El agostero, dallando el alfaz para los conejos en la Vega los Postigos.
Agosteros, que andaban de pueblo en pueblo, buscando faena en la siega, con la hoz en una mano y en la otra la zoqueta, las alforjas vacías, y la bota hasta arriba de mocle, llena de balde.
"¡Que vienen los agosteros!".
Con ellos, contaban, llegaba lo mejor de cada casa, provistos de una buena mano izquierda, de aquellos que luego si te he visto no me acuerdo... lógico era que la faena les cundiese lo justo.
Había, pues que estar al tanto.
Cuidar de la cartera, el reloj.... y hasta de las herraduras de los machos, no se las fuesen a llevar, sin querer.
"¡Que vienen los agosteros!".
Con ellos, contaban, llegaba lo mejor de cada casa, provistos de una buena mano izquierda, de aquellos que luego si te he visto no me acuerdo... lógico era que la faena les cundiese lo justo.
Había, pues que estar al tanto.
Cuidar de la cartera, el reloj.... y hasta de las herraduras de los machos, no se las fuesen a llevar, sin querer.
Por lo que se ve, no eran muy de fiar. La fama les precedía.
"Menudo agostero esta hecho ese".
Cuando Gargallo o Perico, en las noches de fresca, hablaban así de alguien, mal asunto, había que tomar nota, quedábamos advertidos, quedaba sentenciado, no le estaban halagando precisamente.
Aunque, a veces, también, lo usasen en términos cariñosos, con nosotros, entonces unos críos.
Es el caso de la foto, tomada en los años 60.
Es el caso de la foto, tomada en los años 60.
Ayer use la palabra, sin mala intención alguna por mi parte, al ver llegar a un vecino, no se por qué, como si me encontrase paseando Rabal arriba, fue un lapsus, le llame "agostero" a continuación debí explicarla.
"Razón no te falta", concluyeron.
"Razón no te falta", concluyeron.
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