Domingo 12 de septiembre de 2021
martes, 14 de septiembre de 2021
Ultima visita al Aeródromo de Calamocha
jueves, 9 de septiembre de 2021
Los Amantes de Cutanda
Pasaron los días y las semanas y la novela tras ser premiada en Calatayud no se encontraba a la venta en ningún lugar ni real ni virtual. Me asaltaban las dudas, me impacientaba. Los festejos de la Batalla de Cutanda estaban ahí y me habría de conformar con el magnífico comic leído días atrás obra de Juanfer Briones. Tan breve, me supo a poco. Andaba con ganas. Quería saber más. Justo desde aquel lejano día de los ochenta en la universidad cuando en clase de arte el profesor Guatas menciono la faraónica batalla, sin venir a cuento, entre pirámides.
El inicial asedio a la
obra fallo, siendo por fin una alegría verla a la venta en la Feria del Libro de
Zaragoza. Como Ibn Rudmir pensé en salir a su encuentro. Sin embargo, ahora que
tenía constancia de su existencia física y que podía hacerme definitivamente con
ella abandone su asedio como hiciera el Batallador seguro ya del encuentro y la
victoria.
Cutanda
la novela escrita por Eloy Morera, publicada por Doce Robles y Premio de Novela
Histórica Medieval “Ciudad de Calatayud” era el objetivo.
Mientras llegaba nuevamente
el Batallador a Cutanda al encuentro de los almorávides espere el libro y una y
otra cosa sucedieron a la vez. Un jueves 17 de junio de este mismo año, momento
en el que se conmemoraba su 901 aniversario, tal cual resulto el día en el que
el mensajero me trajo el libro directo de la Librería Paris de Zaragoza.
Prologada la novela por
José Luis Corral, prologo y reseña. Poco más que añadir. Trae también apuntes históricos
por parte de Javier Ibáñez Gonzalez y Rubén Saez Abad. Una guía de personajes protagonistas
y un pequeño vocabulario por parte del mismo autor. No cabe más en tan pocas páginas.
Ni tan didáctico, ni tan imprescindible de leer.
De modo que insisto, no queda
otra que leer, compartir y gritar a los cuatros vientos lo que un buen día sucedió
en Cutanda. Lugar a donde hoy parecen llevar todos los caminos. Ejemplo su población
de que aun siendo pocos (cuentan las crónicas que hoy son 50 habitantes los censados
y 25 los que allí pasan el invierno) son muchas las cosas que se pueden hacer. Su
visita es obligada, más aún una vez leído el libro cuando lo sabes todo, o eso crees.
Ahora empieza lo bueno.
Son poco más de un centenar
y medio de páginas las que conforman la historia novelada por el autor en torno
al Batallador y Cutanda con comienzo en Calatayud. Una amena lección de historia,
didáctica, rigurosa, sugerente, impecable para entender de donde venimos y a
donde vamos pues siempre son muchos los caminos.
En medio de la novela la
historia de amor de Badra y Salvian, los amantes de Cutanda, cuando las dos culturas
se unen. Todas novelas deberían tener una historia de amor y esta es especialmente
bonita. Urge buscarles casa en Cutanda, si es en un remozado Castillo mejor, el
cual aun en ruinas lo magnifica todo, bien se lo merecen, bien se lo están ganando
los amantes de Cutanda, los que allí pasan los inviernos y los agosteros.
Leamos.
(La fotografía del
articulo es de don José Luis Latorre Lázaro quien cada mañana desde los pies
del castillo a través de su Facebook nos da los buenos días con una bonita
estampa de uno u otro lugar del país del Jiloca del cual es un magnífico conocedor.
Abrazos)
Articulo publicado en El Comarcal del Jiloca 3 de septiembre de 2021
sábado, 14 de agosto de 2021
Luces del Rabal
La luz de aquellas simples farolas que alumbraron las noches de mi niñez era blanca y la vista de las calles de Calamocha muy distinta a como ahora se ve en ese amarillo brillante que despiden las elegantes de hoy. No me acostumbro. Me sigue pareciendo aquel blanco la luz propia de las noches de hielo al cerrar la fría puerta tras volver con la leche de casa de la Teresa en busca del calor de la estufa y la gloria. Luz de las noches de verano sentado a la fresca con la vista perdida en las estrellas buscando entre ellas luces de aviones a los que nunca subí, escuchando historias dado que por entonces no tenía nada que contar.
Me despierto de madrugada, sudando y frio en un sueño sin fin que vuelve una y otra vez. Es probablemente mi recuerdo más antiguo de la primera vez que me vi solo en el mundo en medio de la nada frente a la inmensidad del rabal.
Sobre la acera veo a mi Tío Victor y la Balbina sonreír y charrar. Los he acompañado, toda una osadía por mi parte y precisamente un valiente no soy. Me tratan como a un mayor y tengo que volver solo. Van a cenar con el señor “Capote” y la Tía Josefa, amigos de siempre, debieron estar juntos en la guerra esa que hubo hace muchísimos años. Mis tíos vienen los veranos desde Barcelona y siempre pasan una noche con ellos. Su hija Maria del Mar, mi prima, se ha olvidado de la cita a lo cual mis tíos no dan importancia debe estar por el Peirón, San Roque está ahí, miro hacia las cuatro esquinas, no se ve nada más allá del bar de Santos, tengo que volver, no seas gabache pienso. “Venga Jesusin a casa” me dice la Tía Josefa, la Rosa estará pasando pena.
Rabal arriba mis pasos son pequeños y las casas me parecen enormes, luces amarillas en sus ventanas y alguna blanca, sillas en las puertas, me quedo mirando la casa de los Jotos, viven en la planta de arriba como en un piso de ciudad, su madre me guipa, he bajado de la acera a la carretera porque la puerta de Lechón está ocupada entrando y sacando cosas de la cochera. Se llama como nosotros, pero dice mi padre que no somos parientes o muy lejanos. Calamocha me parezca enorme. “Jesusin qué haces ahí, sube a la acera y jopate a casa” Es la madre de Vicente y Manolo con quienes mi hermano hace la peña allí mismo, ya han pintado el nombre: La Cuba.
“Pero ande va el peón, venga Manolin tira a escape que cuando llegues a casa ya no tendrás cena” Me sonríe Tomas, me llama por mi otro nombre sentado en la puerta tomando la fresca. En la tienda de la Paca y Rafael todo me es familiar, paso la mano por los azulejos, cruzo corriendo la calle Ingenio que me parece la boca del infierno, aunque la Poza da mucho más miedo, no dejo de correr me canso y paro a respirar, alguien me habla. “Casimirin donde vas tan corriendo si ya vas tarde” “Anda que te acompaño”, “Deja al zagal que ya es mayor, venga maño tira y dales recuerdos a los abuelos”. Sonrío y me voy, incapaz de hablar, vergüenza y miedo. El Tio Conchanete con su reloj de bolsillo y la Tia Mariina, amigos de mis abuelos me quieren muchísimo, he estado muchas veces detrás de la ventana desde la que me hablan.
La casa del Tio Catalan enorme y clara en la noche señala la entrada al Barrio las Escuelas. En casa de Inocencio están cenando, veo la calle llena de sillas vacías y envuelta en una luz blanca cegadora cara la oscuridad de Santa Barbara. Una voz me llama: “¡Eh amigo!, ¿de dónde vienes?” Es Paquito, el hijo de Máximo y Manolita, lleva una mochila y un balón, es aprendiz en Talleres Abad y juega en los juveniles del Calamocha, todos queremos ser como él. Trato de responderle y el sueño vuelve a comenzar. Sobre la acera veo a mi Tío Victor y la Balbina sonreír y charrar. Me despierto, nunca llego a casa
JESUS LECHON El Comarcal del Jiloca 6 de agosto de 2021
sábado, 17 de julio de 2021
El otro doctor Caja
Tiempo atrás en abril de 1920 a don Antonio Caja Alegret el
ayuntamiento le concedió plaza de médico en la villa. Mes y medio después hubo
que enviarle un telegrama con “respuesta pagada” para que manifestase su intención
de venir o no. Entre todos los destinos que solicito a todas luces no era su
preferido. Sin embargo, se quedó entre nosotros casi cuatro décadas. Activo en
todos los ámbitos llego a ser un calamochino más y quiso demostrarlo llamando
Roque a uno de sus hijos, lo cual a su esposa le pareció excesivo. Alguno de
aquellos hijos, muerto prematuramente, sigue entre nosotros.
Juan Caja Riquez, nacido en la calle Real en 1926 y muerto en
apariencia lejos de allí en Mallorca en 2003 fue uno de sus hijos. Meses antes
de su muerte escribió Recuerdos. Los años de su niñez, su vida, su
pueblo y su gente. Un Calamocha en blanco y negro, amable y cruel. Paz y
guerra, inolvidable. Quien debió llamarse Roque jamás pudo olvidar el lugar
donde vio la luz. Fue su hijo Juan Pablo Caja Forteza el encargado final de editar
sus recuerdos en una sencilla publicación.
Puestos en antecedentes y antes de que sea demasiado tarde y
el éxito le haga olvidarse de los amigos y hasta de Calamocha, vamos con la
estrella de la familia, que no es otra que un tal Alejandro Caja, nieto de uno,
hijo de otro, hermano del último. Cumplidos ahora los cincuenta y “sin poder reconciliarse
soñando ningún recuerdo”, se entretiene, (hay gente para todo), escuchando la canción
más triste del mundo en el convencimiento de que un día, mientras prepara un
caldero de habas, una diva californiana, cosas de la globalización, le tocara a
la puerta en Piedralves, (provincia de Ávila), allí donde transcurre hasta el momento
su vida tranquila, (quien sabe si debería en un plan b como Pla convertirse en
cronista de aquel idílico lugar escribiendo, por supuesto, en catalán) para
caer ella rendida a sus pies y cantar sus poemas. Obvio es el decirlo, varios
de los mismos han pasado ya al mundo de la música y se pueden escuchar de la mano
de Tristeza Veloso (Alberto Santos).
Alejandro con la sola compañía de su Sombra, su perra, es un
poeta que para escándalo de los puristas no duda en reconocer: escribe por
dinero. Al tiempo que trata de enamorar a golpe de soneto, ¡hay que estar loco!
o haber nacido en el siglo equivocado pues tan solo le sirve para recibir como
respuesta emoticones y con suerte comer de caliente algún que otro domingo después
de misa.
Si puta por los rincones 2018 y Pues puta matriculá 2021 llevan su
firma en su propia editorial: Los libros Portátiles, abierta a todos los
heridos por las letras. Poemas y cuentos conforman el primero, solo poemas este
segundo escrito al llegar a los cincuenta, puramente existencial, tras la
pandemia no podía ser menos, vital.
Afortunadamente para nosotros sus lectores reincidirá y
seguirá escribiendo y en plena vorágine de ventas amenaza con un próximo libro
de relatos y ¡tiene tanto que contar! Jandro, rey del andergraun, de las letras
doctor forense, todo glamur, ¡ha vivido tantas vidas!, lletraferit sin remedio
por la gracia de dios, ¿de quién si no?, ¿del tabaco, de la noche, de la carne?
Lo ha vivido, bebido, escuchado y leído prácticamente todo y todo lo cuenta de un
modo impecable. Llamado a alcanzar grandes gestas, a conquistar condados,
estados, villas y cortes y el dorado californiano, para Calamocha mañana será tarde.
Articulo publicado en El Comarcal del Jiloca del 9 de julio de 2021
martes, 13 de julio de 2021
Calamocha El cornejal del fresco y la calorina
Menuda calorina ha hecho estos días
tras el fresco de enero, en términos cuantitativos:
En Calamocha hay al menos tres
estaciones meteorológicas:
1.- Calamocha Sur: De una mínima de
-24.8ºC a una máxima de 38.8ºC dando una
amplitud de 63.6ºC
2.- Puente Romano: Garita del Jiloca, donde
los extremos de este año han sido -22.2 ºC y 38.4ºC es decir una amplitud de 60.6ºC
3.- San Roque y su abrigada ESTACION
OFICIAL AEMET en ella los datos han sido -21.3ºC y 38.2ºC. Amplitud de 59.5 ºC
Ni cerca ni lejos de aquellos 70 de
amplitud máxima de los años sesenta.
De modo que en el cornejal del fresco calamochino la media en lo que va de año ha sido: -22.7ºC de mínima y 38.46ºC de máxima y 61.16 ºC de amplitud térmica por el momento, aún queda año para pasar calor.
A bote pronto, en el cornejal calamochino
el calor se reparte por igual pero no así el frio, cuanto más cerca del rio
menos frio, cuanto más lejos y cara el secano más frio
CALAMOCHA SUR
Mínima -24.8ºC
Máxima 38.8ºC
Amplitud 63.6ºC
CALAMOCHA PUENTE ROMANO
Mínima -21.3ºC
Máxima 38.2ºC
Amplitud 59.5ºC
CALAMOCHA AEMET SAN ROQUE
Mínima
-22.2ºC
Máxima
38.4ºC
Amplitud 60.6ºC
Media en el cornejal calamochino
Mínima Media -22.7ºC
Máxima Media 38.46ºC
Amplitud Media 61.16 ºC
martes, 6 de julio de 2021
Calamocha: AMPLITUD TERMICA MAYOR DE ESPAÑA 70ºC
Aeródromo de Calamocha 70º grados centígrados
La mayor amplitud térmica de
España, 70º grados centígrados, se dio en su día, en ambos de sus extremos, en el Aeródromo
de Calamocha (Municipio de Calamocha) justo en lugar donde en breve se construirá el Matadero
Aragón, el conocido como “matadero de los Tönnies”. Los restos de la caseta meteorológica
aun son visibles lo mismo que el testimonio de los militares protagonistas.
Sus extremos fueron:
Máxima
Los olvidados 39 grados centígrados
que se alcanzaron en agosto de 1962
Mínima
Los conocidos -30ºC grados centígrados
que se alcanzaron en diciembre de 1963 en la misma garita y lugar calamochino.
Para mas información: