martes, 4 de marzo de 2025

¡Libertad, libertad!

 

Escribo la crónica a última hora del jueves 23 de enero de 2025. Aquí en la Vall de Uxó ha hecho un sol radiante, como aquel 18 de enero de 1985 en Calamocha a pesar de la nieve del día anterior cuando subieron el cajón de mi abuela Rosa La Torrijana a la furgoneta de Electrodomésticos Juan Gómez, mientras el Seat 1.500 matricula de Barcelona sin letra, la funeraria del ayuntamiento, donde iba su prima Nieves la del Tío Gil esperaba en el Rabal en la esquina de Inocencio frente a la casa del Carretero.

 

No me apetecía escribir, lo hago por compromiso y mi querido lector sabrá lo que viene a continuación: dar cuenta de una muerte sucedida, “a causa de la edad”, la peor de todas las enfermedades, en la villa. En este caso la del pariente Juan Gómez, “Juanico”, casado con la Angelines, prima de mi madre y padres de Maria Ángeles y Mari Carmen.

Juan Miguel, Guardian de San Roque, me ha dado la noticia. Angelines llamo a mi madre el domingo y le comento lo que este cronista ya sabía y no le había querido contar a su madre. Tampoco le aviso ahora de la muerte, dejo que la mala noticia le llegue desde el pueblo. En unos días la olvidará y dirá “tengo que llamar a preguntar como marcha Juanico. Y a esta y aquel otro que no me contestan al teléfono” … Mama ¡están todos muertos!

Fue la semana santa del 2023 la última vez que lo vi. Ya entonces valía pocas perras, la enfermedad se había cebado en él, sonreía, charraba, hacíamos planes. Como parte de la familia los recuerdos son casi infinitos, las visitas a casa eran constantes, por una cosa u otra, solo o con la Angelines, y también con la Tía Joaquina, a ver a mi abuela, a vernos, a charrar. Cada vez que pasaban por la puerta entraba uno u otro, o cada vez que venía a arreglar la tele, cada año una tormenta u otra quemaba la antena. Eran emprendedores, los electrodomésticos, una tienda tras otra, siempre a la última, no paraban, y charraba y sonreía, y en la boca la faria. Y mi abuela le sacaba los puros que nos iban dando en las bodas, bautizos y comuniones. (Gracias, una última vez, por aquella tele que nos regalaste para usar de monitor del primer ordenador que tuvimos)



Lo mismo que cundía por casa lo hacía por el pueblo, en el ayuntamiento, en la semana santa con el Santo Cristo, en San Roque. A principios de los ochenta paso a ser conocido como “El Socialista”, cuando serlo era sinónimo de humildad, valentía y decencia entre otras muchas cosas. Un ejemplo a seguir y recuerdo cuando venían por casa y se hablaba de política, sobre todo con mi padre, resultaba todo tan increíble y sorprendente, como maravilloso, y el temor ya entonces del mundo que nos iban a dejar, de que tras el franquismo la transición en la que andaban inmersos y su tanta libertad nos llevase hacia el libertinaje.

Y es que hubo un tiempo en el que no se hablaba de otra cosa que no fuera de libertad y libertinaje en los periódicos, en la radio cuando se oía, y en la televisión de un solo canal, el segundo no llego al pueblo hasta 1982.

Hablaban con pasión de la diferencia entre libertad y libertinaje cuando ya los jóvenes del momento llevados por la prisa y la impaciencia parecían confundir el tocino con la velocidad y la cosa a ellos se les podía ir de las manos y quedar todo pardina. Se sentían responsables de nuestro futuro, a nosotros nos tocaría lidiar con sus consecuencias cuando ellos se joparán, las cuales ya entonces se auguraban nada buenas.

Ahora que ya no están, ahora que estamos solos he consultado el diccionario de la RAE para saber de qué hablaban y de en qué mundo vivimos ya desgraciadamente solos, sin sus consejos: Libertad: Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. Libertinaje: De libertino: Desenfreno en las obras o en las palabras. Inmoralidad, vicio, deshonestidad, sensualidad, impudicia, lujuria, indecencia, liviandad.

 DEP

Publicado en El Comarcal del Jiloca Febrero de 2025

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