esa noche en la televisión.
No lo veremos más y solamente quedara en nuestros recuerdos.
Descanse en paz.

Seguira siendo protagonista de muchos de los recuerdos, sera inevitable, además en unos dias o meses, cuando vuelvan las cosas a su cauce, escribire sobre él

PD Fijate, que ha sido subir al cielo, acabar la misa, dejar que las mujeres llegasen a casa, asomarse al cementerio, enderezar para arriba, preguntar por el encargao del señorito, y decirle, "anda maño, que alla bajo lo estan pasando como Viance en Marruecos, putas de verdad, que tu ya lo sabras, suelta el agua, suelta, que les llueva..."

Y tres dias que lleva lloviendo en Calamocha, gracias a él,... Dice mi padre que cuando entierran a un agricultor de verdad, a un hombre de la tierra, se nota por que al instante llueve.

Por lo demás la vida sigue, ... (Comentario)

jueves, 20 de octubre de 2011

Tortas Escaldadas.



Escaldadas de Navarrete

Ingredientes:

Kilo y medio de harina.
Medio litro de aceite de oliva.
Medio kilo de azúcar.
Un cuarto de anís.

Elaboración:

Poner el aceite en la sarten y cuando este bien rusiente verterlo sobre la harina y mezclarlo todo bien con el fin de escaldar la harina y que esta no sepa a pan.
Dejar enfriar.
Una vez enfriado poner el azúcar y el anís.
Hacer las tortas
Poner en el horno hasta que se doren.
Sacarlas del horno y en caliente, ponerles más azúcar.
Comer


Recuerdos al pueblo del Gran Rafa, atento, esto con Retacia... bueno, que te voy a contar que no sepas, en fin, pasale la receta al Padre encargado de la intendencia.

PD Te escribiré algún día.