El maestro de la fotografía, el navarretino Gerardo Sancho nos retrató décadas atrás así a todos los calamochinos. De paso por este mundo, sin detenernos, sin pastor, el perro nos observa, no hay rejas, las puertas parecen abiertas, en cualquier caso seguimos nuestro camino. Toda una delicia de una Calamocha mágica que hace ya tiempo dejo de existir
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