Hace unos años, un tarde de viernes cualquiera, a eso de las seis...
No hace falta que me des las gracias, si lo necesitaras todo te lo daría, ya no he de menester nada en esta vida, ni aún dinero ni nada que se le parezca, la salud no se puede comprar, la compañía, la familia tampoco, ahora, aún no teniendo, me sobran las perras, pero aún me acuerdo de cuando nada tenía, y de los tiempos en que todo lo que ganaba se lo llevaba el banco, vivíamos de las ayudas, con una vergüenza inmensa, ahora como aquel dice solo me gasto en la comida del gato, si me viera tu abuela, mi otra madre, antes los gatos comían las sobras, y comían de todo, y ahora hay que cómprales latas, y no todas se las comen, no te creas que no vale… También más de una vez, habré comido gato en aquellos maravillosos años, buena era tu abuela y mi madre.
Llevo un gripazo tremendo, gripe española la llaman, estos franceses desustanciados, lo que toca ahora en estas fechas, resfriado y tos, tos como un perro, día sí y día no. Espera un momento, ahora vuelvo, tengo el café en el fuego.
Ahora vengo de hablar una detrás de otra, no paro yo con esto del teléfono, … no sabría vivir sin él, y sin el café, qué haría yo, morirme de asco, claro que si no me he muerto ya de asco con todo lo que he pasado, sin café ni teléfono podría vivir …
Con todas hablo lo mismo, ochenta y pico tenemos todas, aquí y en Torrijo, todas, la una con la pierna jodida, la otra con el brazo y yo les digo que no me cuenten sus penas, que las mías son mayores, que todas tienen hijos y nietos y yo solo un gato cabron y francés, estoy sola, y eso no hay pastilla que lo cure, aunque el café ayude. ¿Habrá café en el cielo?, que me lleven donde haya, da igual el infierno. ¿Donde estarán todos?.
Como se ríen las sinvergüenzas, vaya unas primas, si os hubiera tocao vivir y padecer lo que a mí, ya hace años que os habría enterrado les digo. Ahora mismo me cambio por vosotras, os doy todo lo que tengo, todo…ya que sois tan pobrecicas.
Es que tú lo darías todo, me dicen. En fin, es lo que me enseñaron en Calamocha, a darlo todo menos problemas. No recuerdo donde bebería café por primera vez, pero seria allí, en la Casa el Registrador.
A mi madre le pasaba un poco igual, todo lo daba, somos una familia de tontos, a cual más, no tenemos remedio, “son tan pobrecicos, son tan pobrecicos” me decía, de la familia de España, que todo pensaba en guardarlo para dárselo,… sin en lugar de guardar para dar trastos y zarrios, nos hubiera dado alguna hostia de vez en cuando, a todos nos habría ido mejor,…
Yo no podía soportar que pensase eso, “pobres” ¿en España?, ni hablar, aquí en la maldita Francia, sí que éramos pobres, y además extranjeros, pero allí no, “mama, allí poco o mucho no les falta de nada”… y mi madre venga a guardar los vasos de cristal de los danones para enviarlos a España, se pensaba que allí no bebían por no tener vasos, los botes de cristal para echar conservas, tenía la casa llena, para enviarlos a España….
Todo menos poner café en la mesa. Había olvidado que los primeros años aquí, sin lo que les enviaron de España a través de la Cruz Roja, no habrían podido tirar para adelante como lo hicieron.
Redios, guardar los vasos de los danones, que ni siquiera se comían ellos…. Terrible, “en España son pobres”, cuantas veces se lo oí decir….
Nunca lo entendí, pasaron los años y los años, volvieron a España por fin y seguían pensado que eran pobres, no hubo manera de hacerles ver la realidad, ni aun bebiendo café a todas horas, como ocurría cada vez que íbamos a Calamocha, donde el café corría tanto como el vino antaño.
Café Aragón se llamaba, y había que molerlo, unos paquetes verdes, fíjate si me sabia bueno aquel bendito café, que me volvía a Francia con unos cuantos kilos de aquel café de Calamocha, que me sabia como el arrope. Para mí no había nada mejor. Café de Calamocha.
La última vez que fuimos a España recuerdo que era el año 82 y en el coche dijo mi madre… me parece que la estoy oyendo, como si fuera ahora “Nati, maña, he cogido un molinillo de café para llevarlo a la familia, y ahora que pienso, no sé para qué si allí no hay ni café, si no pueden beber de lo caro que esta”…
Nada, no se enteraba de nada, solo veía lo que le interesaba, a mí me entro la risa y yo todo era reírme y ella, qué pasa, qué pasa… nada mama, menudos regalos les llevamos tu un molinillo de café y yo una cafetera,…
Pues pararemos antes de cruzar la frontera y compramos café dijo mi padre, y a mi madre le falto tiempo para decir,… y azúcar, porque si café no hay en España, azúcar menos.
Creo que compramos una arroba de azúcar y otra de café, en cualquier caso una barbaridad para ver como llevábamos el coche… Daba igual que en realidad en España fuese todo ya más barato…
Así, que esa cafetera la tienes tú. ¡Qué alegría me das!, cuídala, tiene su historia como ves.
Feliz Navidad, allá donde este espero, haya café y familia. Busque el de la foto, Café El Hornero, es el mejor, la cafetera como ve, sigue a pleno rendimiento, como el primer día puntual a su cita cada mañana, sin conocer más café que el de Calamocha, que en eso también, allí, donde si no iba a estar, esta el mejor del mundo.
Muchos recuerdos, hablare con la familia, ya sabe, ya sé lo puede imaginar, la vida sigue, ya le contaré.
"El día que nací yo, que planeta reinaría, por donde quiera que voy, que mala estrella me guía"
Imperio Argentina.
Feliz Navidad a todos...a los de Calamocha, a los de Soria, a los de Palma de Mallorca, Zaragoza, Toulouse, Castellón, Valencia, Barcelona, Girona, Madrid y de Vinaroz hasta la Argentina... A los que solo están de paso, a los que van y vienen... A los de Bonete, al vecino de abajo...
Un abrazo a todos y de aquel lugar que me olvide, ya me acordare y lo pondré. Me falla la memoria y si no me apunto las cosas, se me olvidan.
A rusos y alemanes también...
Ismael recuerda....
Vaya historia mas conmovedora. Muchas veces vemos trastos viejos y que hace décadas que ya han dejado de sernos útiles, pero lo que si es verdad es que cada vez que vamos a la casa de nuestros padres y abrimos los armarios de la cocina y la despensa y vemos esos "cacharros" de metal casi oxidados por el paso de los años, y le digo a mi madre,,!!porque no te desaces de todo esto!! solo te esta ocupando sitio, si ya no lo utilizas, y entonces me dice, en ese cacharro que le llamas tu, ahí te daba yo tus primeras papillas, y luego cogías la cuchara y te gustaba darle en el plato como si fuese el tambor, y del ruido que hacías a la vez te reías, tu no te acordaras porque eras pequeño, pero yo me acuerdo como si fuese ayer.
Saludos y Feliz Navidad, recuerdos a la familia.