El agostero, dallando el alfaz para los conejos en la Vega los Postigos.
Agosteros, que andaban de pueblo en pueblo, buscando faena en la siega, con la hoz en una mano y en la otra la zoqueta, las alforjas vacías, y la bota hasta arriba de mocle, llena de balde.
"¡Que vienen los agosteros!".
Con ellos, contaban, llegaba lo mejor de cada casa, provistos de una buena mano izquierda, de aquellos que luego si te he visto no me acuerdo... lógico era que la faena les cundiese lo justo.
Había, pues que estar al tanto.
Cuidar de la cartera, el reloj.... y hasta de las herraduras de los machos, no se las fuesen a llevar, sin querer.
Por lo que se ve, no eran muy de fiar. La fama les precedía.
"Menudo agostero esta hecho ese".
Cuando Gargallo o Perico, en las noches de fresca, hablaban así de alguien, mal asunto, había que tomar nota, quedábamos advertidos, quedaba sentenciado, no le estaban halagando precisamente.
Aunque, a veces, también, lo usasen en términos cariñosos, con nosotros, entonces unos críos.
Es el caso de la foto, tomada en los años 60.
Ayer use la palabra, sin mala intención alguna por mi parte, al ver llegar a un vecino, no se por qué, como si me encontrase paseando Rabal arriba, fue un lapsus, le llame "agostero" a continuación debí explicarla.
A principios de los ochenta, la joven Juanita, profesora de lengua y directora del instituto, nos “obligo” a leer Las Ratas de Miguel Delibes. Gracias.
Hace un par de meses volví a leer Los Santos Inocentes, y buscado el libro de Las Ratas, libro que tarde o temprano aparecerá. De la editorial Destino, creo recordar, blanco, negro y amarillo.
El calor era agobiante, no recuerdo el porque, pero estábamos en el Peiron, en casa de mi abuela Xaltación. Ella estaba allí, en el corral, bajo la sombra de la uralita al pie del pozo y la gloria, el único lugar donde se podía respirar, a resguardo del calor. Haciendo ganchillo, interminables colchas, puntos que las abuelas copiaban unas de otras, como siempre, con el matamoscas a mano, en el regazo del delantal, …
-->
José María: Nosotros nos vamos, mañana volveremos a ver que tal va la cosa
Xalta: Calla hijo parece que han abierto la puerta
José María: Será la Encarna
Xalta: Con el calor que hace, es aun pronto para que se atreva a salir de casa, se fatiga mucho, gorda que esta, como yo, redios, que dos.
Era el hermano de mi abuela, el único chico entre un montón de hermanas, el pequeño, el consentido, el que pasaba los veranos y tantos días como podía en el pueblo.
Antonio: Joder que sofoquina, buenas tardes.
Xalta: Maño que mala cara traes
Antonio: La tuya maña tampoco es muy buena, no estamos para estas calores
Xalta: No, siéntate ande puedas, a la ombría.
Antonio: La cara no se como la tengo, pero la pierna jodida
Xalta: Si vienes a merendar, subes al granero y cortas tu el jamón, no esta José.
Antonio: Si lo se no vengo, coño, para jamón estoy yo, no me ves la cara o que maña, que no puedo tatear, como para subir al granero, tres pisos, la tía el copón no sé para que vengo a verla.
Xalta: Yo con lo mío ya tengo bastante, no me vengas con esas, has ido al medico o no
Antoni: Que si coño, que pesadas las mujeres
Xalta: Y que te ha dado
Antonio: Los buenos días
Xalta: Pero algo te habrá dado, te lo tomas o no, niño.
Antonio: Cállate ya cojones, que me siente, unas pastillas me ha dado, que no estaba el medico, que esta de vacaciones no tenia otro dia para irse, y hay en su puesto una mujer que no tendrá ni veinte años.
Xalta: Hombre, pero sera médica
Antonio: Yo que hostias se, simpática y guapa mucho, y si, pesada, que pareces a la Pilar, ya me he tomado una pastilla esta mañana, que aquí llevo la caja, y en el Casino me he tomado otra, y luego me he ido con Enrique a La Sierra allí que se esta fresco, pero se ha tenido que ir que lo han llamado, no he querido que me acercara y vengo andando desde allí, que parecía que ya se me había pasado pero esta puta pierna, me tira unas garrampas de tres pares de cojones, no se que hacer ya, ni ande meterme…
Xalta: Venga descansa niño
Antonio: Me ha dicho la Miercolas que no la esperes, que no se atreve a salir de casa no vaya a ser que nieve.
Xalta: Que la has visto o que
Antonio: He entrado a pegar un trago del botijo, no podía ya ni con el pelo
José María: Pues nada, nosotros nos vamos. Dijo mi padre
Antonio: Ande vais pues, si no se puede ir a ningun lao, ha de caer un tronando estas fiestas, que no ha de salir San Roque.
José María: A regar las patatas a Los Molinares, si tenemos suerte y cogemos el agua, para tenerlas aviadas antes de fiestas.
Antonio: Coño, niña, la nasa aun esta por el granero
Xalta: Allí estará, redios con que me sales ahora
Antonio: Pues esperar un momento, que subo al granero a por ella, o anda ve tu, sabes lo que es…
Xalta: Pero y para que la quieres
Antonio: Coño, si no pueden regar, que miren de cazar algún topo por aquellos caños, y me echare un par de patas de topo al bolsillo para que se me pase esta jodida patera que llevo encima.
Xalta: Mecaguen el copon bendito, no me subes al granero a cortar jamón y te vas a subir a por la trampa, redíos, cuanta tontería tienes y has tenido siempre … pero como te crees eso.
Antonio: Calla.
Xalta: El tio el copon, siempre igual.
Antonio: La Virgen del Pilar, cállate tu maña, ahora en el Perion he estado con … redíos, ahora no me sale como le dicen, este que esta en Madrid, y el también lleva un par de patas en el bolsillo, ya me has puesto nervioso, si es que no se para que vengo a verte.
Así que mi padre, la nasa y yo, subimos al Citroen 8 blanco, al Cadillac como le llamábamos, y camino los Pardos abajo nos fuimos a los Molinares, a regar, a cazar, …dispuestos a todo.
Tuvo suerte mi tio, siempre la tuvo, no teníamos el agua, así que, limpio el campo de bledos y mocos de pavo de esos que al pasar los vecinos te delatan como vago, haragán y maltrabajador, nos dispusimos a cazar topos en el caño de la fuente, mientras nos llegaba el agua. Primero el trabajo, después la devoción.
Jesús: Papa, tu has cazado topos alguna vez, la nasa es vuestra, del abuelo
José María: No sé de quien será la nasa, nuestra supongo, vieja y usada si que esta, ya seria de mi abuelo, pero yo ya no me acuerdo, y si he cazado alguna vez, seria de crío, como tu, por divertirnos, o algún ratón en el zafran, eso si…átate los pantalones a las botas, no vaya a ser que se te meta algún topo.
Jesús: Mira uno, mira, … por allí se ha metido
José María: Venga, coge el barrón, vamos a por el
Jesús: Y esto que será, ¿cazar o pescar?
José María : ¿Esto?, Hacer el tonto
Mi padre coloco la nasa en la entrada del caño y yo empecé a clavar el hierro en la tierra para intentar asustar al topo y que este saliese, entrase en la jaula y quedase atrapado. Repetimos la operación varias veces, capuzamos, nos llenamos de zanago, nos cortamos con el cañizo, olíamos fatal, sudábamos la gota gorda, los mosquitos de la tarde se nos comían, perdimos la botella de agua que dejamos a refrescar en el caño justo donde manaba la fuente, lo enturbiamos todo, nos parecía ver cientos, pero no salía ni uno… hasta que oímos una voz salvadora. La del Navarretino.
¡Josemaria, … ahí os va el agua!
José María: Venga, dejemos a los topos tranquilos que así están bien, nada nos han hecho, ya esta bien con la tontería del tío Antonio, de capital tenia que ser, y vamos a lo que hemos venido, qué hacemos, regar uno sin otro, o todos así si hay suerte y llueve en San Roque como dice tu tío, no regamos mas. Ale, bájate abajo, y si te sale un tajudo le das con la viñeta, que mas dará un pata de topo que de tajudo.
-->
Al día siguiente, bajamos de nuevo al Peiron, a dar vuelta de los abuelos y devolver la nasa, no había caza de la que presumir.
Antonio: Coño Jose María, no me digas que no cazasteis ninguno.
José María: Nada, en esta familia, ya lo sabes, no somos cazadores, no quiso entrar ninguno, nos pusimos de zanago hasta los huevos, y nada, solo había un topo y nos toreo, sabia mas que los ratones coloraos. A cascala, se tome las pastillas, y au.
Antonio: El caso es que la pierna me sigue jodiendo, y ni pastillas ni leches, este año tampoco le bailare a San Roque.
Xalta: Callaros, se ha oído la puerta, y es pronto para que sea José, que se acaba de ir a la Vega los Postigos y la Encarna no creo que venga. Dijo mi abuela.
Valentín: Buenas.
José Maria: Coño, ya tienes quien te cace los topos, el maestro Valentín.
Antonio: Ande vas pues Valentín
Vaelntín: A dar vuelta de los tomates, que habrá un vagón ya, no sea cosa de que se los lleve algún cabron sin querer antes de las fiestas y a regar que nos toca el agua.
Antonio: Que no miraras de cogerme un par de topos, que estos no han podido
Valentín: Bueno, bien,…estos, que van a saber de topos, si fuera de otras cosas, pero de topos, nada, pardina…
Antonio: Bien, ya me duele menos
Vaelntín: Y para que los quiere, que le va hacer la Pilar arroz de topo, que morro mas fino o que.
Antonio: Joder, que ocurrencias, le llevo yo a la Pilar los topos para que me haga un arroz y me manda hacer hostias, ahora, que bien a gusto me lo comería. Es para las garrampas que me dan en la pierna, para …
Valentín: Ah, para llevar las patas en el bolsillo
Antonio: Redios, para eso mismo.
Vaelntín: Mi padre también lleva, la semana pasada le cogí dos como conejos, no se si se los comerían o que, ahora me echo la nasa, que así es mas fácil y cojo una parejica o que, o más…
Antonio: Tu veras
Valentín: Bueno pues para un arroz.
Al cabo de un rato, visto y no visto, Valentín, sudando la gota gorda, igual fuera verano que invierno, volvió con el carretillo lleno de tomates y dos topos, mi tio Antonio estaba radiante de felicidad. Mi abuela lo miraba y le advertía con la mirada, como se te escapen te doy con el matamoscas …
Valentín : Hay una barbaridad de topos, ni venenos ni hostias, mas que el copon, estos le hacen a todo, he traído dos machos jóvenes, los otros y las hembras los he soltao, dicen que para las garrampas son lo mejor, ahora los despeleto y ya puestos en canción me los llevare que me haga la Pilarin un arroz, para mi solo, menuda alegría le voy a dar, porque nadie querrá comer, ande esta el machete de aviar los conejos.
Xalta: Niño, coge otro, ese ni lo toques.
Valentín: Pues si no hay carne mas buena que esta
Xalta: Y vete a otro sitio a matarlos
Antonio: Venga, venga no le hagas caso a esta, que ya tengo aquí los pañuelos para envolver las patas, me pondré dos en cada pierna.
Valentín: Mi padre por las noches, se las pone debajo el colchón y duerme como un liron, nada de calambres…
Antonio: A ver si descanso y puedo bajar a San Roque.
Valentín: Ale pues, listo, que esto se acaba pronto, voy a colgarlos que se joreen un poco.
Xalta: Quítame eso de hay sinvergüenza, iros los dos a tomar viento de aquí, desustanciaos, mas que desustanciaos….fuera, fuera.
Hace un tiempo, por casualidad, leí la esquela de una tía abuela, muerta en su día, como decían los obituarios de antaño, por causas propias de la edad, esto es, como consecuencia de los muchos años que tenía, después de todo, gran suerte la suya, nada más le podía pedir a la vida.
Esquela en la cual toda su larga existencia quedaba reducida a su correrías, por llamarlo de algún modo, y al parecer y tras lo leído, para todos ejemplarizantes durante el mes de julio de 1936 y posteriores días, a las barricadas en el Paseo de Gracia allá en Barcelona y a la revolución.
Quedaba así, la tía abuela retratada para la posteridad, como una luchadora por la libertad, un modelo a seguir, … Libertaria en suma, para ser estrictos, que en esto como en todo, también hay y ha habido clases.
Antifascista primero, luego, en unos meses, anti todo, y finalmente desdichada, sin patria… obvio es el decir, que la esquela había sido escrita por los suyos, por el sindicato, por la CNT, en las páginas de Cenit, poco antes de cerrar la publicación, ya en los noventa.
Tanto romanticismo belicista, revolucionario, vital, heroico en tan pocas líneas me hizo pensar, en lo que estarían haciendo mis abuelas, en contraposición, y ya se sabe que las comparaciones, …al parecer comportándose cobardemente, en aquellos meses, en el otro bando, en el entonces vencedor, entonces y hoy supuestas fascistas convencidas de los pies a la cabeza, de ningún modo dispuestas a luchar por liberarse de las cadenas, por la tierra, por la libertad, por sus hijos…
Y lo que hoy es peor, sin tener, años después a nadie que les escribiese una triste esquela aplaudiendo su proceder.
Ya no vive ninguna para recodarlo… si acaso se puede imaginar, pero no deja de ser una perdida de tiempo.
“Y en aquel verano del 36, la abuela cerró la puerta, le puso la tranca, echó la cadena y el cerrojo, también cerró la gatera, esta con cuatro tachuelas, y dejó entreabierto el ventano, y la hoz, sin la zoqueta, y la horca a mano, por si a caso y antes de seguir adelante se paró a pensar que hacer en lo sucesivo, entonces se puso a maldecir a todas caras, a caciques y señoritos, a curas y guardia civil, a falangistas y soldados, a italianos, a alemanes, y moros, … y cuidado no vengan los comunistas y sean ellos los que nos maten, buena se va armar, la que vamos a preparar … la madre que los parió a todos, un rayo los parta”.
En fin, aunque pueda parecer lo contrario, a veces no se puede elegir…
La fotografía, pintada, el retrato de un tiempo, tal vez solo comparable al Príncipe Baltasar Carlos a Caballo, de Velázquez, que por cierto también lo tengo en la colección, es un 30 por 40 cm, que hace unos días, maltrecho ya el lujoso marco original, me decidí a recuperarlo, lo enmarqué de nuevo y caí así en la cuenta de todo esto, de la heroicidad de nuestras abuelas.
Toda la vida lo tuvo colgado en la habitación, me pregunto, quien la haría, no lleva firma, salvo una anotación en el reverso, a lápiz, que reza así: “la señora dice, color especial, marco de lujo”.
Lo dicho, a veces si se puede elegir.
Seria el fotógrafo vecino del pueblo, seria un fotógrafo aventurero, un reportero desplazado al frente para ganarse unos cuartos, y que le llevaría a mi abuela en plena batalla de Teruel, con mi abuelo movilizado obligado, como tantos, sino todos, llegado el caso a disparar en sentido contrario y mirando de reojo al frente desde el camión, con la ilusión de ver a La Pasionaria, viviendo ella a caballo entre la casa de la calle Daroca y las bodegas refugio de la calle Zaragoza, con la aviación republicana bombardeando Caminreal y tratando de alcanzar el campo de aviación y la estación de tren de Calamocha Vega…
Que le llevaría a mi abuela Xaltacion, estando la cosa como estaba, nada clara, a encontrar tiempo, dinero, valor y ganas, que todo era menester, para llevar a cabo, semejante heroicidad encargando el retrato como si en realidad, la cosa no fuese con ella, o si. No lo sé.
Recuerdo todo esto que ya creía olvidado porque en unos días, seré yo el testigo… aunque no terminen de ser la cosas conforme dios manda.
Así casándote por la iglesia, llega un momento en el cual debes pasar por la parroquia acompañado de testigos, con el fin, de solventar el papeleo de cara al juzgado.
Hace unos años un domingo por la tarde nos acercamos a la casa del cura, a tomar café, rellenar y firmar los papeles.
Mosén: Bueno, terminamos ya, datos de los testigos que me faltan, venga, Pedro, que profesión tienes.
Pedro: Guardia Civil.
Mosén: ¡Virgen del Pilar!, ¿no vendrás armado?, no estarás coaccionando al novio.
Pedro: No, no…
Mosén: ¿Y tú Andres, a parte de aparcar en la puerta de mi casa, recordarte que es la casa de Dios, qué profesión tienes.?
Andres: Matarife.
Mosén: ¡Santo Cristo L´Arrabal!
Andres: O matachin, o matapuercos.
Mosén: Deja, deja no lo arregles, Un guardia civil y un matarife como testigos, …
…
Mosén: Esto puede dar que pensar, … quien va a creer que el novio viene por su propia voluntad a casarse con tales guardaespaldas de referencia.
Menos mal que esto no lo lee ni dios… si se lo leyeran no se iban a creer que fuese un matrimonio voluntario, llegando el novio acompañado de la Guardia Civil y un Matarife, ya me dirás tu.
Hombre lo de Pedro, se podría arreglar, suavizar, si dijésemos Agente de los Cuerpos de Seguridad, pero no me cabe, y además Andres, lo tuyo, es que no tiene arreglo, no hay otro nombre, es lo que es.
Andres: No hay problema, digamos que soy Jefe de Planta, o mejor Gerente
Mosén: Cállate hablador, mentir es pecado, lo dejamos en Guardia Civil y Matarife, al fin y al cabo es la verdad, y hasta suena romántico.
Pasados unos días, el Mosén llamo a casa, la boda no podía celebrase, los papeles estaban paralizados en el Obispado, en el Supremo, en el Constitucional, en el Vaticano, o simplemente en Calamocha, estaba claro que los iban a echar para atrás desde el primer momento…
Sin embargo, no era culpa de los testigos, que un Guardia Civil y un Matarife llevaran a uno a la iglesia, cabía dentro de lo normal, cosas peores habrán visto.
La culpa era del novio, mía, ya que en los juzgados eclesiásticos, o donde fuese, constaba como casado. Solo por eso, no podía casarme. Pero eso ya es otra historia.
Mosén: El caso es que está casado, de eso no hay duda, es mi letra, yo lo case, … se me iría el Santo al Cielo, y ahora me tocara remover Roma con Santiago para corregirlo, pero bueno, me pongo a ello y lo arreglo, lo descaso, caso al otro y lo volvemos a casar al uno y al otro, cada oveja con su pareja, … cuando les mande todo, se van a poner contentos.
Por cierto, si puede, que traiga otro pozal de veneno para las ratas, no ha quedado ni una, y se está terminando, con un poco más matamos hasta al demonio.
Cuando años atrás el Santo descansaba sobre la peana, bastaba con acercarte a él, encaramarte a ella y tirarle de la barba, para pedirle aquello que necesitases. Ahora que descansa sobre el carro, cuando quieres pedirle algo, recostado sobre las faldas, le tiras de las sayas, le tocas los pies...
Ya no recuerdo lo que le pedí el año pasado, clara señal de que nos lo concedió.
Los pies descalzos del Nazareno.
La familia Nazarena a su Hermano Mayor.
Inoncencio.
Nazareno, agricultor, charrador, contador de historias, tratable, (no hay palabra más bonita), soldador, electricista, carpintero, lo que hiciera falta, presto y dispuesto, sonriente, emprendedor, incansable, pensador…
“Buena la hicimos, nos podían haber tocado un par de yuvadas de tierra a cada uno en la vega, o alguna finca buena, o un cuebano lleno de zafrán, … pero no, nos fue a tocar en herencia el Nazareno, tocáte los pies, así que, maños, eso os dejaremos, ...no es culpa nuestra, ni de él tampoco,... el que venga detrás que arree”.
"Arreando"
La Esquina de Inocencio.
Hay lugares que no tienen nombre pero todo el mundo sabe cómo se llaman y donde están: La Esquina de Inocencio en el Rabal es uno de ellos. Cada vez que miras, esperas encontrar, buscas con la mirada el John Dhere verde aparcado listo para arrancar camino de los campos olvidados, de la vega y el yermo secano, verlo como años atrás, cuando éramos niños.
Pero no está, hace tiempo que no está, hace tiempo que dejamos de ser lo que eramos… quieres verlo pero no puedes, como si el tiempo no hubiese pasado para ninguno, como si todo siguiese igual, hoy ya solo es un recuerdo.
Había jaleo en Roma, siempre asocié una cosa con la otra, un Papa, otro Papa, y nosotros, huérfanos de responsabilidad, consumíamos las tardes finales de aquel verano jugando al monopoly en la Esquina, si había o no fumata, si lo habían o no matado, si reia, ahora miro y me doy cuenta, era el año 1978.
Es uno de los primeros recuerdos que tengo, … luego, vendrían otros muchos.
Las tarde finales de verano, novena en el Santo Cristo y nosotros detrás del tractor de Inocencio recogiendo patatas, hoy en la Gorrumba, mañana en el Ojo, Entredorrios, el Rincón, el Riachuelo… “Que si Perico, lo que sea menester y lo que tu digas, pero deja los machos en casa, que en los cornejales, tambien entra la máquina”.
El Santo Cristo, las Monjas, la peana que pintara Valero “Vitos” Rando, que pesaba como un muerto, el habito viejo, las barbas del Santo, Agapito y su quinta, nazarenos antes que nosotros, el pelo también, la batería del tractor, la carbonera de la sacristía, las ruedas de la máquina de sacar patatas, las primeras que llevo el carro del Santo, de ahí las buenas cosechas que año tras año había, aunque no las pagaran, pero eso, ya no tiene importancia, ni culpa era del Santo, las otras eran de un viejo carretillo que andaba por el pajar de casa, las luces, el taladro, la soldadora, la bici, el perro, o es perra, los postreros paseos con mi padre, el uno hablando del tempero y el otro de ovejas … y la trápala del Domingo de Ramos que daba comienzo a la Semana Santa, las flores, las luces en la cara del Nazareno, vestirlo, peinarlo y los tediosos jueves santos del forastero, preludio del día grande, de la Procesión del Viernes Santo.
A mediados de los ochenta la tranquila y familiar Semana Santa calamochina a juzgar de muchos, agonizaba, no había relevo, al parecer no tenia encanto alguno… lo cierto es que al Nazareno nunca le ha falto de nada, ni entonces ni ahora.
Jamás se quejó.
Que si esto, que si lo otro, que si lo demás allá, algo se movía… y en una de aquellas se cambio el trayecto de la procesión, a ver que sale, debido de pensarse, el clásico recorrido del Viernes Santo se olvido y el Nazareno aquel día vio medio pueblo, calles por las que jamás habría pasado… para rematar, al llegar a la iglesia, … El Sermón de las Siete Palabras, a razón de media hora por palabra, … allí sentados en el órgano cogía toda la Cofradía, padres e hijos, cansados, cavilando.
Aquel día solo falto subir peana al hombro la cuesta de Zuriaga, “hubiera sido el colmo, y lo más sensato haberlo tirado a la Cerrada Sancho y puesto fin a todo” ya por la Calle Jose Antonio nuestros padres no podían más, Nosotros todavía no nos vestíamos, pero salíamos junto al Santo llevando los palos para los descansos, … “si la Semana Santa va a ser esto, tambores y penitencia, música y paseos, no sé que pintamos aquí, que se vayan todos a tomar,..Me callo porque está el Santo nuestro delante, nada hemos hecho para tanta penitencia, nosotros no…”
Aparcado por fin el Nazareno en el Coro de la iglesia, Inocencio, el palo delantero derecho, hablo por todos, le tiro de la barba y le dijo:
Mira maño, que sordo no estás que lo sabemos, escucha, dos cosas, la una, que así no vamos a ninguna parte, o haces que vuelva la procesión por donde toca o esto se acaba y luego, la otra, que nosotros ya nos hacemos mayores, no te lo tomes a mal, pero al año que viene te llevaremos en carro, no sé cómo lo haremos, ni como quedara, ni que dirán, pero me da igual, tu iras en carro, el mejor que podamos, y el que venga detrás que arree, serás el primero, nosotros empujando te llevaremos a donde sea menester, pero lo del hombro, se ha acabado, y si nos concedes las dos cosas, mejor aún, ale, ya mandaras razón, que ya sabes donde estamos.
Lo que paso después, ya es conocido…
Canta José Antonio Labordeta, a modo de despedida:
Ya ves, que vamos avanzando, cumpliendo este camino. No lo sé, ya ves.
Ya ves, que vamos recordando, creciendo hacia el ocaso. No lo sé, ya ves.
Ya ves, qué pálidas palabras se pierden en la noche sin hallar solución.
Ya ves, que hemos ido surgiendo de inciertas y duras voces de desesperación.
Recuérdame, como un árbol batido, como un pájaro herido, como un hombre sin más.
Recuérdame, como un verano ido, como un lobo cansino, como un hombre sin más.
Ya ves, que fuimos agrietando los muros mantenidos. No lo sé, ya ves.
Ya ves, que estamos añorando unos niños perdidos. No lo sé, ya ves.
Ya ves, qué voces diferentes se cruzan en el alba, buscando la verdad. Ya ves, que fuimos puente herido, de abrazos detenidos, por ver la libertad.
Recuérdame, …
Entre Nazarenos…
San Pedro: Adelante Inocencio, adelante estás en tu casa.
Inocencio: Un poco pronto, no crees, donde está el Nazareno.
San Pedro: Te está esperando. Que zapatos más bonitos llevas.
Inocencio: Y esas sandalias tuyas, aún son las primeras, malo.
San Pedro: Me cambias los zapatos por las sandalias.
Inocencio: No
San Pedro: Venga, hombre.
Inocencio: Ni aunque me des las llaves del cielo, además de las sandalias, no hay cambio, donde está el Nazareno. He de hablar con él.
San Pedro: Allí, arriba, el que está sentado a la derecha, todos los caminos llevan a él.
Inocencio: Bien, gracias, avísame cuando llegue alguno conocido, sin prisas maño.
Inocencio: Buenos días, eres Jesus de Nazaret
Jesús: Si
Inocencio: Me entiendes lo que te quiero decir, eres de Nazaret, no eres ningún mandao, ni criado, ni forastero… eres Nazareno.
Jesús: Si
El resto es fácil de imaginar, Inocencio se subiría a la tarima, aupado sobre sus zapatos para no pisarse el habito, y le tiraría de la barba, al tiempo que le recriminaría tan enorme crueldad, como ha sido el haberlo llamado a dos semanas de la procesión del Domingo de Ramos la tarde, la más bonita de todas, …
Inocencio: ¿Qué no daba igual un día que otro, una semana que otra?, ¿sesenta años tirando del palo delantero derecho del Nazareno, no han sido bastantes para haber habido uno más?... después del invierno de frio que ha habido, ahora que llegaba el buen tiempo… pero hombre, … con lo que te he cuidado allá abajo… quedar mal por quince días, chico que barbaridad, que cabreo he cogido, total maño, ya me dirás que urgencia tenias, que falta te hago yo aquí en estas fechas....
El Nazareno : Como iras viendo, Inocencio, en el cielo como todos los sitios, te daras cuenta, está lleno de catedráticos, ingenieros, doctores, señores, … que saben mucho de todo, estudian, inventan, organizan la casa ajena, … pero nunca les puedes pedir nada. Lleno también de curas, beatos, cofrades, … de los que mucho rezar, y poco, tu ya me entiendes, que si te descuidas, se te vienen descalzos y al pobre de San Pedro, le toca dejarles las sandalias… y luego están las personas normales, los trabajadores, los agricultores, …la gente sencilla, entre ellos tu, siempre a todo dispuestos. Bienvenido. En cualquier caso, Inocencio, como tú, no tengo a nadie. Créeme, a nadie. Siéntate aquí conmigo, en esta tu esquina y descansa. Luego, ya le echaras una mirada a esas luces por ver si las puedes arreglar, no veas, la de gente que ha venido y no ha sabido, … pero tranquilo, tenemos tiempo.
Inocencio : Una eternidad, majo, pues nada venga, hazme sitio, donde se está bien, buen rato. Mientras no me mandes a sacar patatas.
El Nazareno : Seria una pena con esos zapatos tan bonitos que llevas, yo voy descalzo...
Inocencio: Calla, son míos, no se los doy ni a Dios, por cierto donde está, no lo veo.
El Nazareno : Tardaras en verlo, con la que está cayendo no está para nadie.
Inocencio: Santo Cristo L´Arrabal, a buen sitio he venido a parar, esto parece la casa de tócame Roque.
El Nazareno : Tranquilo. Mi padre vendrá a verte, el te ha llamado y seguro le apetecen tus …