lunes, 18 de junio de 2018

De los calamochinos nacidos en 1968 Cincuentenario


Vivir para contarlo


Muy buenas noches a todos.
Por fin ha llegado el instante, el momento de volver a vernos, bienvenidos y feliz noche.
Esta noche por encima de todas las cosas, quisiéramos poder parar el tiempo y hacerlo aquí y ahora. En el Hotel Calamocha. Plenos de felicidad y amistad.
Hemos querido escribir una carta de amor, ahora que ya nadie escribe otra cosa que no sean wasap y vinimos a escribir todo cuanto vamos a leer, un canto a la vida y al recuerdo de los nacidos en Calamocha en el año de 1968

A lo vivido y a lo que nos quede por vivir, al recuerdo y al futuro, a quienes aquí nacimos, a quienes tan solo estuvieron de paso y a quienes vinieron después.
Si maravilloso ha sido lo vivido cuando miramos atrás, aun podemos hacer algo más y que entre todos el futuro sea muchísimo mejor.
Aquí y ahora da comienzo el resto de nuestra vida. A unos pasos de donde comenzó, nuestras casas, las escuelas, el instituto, la EFA, Calamocha.
Hoy no debe ser un día cualquiera, una noche de marcha más, un día de tantos de los ya vividos, una noche de la que no recordar nada al día siguiente.
Todo lo contrario, hoy debe ser el primer instante del resto de nuestra vida juntos, unidos por la celebración de estos primeros cincuenta años.

En cincuenta años han ocurrido muchísimas cosas, aunque nos siga pareciendo que ayer mismo éramos unos niños y nos quede tanto por vivir
Los años, la distancia, las prisas, el fin de nuestros días con centro en la escuela, el instituto y los garitos de los ochenta, hoy catedrales de digno recuerdo, los sanroques perdidos, la familia, los hijos, la vida que pasa, las prisas, el no llegar a todo, nos fue separando.


Pero el esfuerzo enorme de reunirnos hoy debe hacernos cambiar la dinámica, volver a ser unos niños, volver a comernos el mundo o cuando menos Calamocha
Y hacerlo de ahora en adelante todos juntos, reunirnos al menos una vez al año, un café, una cena, una comida, unos pocos quintos, aquellos que puedan.
En suma:
Que hoy, al cumplir los cincuenta años, aquello que la nostalgia, el entusiasmo, el amor y un grupo de wasap ha unido, no lo separe el tiempo.

 

                                               Fotografía DAVID SANCHEZ LAZARO
 

Nacimos en el 68 del siglo pasado
Mira tú si hace años
Pronto se saca la cuenta
Cincuenta
Recién llegada el agua corriente a las casas
y encementadas las calles
nacimos aquí mismo,
en Calamocha,
no cabe mayor suerte
Otros llegaron de paso
Y siendo todavía unos niños se marcharon
BIENVENIDOS
Otros llegaron más tarde para quedarse
BIENVENIDOS
Suerte para todos encontrarnos hoy aquí.
 
 
Una comadrona, Doña Celia
iba de casa en casa
y nos traía al mundo
no había pediatras ni revisiones
ni casi enfermedades
que no pudiese curar la madre la abuela o una tía
Nos pesaban en la tienda de ultramarinos
El medico tenía un vespino rojo
Solo de oírlo querías morirte
Don Angel pedía una cuchara a tu madre
Te miraba la garganta, el pulso y la fiebre
Y te ponías bueno a escape
Este chico necesita una receta de calcio
No tiene nada, está sano
jarabe, supositorios y pinchazos
hay que llamar a Don Paco
Y Mañana a escuela
 
 
El primer día de clase con Doña Pili
Escuelas viejas, baby azul, leche Ram, carbón y merienda
El segundo y el tercero, Don Juan y Doña Ascensión
Otros muchos maestros, los años que pasaron
Mayores que nos hicimos
Unas veces juntos, otras separados
Éramos muchos, dos clases y afortunadamente
Seguimos siendo muchos
Hacia un frio terrible pero nunca nos importó
Ni en casa ni en la calle.
Estufa de leña, luz y gloria
Crecimos
Tres navíos en la mar, la gayola
La bombilla, los tres fallos
Un parchis, una baraja, churro va
Pitones, chapas y cromos
Una soga, la comba y un balón
Entre el Rabal y el Peirón
La fuente del bosque, la huerta grande,
Los hortales, el rio, las eras y los pajares
La calle para correr
Que guapas las chicas
De todas nos enamoramos
Los chicos buenos soñábamos con ellas
Yo aun lo sigo haciendo, sigo enamorado
Hoy por fin os hemos vuelto a ver
Difícil olvidaros
Pero ellas se fijaban en los malotes
Hasta Miguel Rios sufría mal de amores
 
 
Que le vamos  hacer
Si cuando éramos jóvenes
Nos gustaban los malotes
El tiempo nos curó de casi todo
 
Pero sé que los chicos malos
Tienen un corazón inmenso
Lleno de canciones de amor
Y esta noche quiero que canten
Por qué yo quisiera saber
Y poder perdonarles
Quien por San Juan nos ponía cardos
En lugar de flores
Y que ellos me perdonen
El habernos quedado con los otros
Los trozos de pan
 
 
Estudiar, deberes y jugar
Via crucis, retiro y flores en mayo
Formar al entrar en clase
Bendito orden y silencio
Como se “echa de menos”
Mosén Salustiano y Feliciano repartiendo
Catecismo y comulgar
Aplauso los sábados,
Bonney N y Parchis
Heidi, Marco, Yaqui y Nuca, los payasos
Confesión y misa los domingos,
Futbolines en casa Teo,
Ideal cinema, clasificado S
Kiosco en el Peirón
Los escaparates de Agudo y Elias
Los años del destape
La Lib, la Interviú, y la Muy Interesante
Barbara Rey, Victoria Vera
Leif Garret, Iván, y otros guapos
¡Qué rápido paso el tiempo!
De la mano de la Tía Concha Catalan y su hija
Recorrimos el camino de las chuches al champan
 
 
Las escuelas nuevas a estrenar
La derrota en el concurso de Area 5
El viaje a Benicasim a ver el mar
Para muchos la primera vez
Los Pecos y sus acordes
Que cantamos en aquel bar
Esta noche deberíamos volver a cantar
La tele en color, el teléfono en casa
Dos canales para ver
La camiseta de naranjito
Veinte duros en el bolsillo
El viaje a Mallorca de fin de curso
Nuestros últimos momentos juntos
 
 
La fotografía de sexto curso
Los maestros que nos despidieron
Todos con el Don y Doña delante
Pedro, Vicente, Ascensión, Tomas,
Manolo, Conchita, Jesus
Y los catorce recién cumplidos
Un primer adios
Catorce años. Nos comíamos el mundo
De Monreal a Daroca
Un montón de nuevos amigos, amigos para siempre
Los años del instituto
Sus clases, sus fiestas, los ochenta
La movida, la marcha, la música disco
Perros callejeros, Pajares y Esteso
Catorce, dieciséis, dieciocho
Radio Calatayud
Las películas de video piratas
En el Chato y el Pub Calamocha
Allí vimos ET y Superman
El spectrun, la calefacción,
El video, el radiocasete, la tele por cable
El comecocos, los marcianos
La Derbi C4, el vespino, y por fin el Sinca 1000
Ginebra y Coca Cola, ponche y batido y una caja de cervezas
Las fiestas de los pueblos, noches de verano
Las noches del despertar a la vida
 
 
Las verbenas en el polideportivo
Las fiestas en la plaza de la iglesia
Gabinete, Los Rebeldes, la Frontera
Tennesse, Puturru, y su menage a trois
Eternos Inhumanos, una y otra vez
 
La Pantoja, Manolo Escobar
Y Luis Alfredo el de Cristal
Héroes del Silencio y tantos otros
Ole, ole, la minifalda de Marta
De blanco inmaculado
Las barbas de Juan Pardo
El chachachá del tren
Y el ultimo pasodoble de la Banda de Encinacorba
Nos faltó Alaska, ¡oh todopoderoso Alcalde!
Hágase tanto su voluntad como realidad nuestros sueños
Aléjenos de los tributos ¿A quién le importan?
Queremos ver Alaska en la Plaza de España
 
 
Aquello paso, aunque cueste creer
Hay que recordarlo
El Príncipe saludando en el Peirón
Y todo sucedió, como un verano, en un suspiro
Estudiar fuera
Trabajar donde te dejen
La mili donde te toque
Adiós Calamocha adiós
Adiós a la foto de sexto
Unos se quedaron,
Otros se fueron para no volver
Yo entre ellos
Otros llegaron
Navidad, Semana Santa, veranos
Volvíamos a vernos
Empezábamos a ser unos extraños
Del saludo por compromiso a casi al olvido
Han pasado los años
Las prisas, siempre las prisas

 
Las Vegas. La Kisby y su DJ,
La Albonica y su Gnomo sonando a las diez
A las diez en casa
De marcha los domingos
Frio del sábado noche, encerrados frente a la tele
Sábado cine y a dormir
Los bolos en el Noha
La Scanner y el Zona 5
El cielo en la tierra: El Misa de doce
Bajo el Rincón de Mari Carmen
Música y lugares donde nos enamoramos
Lugares donde dijimos: Te quiero
 
 
Quiero ser una Rock And Roll Star: El Nebraska
Las escaleras del Pub Calamocha
Y tantos otros
El Brindis y el Cinemascopas
El Principio y el fin
Todos echaron la persiana
Quedamos perdidos
Los noventa, el cambio de siglo
Los años, la distancia
 
 
Hoy que nos hemos dado
Todos los besos del mundo
Hagamos el esfuerzo de continuar juntos el camino
Al final solo quedara uno
Quien viva para contarlo que lo cuente
Llegados los cincuenta años nos juntamos
Y ya nadie nos separo
Muchísimas felicidades a todos,
gracias por estar aquí hoy
hoy es la gran noche.

 

CALAMOCHA 16 DE JUNIO DE 2018

50 Aniversario de los nacidos en 1968
 
 
Escrito y recitado por Reme Agustín y Jesús Lechón

 

domingo, 6 de mayo de 2018

Calamocha fue

Calamocha fue...

Calamocha fue un mes de mayo,
sus mañanas y sus caminos,
el mío fue la calle Real, recién barrida,
también, lo fue, la Balsa y su umbría,
camino del instituto, camino de marcharme

Calamocha fue un mes de mayo,
bajo el tibio sol de las ocho y media de la mañana,
con la rosada en los tejados
y el frío que igualmente pasa,
olvidándose de nosotros,
también de la tierra,

Calamocha fue un mes de mayo,
fueron los corros de los mayores
abuelos al sol final de la tarde,
hablando del sonar de las campanas al medio día,

Calamocha fue un mes de mayo,
de aquellos fines de semana,
de las ultimas cosechas,
el dolor de abandonarlas,
el sembrar la vega,
por última vez

Calamocha fue un mes de mayo 
el ver crecer el cereal en el secano,
fue el caminar y echar la vista atrás,
el polvo de los caminos,
porque nunca llovió lo que tocaba,


Calamocha fue un mes de mayo,
fue la calle y su trajín los miércoles de mercado,
adolece la calle, vacia hoy
fueron los domingos de los ochenta,
días, con la ilusión de la llegada del verano,
sus verbenas, las fiestas de San Roque,
la cosecha, el trabajo,

Calamocha fue una noche de mayo,
viendo a los mayores, mirarse los unos a los otros
antes de cerrar la puerta,
con la vista puesta en el cielo de Santa Bárbara,
a la espera de la última helada,
helada que ha de venir, y dejarlo todo pardina,
única certeza de aquellos días, y aun de hoy
abandonados por el Santo Cristo,
abandonados por todo y por todos
a la espera del ultimo hielo

Calamocha fue el despertar del último día de clase,
preguntándonos si habría un mañana, y cual sería….
No lo habia

Calamocha fue mayo,
como el resurgir de la vida,
lejos del frío,
a la espera de la lluvia,
de la lluvia sin granizo, 
del sol abrasador,
de las moscas,
de San Roque 
de la escasa cosecha…
de marcharnos
todo pardina

En una palabra: Ilusión. En tres, Calamocha es mayo. (Fue)

martes, 1 de mayo de 2018

Viaje al fin de Calamocha

"Os lo aseguro, buenas y pobres gentes, zancarrones, infelices, apaleados por la vida, deslomaos, siempre empapaos de sudor, os aviso, cuando a los grandes de este mundo les da por amaros, es que van a convertiros en carne de cañon... Es la señal...No falla. Por el afecto empiezan"
Viaje al fin de la noche. Louis-Ferdinand Céline 1932


Recuerda de vez en cuando mi padre al Tío Vitos y a su padre charrando de lo que traía el tiempo,nada bueno allá en el Peirón:

No padezcas por mí, Tío José, ni sufras, es cosa mía, los buenos calamochinos no pueden vivir sin mi, que se le va hacer, es así la cosa,le echare cojones. Ya sabes que tanto a ti como a mi nos sobran.No voy a ser menos que estos haraganes, los mismos que le echan ellos para ir a cazar, coño con los señoritos, con este tiempo, esta sorna y esta calorina, menudo bochorno ir a cazar, que pocas faenas que tienen, coño ninguna.

Me subiré en cuanto eche a clarear el día a la Cirujeda, redios todo son faenas, con los cantaros a medio llenar con agua del pozo y así a escape los llenare, que soy yo muy delicado y no quiero que por darle gusto a ellos me suban los calores y me tengáis que dar tierra, a medio llenar bastara por que con aquel chorro, no me voy a cascar yo allí toda la mañana de plantón con las faenas que tengo un domingo, que se jodan y ardan que dices tú, y mientras tanto que toque el cura a misa si no llego a la hora que ya sabe que faena tendre.
Iré, no queda más remedio que ir a por agua, se ve que otra faena no tengo, porque mañana quieren ir los señoritos los cojones, caciques de medio pelo, a cazar y comer a la casilla los socios al termino de Santa Barbará, por eso te digo que iré a por agua al punto la mañana haga el calor que haga casque un hielo que se hiele San Roque o una nevada de tres pares de cojones, no vaya a ser que mañana por los caminos, aunque estos madrugan poco, pero vete a saber, me vean darles gato por liebre, y me joden San Roque para cuatro días que quedan y luego bajare con los cantaros llenos, mas lo siento por burra que por mi, que ya esta mayor la pobre para ir con estas tonterías, y le jode el calor una barbaridad y repartiré el agua, y aun iré a misa, que sin mi ni unos ni otros puede vivir, que el día que yo falte no se que será de Calamocha, si te parece poco el trajín que llevare. Y luego, que cojones quieres que haga, pues iré a la casilla los socios a darles gusto a los hombres y subirles la comida, la burrica y yo, ya sin prisas y el día echao, a ver que puntería tienen con la solina que cascara…No me jodas, pudiendo estar a la fresca del rio
Mecagüen san dios, que no tengas ganas de verte, jodido como estas, que ni aun hablar puedes de la calor que hace, sin llover que había de caer un tronadon y llevarse en la caseta a todos estos cabrones y que con este tiempo tengan los cojones de irse a cazar, y a ti de darte pol culo con la burra, para arriba y la burra para abajo, y además tirar por agua, mándalos a hacer hostias, quédate en la cama…

Pero mi abuelo José que le daba la replica bien sabia que aquello era imposible, y que hasta dios estaba de la parte equivocada y no habría un tronadon de tres pares de cojones que se los llevase a todos cara la Rambla Rija
Entonces Valero que me quieres decir tu niño, qué mañana merendaremos conejo.
Pues eso, mañana a la tarde noche, Xaltacion, le daremos al conejo y se nos pasaran todos los males, pagaran los señoritos todo lo que nos hacen trabajar.




Los días de caza ya lo veías venir a media tarde, bajar de apacentar al rebaño de señoritos, y dejarlos sestear y se acercaba por allí por casa con la burrica y el serón, le daban una perra y dos conejos, no se podía ser mas miserable por semejante faena que les hacia, por subirles la comida y servirla, replegar, barrer y tirar a buscar los conejos y lo peor de todo aguantarlos y reírles las gracias, unos cabrones miserables vamos, decía el, que aquello no era pagado ni con todo el oro del mundo, aunque si por el vino y la carne no que le daban si no que el les sisaba, menos mal que me bebo el mejor vino que tienen y les saco el rancio con agua al segundo jarbe por mal de joderlos un poco y ver si revientan,…
¿Y como les ha ido la caza? preguntaba mi padre, y decía el Tío Valero, nada, venga a sentirse tiros a todas caras, los perros locos por todos lados, venga a salir conejos a troche y moche pero que matar, poco, con dos tragos no le dan ya ni a un tiro de machos, media docena escasa han cazao, todos se les escapaban y como me han de dar dos por la faena, nada que no les ha quedao ni para cenar, ni uno por cabeza se habrán podido repartir, que se jodan y se queden sin cenar, que no lo van a notar, nada que cuando se ponen a tirar tiros, me parece a mí que ven ya poco, y a los perros ya les tengo dicho, que primero voy yo y luego ellos, oye comen de mi mano aunque no sean mios…lo mismo que los señoritos sin darse cuenta.
Y ya veías al Tío Valero, que llevaba el serón con un trasfondo doble de los años del estraperlo que era un pozo sin fondo, mas bien apañado, daba gozo verlo, vamos que no se podía imaginar nadie que llevase nada. Y el con la burra en la puerta de casa y los ojos que le brillaban mas de la emoción de sisar que del vino que se había llevado puesto, venga a sacar conejos por todos lados,dos que le daban y que todos podían ver, y media docena que les quitaba y metía en el serón junto con la bota de vino a reventar de morapio. Porque a lo que los amos iban a buscar los conejos ya no los guipaban, el era mas rápido, mira, ahí hay uno, ese se ha jopao, aquel herido lo mismo y él Tio Vitos tiro que oía, y conejo que veía caer no se le olvidaba donde y no había perro que se atrevía a quitárselo si no le decía el que fuera a cogerlo y se lo llevase a uno u otro para distraelos,y por aquel barranco debe haber un par, no se le olvidaba donde veía caer uno ni cuantos caían…
Venga llama a la Xaltación vamos a espeletar un par de ellos y a merendar, pagan los señoritos… Joder si nos vieran, siendo como tienen escopeta. De todas formas no les quedan dientes para esta carne, tanto darle al arrope todos se les caen, favor les hacemos.
De Los Años de la Cazalla. Las cosas de los señoritos.




sábado, 14 de abril de 2018

CANCAN de Jon Lauko

CANCAN de Jon Lauko Editorial GOODBOOKS

Reseña

CANCAN es el último libro de Francisco Rubio y Pilar Cernuda lo ha prologado de un modo tan magnifico que poco o nada queda por añadir. De hecho debería copiar y pegar lo escrito por ella y bastaría. Son una delicia las líneas que dedica al autor y a su obra. Imagino que al leerlas por primera vez abrumado el autor se sonrojaría, “se llama Francisco, no se llama Jon, dice que es catedrático de matemáticas, no de literatura. Tal vez en realidad sea un espía, un agente doble dado que tan bien parece conocer ese mundo. A veces las cosas no son lo que parece, ¿o si?.



Para empezar, no es su último libro, en realidad Cancan, es una trilogía, donde se engloban en algo más de trescientas páginas las novelas ya publicadas de  Donostia y Estación Paris junto con la inédita El Parque de Cișmigiu que da fin a la trilogía. Al menos la primera y la segunda pueden leerse por separado, tienen vida propia por así decirlo y no hay excusa para no leerlas. No así con la tercera, pues sin conocer las anteriores no se comprendería.

Jon Lauko en su cariñosa dedicatoria firmada meses atrás en la presentación de la novela en Daroca, (Jesús Blasco estuvo allí atento y con el encargo de recoger mí libro), me advertía, vuelve a leer las primeras novelas, no vayas al final de la historia. Intenté hacerle caso, pero no pude, ¿para que están los padres o los maestros? si no es para desobedecerles, a mitad de Donostia, cuando mas estaba disfrutando la memoria me jugo una mala pasada y me hizo recordar el desenlace por su parte Estación Paris aún me seguía rondando por la cabeza.

Y me fui a las páginas finales, a la última entrega, al desenlace, a leer El Parque de Cismigiu.Llevaba meses por no decir años esperando el momento, así que de nada me servía el consejo del autor. Entre mis manos un buen puñado de paáinas que como todo lo que escribe Jon Lauko quizás saben a poco pero no hay duda de que es su justa medida. Novela matemáticamente negra de principio a fin. No puedo ser objetivo ni ser imparcial y me da lo mismo. Soy de Albónica, como el autor y todo lo que huela a granero a Calamocha me entusiasma. Si alguien lo duda, que se haga con ella y lo compruebe por sí mismo, es fácil, se puede comprar online en unos cuantos sitios, también en ebook.

La novela es magnífica de la primera a la última página, hablo de las tres, y la tercera en concreto me parece magistral, emotiva y tierna, llena de guiños al triangulo de la infancia que le vio nacer en Teruel (Albarracín, Caminreal y Calamocha) punto final a unas vidas, su alter ego entre ellas, que fueron pasando frente a unos protagonistas que parecen tener el destino de todos nosotros en sus manos, al tiempo que son incapaces mínimamente de saber donde están.

¿De qué va la novela?, muy sencillo, de eso que tanto nos gusta, de buenos y malos, de dobles vidas, espías, militares, amores y gente normal que va de un sitio a otro. Unas veces se meten en problemas y otras se los buscan por que todo se echa de menos. Poner cara a los protagonistas y lugares es fácil, basta con recordar todos y cada uno de los telediarios que vimos a principios de los ochenta, terrorismo, golpe, atracos. La España de Lauko, la España de la transición.

La escritura fluye y te emociona, te hace ir de un lado a otro con absoluto rigor, en capítulos mínimos en letras pero grandiosos en descripciones y hechos, de modo que es sumamente fácil sentirte protagonista e inevitablemente tomarle cariño a todos y cada uno de sus protagonistas, y querer saber cómo acaba a toda costa. Jon Lauko es el único autor que me quita el sueño, creo que con eso esta todo dicho, te sientas a leer y no te levantarías hasta terminar la novela.

A leer

PD Ahora toca esperar entre otras cosas la deseada reedición de la novela Barrendero, enterrador, Ferroviario, con Calamocha, la Albónica de Jon Lauko como protagonista, esperar también sus recuerdos de la niñez que de vez en cuando podemos leer en el Facebook y que bien podrían conformar un libro algún día,  esperar cada sábado para seguir a Cela por las calles de Barcelona… como lectores, siempre queremos más.

FIN

Operación Calat-Darawca

Daroca 17 de enero de 2018

Bajo un frio de los de antes, Jon Lauko recorre a última hora de la tarde la calle Mayor de la ciudad camino de un lugar seguro a resguardo de escuchas y miradas indiscretas. La Biblioteca de la cuidad.

Lleva la maleta cargada de libros, mal día para pescar, esta vez no se le ocurrió otra coartada mejor que presentarse como escritor en lugar de pescador y piensa si no se estará volviendo mayor, pero qué hace allí, cómo se ha dejado arrastrar hasta ese bello rincón del Jiloca en pleno invierno. Viene movido tal vez por la nostalgia de volver a ver a sus camaradas de tantas y tantas misiones. Esta todo helado, en apariencia llega a presentar su última novela CANCAN, allí lo espera Eduardo Radio, quien le saludará con la vista nada más verlo y le dará cobertura a su plan.

Al entrar observa a su presentador sobre la mesa del escenario, todo en orden, le devuelve el saludo con la vista y sentado discretamente en las últimas filas descubre la oronda figura del Comandante Chándal, L´Enfant terrible de Albónica, el motivo real de su visita y con quien unos minutos después charlará, olvidadas cuentas pendientes, en la firma de libros, dará novedades y recibirá instrucciones.

Todo estaba minuciosamente planeado. Días y días de insomnio para ese momento. Pero algo llama su atención, e inmediatamente le dice que no va bien. La cabeza le da vueltas, todavía no entiende que pasa, ¿por qué no hay nadie más?, ¿dónde está Emilita?, ¿qué le habrá ocurrido?, ¿por qué hace tanto frio? ¿y los demás y el público?. Ella debería estar, su cicerone. Empieza a comprender, los mensajes, su redacción, esas comas, el uso de los artículos, alguien ha suplantado a Emilita o algo peor.

El viaje desde Barcelona ha sido larguísimo, no es fácil llegar hasta donde ha llegado en unas horas cargado de libros de tren en tren y de autobús en autobús, si ella no aparece, todo empieza a cuadrar, le habrán tendido una trampa y habrá caído, como un ratón en su ratonera. Ya es tarde para salir de aquella Biblioteca. De pie, en el centro de la misma siente el aliento del Comandante Decatlón a su espalda mientras busca ayuda, pero su buen compañero Eduardo Cid, ha desaparecido.

Momentos después a través Telegram en Valencia el Sr Brotons recibe un escueto mensaje. “LO TENGO”

Albónica 7 de abril de 2018

El Sr Jarbe se ha citado con el Sr Brotons en el local de moda, el Amariello, no se fía de su interlocutor, quiere tantearlo y estar rodeado de gente es una garantía, ver cuáles son sus intenciones, que tiene a cambio y que puede ofrecerle. La Operación Cancan en Darawca fue un éxito y debe cobrarla, pero enero ya queda lejos y quizás es el momento de dejarlo, ahora él tiene un prestigio que mantener, el JAR(*) carece ya de sentido, no quiere terminar como el bueno de su amigo Francisco Rubio y compañía.

Vámonos, ordena. Caminan hacia el Peirón y se detienen sobre las baldosas del Triángulo del Frio, el Sr Batallador no dice nada, tan solo se ríe y le baila la panza, y el Sr Brotons se teme lo peor, es allí donde han ido a parar Lauko, Eduardo y Emilita, no hay duda, están bajo las inscripciones de las lápidas de Teruel, Molina y Calamocha.

JB manda entrar al Burger San Roque. Y el Sr Brotons se deja llevar con cautela que le abra el camino, saluda a unos y a otros, y busca una mesa apartada. Aquí lo tienes, todo tuyo dice el bueno de Blasco y le da la última novela de Jon Lauko CANCAN, te la lees y me la cuentas… ya estas tardando. Y en tono calmado al tiempo que desafiante continua: me debes veinte euros y pico, saca la cartera, menudo frio pase aquel día de la presentación en Daroca, para que luego digan de Calamocha. Y todo por tus caprichos.

Rack, se oyó el cerrojo fácil de reconocer de una vieja Luger antes de sonar un último disparo. Recogió el dinero y se marchó, nadie vio ni oyó nada.

(*) JAR Jarbismo Armado Revolucionario.

FIN