lunes, 22 de agosto de 2016

San Roque, como un momento, como un instante…


SAN Roque, como un momento, como un instante, los días de San Roque pasaron, se nos fueron de las manos, los días más bonitos del año, aquellos por los que vivimos, esperando su llegada, el resto de los días.



La esquina del Chato

Allí sentado me encuentro con Joaquín, aún con los puntos, que fortaleza, admirable la de “estos malacos”, comento con  Pascual, me asombra, en realidad no tengo palabras, en el me veo a mí años atrás, en estas mismas fechas, y no acierto a comprender nada, salvo que tuve una suerte loca.

Son días, de saludos, besos y abrazos, de recuerdos y preguntas… Todos ver a San Roque quieren.

Saludo al hombre más feliz de Calamocha y aun del mundo, al Mantenedor, no me canso de darle las gracias, tras comentar en la radio, el acto de proclamación, y echar, gracias a él, un eterno trago en la Fuente del Bosque, y lo emplazo para el día siguiente a tomar un remolachero conforme dios manda, con vermú catalán, como la misma charanga y sifón valenciano…

Es entonces cuando los ojos se me van, y viene a saludarme, la hija mayor de Joaquín, Pili, la encuentro guapísima, como cuando éramos unos niños, allá en el Barrio, y fuimos novios en párvulos , caray, esto de estar Cerca de Casa, me hace escribir como Luis Alegre.

Al final consigue que su padre le haga caso y se suben a cenar,… nosotros también, Calle Real arriba,  calle de los recuerdos, de lo que fue y vivimos hace un tiempo los calamochinos que nos vamos haciendo mayores, a lo que hoy caminamos y vemos entre sus casas, volvemos al Barrio, en un trayecto que haremos un montón de veces en estos días sin cansarnos de mirar a todas caras y pararnos a charrar con unos y con otros.

Camino de la ermita

Me siento un privilegiado, a la entrada al Perión, nos encontramos con el Bailador, con Paco, y hacemos juntos el camino hasta la ermita, sin toparnos con nadie, creemos ir pronto y en realidad ya vamos tarde.



Ganas de ver a San Roque, la ermita hasta los topes, canta la coral, dicen, y cuando canta, la cosa se nota, y que es San Roque también… Le hago un retrato en la puerta, y me marcho a la sombra de los chopos, a esa cuesta de San Roque, donde mi padre recuerda llevaba días antes de las fiestas las ovejas, para que lo limpiaran todo, mientras él se echaba un rosquete entre los chopos.
No queda un sitio dentro, y el ultimo lo ocupa Juanico, a quien Alejandro le guarda un puesto, “bien maño, bien, vamos bien”,  hace más calor dentro que fuera, y no tarda en llegar Manuel, así que no paramos de hablar, bajo la sombra de los chopos…

Este año en la Peña Los Maños, he preparado para cenar, “pollo escabechao, de eso seguro que no sabes hacer”, me dice Manuel y me callo dándole la razón. Mientras no deja de llegar gente y más gente, y la banda se va formando.


Tal vez sea cosa de la edad, y me esté volviendo un cascarrabias, culpa de los achaques, y de lo que pueda pasar, el querer dejarlo todo hecho, el miedo a olvidar y escribir igualmente por miedo a que un día no pueda recordar, o todo sea causa de “las malas” compañías que frecuento, y me preguntan, que me ha parecido todo.

El caso es que ni me había enterado, este año fue el 130 Aniversario del Baile a San Roque, declarado como está Bien de Interés Turístico. Por momentos me emociono, de nuevo, ante un acontecimiento histórico, no logro recordar de un modo claro, la última vez que baje a por el santo, pero mi Tío Antonio aún vivía y llegue con el… debió ser en los ochenta… y quién sabe si no fue para el centenario. Estamos de celebración, en realidad cada año que pasa, deberíamos estarlo.



Salió el santo, en silencio, y espero pacientemente en la puerta a que alguien, le echara un único Dicho, el mismo pregón del Mantenedor, allá en las gradas, hubiera servido, instante aquel, a quien el Dichero Olvidado ha dado en llamar la Bulla, …echarnos la bulla a los calamochinos, bien merecida la tenemos, llamarnos a todos a las fiestas, advertirnos de que San Roque ya está aquí, darle la bienvenida.

Tampoco tenía San Roque, para tan señalada fecha, a sus pies, ni perro que le ladre, ni a nadie que le bailara en señal de bienvenida, unas parejas en pantalones de pana y chaleco negro, albarcas y blusa blanca, una docena, que dejando de trillar en la era, le bailaran, dulzaina y tambor, cinco minutos y se volviesen al tajo… Sonó por fin el bolero, y emocionado me senté, fue un gran momento, no pude seguir en pie, me senté para verlo pasar entre los chopos…  San Roque ya estaba aquí, rodeado de un mar de gente, en realidad, lo único que importa.

De vuelta, en la calle Zaragoza, había una ventana abierta, y a ella asomada, la madre del otro Bailador, de José el Cerillas, me pare a saludar, estaba esperando que pasase el Santo, y este venía a paso ligero, a paso de maniobra, de lado a lado, bajo los acordes apresurados del bolero, será un momento le advertir, pasaran a escape, lo que vera será poco, mientras me fije y emocione nuevamente, al ver colgado en la pared de su habitación, la foto que del Bailador, de su hijo, hace unos días le regale.

Oí también y no dí crédito, aunque a la vez me tranquilizo, saber que no  solo era yo el cascarrabias del día, una conversación que no era la mía y a quien todo esto de bajar por San Roque a ritmo de bombo y platillo y con tanto predicamento, la misa y la banda, le parecía un despropósito, mayúsculo, en comparación con tiempos pretéritos, sin duda mejores.

Todo un disparate, el hacer de un día cualquiera un San Roque más, pues si de tradiciones hablábamos, aseguraban, dirigiéndose a esos que tanto saben, a por San Roque antaño bajaban los cuatro que hacían falta, lo cogían y subían a la iglesia y ahora, resignados decían, hasta les estorbamos, vamos a meternos a casa, dijeron, que no vamos mudaos y nos dirán que hacemos aquí que, y por qué no hemos ido a San Roque, a nadie le importa las faenas que tenemos, y el coche, ahí se queda no lo pienso quitar, ( pero doy fe, de que mintió)… y así debería ser, que con cuatro sobra, y ya llegara el día de la fiesta,…

Al menos, me quedé tranquilo, no era yo el único que veía que todo es tradicionalmente mejorable.



Y ya en el Callejón de los Muertos, en el Coso, entro la procesión, en sentido contrario al que da nombre a la calle, la calle de los muertos, que en un día como aquel cobra vida, y fotografié a San Roque, en un momento único, especial, una foto que uno no puede perderse, una foto por encargo, en la que elijo como fondo la Calle Mayor, llegando a la iglesia, resucitando el santo, el pueblo, él y todos nosotros, bajo el bandeo eterno de las campanas.

Chupinazo

Más gente que nunca dirán las crónicas, y también recogerán el hecho de que el Mantenedor, no se acercase al micrófono y gritase “Viva el perro de San Roque”, si bien, lo cierto es, que ni yo mismo le eche de menos.

Y allí junto a las gradas de la iglesia, apareció Eva Lagunas, casi veinte años después, tiempo más que suficiente para añorar las fiestas, por más que diga el tango que veinte años no es nada. Nos hicimos un selfie, fotos, charramos y terminamos hablando de enfermedades, sin duda,.. Ha pasado el tiempo.


Uno tras otro, lo saludos se sucedieron, camino ya del Perion, con Marina a la cabeza, la Reina de la Quinta del 66 estrenando camiseta, camino donde una de las charangas, de cuyo nombre ya no me acuerdo, pero en la foto lo dice, se llevó a la mayor parte de la gente, Calle Mayor arriba al grito de “yo soy de Calamocha y tú no”, grito que se convirtió en el hit del momento… mientras a la Charanga de la Peña, a la Bandarra Street Orkestra le estaba costando llegar a todo.

Llegados a la plaza, busque un lugar donde sentarme y pedí a San Roque acabasen ya las fiestas y su trajín. En buena lógica no me hizo ni caso, pero al menos me compensó y a la hora de cenar, todo un lujo, Calamocha TV emitió 39 Escalones, de Alfred Hitchcock. Antes de volver a bajar al Perion, el toro y demás.

Finalmente en la puerta del Chato, derrotado como uno mismo, salió José Miguel... Joder, me dijo, le he echado un pulso a Macuca, y quiero pensar que le he dejado ganar...Buenas noches.

Ofrenda, remolachero, toros y gente y más gente...

Empezamos madrugando para llegar en el momento justo al Santo Cristo, y echar andar, se alargó la procesión, y bajo hasta el Perión, más gente que nunca, también lo dirán las crónicas, y como es lógico, más flores que nunca, la ofrenda parecía no tener fin,.. Y entonces, en el momento de entrar a misa, sonó el teléfono, teníamos visita, de allá de la Argentina, y ya que vienen de tan lejos, adiós muy buenas, un año más que me quede sin ver a la Virgen en la procesión del revés, en su día, … en esto, como en todo, de la última vez ni me acuerdo.



No son ni las doce y ya andamos de remolachero en remolachero, al primero se une Paquito en el Marzos, y hablamos ya de la peña para el Santo Cristo, y de engalanar el Barrio, y la guitarra y las jotas...luego ya en el Minino, junto a la persona más buena del mundo, un tal Manolo Gil, de Calamocha, vecino de Castellón, nos dan la hora de comer....casi nada.

Comer, terminar, apurar el café con cazalla, y a escape preparar la merienda para subirnos a los toros, donde lo que venimos viendo estos años, no tiene nombre, o tal vez si, fantástico... a los toreros les das por torear, y oigo en la tele que  Víctor Janerio “recuerda, recordar que ha toreado antes en Calamocha, pero no se acuerda” Le pasa como a mí, que de lo ocurrido hace cuatro días, no me acuerdo de nada... orejas por doquier, también, para los toreros franceses, que se han propuesto salvar la Fiesta Nacional de España, casi nada. Mientras Emilita a la cabeza de la nutrida Peña el Desbarajuste que copa las gradas de sombra, me emplaza al vermú del día de San Roque, y Eva Lagunas apura las fiestas ponche, va ponche viene... con un par de banderillas en la mano. Y María Luisa en el tendido de sol, llega sin disfraz, pues nunca será lo mismo, Víctor que Jesulin.



Gente y más gente, este año, me he propuesto saludar a todo el mundo que me lee... y cual político en campaña repartir besos y abrazos.

Nos acostamos a eso de las dos, deseándole un buen viaje a Cuky, quien en nada se levanta y se pone en marcha hacia el pueblo donde descansan sus mejores recuerdos, los de la infancia... Tres horas más tarde se sube al coche, por delante 360 km para llegar a la hora en punto en que comienza la procesión.

El momento que llevamos esperando todo el año

Si el año pasado fue mi padre, quien me prohibido salir de casa mudado con la ropa de los domingos, argumentando que en la tele no paraban de repetir, que debemos ir todos de blanco, (todos es todos, y esto lo digo y escribo, por el Dichero Olvidado, quien eligió una guayabera del amor en los tiempos del cólera, cual Florentino Ariza de Garcia Márquez, en tono azul, “es que el blanco engorda”, dijo defendiendo lo indefendible, como si el engañase a alguien. Por contra, su sobrina, entre las filas de la corporación, hacía gala de un gusto y elegancia exquisito a la hora de vestir y saber estar. La familia, esa cosa tan complicada)... Pues bien este año, mi madre ya cruzado el umbral de la puerta me hizo entrar de nuevo en casa, que a donde iba con esa ropa, quítate los pantalones, que los voy a planchar... Y que voy hacer, si no dárselos, y llegar tarde a todo…



A la altura del Casino, saludé a Cuky, estaba como un chiquillo con zapatos nuevos, fresco como una rosa, y temblando de la emoción, “este año toca video” me dijo, lo cual es de agradecer pues prácticamente lo único que de San Roque en Calamocha a través de youtube se puede ver, es suyo. “Pero, me está volviendo loco, no sé qué saldrá,….estoy nervioso”



Llego por fin a la ermita, espero bajo los chopos, Cuky me retrata, también Carmen Taules...Y me hare unas ampliaciones de 30 por 40 y al bajar la corporación el Sr Alcalde pasea la cuesta abajo hablando por el móvil. Algo importante sin duda, está a punto de suceder. Momento este para tener en cuenta. ¿Quién llamaría?, ¿estarían trabajando en los ministerios en día como este?



Bien de Interés Turístico. Recomendaciones a la hora de los Dichos y el Baile, y ni más ni menos que 130 aniversario... y poco más que recordar de la procesión, amén de la pasión desbordante.

Otro año más, otro momento que se nos va de las manos, a los calamochinos nos cuesta, o eso parece, con los santos de por medio, hacer nada a derechas, llevar el paso, entrar en formación, desfilar, y sobretodo comprender la uniformidad, y distinguir los colores, entre mandos y oficiales a partes iguales, la búsqueda del bien común, por encima de sentimentalismos, del consabido decir aquí estoy yo, así que terminamos por hacerlo todo, mas como milicianos voluntariosos, que aseguran una derrota , que como ejército regular,.. La uniformidad, también la recordó el Mantendor, el traje de gala de sanroquero.

Algún día encontraremos el punto medio, en el camino de la excelencia y las procesiones en Calamocha, nos saldrán como si fuésemos soldados de reemplazo en la jura de bandera con el permiso a la vista, y quien hizo la mili lo sabe,  nadie desfila mejor, ni viste más uniformado, que un soldado de reemplazo el día grande de la jura con la novia en las gradas, y el permiso a la vista.


A mitad de la procesión, llamo a María, la primera mujer que me tuvo entre sus brazos y dijo las igualmente primeras palabras que escuche: Mare, Tia Rosa, es un xiquet, i ara que faren...Esta en Valencia, y este año, ya no se ha atrevido a venir, son muchos años ya, los que tiene, casi tantos como San Roque, y aprovecho un Dicho, bonitos este año, piques incluidos palitroque en mano por parte del Dichero entre Dicho y Dicho, la norma de antaño, hoy ya algo excepcional


Aprovecho para llamarle y al acabar el Dicho, dejarle oír el Baile de San Roque, y ella a través del teléfono, me devuelve a la vida y tararea sin parar una y otra vez, el Bolero... Aquel día, el que nací, la comadrona, Doña Celia, no llego a tiempo a casa, dado que estaba en el Rabal, mandando para Teruel a Javier, el Torero Valiente, que nació el mismo día que yo, y a quien la noche del catorce una vaca traidora lo dejo en calzoncillos. Y Maria, la del Tío Perico, me recogió.

Y junto a Juan Miguel, llamamos a Tomás Lopez, su quinto, para que él tambien, pueda escuchar a San Roque.

Cerca de Casa

A la sombra del frontón, de aquel parque temático que fue la plaza, junto a Pepe Tomas, charro un rato grande, a propósito de A cien años vista, los hermanos de La Salle en Monreal, el libro, recién publicado, de los curas donde a mi abuelo Casimiro le hubiera gustado estudiar, libro que me consiguió el Dichero Olvidado a cambio de dos patos, deuda aun por saldar, dado que la paella de pollo y conejo no le agrada.




Terminaremos la conversación, el amigo Pepe y yo, a lo largo del año, mientras aguardamos las próximas fiestas de San Roque, allá, por agosto del 2017, a través del correo electrónico... Yo he tenido más suerte que él, a la hora de conseguir el libro, ya que el año pasado cuando Pepe Tomas llego al pueblo tras la presentación del libro Cerca de Casa por Luis Alegre, con quien coincidió en la escuela, con toda la ilusión del mundo trato y no pudo, de comprarlo en el pueblo.

La Bonet

Al acabar la procesión, bajo un árbol en las gradas, la Boneta desde Valencia, llego para ver a San Roque y saludar a todos los amigos, del pueblo y del facebook, en un besamanos, posterior a la procesión, que gracias a ella, ya se está convirtiendo en tradición, …



Habrá tanta gente como ella y como Cuky, que llegan a su pueblo ese día, por tan solo unas horas, por un instante, que yo me pregunto, ¿que tendrá San Roque?, y ojala todos los días fuese San Roque

Y donde hay Patrón no manda marinero...

Cuando el Mantenedor nos echó la Bulla la noche de la proclamación desde las gradas, sin duda no contaba con que la última palabra la tenía San Roque, o más bien no pensaba, que este, le fuese a dejar en mal lugar, salir todos a la calle nos dijo, llevar las fiestas a la calle, y la tarde de San Roque, llovió a cantaros.

Y la pasamos en casa viendo la procesión en Calamocha TV una y otra vez y comprobando como hay cosas que nunca cambiaran, año tras año, nos quedamos sin poder acudir a youtube los días de invierno, que lo son todos, salvo los  de las fiestas y ver nuestra procesión, el baile y los Dichos, ni nosotros ni nadie, menuda promoción... Solicite su copia en DVD en la SCD de Calamocha...

Gracias a ti, Cuky, por venir, y ofrecernos un rincón donde acudir, a ver a San Roque, a lo largo del año.

Entonces llame a Conchi, quien desde el tercer Barrio bajo a las Escuelas, y charramos y recordamos hasta que dejo de llover, de todas esas historias, de la familia de los calamochinos por el mundo de antaño y de hoy.

Al escampar nos fuimos a ver al Mago, y reírnos un rato grande... A las jotas no llegamos, y los Mariachis, nos aburrieron un poco, hasta que decimos poner tierra de por medio...De los DJ ni hablar, también dijo el Mantenedor con toda la razón del mundo, pero nadie lo oyó, ni nada puede hacer San Roque su patrón, los actos deben comenzar a su hora... y lamentablemente, no solo no es así, si no que ya contamos con ello... da pena, pagamos justos por pecadores y los que solemos ser puntuales, agotada nuestra santa paciencia nos marchamos cabreados. Si muy cabreados. No tenemos remedio.

Los Rebeldes

El día comenzó, bajo los sones del himno de España, me descubro y adelante,  con la procesión. Fue emocionante y un instante más que suficiente para volver a recordar a mi Tío Antonio, aquel que vio salir a San Roque, bajo el Himno de España por supuesto, la Marsellesa y el de Riego, al pronto que un día volvió el Caralasol y un día, tras muchos años de solo sonar el bolero, asombrado, pregunto, que eso que tocan estos desustanciados al corro del ayuntamiento, al echar de menos el bolero a la salida del santo... el Himno de Aragón, le conteste... Copón bendito, dijo asombrado.

San Roque como un momento, como un instante, ya he contado todo aquello que recuerdo hoy, otros muchos instantes, los habré olvidado ya, y cada uno tendrá el suyo, emoción y fiesta, he de acabar ya, con un recuerdo más, alguien que me pide un favor, un calamochino de los de toda la vida, de esos que llevan el escudo verde de La Unión, en tela cosido en la camiseta, toda un joya en tela, todo un galon, que si fuera menester a falta de camisa se lo coserían al pecho “oye tu que vas bien uniformado ayúdame a ponerme la faja, que esta cuadrilla que llevo detrás, no saben, te conozco pero no sé quién eres, aunque no eres de la Unión, tu pareces saber de qué va esto de San Roque”


Lo mismo me pasa a mí, te conozco y no sé quién eres...le contesto y ayudo a vestir, y nos ponemos al día, y al cabo de un rato surge la pregunta por su parte, “oye tu que parece que te fijas y acuerdas de todos, que te parece la charanga de este año”.

Así que trato de contestar, resignado, mientras me da la razón... Chico, no sé, ya no tenemos veinte años, ya no sabemos que se lleva, las charangas de hoy en día, parecen un revival de la música disco de los ochenta y del rock, de los grandes éxitos del verano, acuérdate de los Artistas, que imagino se habrán subido a la parra... lucen más en un café concierto, en una plaza con los peñistas sentados, que en la calle,... fíjate, ahora que han vuelto las actuaciones a la plaza de la iglesia, allí la charanga de este año, se habría salido, hemos de darles tiempo,... pero en la calle,... yo que sé, es lo que se lleva ahora y a la gente le gusta, la batukada a tutiplen... Pero donde este la charanga de Ribaforada, que se quiten las demás... si la paella es valenciana, y el pantumaca catalan, las charangas son navarras y el jamón de Calamocha, y no le demos más vueltas, nuestros San Roques, nuestro momento, ya paso, ahora nos queda recordar a la espera de que quienes hoy lo viven de principio a fin, en unos años, nos lo cuenten...

Nos dimos un abrazo, y con la media hora de rigor, de retraso nos marchamos al pabellón para ver salir a Don Carlos Segarra, de Los Rebeldes, a la hora en punto, es decir, media hora después de la oficial.

Larga vida a Calamocha


Lo vimos en el 1989 y lo hemos vuelto a ver este año, y si dios quiere volverá, prácticamente los mismos de entonces, lo hemos vuelto a ver, lleno a reventar de cincuentones, este buen hombre, ha ganado con el tiempo, ha ido a mejor, como todos nosotros, y aunque no sea el grupo y sea un bolo, un  “chou”, bien sabia a lo que venía, y bien sabía lo que queríamos, (por dios, la noche del sábado, con los Mecano, costaba mantenerse en pie, Maria Amparo, Reina Madre saliente, como todos los demás, ya no sabíamos donde meternos, dos horas y media de concierto, dos horas y cuarto para escuchar Maquillaje, que sopor por dios y por San Roque...)

Casi cuarenta minutos de puro rock and roll, de principio a fin, lo mejor del repertorio de Los Rebeldes, una tras otra, con el pabellón entregado dando botes de alegría y coreando todas sus canciones hasta el final...

Un, dos,… Calamocha mi amor


Fue la canción con la que se despidió, y nosotros también, una pena, a la mañana siguiente había que madrugar y volver a Castellón, mecaguen el turrón, si este concierto hubiera sido el sábado... qué pena, tan solo unas canciones de Danza Invisible, y La Guardia para otra ocasión...  Todo el viaje de vuelta lo hicimos escuchando los Rebeldes, y agotado llegue a casa para dormir a medio metro de mi cuerpo, descansar y ponerme al día, de unas fiestas llenas de momentos para el recuerdo, donde me falto en mi visita a la sede social de la Xurria, amén de ver a mi primo en la presidencia y Arturo en su diestra, charrar con Fer...

Finalmente, Don Carlos Segarra, pidió la colaboración del público en los acordes iniciales de su última canción, Mescalina, un, dos, un, dos, tres Mescalina mi amor... y puso a toda Calamocha en un instante de nuevo a sus pies, y cuando digo a toda, es toda, pues el Sr Alcalde se levantó de la silla, se acercó móvil en mano  cuanto pudo al escenario y lo grabo.


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