miércoles, 16 de octubre de 2024

Dolor animal

 

Crónica de la Villa de Calamocha 2024 Año IV

Son las 12:15 del día de San Roque cuando acaba la procesión. David Colás, llamado un día a bailar bajo el santo, de nuevo ha bailado sin dormir como exponente máximo del dance como devoción y deporte; semejante gesta no se puede alcanzar sin dolor. Años atrás la noche acababa sobre las cuatro para dormir y acudir a bailar frescos, ahora la noche no acaba nunca, el dolor tampoco. Sin embargo, todo parece estar en nuestras manos. Silvia cumple lo prometido y me regala el segundo libro de su sobrina Sandra Lario Prada “El dolor es un animal salvaje” a su vez me explica bajo los últimos acordes del baile lo que hay tras sus hojas.

Han pasado los días y estoy de vacaciones en Zaragoza, primeros de septiembre. Le doy matarile a los últimos libros de Benjamín Jarnés que he conseguido a través de mi primo Juan Pedro en librerías de viejo en Valencia y por fin abro y leo a Sandra y su dolor hoy infinito. Mi hija Sofia ya lo había hecho en Castellón, “Papá, dice Sandra que hay que leerlo escuchando esta música en Spotify, ¡que idea más buena!”

Llueve en Zaragoza, sube al piso el olor a mojado y se mezcla con el café recién hecho, el libro está dedicado de su puño y letra “Que si el dolor llega cabalgando puedas siempre compartir la palabra”. Lo cierto es que hoy me duele todo como hace tiempo no me sucedía, pinchazos, ahogo, cansancio, el corazón como una piedra… A todo se acostumbra uno y hasta deja de asustarse o temer, pero cuando duele el otro corazón, el alma apuñalada en su costado, el dolor se torna infinito, la sangre no cesa de manar y la cura a todas luces se vislumbra imposible. “El incendio devoro esta casa”



El estante de poesía crece y crece, y con cierta frecuencia vuelvo a él, y releo un libro tras otro, marcados con posits de colores, busco epitafios solemnes toscos y enigmáticos que luego Iñaki Corbatón grabará en mármol. 

“Tengo miedo de que el dolor me sepulte bajo su manta de piedra” Habrá tal vez un antes y un después, pero el presente en la autora parece ser todo dolor. Sigues leyendo, aun siendo poesía esperas un desenlace, un final feliz, sed de inútil venganza como lector, pero en la obra como en la vida el final es de sobras conocido y ya está escrito.

Alcanzar tanta belleza escribiendo en primera persona, reflejando lo vivido, verso a verso escribiendo no al amor si no al dolor, como lector resulta desgarrador. Nadie puede disfrutar leyendo el horror ajeno, sin embargo, al hacerlo por alguna extraña razón te devuelve la vida, te despierta, te da ánimos, te hace olvidar tus pequeños males. Reconforta.

Escucharle recitar, debe ser estremecedor, mientras busca la sombra de lo que fue. Todos queremos para ella que ese día llegue cuanto antes, que el caballo negro se torne blanco, que la carne vuelva a los huesos. Resurgir, volver a la plaza, a los lugares hoy malditos, curar la herida, alcanzar el olvido… Imprescindible

“Solo herede la labor femenina, de sufrir hasta el hastío, de llorar”

Publicado en El Comarcal del Jiloca, octubre 2024

jueves, 10 de octubre de 2024

En reconocimiento de aquellos cronistas no oficiales: Jordi Sabater. Recordado como cronista de Capellades (Barcelona)

"Me parece una lástima que en Catalunya no mantengamos —salvo contadas excepciones— una figura como la del Cronista Oficial" 

Rafa Saiz


A los heridos por las letras y la tradición oral. Oyentes de mil y una historias condenadas al olvido. 

Dice la RAE: Crónica: Narración histórica en que se sigue el orden consecutivo de los acontecimientos. Y en cuanto a Cronista: Autor de crónicas. Historiador oficial de una institución. Aunque esto pueda resultar demasiado pretencioso y ser un freno en lugar de un aliciente.


Crónica escrita por  Rafa Saiz desde Capellades (Barcleona), donde se da cuenta del homenaje que recientemente ha rendido el pueblo de Capellades a su "cronista" Jordi Sabater ya desaparecido y en cual Rafa incide en la necesidad de nombrar cronista. Agradecido de que hoy a Jordi Sabater lo puedan recordar y leer  los cronistas oficiales.


Jordi Sabater. Hoy recordado como Cronista de Capellades (Barcelona)


Dibujo de Jordi López Alert

En repetidas ocasiones, y enmarcadas dentro de estupendas conversaciones que mantengo con Jesús Lechón, Cronista oficial de la Villa de Calamocha, he comentado que me parece una lástima que en Catalunya no mantengamos —salvo contadas excepciones— una figura como la del Cronista Oficial.

Lo que no queda escrito no perdura, y hemos perdido ya tantas y tantas tradiciones, hemos olvidado hechos, hemos dejado atrás nuestras historias… esas historias que conforman las piezas de nuestra Historia con mayúsculas.

Dice la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales que sus miembros trabajan por publicar investigaciones, artículos y crónicas que documentan y preservan la historia, las tradiciones y la cultura de nuestras regiones y municipios. Necesario. Imprescindible. Obligado, diría.

Si bien mi pueblo, Capellades, nunca ha contado con un cronista oficial, si preguntáramos a cualquier vecino sobre esta figura, seguro que, sin duda, todos nos contestarían con el mismo nombre: Jordi Sabater.

Jordi Sabater i Cardús (Capellades 1927-2020) Persona extravertida y de carácter curioso, apasionado de la música, de la radio y de la cultura en general, participó de la forma más activa posible en la vida cultural de Capellades.

Director y conductor durante más de veinticinco años del programa radiofónico “Calaix de sastre” (Cajón de sastre) en Radio Capellades. Durante diez años, participó escribiendo la sección “vitralls”en la revista capelladina “La Miranda”. Desde joven, no hubo acto o celebración en el pueblo que no contara con su colaboración. Los jóvenes de ahora dirían que fue el primer «speaker» oficial de la Villa, pero fue más allá, publicando y documentando miles de historias que hacen evitar el olvido. Panadero de profesión durante toda la vida, fue reconocido como maestro artesano.

Hoy, 29 de septiembre de 2024, una ingente horda de vecinos hemos llenado el secadero de nuestro Molino Papelero (Molí Paperer)1 Donde a día de hoy se fabrica papel artesanal, hoja a hoja, para aplicaciones muy selectas.

Lo que nos ha llevado a subir los largos tramos de escaleras que conducen a la parte alta del Molí ha sido el regalo que los hijos de Jordi Sabater han hecho hoy a la historia y la memoria local. Cumpliendo con los deseos de su padre —lo había comentado en alguna entrevista— hoy sale a la luz “Vitralls”, una recopilación de ochenta artículos que Jordi Sabater escribió en la revista mensual “La Miranda”, editada entre los años 1988 y 2009

Proyecto que en vida de Jordi no vio la luz, y que ahora en 2024, cuatro años después de su traspaso, la familia se ha encargado de editar y publicar para homenajearlo.

Entre los textos se pueden encontrar recuerdos de juventud de Jordi, numerosas historias y efemérides capelladinas, pensamientos y puntos de vista sobre las nuevas tecnologías y los tiempos modernos. Anécdotas y crónicas extraídas de una persona con una mente extremadamente fascinadora y atenta.

El acto de hoy, conducido por mi amigo Pep López —garantía de solvencia— ha empezado con el comentario de que presentábamos un libro en que el autor ya no podía estar presente. Aun así, Pep ha intentado no dar al acto la categoría de homenaje. Discrepo. Ha sido un homenaje, correcto, leal a la verdad, respetuoso y merecido a la figura del que yo hubiera nombrado en vida Cronista Oficial de la Vila de Capellades.

Hemos iniciado con un repaso a su trayectoria, una pequeña entrevista con sus dos hijas y su hijo, que nos han explicado un poco como ha ido el proceso creativo del libro, y como he comentado anteriormente, Jordi era un gran amante de la música, hemos escuchado en directo dos magníficas interpretaciones de cuerda en las manos de los hermanos Prat, músicos de prestigio internacional.

Todo el tiempo salpicado de un audiovisual que nos iba recordando imágenes de Jordi, unas familiares y otras con él “en acción”. El acto ha finalizado con la lectura de tres artículos del libro, el primero leído por el periodista y poeta Lleonard del Río, con quien Jordi había colaborado en diversas ocasiones, fragmento que trata sobre la cabalgata de los Reyes Magos. La lectura siguiente he tenido el honor de leerla yo mismo. Pep me comentó que estaba hecha “a mi medida”, y así ha sido, pues trataba de mi tema: La guerra civil española. En este artículo, Jordi nos hablaba de los niños refugiados de otras partes de España que habían venido a Capellades, y fueron bastantes las casas que acogieron esos niños, como uno más de la familia… leyéndolo, pienso que la historia gira y gira, se repite y se vuelve a repetir. Ojalá nunca más ningún niño del mundo deba ser acogido por una familia ajena, huyendo de una guerra…

El porqué de ser yo escogido para esta lectura, aparte de mi perfil literario sobre la guerra civil, ha sido que también fui uno de los colaboradores de Jordi, en mi caso, en la radio, donde le acompañé desde la zona técnica desde los inicios de su programa, en 1983 y durante varios años. Me permito traducir el artículo al castellano, y así compartirlo también con vosotros:



Apuntes de una guerra.

La revista Sapiens nos recuerda en muchas de sus páginas, hechos de la guerra de 1936 que muchos vivimos, de cerca o de lejos, pero que no olvidaremos fácilmente.

L’Anoia fue una de las comarcas de la parte republicana que más número de niños acogió. Niños y niñas que huían —en sentido figurativo— del frente de Madrid. Nuestros pueblos catalanes les abrieron sus brazos. Es historia reciente que en nuestros días no debemos olvidar.

Capellades acogió a un buen número de estos niños que fueron recogidos de las escuelas de Aluche y Carabanchel, y de otros barrios madrileños de la periferia. Los de nuestra villa eran del Colegio Joaquín Costa, Puerta de Toledo, de Madrid.

En muchos lugares, mientras se hurga la tierra para hacer cimientos para nuevos edificios, se descubren refugios que servían de escondite cuando sonaban las sirenas de alarma y se acercaba el salvaje bombardeo a la indefensa población civil.

Nuestra villa y las afueras sufrieron dos o tres ataques sobre la propia piel, y una casa de la Torre Baixa quedó descabezada: Cal Farreras. Algunos van a recordar los estragos que el hecho produjo. Una bomba tumbó la máquina de vapor de un tren de mercancías para inmovilizar el tráfico ferroviario frente al Capelló.

Según las crónicas, los bombardeos de Barcelona inauguraban hace más de sesenta años una práctica cruel: el castigo a la población indefensa, que se refugiaba en gran parte en los túneles de los metros, entonces Transversal y Gran Metro, para quedar salvados de la acometida de las “pavas” con su lluvia de metralla. En el Museo de Historia de Cataluña del Port Vell se pueden ver en imágenes grupos de personas dirigiéndose atropelladamente a los refugios. Patético.

El cielo de Barcelona era escrutado por potentes reflectores para que las baterías antiaéreas pudieran actuar, pero raramente hacían caer a los bombarderos.

El obrador de la panadería de casa, con bóvedas de arco y cubierto por haces, era nuestro escondite, que compartíamos con la familia Rotes —de Cal Carboner— y las hermanas Paquita y Josefina Segura —vecinas—, cuando se acercaba el roncar fatídico de la aviación, que a veces confundíamos con los cazas republicanos del aeródromo de Igualada que venían a dar un paseo. Un pequeño tronco en la boca nos preservaba las mandíbulas.

El edificio García Fossas fue convertido en hospital. Algún soldado herido del frente del Ebro, ya recuperado, se paseaba por el patio increpando la escuadrilla de “ratas” y diciendo: «¡En el frente os querría ver, presumidos!». No sé si los pilotos oían el improperio.

La gran mayoría de niñas y niños madrileños fueron evacuados sin el consentimiento de sus padres y conducidos hacia sitios más seguros, en poblaciones de Cataluña. Entre ellas, Capellades, que fue invitada a dar calor y hogar a unos niños indefensos.

No olvidaré aquella tarde del 9 de octubre de 1936, en la que llegaron y fueron llevados al Teatro de La Lliga con sus justas y precarias pertenencias y casi todos calzados con sandalias de goma. Muchas familias capelladinas los recogieron para integrarlos como un miembro más de la familia y compartir lo que se llama “el pan y la sal”. Algunos se convirtieron en nuevos capelladinos y participaron de la vida del pueblo bebiendo agua de la Font Cuitora, que mágicamente les hizo quedar entre nosotros. Otros regresaron a sus hogares y una minoría fueron evacuados a Francia a su retirada.

El chico de casa se llamaba Miguel Guerra y era hermano del chico del estanco de la calle Mayor, que se llamaba Manolo. Eran hijos de un afilador ambulante.

 

Con Miguel íbamos a la montaña, junto con mi padre Sisquet y mi hermano Jaume, con pantalones de terciopelo para que las zarzas no nos arañaran las piernas. Recogíamos piñones para la cocina económica. Antón María dormía todavía en la cuna.

Pero si queréis saber más cosas de la integración en la vida capelladina de estos niños que nos trajeron, preguntad a Aquilino Lozano o a los hermanos Macarrilla de las Heras, que sabrán más que yo y os darán nombres, hechos y vicisitudes de unos niños que se cobijaron bajo la capa de la solidaridad capelladina con todas sus consecuencias, favorables o adversas.

El caso es que la cruel guerra les marcó un destino, bueno o no tan bueno, alejados del lugar en el que nacieron.

La historia de este asunto es más o menos esta. Julián Manrique se convirtió en un gran actor y otro llegó a ser profesor de lengua catalana.

Yo acabo de apuntar los hechos. Seguro que algún historiador ya procurará abrir más páginas de estos eventos que a veces nos vienen a la memoria.

 

Hasta la vista Jordi Sabater

Revista La Miranda, núm. 202 - junio de 2005

La tercera y última lectura, ha ido a cargo de Nuria Plumed, que fue la segunda voz de Jordi durante varias temporadas de radio, y que versaba sobre la influencia que tienen las rápidas formas, vías de comunicación y transporte contra la vida de comunidad y las relaciones entre vecinos en el pueblo.

Nos vamos con la sensación de llevarnos en las manos un pequeño tesoro. Este libro es historia, es tan historia como el más sesudo de los ladrillos de universidad. Es historia porque gracias a libros como este, seguiremos conservando nuestros recuerdos, tradiciones y nuestra cultura. Nuestra historia.

El libro del que fue nuestro cronista.

Rafa Saiz.







*1: https://www.mmp-capellades.net/spa/


lunes, 7 de octubre de 2024

Entierro en Olalla

 

Y ahora que se acercan Todos los Santos nos vamos a Olalla de entierro, al año 1926 cuando el cada vez más reconocido entre sus contemporáneos como escritor Benjamín Jarnés acudía a el entierro de su hermano Mosén Pedro, cura del lugar desde principios de siglo.

 

No era la primera vez que iba el ya famoso escritor, fueron varias las que lo hizo, en Olalla se dice fue deslumbrado por sus mujeres, tal vez conoció el amor, vivo el paisaje, la vida veraniega y dejo escrita una pequeña obra dedicada a su hermano, la cual al parecer tenia pensado revisar mas adelante.

 


Una pena no llegase a cuajar una nueva versión de Mosén Pedro.  ¿Qué tendría pensado contarnos?, si los muertos hablaran, me olvidaría de la novela, me presentaría en el cementerio de Olalla y me sentaría a charrar con su hermano, con Mosén Pedro, quien podría poner fin a tanto misterio familiar.

 


Y Don Benjamín Jarnés, harto de curas y misas, en lugar de rezar frente al cadáver de su hermano, y amigo, (y eso que si algo sabia era rezar), le leyó la crítica que Azorín había hecho de su novela El Profesor Inútil.

 

Si señor… genio y figura, como queriendo darle la buena nueva, una alegría y decirle a su hermano, “yo tenía razón lo mío son los libros, no las misas. Lo conseguí.”

 

¿Y a donde habrá ido a parar el libro?, ¿lo leería el cura al que se lo regalo, qué pensaría… ?

 


Genio e ingenio

 

Ya te habrás dado cuenta amiga mía de cómo nuestro librito El profesor inútil suscrita entusiasmos que no merece, sobre todo el breve estudio de Azorín me ha conmovido… precisamente llegó el periódico a mis manos, en momentos en que todo, en derredor mío, era tristeza. El artículo del buen amigo se leyó ante el cadáver de mi hermano Mosén Pedro, al que enterramos dos horas después. El ejemplar el de nuestro librito allí quedó en aquel pueblecito de Teruel en manos de otro sacerdote.

 

Pero tan cariñoso comentario a estos apuntes de novela ¿no me convida a charlar contigo unos instantes acerca de problema tan hondo como lo es el de la superficialidad? Y no hay aquí Carlota intención alguna de hacer saltar la paradoja, se trata del ingenio, si por ingenio entendemos eso que nuestro admirado autor de Castilla resume en una frase de su artículo “lo ingenioso es lo superficial”.

 

Benjamín Jarnés Obra Critica por Domingo Rodenas

sábado, 28 de septiembre de 2024

El día en el cual los jugadores del Navarrete Football Club reforzaron al Calamocha

Un siglo atrás, desde Navarrete sus estrellas reforzaron y pasaron a ser historia del Club de Futbol Calamocha. El objetivo era enfrentarse a la Sociedad Deportiva Daroca, en el Derby del Giloca

En aquellos días, el futbol era patrimonio de “la gente bien”, las clases humildes no tenían tiempo para practicarlo, se debían conformar con verlo, los partidos arrastraban a cientos, a veces hablan de miles de personas, nada que ver con la actualidad

Y los partidos se jugaban en el campo, pero se terminaban en la prensa… Los jugadores, cultos, magníficos escritores seguían peleando cada jugada, días, semanas después …

Leer hasta el final… todo hay que reconocerlo Calamocha fue derrotada en el campo y en la prensa con todas las de la ley

Y magnifica es, la explicación del Fuera de Juego del Sr Pedrerol desde Daroca, gracias a la cual, por fin, he entendido en que consiste. Maravilloso

 

El noticiero. 11 de julio. De 1923

Desde Daroca.

El Club Deportivo Daroca vence al Calamocha Fútbol Club.

Amistosamente invitado por el Calamocha Fútbol Club. Hizo ayer nuestro equipo Daroca su primera salida a la Villa de Calamocha para jugar un interesante partido de fútbol con el Calamocha Fútbol Club. Reforzado con valiosos elementos del equipo de Navarrete del Rio.

El partido resultó interesantísimo.

El equipo del Calamocha jugó muy bien toda la tarde, quizá con un poco de excesiva codicia y abusando algunas veces de las cargas. Lario, de delantero extremo, estuvo inseparable. Amado Serraller, muy bien de delantero centro. Daudén de mediocentro y Vinuesa de defensa muy aceptables.

No obstante, el Daroca resultó vencedor por un gol contra cero. Gracias a su portero Íñigo, que es el mejor del equipo. Sebastián estuvo formidable de delantero toda la tarde, Bernat de defensa y Gimeno de mediocentro, muy bien, los restantes flojos en el primer tiempo.

En el segundo tiempo reaccionaron los de Daroca, en especial Dessy, cuyo juego característico no lució hasta última hora.

Para otro domingo es esperado en Daroca el Calamocha Fútbol Club para volver a jugar con nuestro equipo.



En fin Navamocha, Calarrete 0 Daroca 1

PD La crónica la venimos a conocer gracias al profesor don David Pardillos, quien desde Báguena, en sus constantes investigaciones, en torno a la Edad Media de la Villa de Calamocha dio con ella fruto de los pasos finales y firmes que anda dando con el propósito de que vea la luz a escape el Volumen 1 de la Historia de la Villa de Calamocha

La fotografía, (CEJ) año arriba año abajo bien pudiera alberga a alguno de sus protagonistas


CONTINUA 


31 de julio 1923. La provincia, diario Independiente Teruel.

Deportes

 

El día 8 del corriente tuvo lugar en el magnífico campo del Club de Fútbol Calamocha el anunciado partido entre el primer equipo de esta sociedad y la Sociedad Deportiva Daroca.

Grande fue la animación que hubo y grande el descontento de los calamochinos al ver finalizar el encuentro con un tanto a favor de los de Daroca. Conseguido en offside clarísimo que el árbitro, que trajo el equipo forastero no vio o no quiso ver.

Este resultado contribuyó a fomentar el entusiasmo de los de Calamocha y el Día de Santiago señalado para contender, ambos equipos por segunda vez en el campo del Daroca fueron allá seguros de la revancha o por mejor decir de la victoria, porque realmente no fueron derrotados, lo consiguieron. Nosotros opinamos que sí.

 

Ninguno de los dos equipos consiguió marcar tanto alguno. Pero en una melé en la puerta de los de Daroca, el defensa señor Bernad, sacó con la mano el balón que entraba por la puerta. El árbitro, señor Marina, castigó con penalty lo que era goal, debido a que habiendo sido requerido por los del Calamocha para arbitrar, no hubiera, duda con respecto a su imparcialidad.

 

Y los de Calamocha, con una nobleza que les honra, nobleza tanto más de apreciar por cuanto estaban resentidos del tanto que contra ellos indebidamente marcaron en el partido anterior no quisieron aprovechar el castigo y el delantero, señor Serraller Amado, lanzó despacio el balón a “goal kick”.

Yo confieso que en su lugar no lo habría hecho porque esto se hace en un partido amistoso como era este y en un penalty involuntario, pero cuando esta falta se comete intencionadamente porque el balón atraviesa la portería, en este caso se va por el tanto que se les quita.

Aún más, el equipo formado por la Sociedad Deportiva Daroca en este día fue completamente distinto que el que primeramente contendió con el de Calamocha. Yo por lo menos recuerdo de cuatro jugadores distintos y alguno como el delantero señor Dutrús valenciano, que ni siquiera accidentalmente reside en Daroca.

Si decimos esto es, es únicamente para contestar de alguna manera a un suelto que apareció en El Noticiero de Zaragoza. En el que se decía que el Fútbol Club Calamocha había sido reforzado por valiosos elementos de Navarrete y esto no es exacto.

El único jugador del equipo que hay de aquella localidad es el señor Vinuesa. Iniciador, organizador y capitán del Fútbol Club Calamocha, que hoy tiene su equipo íntegro en la siguiente formación:

Pignatelli 

Daudén, Vinuesa, Benedicto, Serraller 

F Catalán J, Lario, Lacruz, 

Catalán M, Serraller A, Serraller P.

Señores de la Deportiva Turolense, un campo tenéis, un campo neutral en el que Futbol Club Calamocha desearía medir nuevamente sus fuerzas con el de Daroca. Amantes como sois de vuestro propio deporte, invitar a estos equipos que aceptaran agradecidos vuestro campo en un partido seguramente interesante.

Antonio Benito. Calamocha, julio 1923


La provincia. Diario Independiente Teruel, Miércoles, 8 de agosto de 1923.

Deportes.

Pocas palabras bastarían para contestar el artículo que publicó en estas mismas columnas un tal Don Benito de Calamocha, pero ante sus falsas informaciones y para demostrarle que desconoce por completo el Reglamento de fútbol, voy a contestarle con cuatro verdades.

Debe usted ignorar, señor Benito, que cuando un hombre se atreve a escribir para que lo lean públicamente, su primera condición es estudiar detenidamente lo que debe tratar. Y usted en el presente caso, me ha demostrado claramente que solo escribió por oír decir, pues de otra manera no se comprende y entiende entiéndelo así me atrevo a decirle que ha obrado usted con demasiada ligereza.

Los que llevamos años escribiendo en pro del deporte, que hemos perdido horas, días enteros para fomentarlo, no podemos comprender que existan individuos que guiados por una loca pasión, escriban en la forma que lo ha hecho usted sin mirar las consecuencias, como ha sucedido actualmente enemistando al fútbol Club Calamocha y a la Sociedad Deportiva Daroca. Lo que debía ser todo lo contrario, y más aún en las presentes circunstancias que todos los deportistas que nos encontramos en esta región debemos trabajar juntos con fe y entusiasmo y dar facilidades a la Federación Aragonesa para que pueda ponerse muy pronto a la misma altura deportiva de las demás federaciones regionales. Y lo hecho por usted, ha sido contraproducente.

Si continúa usted escribiendo y reseñando partidos, le aconsejo, amigo Benito, permítame llamarle amigo, pues para mí todos los deportistas son amigos, deje aparte de su pasión por el club al que usted pertenece y escriba con parcialidad, procurando siempre suavizar asperezas. Y hermanar en todo lo que sea posible a todos los deportistas, pues cuanta más unión existe entre los clubes aragoneses, mayor facilidad daremos a los encargados en velar por nuestra federación.

Empieza usted diciendo en su artículo que finalizó el partido con un tanto a favor de Daroca conseguido en offside clarísimo que el árbitro que trajo el equipo de Daroca no vio o no quiso ver. Si fue offside como usted afirma, por qué en aquel momento el capitán del Calamocha, señor Vinuesa, se conformó sin protesta alguna, como así mismo el señor Pignatelli, que juntamente con el árbitro señor Ordeix, reconocieron que era gol. No es así, señores Vinuesa y Pignatelli. 


¿Dónde vio usted el Offside?

Hubiera existido tal falta si la combinación de la línea delantera del Daroca lo hubiese efectuado a espaldas de los defensas. Pero como usted sabe muy bien y es lo que no vio o no quiso ver, es que los defensas se encontraban frente a los delanteros y claramente lo demuestra el que al ir a chutar el delantero señor Sebastián se interpuso al defensa, señor Vinuesa, y entonces viéndose aquel marcadísimo consiguió pasar el balón por alto, recogiendo el otro  delantero, señor Dessy, con la cabeza, que también se encontraba marcado por el otro defensa he introdujo el balón por el ángulo contrario en que se encontraba el portero señor Pignatelli.

En qué reglamento ha leído usted que dicha jugada puede considerarse offside Consúltelo usted mejor amigo mío Benito, y no tendrá otro remedio que confesarme que se equivocó a usted o que su exceso de pasión le hizo ver visiones.


Continúa usted diciendo que el segundo partido celebrado en el campo de Daroca, en una melé en la puerta darocense, el defensa, señor Bernad, sacó intencionadamente con la mano el balón que entraba por la puerta y que el árbitro, el señor Marina, castigó con penalti lo que era goal. Y que los de calamocha, con una nobleza que les honra, no quisieron aprovechar el castigo lanzando el balón a goal kick. A esto debo contestarle que usted se olvida de mencionar que si nobleza tuvieron los del Calamocha lanzando el balón a goal kick, lo propio hicieron los del Daroca en el primer encuentro.

En cuanto a si la mano del defensa, señor Bernad, fue intencionada, lo afirma usted de una manera concreta. Sin tener la seguridad de ello, pues a lo menos yo no estoy. seguro y ningún reportero deportivo se atrevería a hacer tal afirmación.

Dice usted también que el segundo encuentro, el Daroca, se presentó reforzado por cuatro jugadores, pero usted ignora las causas de ello y es que tanto el señor Felipe como yo no pudimos jugar como hubiera sido nuestro deseo por resentirnos aún de las heridas y golpes que recibimos en el campo del Calamocha. Por el juego duro que emplearon los dueños del campo y al que los jugadores del Daroca no quisieron responder en la misma forma por decoro.

Los otros dos jugadores que suplieron a los señores García e Íñigo tenían derecho a jugar, pues aunque el señor Ramírez no es de la localidad, se encuentra en el mismo caso que el señor Vinuesa, que siendo vecino de Navarrete es jugador del Calamocha y por lo tanto socio del mismo.

Voy a terminar, lamento de veras haya tenido que entrar en un terreno de polémica que siempre he rehusado, pero como comprenderá usted no podía dejar pasar como capitán del equipo que fue a Calamocha lo que consideraba una ofensa para mi club y para mis compañeros de equipo.

Ricardo Pedrerol Daroca, 4 de agosto de 1923.

 

La provincia. Diario Independiente Teruel, Miércoles, 18 de agosto de 1923.

Deportes.

El triunfo de la Deportiva Turolense.

Calamocha 7 de la tarde.

Ante público numeroso se celebró un partido de fútbol entre los equipos Calamocha y Teruel, venciendo este último por dos tantos contra uno que señaló Calamocha Fútbol Club.

El equipo seleccionado de la Deportiva Turolense ha sido ovacionado y obsequiado esta noche Con un baile después del banquete.

Rodrigo


José María Jaime Loren

sáb, 28 sept, 20:57 (hace 14 horas)
para 
¡Qué maravilla de crónicas! Me han encantado las dos, la de Benito y la de Pedrerol. Podrían aprender los periodistas deportivos actuales.
Un abrazo ya desde Valencia.

jueves, 26 de septiembre de 2024

Otro verano

 Facebook me recuerda una vez más que hoy es el cumpleaños de Jon Lauko, el Maestro, el calamochino nacido en Caminreal. Sin más recibe felicitaciones en la red social.

Y sin embargo, el caminrealero murió en el cruel agosto del año 2020 

Cuatro años han pasado desde su muerte. Desde que nos dejase y se llevase consigo un pequeño frasco de cristal, con tierra de Caminreal a modo de mortaja, a modo de compañía.

Que triste placer volver de vez en cuando a tus relatos...a tus novelas, a tus viajes... 

Te echo de menos, pero eso tu ya la sabes... 

OTRO VERANO 

Acabado el mes de mayo, se podía oler en el aire la cercanía del verano. Se terminaban las clases y empezaba la preparación precipitada de los exámenes que tendríamos que sufrir en el Instituto Ibáñez Martín de Teruel, jugándonos todo el curso a una sola carta. Una nube de estudiantes de bachillerato de las academias Cervantes y Balmes, hacia mitad de junio, tomábamos el Chispa camino de Teruel, llenando el vagón de bullicio, risas, conversaciones en voz alta, canciones y nervios, para volver con mayor o menor cosecha de calabazas la tarde noche del segundo día al pueblo.

Y, ahora sí, comenzaba el verano. Otro verano.

A primera hora de la mañana, clases de inglés y francés en la academia Balmes (a la salida, delante de mí, hechizándome con su garbo, baja las escaleras golpeando con la suela de las chancletas Loli Moriano). Luego voy en bicicleta a Espumosos Berbegal a por la barra de hielo para el frigorífico ―¡corre, corre, que se deshace!―, baño en la balsa del Castillejo para ver quién anda por allí y a comer. A primera hora de la tarde cojo de nuevo la bicicleta porque he quedado frente al Casino, en las persianas de Moriano, con Alberto Mar, José Manuel el Gafas, Juan Antonio el Correcher, Juan Pedro y sus primos Ángel y José Manuel.

Atravesamos el pueblo a toda mecha: callejón de la panadería de Paco el de la Paca, calle de Teléfonos, la Plaza, las Monjas y, cruzado el río, detrás de la balsa del Molino, caemos como una plaga de langostas a tantear las fresas de Jesusín el del Molino. Al poco, sin apenas haberlas probado, asoma al otro lado de la balsa el padre de Jesusín bramando con una vara en la mano y salimos dejando una buena polvareda con las ruedas de las bicicletas. Bajamos la cuesta de la Fuente del Bosque y nos refrescamos. El Gafas dice que hay unas manzanetas allí mismo y que ha cogido un salero. Allá vamos y, subidos a la verja que separa la finca del camino, nos atiborramos del fruto prohibido que, al estar muy verde, con un poco de sal está delicioso.

 

                                         Jon Lauko desde el cielo

Acabada la merienda, seguimos camino a toda prisa por si el Mundo se acaba al día siguiente, y esta vez nos encaminamos a la Estación Nueva porque justo al lado ―dice el Gafas― han hecho una nueva balsa muy profunda. Llegamos allí: no hay nadie. Nos desnudamos y, en porreta, todos al agua. Luego, después de cenar, sumergidos en la delicia de la noche, nos acercaremos a la explanada donde aparcan los camiones que vienen de Valencia cargados de melones, junto al Restaurante Fermín. Alberto subirá a la caja de un camión y, después de tantear un buen rato, dejará caer un par.

Al fin, acabamos en la Pista del Casino y, con la noche, comenzamos a soñar mientras Ángel toca la melódica y yo le acompaño con una guitarra: “Summertime”, “El ritmo de la lluvia”, “Bésame mucho”… Algunas parejas se animan y empiezan a bailar arrullados por nuestras canciones. Pronto llegará la Verbena de San Pedro que este año será en el garaje de autobuses que tiene el señor Fermín, el padre de Maribel, al final de la Avenida y vendrán de Madrid Paquita y Mariví, Maribel de Zaragoza que está interna en un colegio, María Francisca con su deslumbrante melena rubia. La guapísima Pili, de la panadería, nos dejará atónitos con su tipazo y su forma de bailar. Loli Moriano nos mirará con un cierto desdén porque ya empieza a fijarse en chicos más mayores…; llegarán las Fiestas de San Roque, montaremos nuestra peña: la del Pelargón; y después del Santo Cristo, se acabará el verano.


En septiembre, antes de que comience el curso, si no he tenido que volver a coger el Chispa para Teruel, cuando todos los veraneantes ya se hayan ido, con un cierto poso de agradable tristeza, me acercaré al río junto a la Fuente del Bosque y allí, tumbado en el verdín de la ribera, oyendo el rumor líquido del agua que pasa bajo el puente, mirando las copas de los chopos que me indicarán el profundo azul surcado por algunas nubes viajeras, pensaré en otro verano que ya ha pasado y sabré, al fin, que vivía en el Paraíso, pero entonces no lo sabía.

JON LAUKO



martes, 24 de septiembre de 2024

La otra Batalla de Teruel

 

Seria allá por el año 1975 cuando un sábado a media tarde llegue con mi madre a la Residencia Obispo Polanco de Teruel. Nos habían citado para una operación rutinaria, poca cosa, una noche, el domingo a casa y el lunes escuela. A don Ángel el médico se le había acabado la paciencia con respecto a mí y al amigo Joaquinito, “Os doy el volante, subís a Teruel, os quitan las anginas y dejáis de dar faena. Por una tontería como esta no es menester llamarme ni faltar a clase”

Maqueta de las Escuelas Viejas obra de don Miguel Maicas


Mis arrestos de héroe los había perdido un par de años antes cuando en el cuarto de casa don Ángel operó de vegetaciones a mi hermano junto a otros valientes, “ya que estamos en faena y son de la misma quinta, pasar a buscar a fulano y se las quito también” Escondido bajo la mesa, aguardando turno, al sentir aquellas palabras pude respirar tranquilo. Me había salvado, pero la valentía del futuro cronista de la villa quedo para siempre allí escondida a la espera de mi destino.

Media docena larga de afortunados chicos y chicas de toda provincia llegamos aquel día a la residencia dispuestos a poner fin a los males de garganta. Junto a nuestras madres aguardábamos en un cuarto grande y frio, con unas cristaleras inmensas por donde se colaba el sol del invierno turolense en forma de frio. Se abrieron unas puertas enormes y vimos ante nosotros un nuevo cuarto con una extraña silla en su centro, igualito a cualquier decorado de las películas de Fu Manchú. “Pase el primero” dijo el médico y perdí la ocasión de comportarme como un caballero. Mientras nos mirábamos unos a otros una chica entró, las puertas quedaron abiertas y asistimos atónitos a su operación, ni un grito, ni una queja, ni una lágrima. Dejo el listón tan alto que aun daba mas miedo ser el siguiente. Además, era tan guapa y simpática.

Al final nos dieron matarile a todos, salía uno y entraba otro, te acompañaba tu madre motivándote como solo una madre de las de antes sabia hacer, “mira esa chica como se ha portado, no vas a ser tu menos, no te vas a dejar ganar, no me seas gabache, haz lo que te digan, y ni chilles ni llores, no me hagas avergonzar ni enfadar”

Sentado, recostado, encajado en el sillón, “abre la boca”. El medico colocaba unos hierros que impedían cerrarla, gritar y casi respirar, el llorar estaba descartado y no sería por ganas, nadie lo había hecho. Pin, pan “¿las quieres ver?” Evidentemente no quería, pero aun las recuerdo, “mira” me dijo.

Despacharon a nuestras madres hasta la hora de acostarnos y allí nos quedamos tratando de reponernos con una suculenta merienda en torno a una mesa camilla y una estufa de resistencias frente a una televisión que ninguno se atrevía a encender, las cartas, el dominó, el parchís. Un vaso de leche fría con cola cao, y un helado, ¡ostras Pedrin! en pleno invierno, y en la cena más helado. Era lo indicado tras la operación, para entonces ya habíamos encendido la tele y veíamos el futbol, jugaba el At de Bilbao que por aquellos días era el equipo de media España. Todos juntos en una habitación pasamos la noche con nuestras madres al lado durmiendo en una silla de cocina. Al día siguiente nos mandaron de vuelta a casa como lo que éramos, auténticos héroes. Íbamos sin duda para toreros. Teníamos tanto que contar. Y nuestra familia tanto que presumir.

Hoy en día también se presume de lo bien que se portan hijos y nietos: “No han podido con él, dos enfermeras y el médico. Han tenido que llamar al celador, no ha parado de darles patadas, será un gran futbolista, puñetazos a mansalva y hasta les ha escupido, ¿tú te crees?, no sabían qué hacer con él, como sujetarlo. Al final la pobre criatura se ha hartado y les ha dicho de todo. A ti te dejan entrar, pero no te puedes acercar, ya que saben tanto que espabilen, para eso les pagan, una pérdida de tiempo, ni le han mirado el oído, lo peor de todo el mal rato que le han hecho pasar al pobre”

 

 Publicado en El Comarcal del Jiloca, septiembre 2024