jueves, 26 de marzo de 2020

El festejador del Chispas

Se acercaba el Bicho a la puerta de casa allá en el Barrio y al vernos allí, a toda la chiquillería sentada en la acera entre la gente mayor, se llevaba las manos a la cabeza, y antes de entrar al rolde, se paraba a saludar y mirándonos a todos, nos decía: Paice que esta el ganao sesteando bien agostao al fresco y con pocas ganas de salir de careo, con la buena tarde que hace, ¡muchichos!, no debierais estar aquí con los viejos, debías de andaros por ahí de ruja, que ahora en pasando San Roque como ha pasao, son fiestas en todos laos… iros a los pueblos a ver si cae algo, a correr detrás de las mozas, que aquí no van a venir.

A escape las abuelas se le revolvían, la Morena la primera, por la parte de responsabilidad que en tales palabras pudiera tener: Cállate anda, desustanciao con la de cosas que pasan ahora con los autos y las motos, aquí están bien, déjalos, que todos no son como tú de sinvergüenzas, na mas faltaría eso, que te hicieran caso. 

Sin sentarse aún el Bicho mientras buscaba acomodo junto a Perico, seguía a lo suyo: Pues sí, algún día, como a todos, les tocara salir, si quieren festejar, porque las chicas de aquí no querrán saber nada de ellos, a todos nos ha pasao, hay que volar o te quedas, solo, si no mirar a Perico que aún sigue esperando, siempre le pareció pronto para echarse a volar, siempre tenía una cosa u otra que hacer, pero Perico ni se inmutaba con tales palabras que cada dos por tres salían en las conversaciones aludiendo a su condición de mozo viejo o soltero, nunca ha volao de Calamocha y se ha quedao solo.

Ya en el corro, el Bicho proseguía esta vez hacia la Morena: Coñe, pues si yo me hubiera quedao en casa aquel día en lugar de subirme al Chispas y bajarme a Calamocha a festejar con tu, que mal pelo te hubiera corrido entre toda la gitanería de tu familia, … gracias que me subí aquel tren en marcha y te conocí maña, que si no… a saber ande estarías. 

Todo se lo decía él, nadie le contestaba, así que con la callada por respuesta, continuaba.

No hubieras salido de criada, por muchos viajes que hubieras echao de la cocina a la pajera maña. Bien lo sabes, que el ajuntarte conmigo fue lo mejor que te pudo pasar. 

La Gitana sentada lo miraba con desprecio, en una de esas miradas que de contino le dirigía: Redios, estoy más sorda que una tapia, no sé qué estás diciendo ni que les estarás contando, que no te hago caso maño, que no, en los morros era menester darte con el gancho la estufa, pero ahora ya para que, eso de pequeño, de pequeño si te hubieran dan cuatro palos bien daos, pero anda ahora a ver quién te endereza. Olvídame que no es mi santo.

Perico, estaba allí junto a nosotros desde hacía un buen rato, escuchando, siempre los primeros momentos en la fresca los pasaba descansando cabizbajo, pensando en sus cosas, en la tierra, en el riego, el cosecheo, si lo pagarían o no y demás cosas de la agricultura, guardaba silencio. Hasta ese mismo instante en que levanto la vista, y sonriendo dijo:

Así que tú te bajabas a festejar como los señoritos, a caballo, me hubiera gustao verte hombre… con las albarcas nuevas, mudao, con la boina de los entierros, que cacho tío, que buen partido debías ser. A caballo que dice que venía, sin un real que tenia, coñe, verda será.



EL Bicho, nostálgico, asentía: Vaya tu, qué tiempos aquellos, que no había una perra por ningún lao, venga a jodernos de trabajar pa na, y guardando fiesta cuando se podía, y entonces no se podía. Pues no habré hecho yo pocas veces el camino de Fuentes Claras a Calamocha andando, y volviendo a pie y cuando no corriendo por qué no llegabas al tajo, y jornal que perdías,… ni aun bicicleta teníamos en casa para bajar a festejar, si a caso pedias alguna de prestao, pero quien te la iba a dejar, nadie, no fuera a ser, que no volviese. Que de calamidades Perico, habremos pasao, total para na.

Tu lo has dicho, confirmaba Perico, para na, para acabar aquí desfaenaos, a mitad tarde, dejando que las patatas se pudran en la tierra porque no las pagan y ni aun los tocinos se las comen ya, y fíjate en tuestos, y no señalaba a nosotros, los afortunados, que pocas faenas tienen, coño, ninguna, y tu y yo a sus años, ya habíamos llevao mas palos que una caballería, más palos que llevaran estos en su puta vida, pase lo que les pase y no quiera dios que les pase nada. 

Parecía que encerrados en sus recuerdos, que no debían ser tan malos a pesar de todo, iban a guardar silencio, pero no podían, estar callados, no podía ninguno de los dos. Así que Perico termino por dejar la conversación en el aire, era lo que tocaba, indizcar. Ya veis, en tren que viajaba el hombre, como los Marqueses de Monflorite, para una bicicleta no le llegaba pero para venir en tren sí. ¿Cómo te explicas tu eso?

Joder, pues a lo mejor salías con un real o una perra gorda de casa y si te lo gastabas en el tren ya no tenias para festejar, ya no podías invitar a langostinos a la Morena, así que salíamos todos los mozos, y nos íbamos allí a la vía, te agazapabas por el terraplén, y a lo que el tren entraba en Fuentes Claras, pues unas veces paraba y otras no, según hubiera gente para subir, y si no paraba, de todas formas pasaba despacico al tran tran, entonces salíamos todos, y nos subíamos en marcha, y ala, cada uno a su estación, a donde festejase, unos se tiraban luego en el Poyo, otros aquí y otros se bajaban pa la ribera… y yo pues ya ves, el primer día que me subí al tren bajaba para Calamocha, que si aquel día hubiese pasado cara Monreal, pues allí me hubiera echao novia, … allí habría encontrao alguna gitana que me quisiera, lo mismo que aquí, porque en Fuentes Claras no nos quería nadie.

A tu ni aun con perras, te habría querido ninguna en tu pueblo. Aseguro la Morena y quería seguir hablando pero el Bicho no le dejo.

Mecaguen la sorda el copón, que oye lo que quiere, deja hablar a la gente mayor,… y a lo que veías la Casa el Rincón, te preparabas y saltabas, para que no te pillasen… y eso te que te ahorrabas. Tu Perico, si que ahorraste, si, poco te gastaste en trenes, pajaro.

Más de una vez y dos te tocaría tirarte en el Poyo y te calentaría las orejas el revisor… Replico Perico sin hacer caso al gasto que hiciese o dejase de hacer en trenes o mujeres.

Coño ya lo creo, si te pillaban pues a pagar, lo malo era como te subieras y no pudieras pagar, entonces sí que la habías jodido, o te tirabas o según con quien dieses, te echaban a garrotazos del tren, entonces no era como ahora…. A cáscala a Luco, dos patadas bien dadas y a chiflar a la vía. Pero hombre, por lo general, hacían la vista gorda, si subíamos uno o dos, ya sabían que íbamos a festejar, y que lo hacíamos por ahorrar un viaje, porque luego ya te volvías en el Chispa pagando o no según lo que gastases claro, pero pa tan poco trozo, no les daba tiempo a pillarte… ahora lo malo era como viesen que con tu subía al tren algún pedigüeño de estos que iban de pueblo en pueblo alguien que no fuese de la zona, algún quinquillero de medio pelo, algún maqui trasnochao, o payo agitanao, entonces ponían el tren patas arriba hasta encontrar al pobre desgracio y pagábamos todos.

Ya se me hacia raro a mí que eso del tren para ti iba a ser mucho, y que vendrías más veces andando que a caballo y que aun me jugaría el cuello que no habrás pagao nunca … por mal de ahorrarte una puta perra. Aún no había terminado Perico de hablar, que el Bicho ya le estaba quitando la palabra en lo que parecía un claro ataque de risa entre tanto recuerdo se balanceaba en la silla y amenazaba con caerse al suelo… Cuidao, le decía Perico, que te vas a estozolar y ande vamos a encontrar otro payaso como tú.

Como yo ni aun como tú, dos tontos más tontos, ya no queda nadie, la puta de oros, aseguraba el de Fuentes Claras, ahora me estoy acordando de una buena que me paso… joder que noche llevé, ahora me rio, pero lo pase mal, ya lo creo. Las de Caín pase para acabar como un eccehomo. Pa haberme matao, ya lo creo que si.

Cuenta, cuenta. Era Perico el que le animaba a seguir el relato aunque no hiciese falta.

Calla, déjame hablar, ahora que dicen que de la juventu unos se matan con los coches, otros con las motos, … pues antes, con los carros, y las bicicletas también se mataban,… y no por eso se dejaba de ir de fiesta, … en fin, que resulta que un día por lo que fuera se me hizo tarde y me quede solo, que si no, siempre había uno u otro con el que volver, y por lo menos ya no subías solo, pero aquel día.

Uno y otro a la menor ocasión saltaban, así que a Perico le falto tiempo para imaginarse la situación y le quito la palabra: Mecaguen el turrón, pues eso si no te acuerdas tu, ya te lo digo yo, sería que entre casquete y casquete se te fue el tiempo y el tren no espera a nadie, ya lo sabes, y a lo que salieras del ribazo o las eras…

Tu ya me conoces, y sabes lo cumplidor que soy, interrumpió, yo cuando bajaba de Fuentes Claras, lo primero que hacía era ponerme a la faena, y luego ya al alterne con unos y con otros, que yo ni a la eras ni a los ribazos me ha gustao nunca ir, por que allí solo te encontrabas con mala gente…

Tranquilo muchachos, que perro ladrador…nos decía Perico

Aquella noche tenía yo pensao por lo tarde que era y porque no había luna subirme a casa por el camino de la Masada, y no sé por donde fue, por ahí seria por entre el Barrio Nuevo y la Fuente el Bosque, que me paré y digo, coño, pues si parece que se siente llegar un tren, a estas horas que no pasa ninguno, … y me quedé un rato parao y digo si, un tren viene, algún mercancías, que se habrá cruzado con el Chispas, y lo habrán soltao ahora, y parece que siente por allá por el Tormo… 

Con que nada, a escape echo a correr, llego a la estación, y ya veo que viene un tren por la Serrana, tiro hacia el Rincón y me meto a esconder en la casilla del guardagujas y tira que no llegas, tira que viene…. Yo que no podía más… ya parara, ya parara y el tren que no paraba… y venga a pasar vagones y mas vagones, y al ver que no paraba y que en mi vida había visto semejante tren, me dije, o me engancho o me quedo en tierra, así que venga pa arriba… me espero al ultimo vagón, echo a correr detrás por entre las traviesas, el tren que empieza a acelerar y yo que me tiro para arriba y digo, ale ya esta pa casa…. Me encaramo me sujeto como un mono, pegamos un bote en la revuelta…. 

Coño, pero no te calles, que matar no te mataste que lo estas contando… que hostias paso, como acabo todo. Perico estaba ya tan intrigado como todos los demás.

Que va a pasar, que salí volando como un trapo, pero mira, a toda hostia oye, hay que ver la fuerza con que me tiro el cabrón de tren, como cuando un toro pilla al torero y parece que sea de paja, pues igual,…. Iba yo volando de espaldas y viendo como se alejaba el tren, y despidiéndome de la vida, porque una caída de espaldas ya se sabe, te partes la crisma, y yo me decía, ya verás a la mañana cuando me echen en falta y me busquen ya pueden poner una cruz en la cuneta, allí en el cornejal de los Loreto que es a donde fui a parar en toda revuelta cara el Poyo, aquí murió el Festejador del Chispas, en acto de servicio, dios lo acoja en su seno. Menudo lio se habría preparo de haberme matao entre una familia y otra, ya sabes lo que pasaba entonces, hubieran bajao con la dalla a pedir cuentas…. Y los otros hubieran subido con la hoz, si la que pasaba.

Pero no fue para tanto que aquí estas.

No fue para tanto , pero aquella noche de festejo volví a nacer, mira caí así como un zapo de espaldas tripa arriba, y lo único que me salvo fue que tuve la suerte de caerme en el cajero de los Loretos, en el rio, … no se ni como fue, pero en cuanto cai me puse de pie y eche a correr, aún me parecía que podía subirme al tren, ni me había dado cuenta que estaba en el rio, no me podía ni mover… y tú qué crees, que atinaba a salir y encontrar el camino, si, del susto que llevaba y sin luna, no me llegaba la camisa al cuello, la boina a cáscala y una albarca que perdí y tira para Fuentes Claras por el Rincón y sin luz, un frio,… todo me dolía… y el tren aun se oía pitar y pitar… mecaguen su padre. Mojao mojoa mojao, todo chupido.

En fin que a lo que llegaras a casa te mandarían a la cama sin cenar, por tonto. Sentencio Perico.

Aun me acuerdo que salte al corral por detrás y me metí en la cama sin decir nada a nadie, y ya lo puedes jurar, ya, que no cene,… y comer habría comido poco, pero hambre no había, ese día no.

De Los Años de la Cazalla 

        GRACIAS MUCHISMIAS GRACIAS


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