lunes, 16 de abril de 2012

Las uvas de la ira.


"No hay nada como la tierra", lo decían continuamente, con expresión de asombro, solemnidad y gratitud, como quien ve cada día un hecho extraordinario a la puerta de su casa, y hablaban así para referirse al milagro de la vida en el campo, oyéndoselo a Perico uno comprendía todo su significado, la tierra te da de comer, debes cuidarla, a ella le debes la vida.

Por ello mismo mi padre, en casa, se resistía año tras año a lo inevitable, a ser él quien después de tantos años en la familia, tuviese que dejar la tierra sin cultivar, sus padres, sus abuelos, sufrieron por cultivarla y él por dejar de hacerlo.

Trabajar fuera de casa y llevar la tierra era ya imposible, los tiempos estaban cambiando, esa tierra que en el Rincón criaba "remolacha como obuses", dando de comer a las ovejas y azúcar a las personas, dejo de hacerlo cuando cerró la Azucarera de Santa Eulalia, ya solo se podían sembrar patatas y la tierra se cansaba y los precios bajaban, ya no había fiemo en las casas y el abono subía y subía, las caballerías salían de casa y no entraban los tractores, por caros y por la poca tierra que había, y el mal menor del cereal en la vega era perder dinero, un sin sentido, un derroche de agua, para más inri se empezaba a oír la cantinela de "van a pagarnos porque arranquemos la viña, los franceses sí que saben, otro camión que nos han quemao, ha dicho el parte hoy, era menester colgarlos a todos de los huevos", cualquiera, en aquellos años, habría firmado tal frase, como asimismo las siguientes "sobra trigo y encima lo traen de fuera, y dicen que más barato, como puede ser eso, al precio que esta el gasoil y lo que debe gastar un barco", "y antes, no había ni gusano de la patata, y ahora un bote de veneno te vale lo que un robo patatas, sólo nos faltaba lo de la lluvia ácida, todas las acelgas estan royas, ni aún huerto nos va a quedar, la térmica de Andorra dicen, que la querrán cerrar será". A cáscala.

"Al final ya me dirás tu, dirán que lo compremos todo, pero ya me dirás tu también con que, si no tendremos una perra ni aún un rial, a donde vamos a ir, si en las capitales están peor, no se puede echar mano en ningún lado, van a tener que pagarnos por vivir, o matarnos a todos, lo que se les ocurra, fíjate lo que se siente en el parte de esa pobre gente de los astilleros y de los altos hornos, a todos les van a meter la paja, todos a casa, buena se va a preparar".

El silencio confirmaba lo peor, todo cuanto Perico decía era verdad. Gargallo, en tono práctico y vital, lo corroboraba: "Nada, no hace falta ir tan lejos, mira el matadero otra vez que si lo compran, que si lo venden, y los terrazos a mi ver van de culo, de aquí a cuatro días, estamos plantando nabos otra vez y quitándoles las caracolas a los patos para comérnoslas, y sin vino que no tendremos por no haber viñas, ni poder comprar, nos va a tocar jodernos como antaño". Se te ponían los pelos de punta, la gente mayor rara vez se equivocaba.

Era el acabose, sin maquinaria, con solo la ayuda de unos a otros, la tierra era perder el dinero y la paciencia, pagar por sembrar, por abonar, por cosechar, "No vale nada lo que se coge en la tierra, decía con resignación Perico, dicen que plantemos chopos en la vega, valiente tontería, al final querrán que nos los comamos. Caciques todos, empezando por "el camello".

De modo que los últimos años resignados ante lo inevitable sembrábamos panizo, pensando mi padre cada vez que lo hacía en "dar" las tierras a otro, para que este juntando lo poco o mucho que tuviera pudiera salir adelante, y la tierra noblemente criase, barbecho jamás, vender en la vida, "algún día podemos necesitarlas si el trabajo se acaba", en resumidas cuentas, "mandarlo todo a cascala a Luco y dejar solo el huerto".

Con el panizo, no era menester la ayuda de nadie, o casi nadie, si acaso la de Perico para tablear con los machos la tierra tras la siembra, y corriese así el agua, hasta a cordel y punzón lo plantamos algún año, lo cogías cuando podías, te lo llevas a casa, y en cuatro ratos lo esgranabas, en aquel caballete en cual te sentabas con la maquina verde fijada en uno de sus lomos que parecía una capoladora impregnada de romanticismo, Made In Mondragón, también de Perico.

Una parte del panizo la vendías, por lo que te querían dar, siempre fue así, no nos engañemos, las panochas para encender la gloria o la estufa, todo se aprovechaba, pero ya nos volvíamos señoritos y poníamos las estufas de luz, sin humos un lujo, y la otra parte de la cosecha la dejabas para llevar a moler al molino del puente Romano y preparar la chura de los tocinos, pero ya te salía mas a cuenta comprar uno en canal llegado diciembre que criarlo, "joder, dicen que no van a dejar matar los tocinos en casa, ni aun las ovejas les dejan ya, a donde vamos a ir a parar, habrá que llevarlos a matar al matadero, perras, solo quieren perras, para que no nos muramos, dicen de triquinosis, por todo es menester dar las gracias, fíjate si tengo yo años, y jamás he sentido que se haya muerto nadie, con la de cosas que nos hemos comido, madre si yo os contara, se os iban las ganas de cenar" sufría Gargallo por todo, más por lo suyo, como es lógico, "encima, pronto dejare de echar culos, ya nadie tendrá cojones de comprarme un cesto para la tierra, ya pueden quemar todas la mimbreras para que entren bien las maquinas en las piezas", mientras la otra parte del panizo era para las gallinas, "las putas de las gallinas ya se sabe, antes se mueren de hambre que consienten en comer el panizo", eso decía mi abuela, y ellas le daban la razón, dejaban de poner, "para caldo" las amenazaba, nunca en balde, cenábamos caldo, comíamos croquetas, solo querían trigo, y ya era más barato comprar huevos que criar gallinas, todo un despropósito. "Antes no pasaba eso", hasta las gallinas parecían haber cambiado de hábitos. El colmo. De los conejos ni hablamos, sin ellos, no habría domingos, no habría paella. Estábamos condenados, era el fin.

"Ni vino vamos a poder beber, no nos van a dejar" concluía Perico con resignación, "y menos mal, que no fumamos, dos duros que dicen lo van a subir, tendrán que fumar patatera o cañigarra, como antaño, así que aun podemos dar gracias a dios, vamonos todos a cenar mientras podamos, a vosotros es a los que os tocara joparos de aquí."

Continuará.

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