SAN Roque, como un momento, como un instante, los días de San Roque
pasaron, se nos fueron de las manos, los días más bonitos del año,
aquellos por los que vivimos, esperando su llegada, el resto de los
días.
La
esquina del Chato
Allí
sentado me encuentro con Joaquín, aún con los puntos, que
fortaleza, admirable la de “estos malacos”, comento con
Pascual, me asombra, en realidad no tengo palabras, en el me veo a mí
años atrás, en estas mismas fechas, y no acierto a comprender nada,
salvo que tuve una suerte loca.
Son
días, de saludos, besos y abrazos, de recuerdos y preguntas… Todos
ver a San Roque quieren.
Saludo
al hombre más feliz de Calamocha y aun del mundo, al Mantenedor, no
me canso de darle las gracias, tras comentar en la radio, el acto de
proclamación, y echar, gracias a él, un eterno trago en la Fuente
del Bosque, y lo emplazo para el día siguiente a tomar un
remolachero conforme dios manda, con vermú catalán, como la misma
charanga y sifón valenciano…
Es
entonces cuando los ojos se me van, y viene a saludarme, la hija
mayor de Joaquín, Pili, la encuentro guapísima, como cuando éramos
unos niños, allá en el Barrio, y fuimos novios en párvulos ,
caray, esto de estar Cerca de Casa, me hace escribir como Luis
Alegre.
Al
final consigue que su padre le haga caso y se suben a cenar,…
nosotros también, Calle Real arriba, calle de los recuerdos,
de lo que fue y vivimos hace un tiempo los calamochinos que nos vamos
haciendo mayores, a lo que hoy caminamos y vemos entre sus casas,
volvemos al Barrio, en un trayecto que haremos un montón de veces en
estos días sin cansarnos de mirar a todas caras y pararnos a charrar
con unos y con otros.
Camino
de la ermita
Me
siento un privilegiado, a la entrada al Perión, nos encontramos con
el Bailador, con Paco, y hacemos juntos el camino hasta la ermita,
sin toparnos con nadie, creemos ir pronto y en realidad ya vamos
tarde.
Ganas
de ver a San Roque, la ermita hasta los topes, canta la coral, dicen,
y cuando canta, la cosa se nota, y que es San Roque también… Le
hago un retrato en la puerta, y me marcho a la sombra de los chopos,
a esa cuesta de San Roque, donde mi padre recuerda llevaba días
antes de las fiestas las ovejas, para que lo limpiaran todo, mientras
él se echaba un rosquete entre los chopos.
No
queda un sitio dentro, y el ultimo lo ocupa Juanico, a quien
Alejandro le guarda un puesto, “bien maño, bien, vamos bien”,
hace más calor dentro que fuera, y no tarda en llegar Manuel, así
que no paramos de hablar, bajo la sombra de los chopos…
Este
año en la Peña Los Maños, he preparado para cenar, “pollo
escabechao, de eso seguro que no sabes hacer”, me dice Manuel y me
callo dándole la razón. Mientras no deja de llegar gente y más
gente, y la banda se va formando.
Tal
vez sea cosa de la edad, y me esté volviendo un cascarrabias, culpa
de los achaques, y de lo que pueda pasar, el querer dejarlo todo
hecho, el miedo a olvidar y escribir igualmente por miedo a que un
día no pueda recordar, o todo sea causa de “las malas” compañías
que frecuento, y me preguntan, que me ha parecido todo.
El
caso es que ni me había enterado, este año fue el 130 Aniversario
del Baile a San Roque, declarado como está Bien de Interés
Turístico. Por momentos me emociono, de nuevo, ante un
acontecimiento histórico, no logro recordar de un modo claro, la
última vez que baje a por el santo, pero mi Tío Antonio aún vivía
y llegue con el… debió ser en los ochenta… y quién sabe si no
fue para el centenario. Estamos de celebración, en realidad cada año
que pasa, deberíamos estarlo.
Salió
el santo, en silencio, y espero pacientemente en la puerta a que
alguien, le echara un único Dicho, el mismo pregón del Mantenedor,
allá en las gradas, hubiera servido, instante aquel, a quien el
Dichero Olvidado ha dado en llamar la Bulla, …echarnos la bulla a
los calamochinos, bien merecida la tenemos, llamarnos a todos a las
fiestas, advertirnos de que San Roque ya está aquí, darle la
bienvenida.
Tampoco
tenía San Roque, para tan señalada fecha, a sus pies, ni perro que
le ladre, ni a nadie que le bailara en señal de bienvenida, unas
parejas en pantalones de pana y chaleco negro, albarcas y blusa
blanca, una docena, que dejando de trillar en la era, le bailaran,
dulzaina y tambor, cinco minutos y se volviesen al tajo… Sonó por
fin el bolero, y emocionado me senté, fue un gran momento, no pude
seguir en pie, me senté para verlo pasar entre los chopos…
San Roque ya estaba aquí, rodeado de un mar de gente, en realidad,
lo único que importa.
De
vuelta, en la calle Zaragoza, había una ventana abierta, y a ella
asomada, la madre del otro Bailador, de José el Cerillas, me pare a
saludar, estaba esperando que pasase el Santo, y este venía a paso
ligero, a paso de maniobra, de lado a lado, bajo los acordes
apresurados del bolero, será un momento le advertir, pasaran a
escape, lo que vera será poco, mientras me fije y emocione
nuevamente, al ver colgado en la pared de su habitación, la foto que
del Bailador, de su hijo, hace unos días le regale.
Oí
también y no dí crédito, aunque a la vez me tranquilizo, saber que
no solo era yo el cascarrabias del día, una conversación que
no era la mía y a quien todo esto de bajar por San Roque a ritmo de
bombo y platillo y con tanto predicamento, la misa y la banda, le
parecía un despropósito, mayúsculo, en comparación con tiempos
pretéritos, sin duda mejores.
Todo
un disparate, el hacer de un día cualquiera un San Roque más, pues
si de tradiciones hablábamos, aseguraban, dirigiéndose a esos que
tanto saben, a por San Roque antaño bajaban los cuatro que hacían
falta, lo cogían y subían a la iglesia y ahora, resignados decían,
hasta les estorbamos, vamos a meternos a casa, dijeron, que no vamos
mudaos y nos dirán que hacemos aquí que, y por qué no hemos ido a
San Roque, a nadie le importa las faenas que tenemos, y el coche, ahí
se queda no lo pienso quitar, ( pero doy fe, de que mintió)… y así
debería ser, que con cuatro sobra, y ya llegara el día de la
fiesta,…
Al
menos, me quedé tranquilo, no era yo el único que veía que todo es
tradicionalmente mejorable.
Y
ya en el Callejón de los Muertos, en el Coso, entro la procesión,
en sentido contrario al que da nombre a la calle, la calle de los
muertos, que en un día como aquel cobra vida, y fotografié a San
Roque, en un momento único, especial, una foto que uno no puede
perderse, una foto por encargo, en la que elijo como fondo la Calle
Mayor, llegando a la iglesia, resucitando el santo, el pueblo, él y
todos nosotros, bajo el bandeo eterno de las campanas.
Chupinazo
Más
gente que nunca dirán las crónicas, y también recogerán el hecho
de que el Mantenedor, no se acercase al micrófono y gritase “Viva
el perro de San Roque”, si bien, lo cierto es, que ni yo mismo le
eche de menos.
Y
allí junto a las gradas de la iglesia, apareció Eva Lagunas, casi
veinte años después, tiempo más que suficiente para añorar las
fiestas, por más que diga el tango que veinte años no es nada. Nos
hicimos un selfie, fotos, charramos y terminamos hablando de
enfermedades, sin duda,.. Ha pasado el tiempo.
Uno
tras otro, lo saludos se sucedieron, camino ya del Perion, con Marina
a la cabeza, la Reina de la Quinta del 66 estrenando camiseta, camino
donde una de las charangas, de cuyo nombre ya no me acuerdo, pero en la foto lo dice, se llevó
a la mayor parte de la gente, Calle Mayor arriba al grito de “yo
soy de Calamocha y tú no”, grito que se convirtió en el hit del
momento… mientras a la Charanga de la Peña, a la Bandarra
Street Orkestra le estaba costando llegar a todo.
Llegados
a la plaza, busque un lugar donde sentarme y pedí a San Roque
acabasen ya las fiestas y su trajín. En buena lógica no me hizo ni
caso, pero al menos me compensó y a la hora de cenar, todo un lujo,
Calamocha TV emitió 39 Escalones, de Alfred
Hitchcock.
Antes de volver a bajar al Perion, el toro y demás.
Finalmente
en la puerta del Chato, derrotado como uno mismo, salió José
Miguel... Joder, me dijo, le he echado un pulso a Macuca, y quiero
pensar que le he dejado ganar...Buenas noches.
Ofrenda,
remolachero, toros y gente y más gente...
Empezamos
madrugando para llegar en el momento justo al Santo Cristo, y echar
andar, se alargó la procesión, y bajo hasta el Perión, más gente
que nunca, también lo dirán las crónicas, y como es lógico, más
flores que nunca, la ofrenda parecía no tener fin,.. Y entonces, en
el momento de entrar a misa, sonó el teléfono, teníamos visita, de
allá de la Argentina, y ya que vienen de tan lejos, adiós muy
buenas, un año más que me quede sin ver a la Virgen en la procesión
del revés, en su día, … en esto, como en todo, de la última vez
ni me acuerdo.
No
son ni las doce y ya andamos de remolachero en remolachero, al
primero se une Paquito en el Marzos, y hablamos ya de la peña para
el Santo Cristo, y de engalanar el Barrio, y la guitarra y las
jotas...luego ya en el Minino, junto a la persona más buena del
mundo, un tal Manolo Gil, de Calamocha, vecino de Castellón, nos dan
la hora de comer....casi nada.
Comer,
terminar, apurar el café con cazalla, y a escape preparar la
merienda para subirnos a los toros, donde lo que venimos viendo estos
años, no tiene nombre, o tal vez si, fantástico... a los toreros
les das por torear, y oigo en la tele que Víctor Janerio
“recuerda, recordar que ha toreado antes en Calamocha, pero no se
acuerda” Le pasa como a mí, que de lo ocurrido hace cuatro días,
no me acuerdo de nada... orejas por doquier, también, para los
toreros franceses, que se han propuesto salvar la Fiesta Nacional de
España, casi nada. Mientras Emilita a la cabeza de la nutrida Peña
el Desbarajuste que copa las gradas de sombra, me emplaza al vermú
del día de San Roque, y Eva Lagunas apura las fiestas ponche, va
ponche viene... con un par de banderillas en la mano. Y María Luisa
en el tendido de sol, llega sin disfraz, pues nunca será lo mismo,
Víctor que Jesulin.
Gente
y más gente, este año, me he propuesto saludar a todo el mundo que
me lee... y cual político en campaña repartir besos y abrazos.
Nos
acostamos a eso de las dos, deseándole un buen viaje a Cuky, quien
en nada se levanta y se pone en marcha hacia el pueblo donde
descansan sus mejores recuerdos, los de la infancia... Tres horas más
tarde se sube al coche, por delante 360 km para llegar a la hora en
punto en que comienza la procesión.
El
momento que llevamos esperando todo el año
Si
el año pasado fue mi padre, quien me prohibido salir de casa mudado
con la ropa de los domingos, argumentando que en la tele no paraban
de repetir, que debemos ir todos de blanco, (todos es todos, y esto
lo digo y escribo, por el Dichero Olvidado, quien eligió una
guayabera del amor en los tiempos del cólera, cual Florentino Ariza
de Garcia Márquez, en tono azul, “es que el blanco engorda”,
dijo defendiendo lo indefendible, como si el engañase a alguien. Por
contra, su sobrina, entre las filas de la corporación, hacía gala
de un gusto y elegancia exquisito a la hora de vestir y saber estar.
La familia, esa cosa tan complicada)... Pues bien este año, mi madre
ya cruzado el umbral de la puerta me hizo entrar de nuevo en casa,
que a donde iba con esa ropa, quítate los pantalones, que los voy a
planchar... Y que voy hacer, si no dárselos, y llegar tarde a todo…
A
la altura del Casino, saludé a Cuky, estaba como un chiquillo con
zapatos nuevos, fresco como una rosa, y temblando de la emoción,
“este año toca video” me dijo, lo cual es de agradecer pues
prácticamente lo único que de San Roque en Calamocha a través de
youtube se puede ver, es suyo. “Pero, me está volviendo loco, no
sé qué saldrá,….estoy nervioso”
Llego
por fin a la ermita, espero bajo los chopos, Cuky me retrata, también
Carmen Taules...Y me hare unas ampliaciones de 30 por 40 y al bajar la corporación el Sr Alcalde pasea la
cuesta abajo hablando por el móvil. Algo importante sin duda, está
a punto de suceder. Momento este para tener en cuenta. ¿Quién
llamaría?, ¿estarían trabajando en los ministerios en día como
este?
Bien
de Interés Turístico. Recomendaciones a la hora de los Dichos y el
Baile, y ni más ni menos que 130 aniversario... y poco más que
recordar de la procesión, amén de la pasión desbordante.
Otro
año más, otro momento que se nos va de las manos, a los
calamochinos nos cuesta, o eso parece, con los santos de por medio,
hacer nada a derechas, llevar el paso, entrar en formación,
desfilar, y sobretodo comprender la uniformidad, y distinguir los
colores, entre mandos y oficiales a partes iguales, la búsqueda del
bien común, por encima de sentimentalismos, del consabido decir aquí
estoy yo, así que terminamos por hacerlo todo, mas como milicianos
voluntariosos, que aseguran una derrota , que como ejército
regular,.. La uniformidad, también la recordó el Mantendor, el
traje de gala de sanroquero.
Algún
día encontraremos el punto medio, en el camino de la excelencia y
las procesiones en Calamocha, nos saldrán como si fuésemos soldados
de reemplazo en la jura de bandera con el permiso a la vista, y quien
hizo la mili lo sabe, nadie desfila mejor, ni viste más
uniformado, que un soldado de reemplazo el día grande de la jura con
la novia en las gradas, y el permiso a la vista.
A
mitad de la procesión, llamo a María, la primera mujer que me tuvo
entre sus brazos y dijo las igualmente primeras palabras que escuche:
Mare, Tia Rosa, es un xiquet, i ara que faren...Esta en Valencia, y
este año, ya no se ha atrevido a venir, son muchos años ya, los que
tiene, casi tantos como San Roque, y aprovecho un Dicho, bonitos este
año, piques incluidos palitroque en mano por parte del Dichero entre
Dicho y Dicho, la norma de antaño, hoy ya algo excepcional
Aprovecho
para llamarle y al acabar el Dicho, dejarle oír el Baile de San
Roque, y ella a través del teléfono, me devuelve a la vida y
tararea sin parar una y otra vez, el Bolero... Aquel día, el que
nací, la comadrona, Doña Celia, no llego a tiempo a casa, dado que
estaba en el Rabal, mandando para Teruel a Javier, el Torero
Valiente, que nació el mismo día que yo, y a quien la noche del
catorce una vaca traidora lo dejo en calzoncillos. Y Maria, la del
Tío Perico, me recogió.
Y junto a Juan Miguel, llamamos a Tomás Lopez, su quinto, para que él tambien, pueda escuchar a San Roque.
Y junto a Juan Miguel, llamamos a Tomás Lopez, su quinto, para que él tambien, pueda escuchar a San Roque.
Cerca
de Casa
A
la sombra del frontón, de aquel parque temático que fue la plaza,
junto a Pepe Tomas, charro un rato grande, a propósito de A cien
años vista, los hermanos de La Salle en Monreal, el libro, recién
publicado, de los curas donde a mi abuelo Casimiro le hubiera gustado
estudiar, libro que me consiguió el Dichero Olvidado a cambio de dos
patos, deuda aun por saldar, dado que la paella de pollo y conejo no
le agrada.
Terminaremos
la conversación, el amigo Pepe y yo, a lo largo del año, mientras
aguardamos las próximas fiestas de San Roque, allá, por agosto del
2017, a través del correo electrónico... Yo he tenido más suerte
que él, a la hora de conseguir el libro, ya que el año pasado
cuando Pepe Tomas llego al pueblo tras la presentación del libro
Cerca de Casa por Luis Alegre, con quien coincidió en la escuela,
con toda la ilusión del mundo trato y no pudo, de comprarlo en el
pueblo.
La
Bonet
Al
acabar la procesión, bajo un árbol en las gradas, la Boneta desde
Valencia, llego para ver a San Roque y saludar a todos los amigos,
del pueblo y del facebook, en un besamanos, posterior a la procesión,
que gracias a ella, ya se está convirtiendo en tradición, …
Habrá
tanta gente como ella y como Cuky, que llegan a su pueblo ese día,
por tan solo unas horas, por un instante, que yo me pregunto, ¿que
tendrá San Roque?, y ojala todos los días fuese San Roque
Y
donde hay Patrón no manda marinero...
Cuando
el Mantenedor nos echó la Bulla la noche de la proclamación desde
las gradas, sin duda no contaba con que la última palabra la tenía
San Roque, o más bien no pensaba, que este, le fuese a dejar en mal
lugar, salir todos a la calle nos dijo, llevar las fiestas a la
calle, y la tarde de San Roque, llovió a cantaros.
Y
la pasamos en casa viendo la procesión en Calamocha TV una y otra
vez y comprobando como hay cosas que nunca cambiaran, año tras año,
nos quedamos sin poder acudir a youtube los días de invierno, que lo
son todos, salvo los de las fiestas y ver nuestra procesión,
el baile y los Dichos, ni nosotros ni nadie, menuda promoción...
Solicite su copia en DVD en la SCD de Calamocha...
Gracias
a ti, Cuky, por venir, y ofrecernos un rincón donde acudir, a ver a
San Roque, a lo largo del año.
Entonces
llame a Conchi, quien desde el tercer Barrio bajo a las Escuelas, y
charramos y recordamos hasta que dejo de llover, de todas esas
historias, de la familia de los calamochinos por el mundo de antaño
y de hoy.
Al
escampar nos fuimos a ver al Mago, y reírnos un rato grande... A las
jotas no llegamos, y los Mariachis, nos aburrieron un poco, hasta que
decimos poner tierra de por medio...De los DJ ni hablar, también
dijo el Mantenedor con toda la razón del mundo, pero nadie lo oyó,
ni nada puede hacer San Roque su patrón, los actos deben comenzar a
su hora... y lamentablemente, no solo no es así, si no que ya
contamos con ello... da pena, pagamos justos por pecadores y los que
solemos ser puntuales, agotada nuestra santa paciencia nos marchamos
cabreados. Si muy cabreados. No tenemos remedio.
Los
Rebeldes
El
día comenzó, bajo los sones del himno de España, me descubro y
adelante, con la procesión. Fue emocionante y un instante más
que suficiente para volver a recordar a mi Tío Antonio, aquel que
vio salir a San Roque, bajo el Himno de España por supuesto, la
Marsellesa y el de Riego, al pronto que un día volvió el Caralasol
y un día, tras muchos años de solo sonar el bolero, asombrado,
pregunto, que eso que tocan estos desustanciados al corro del
ayuntamiento, al echar de menos el bolero a la salida del santo... el
Himno de Aragón, le conteste... Copón bendito, dijo asombrado.
San
Roque como un momento, como un instante, ya he contado todo aquello
que recuerdo hoy, otros muchos instantes, los habré olvidado ya, y
cada uno tendrá el suyo, emoción y fiesta, he de acabar ya, con un
recuerdo más, alguien que me pide un favor, un calamochino de los de
toda la vida, de esos que llevan el escudo verde de La Unión, en
tela cosido en la camiseta, toda un joya en tela, todo un galon, que
si fuera menester a falta de camisa se lo coserían al pecho “oye
tu que vas bien uniformado ayúdame a ponerme la faja, que esta
cuadrilla que llevo detrás, no saben, te conozco pero no sé quién
eres, aunque no eres de la Unión, tu pareces saber de qué va esto
de San Roque”
Lo
mismo me pasa a mí, te conozco y no sé quién eres...le contesto y
ayudo a vestir, y nos ponemos al día, y al cabo de un rato surge la
pregunta por su parte, “oye tu que parece que te fijas y acuerdas
de todos, que te parece la charanga de este año”.
Así
que trato de contestar, resignado, mientras me da la razón... Chico,
no sé, ya no tenemos veinte años, ya no sabemos que se lleva, las
charangas de hoy en día, parecen un revival de la música disco de
los ochenta y del rock, de los grandes éxitos del verano, acuérdate
de los Artistas, que imagino se habrán subido a la parra... lucen
más en un café concierto, en una plaza con los peñistas sentados,
que en la calle,... fíjate, ahora que han vuelto las actuaciones a
la plaza de la iglesia, allí la charanga de este año, se habría
salido, hemos de darles tiempo,... pero en la calle,... yo que sé,
es lo que se lleva ahora y a la gente le gusta, la batukada a
tutiplen... Pero donde este la charanga de Ribaforada, que se quiten
las demás... si la paella es valenciana, y el pantumaca catalan, las
charangas son navarras y el jamón de Calamocha, y no le demos más
vueltas, nuestros San Roques, nuestro momento, ya paso, ahora nos
queda recordar a la espera de que quienes hoy lo viven de principio a
fin, en unos años, nos lo cuenten...
Nos
dimos un abrazo, y con la media hora de rigor, de retraso nos
marchamos al pabellón para ver salir a Don Carlos Segarra, de Los
Rebeldes, a la hora en punto, es decir, media hora después de la
oficial.
Larga
vida a Calamocha
Lo
vimos en el 1989 y lo hemos vuelto a ver este año, y si dios quiere
volverá, prácticamente los mismos de entonces, lo hemos vuelto a
ver, lleno a reventar de cincuentones, este buen hombre, ha ganado
con el tiempo, ha ido a mejor, como todos nosotros, y aunque no sea
el grupo y sea un bolo, un “chou”, bien sabia a lo que
venía, y bien sabía lo que queríamos, (por dios, la noche del
sábado, con los Mecano, costaba mantenerse en pie, Maria Amparo,
Reina Madre saliente, como todos los demás, ya no sabíamos donde
meternos, dos horas y media de concierto, dos horas y cuarto para
escuchar Maquillaje, que sopor por dios y por San Roque...)
Casi
cuarenta minutos de puro rock and roll, de principio a fin, lo mejor
del repertorio de Los Rebeldes, una tras otra, con el pabellón
entregado dando botes de alegría y coreando todas sus canciones
hasta el final...
Un,
dos,… Calamocha mi amor
Fue
la canción con la que se despidió, y nosotros también, una pena, a
la mañana siguiente había que madrugar y volver a Castellón,
mecaguen el turrón, si este concierto hubiera sido el sábado... qué
pena, tan solo unas canciones de Danza Invisible, y La Guardia para
otra ocasión... Todo el viaje de vuelta lo hicimos escuchando
los Rebeldes, y agotado llegue a casa para dormir a medio metro de mi
cuerpo, descansar y ponerme al día, de unas fiestas llenas de
momentos para el recuerdo, donde me falto en mi visita a la sede
social de la Xurria, amén de ver a mi primo en la presidencia y
Arturo en su diestra, charrar con Fer...
Finalmente,
Don Carlos Segarra, pidió la colaboración del público en los
acordes iniciales de su última canción, Mescalina, un, dos, un,
dos, tres Mescalina mi amor... y puso a toda Calamocha en un instante
de nuevo a sus pies, y cuando digo a toda, es toda, pues el Sr
Alcalde se levantó de la silla, se acercó móvil en mano
cuanto pudo al escenario y lo grabo.