lunes, 17 de enero de 2011

Tardes de invierno



“La baza última has de procurar que sea para ti,  tu siempre al descarte y cuando entres en arrastre, has de pensar en hacer la última baza, las diez últimas que se llaman, porque son diez puntos para ti, que tienen el mismo valor que una bresca y además llevándotelas tu, en la siguiente partida, tu das y la baza ya va cara ti, y así, si no te has ido, sino has hecho los 51 puntos,  tu no sales y siempre es mejor que sea el otro el que salga…Y venga, que ya estoy hablando demasiado, porque el guiñote lo invento un mudo, y con las partidas que llevamos ya deberías saber jugar mejor que el abuelo”

La verdad, parece que fue ayer cuando eran mis abuelos los que me enseñaban a mí, a nosotros, a jugar al guiñote, que si la espadilla, el bastillo, el orete, la copa, y la Puta, ósea, la Sota de Oros, ya que el resto, aun también siéndolo, lo eran menos, o eso me parecía… 

Y así han ido pasando las “tardadas de invierno” que diría Labordeta, las tardes noches, y así han aprendido a jugar al guiñote y escuchado historias  de tan solo hace unos años, que sin embargo parecen ya del siglo pasado.

Jugado a la guerra, a los montones, al burro, al cuadrado, … y ahora al guiñote, en torno a unas sillas y a una mesa, nada más, preguntas y respuestas, historias, de cuando los abuelos eran niños, que también lo fueron, curiosidad por aprenderlo todo. 

"Yayo, toma el siete, que te voy a cantar las cuarenta".
"Aquí se cago un francés, maña, no hace falta que sigamos, que no hago ni las del Tío Perete que decía tu Tío Blas, que tu ganas. Mecagüen el copón, hay que ver como son las cartas, ya puedes saber mas que tu Tio Jesús y Adolfo juntos, que sin cartas, no hay nada que hacer. Ale, baraja y da. Aún no son ni las ocho, madre que largas se hacen las tardes. "

sábado, 8 de enero de 2011

¡Pasa allá, güesque!. Mira el puente Romano, que bonito es.

 


Resulto un momento duro, tremendamente complicado, y ahora qué hacemos, “p´ande la echamos”, ¿buscamos criada o nos ponemos a servir?, si nos comemos primero lo que dicen "que es malo" primero, o después, tras lo malo por conocer.

Y Miguel empezó a cortar jamón, mientras la chiquillería se arremolinaba en torno suyo, ante la expectación que surge cada vez que se empieza un jamon, todo un acontecimiento, todos querian comer, todos junto al Jamonero, y Miguel, temeroso de provocar un accidente dijo:

“Mecagúen el copon bendito, paso atrás, tu pasa alla, y tu a güesque,(*)… arre, que os voy a cortar los dedos y nos vamos acordar del jamon toda nuestra vida, como me enfade sacare la  zuriaga y os enderezare (.…) Que deis un paso atrás, que tu te pongas a mi derecha y tu a  mi izquierda, y no se coge jamón del plato hasta que no lo diga yo, ¿entendido?”

(*) Galdós, Lo Prohibido... "Ues....que" Los alcarreños a las caballerias gritaban ues...que

sábado, 1 de enero de 2011

Vamos camino del olvido…

A Manolo El Rito, quien allá en Madrid, aún teniendolo todo, por mucho que ande, nada de esto puede ver, y se acuerda tantas veces de aquellos años, de aquellos paisajes.
Felicidades, y recuerdos.

Pasa maño, pasa, y cuida de no emporcarte, que esta todo bueno…. 
Pasa y veras que queda de los caminos de nuestra infancia, de nuestros padres, de la senda de las paideras…Del camino Bañon por el que tu subías, al camino de la Jampudia por el que subíamos los del Peiron, cara la senda de la Casa Baja, del camino Villarejo, de la senda de la Casa Alta hasta Cañada Latorre, donde se juntaban y se juntan los términos de Calamocha, Navarrete, el Poyo y hasta Fuentes Claras.

Canta Manuel, canta:

De la canción de JA Labordeta “Yo soy igual que mi padre”

“Yo soy igual que mi padre,
padre fue labrador,
yo soy igual que mi padre,
el camino, la lluvia,
el viento, el sol,
la tristeza, el pedrisco,
el árbol sin flor,
el hambre, el trabajo,
el esfuerzo, el dolor,
el cansancio, la tierra,
la muerte, el adiós,
todo es igual,
ayer y hoy …”




Mira ande estoy… aquí exactamente.

Recuerdo que un día nos pillo una tormenta de tres pares de narices, y con un miedo a todo que teniamos. Encerramos las ovejas en la paidera que ves, y como robaban tanto entonces, Andrés y yo que si venia una voleada de aire por pequeña que fuera salíamos volando los dos, pensamos en atrancar la puerta con piedras por dentro.

Yo de tan justo que iba casi pero no podía salir por una visera de la paidera que le faltaba un hierro, pero Andrés, que tendría un geme menos que yo, si que pasaba, así que cerré la puerta con él dentro, y él la atranco con piedras corbeteras para que no se pudiera abrir empujando desde fuera.

Y salió por la visera y nos fuimos corriendo a casa los dos con las cuatro ovejas que tenían corderos en el corral y la cabra roya. Menuda chupa cogimos.

En esa misma paidera ya le paso una bien buena a mi padre, que hubo de encerrar las ovejas allí por otra tronada y para evitar que se las llevaran, echo el cerrojo y en el rafe de la puerta coloco una corbetera, considera tu, la más grande que encontró, para así, si iban de noche y abrían la puerta, que les cayese en la cabeza.

Y así fue que al día siguiente cuando fue a sacarlas, con las prisas de ver que estaban todas no se acordó de la piedra tiro abrir la puerta y le cayo encima la corbetera y a lo que volvió en sí, no había ninguna oveja, se le habían ido todas, y corre a buscarlas.

Y hoy estoy aquí, con las nietas… cuatro generaciones como aquel dice, delante de la puerta de una paidera, como si todo aquello hubiera pasado ayer tarde mismo.



La Casa Baja.


El pozo del que te acordabas, que ya no lo reconceras pero que sigue estando donde estaba, y la pila donde abrevaban las ovejas y donde los labradores llevaban las caballerias para que bebiesen cuando paraban a comer y se acercaban hasta la Casa Baja en busca del agua. Ahora ya todo hundido, solo las pilas podras reconecer. 

Ya nadie vivia alli en aquellos años, asi, que considera tu, como esta todo, alli dormiamos los pastores las noches de veranos y los segadores en la Casa por aprovechar el sol...


La pila




La entrada de la paidera, el cubierto de la Casa Baja, puertas estrechas todo...


La Casa Baja De Vicente "Colin"



La puerta...



El pozo y la fachada de la Casa


La Senda de la Casa Alta



La Casa Alta



Al fondo el Cerro el Poyo


La oveja muerta y los pocos rayos de sol que habia.


Al fondo el Cerro el Poyo


Ale, si no tienes donde dormir, agarra un par de fajos de trigo y subete al pesebre ahora que esta libre. Y no te olvides de volver a dejarlos al sitio cuando te levantes o acabaras en el Cuartel de la Guardia Civil.












Recuerdo un domingo en la Cerrada de la Paidera de Ruiz, con la era de trilla, y llena de hierba, que no se me ocurrió otra cosa mejor que hacer, en fin.
La era se veía desde el Puente Bañon y yo sabía que todos los domingos subía el Sr Pepe a dar vuelta de ella desde allí.

Así que cogí y nada, allí que me fui, a que se diesen un atracón las ovejas, les deje que comieran y yo a vigilar el Puente Bañon por ver si veía a Ruiz que venía, sacar las ovejas, … listo que es uno, lo tenía todo bien estudiado de domingos y domingos, ver a Ruiz hacer siempre lo mismo.

Pero aquel día, resulta que Pepe y el hijo vinieron a dar vuelta dando un paseo a caballo y en lugar de venir por el Puente Bañon, llegaron por la Jampudia y ni los vi, así que allí me pillo el Sr Pepe, con las manos en la masa.

“Oye Auge, pero a ti quien te ha mandao comerte eso”
(Continua. Las Historias del Perrito Perdigon)



Ya ves tu lo hermosos que estabamos unos y otros que todos cabiamos por la Visera sin rejas.



Venga maño esta noche te dejo el pesebre, echate a dormir que yo me bajo a ver las jotas, cuidate, y hasta el año que viene, no te des mal, es la cosa asi. Cierra la puerta al salir que hace muchismo frio. Y guardame el garrote.



Querido Manuel, barruntábamos que hacia frio, pero si esperábamos a que escampase, nos plantábamos en San Roque, así que hubo que atarse bien los machos para hacer las fotografías que has vsito.

Que te voy a contar que no sepas ya, aunque hayan pasado tantos años. Hacia un frio de tres pares de cojones y un aire que se jodia la perra Gilda, y ni los gavilanes podían arrancar el vuelo.

¡coño!, pues si era el día Navidad, la tarde del 24, a eso de las cuatro y con uno o dos grados, los agosteros de antaño, lo mandamos todo a cáscala a Luco, y nos fuimos, a ver las paideras, hay que saber bien las trochas, porque solo quedan piedras, que ya se jodio el patacar hace años, a dar un paseo camino Bañon arriba para volver por la Jampudia, con los peducos llenos de cachurros.

Fuimos a caballo, nos llevo Miguel, con el todo terreno, porque un coche normal, no habría pasado de las hojalatas del Campo Aviación, ¡zagal! esta todo pardina, al mismo Campo le quedan cuatro días, si harán un polígono o no, si devuelven la tierra a los dueños de antaño… todo va parejo supongo a como vamos nosotros, más jodidos que Arpa Vieja, abandonado todo, más en invierno que ni en la solina se podía aguantar.

Los caminos llenos de charcos donde se augaria un macho, lo mismo que en el Pozo del Tio Paco o en la Y Griega allá en el Ajutar, las ovejas tendrían en ellos agua para todo el verano, y cuando se acababan los charcos, a resguardo de los medianiles de los caminos cara Bañon, amontonadas por el cierzo, las capitanas, y los ribazos comidos por los tractores al labrar a mata caballo, por mal de arañar un palmo de tierra en busca del tempero, que ya ni caminos quedan, ni sendas, ni cañadas, ni cornejales con corbeteras, donde sentarse apoyar el garrote y descansar…. 

Recuerdas, con mas sueño que hambre, al llegar la noche, cansados como perros, nos dormíamos en cualquier sitio, te despertabas y las ovejas se te habían ido, ni los cencerros se sentían, así que te subías a alguna corbetera y esperabas que el Faro del Campo de Aviación, girase cara Bañon y con su luz iluminase el rebaño y venga a correr a por ellas entre los campos, que el Tio Gregorio, con la hoz en una mano y la zoqueta en la otra segaba mientras había sol sin descanso al tiempo que nos vigilaba a ese par de tontos que éramos el amigo Vicente y yo. “Mejor criar tocinos que hijos”


Ve con cuidado, no te vayas a esbarar entre los escombros y el hielo, y ve esudriñando las fotos de lo poco que queda ya y de lo que puedas reconocer, date un garbeo por la Casa Baja, y párate a echar un trago de esa agua que nos sabia mejor que el arrope, … reconocerás el pozo, ten cuidado de no capuzar, pero ya no hay pozal ni carrrucha, con el que llenar a calderetas las pilas del abrevadero…  y no te cale darte mal por como veas las cosas, pues como todo, lo de antaño, ninguna utilidad tienen, vamos, que ya no quedan ni ovejas.
Ya sólo quedan cuatro pitañares, las palancas también hundidas ya, y algún que otro cuchitril donde nos metíamos a dormir, con más miedo que otra cosa, gabaches que siempre fuimos, un par de pesebres como catre donde ensobinarse a echar un rosquete las noches que había suerte y lo pillabas y nada más, los muros de las eras caídos, las portaladas rotas, no cale que te des mal, todo lo contrario, espero que pases un buen rato y con los recuerdos vuelvas loca a la familia hasta que digan basta ya de historias y de leches.

En fin, mientras no demos el mango, volveremos el año que viene con más cosas.

Un abrazo y feliz año a toda la familia.

Recuerdos

 Aquí al final, hay alguna historia nueva que no estaba en año pasado por estas fechas:

lunes, 20 de diciembre de 2010

FELIZ NAVIDAD




Haz click en el enlace para ver la felicitación.

La foto es de la serie: "Calamocha La Nuit", de diciembre de 1992. Recuerdo que me temblaba el pulso un montón porque hacia un frío tremendo, y yo ya empezaba a notarlo en exceso...y me recorrí el pueblo intentando hacer fotos, a los garitos y calles... Prácticamente un fracaso total.

Detrás del pino, abeto o arbolito al abrigo pasaba el invierno como podía, el bueno de San Roque, antes de que con acierto lo pusieran cara el sol unos metros más abajo, años después. 

Feliz Navidad  y Feliz Año.

PD Siguiendo la iniciativa de Miguel hemos puesto en el Blog la opción de SEGUIDORES, y de un modo asombroso, ya son dos. De aqui a un par de años esperamos cuando menos, llegar a la docena y poder organizar un partido de fútbol, como cuando eramos críos, allá en la Era de San Roque.


martes, 14 de diciembre de 2010

La Matanza.


Por Ismael Cebrián, "El chico de la bici"  Las Aventuras del Isma

Tras leer Ismael lo escrito hace unos dias, en torno al Matadero de Calamocha   
comenzó a recordar los años de la infancia, y en concreto la matanza en el pueblo de sus padres, allá en Bonete, cerca de Almansa, en la provincia de Albacete, que en todas casas cuecen habas, por más que nos creamos únicos y especiales y nuestro pueblo el mejor, en todos era y es lo mismo, desde Onda a Bonete, pasando por Calamocha en todos en su día hubo a alguien al que le vendieron una "La Burra Ciega", ... aunque nadie lo conozca y el comprador lo niegue, yo también lo haría.

 "Ahora que he leído tu crónica sobre el matadero, me ha venido a la memoria aquellos años en los que íbamos al pueblo a la matanza, mi tío era el matarife y también tenía una granja pero a menor escala, mis padres le compraban el gorrino y el hacia el resto, aún recuerdo los chillidos de aquellos animales porque no los mataban con descargas eléctricas no, los mataban clavándole un cuchillo de considerables proporciones en la yugular. 
Mientras,, las mujeres se afamaban en darle la vuelta a la sangre en el cubo para que no cuajase. Luego lo quemaban con un soplete y a continuación lo abrían en canal para sacarle las tripas, recuerdo todo el mundo trabajando, hasta el gato que aprovechaba el mínimo descuido para pescar alguna corá (víscera), pronto se me olvidaban aquellos gritos del cerdo, cuando probaba aquel suculento manjar, como eran las gachas de matadero que llevaba lo mas tiernecico del gorrino, nos juntábamos alrededor de la lumbre toda la familia y cuando le quitábamos las ascuas a la sartén se decía "moja y atrás " porque éramos tantos que comíamos de pie alrededor de aquella gran sartén con patas.

Bonito recuerdo que lamentablemente ha pasado a la historia"

 PD La foto es del año 1994, "haciendo morcillas", lo primero que se hace, para no andar con la sangre cruda más tiempo del necesario, lo más delicado, hay que darle despacio a la palanca, cuidando de no reventar la tripa, luego se pinchaba y a cocer, y siempre era la persona de mayor edad, la encargada, al tiempo que dirigía el resto de tareas... En este caso mi Tía Ángela, las abuelas ya se habían ido.

Aquel día quise con la Yashica hacer fotos a todo el proceso, desde la granja al granero, pero la tontería que desde hace unos años, de siempre en realidad, nos rodea lo impidió, había miedo, ya no se podía matar en casa y en las granjas casi que tampoco, ... Como siempre el progreso era y es por nuestro bien, no nos fuéramos a comer un tocino sin las mínimas garantías higiénico sanitarias, o degollado por cualquier salvaje matarife de tres al cuarto que hiciese sufrir al cerdo mas de lo estrictamente legal ... Así nos va.

PD. "Que bello es vivir", he vuelto a ver la pelicula y he recordardo que a día de hoy, y ya estamos a 19 de diciembre, continua el encierro de los trabajadores del matadero, ... llega la Navidad, y los sueños deberian hacerse realidad.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Alli donde acaba Calamocha, junto al Silo y la Estación...EL Matadero.

Manuel sentado en el asiento del acompañante del Avia de 7.000 kgs, para mi gigantesca, blanca y verde de Pygasa se asomo por la ventanilla y dirigiéndose a Fermín le dijo “Aquí te traigo al peón, ( Y me alzo para que me viese desde la puerta de la garita) luego, cuando tengas un rato, te lo llevas y que mate un par de tocinos. Que vaya aprendiendo". 

Fermín levanto la barrera de entrada, cual paso a nivel y pasamos al Matadero, y yo que llegaba con toda la ilusión del mundo a ver el lugar donde trabaja mi padre, sito dentro del Matadero pero ya sin formar parte de él, de pronto sentí un miedo terrible, cobarde que era y es uno, miedo a que de un momento a otro, Fermín encontrase tiempo y me llevase con él, al pie de la gamella a degollar un par de tocinos en el peor de los casos, o a tirarles de la pata o del rabo, porque gracias a Dios, yo no tenía edad para más, allá por los primeros años de los setenta.


Reculo mi padre el Avia en la nave de los piensos, en una de esas maniobras que hacia abriendo la puerta y sacando medio cuerpo para mirando hacia atrás encerrarla, mientras Manuel le guiaba el lado contrario, “tira, tira, ieh… ande vas, izquierda… para, baja” y yo, ya fuera del camión, desde la puerta de la nave, al pie de las gigantescas tolvas, no me atrevía a ir más lejos, contemplaba atónito, por primera vez, el Matadero que por entonces debía ser y llamarse de Matinsa, (Matadero Industrial Sociedad Anónima. Cada tanto cambiaba de nombre, de dueños, entraba, salía gente, … y seguía adelante. El pueblo, la comarca, respiraba una vez más) y por si acaso venia Fermín, vigilaba y pensaba en que excusa dar con tal de no tener que ir a degollar a nadie. Trataba de oir a los tocinos chillar en la gamella, pero aquello era tan grande, que los debían de matar, lejos, muy lejos de alli…

El matadero, allí donde acababa Calamocha junto al Silo y la Estación, era inmenso en la distancia no tenia fin no se acaba nunca, mas allá se veían las granjas, “las mas grandes de España”, me decían con orgullo, y en altura los edificios parecían llegar al cielo, todo era rojo y blanco, el olor, eso sí,  era extraño, no lo esperaba, no era de carne, de jamon, de granero, contrariamente salía una larga columna de humo negro que lo inundaba todo, “allí queman la basura, los restos de los animales, el macho de Perico al que le dio el “pelo” y se le murió, también lo quemaron allí, y luego con las cenizas igual te hacen caldo que pienso”.

Solo de pensarlo, de comerme el macho en la sopa, se me ponía la carne de gallina. Era fascinante,… jamás había visto juntos tantos coches, aparcados unos a lado de otros y bajo un techo de uralita, mi padre me contaba que allí trabaja muchísima gente, no solo de Calamocha sino también de los pueblos de alrededor, que venían hasta en autobús. 

Entraban y salían camiones, camiones jaula y camiones frigoríficos, y había un trasiego constante de gente con su bata, gorro y botas blancas, que iban de un lado para otro sin tiempo para nada, aunque no llevaban cuchillo como en las películas de Fumanchu de las que parecían actores, todos nos saludaban, en aquellos años tan campechanos, todos se acercaban y se ofrecían a enseñarme el Matadero, su oficio,… Aun sin parar de trabajar, había tiempo para todo.

Pero Manuel, les decía, “no hace falta, vendrá Fermín (Al cual, si quiera por la edad yo había ya dado el rango de General) y se irá a matar un par de tocinos con él”. 

Mi destino aquel día estaba claro. No paraba de mirar en todas las direcciones entre gabache, curioso y vigilante… de pronto me di cuenta de que a lo igual que en el pueblo, había altavoces para pregonar, para llamar a la gente, lo cual corroboraba que aquel sitio era gigantesco, mas grande que el mismo Calamocha, hasta había un enorme bloque de pisos donde vivían parte de los trabajadores, y tenían su propio bar… Una ciudad a parte.

Apurando ya el Avia, descargada y cargada, vencida la tarde, el día, Adolfo, tratando de dejar de fumar, en su eterna lucha, llevándose un caramelo a la boca, al tiempo que sacando el mechero para encenderlo, decía aquello de “aunque lleven bata blanca esto es un trabajo muchismo malo, tu no hagas caso a nada, y si puedes no te vayas a matar gorrinos,… todo el día con frío, sea verano o invierno, dentro y fuera de las cámaras, y cargar los camiones y siempre con humedad y agua por todas las partes, y toda vida madrugando que ni descansar puedes…”. “Peor que la mina”, concluía mi padre.

“Bueno, mañana será otro día, y nosotros también madrugaremos, a lo que empiecen a sentirse las motos, al camión”.

Y es que el que más y el que menos, tenia, tiene y quiere seguir teniendo un vecino que antes del amanecer, sea verano o invierno, abra las portaladas de la cochera, saque el coche o la moto y al arrancar marque la hora a todo el barrio, y el pulso de Calamocha empiece a latir un día más… en nuestro caso, y en aquellos años, era la Mobylette naranja de Joaquín “El Malaco”.



La foto es de la primavera del año 1995, el color del cielo estaba precioso.