A la espera de
fecha para su presentación en una villa donde “la cultura nunca duerme”
hoy venimos a reseñar una nueva publicación escrita por el “calamochino” don
Fermin Ezpeleta. Autor infatigable, viene a completar su anterior publicación
en torno a don Ricardo Mallén. Esta vez en su menos conocida faceta como
cronista. ”Desde Calamocha. Obra periodística de Ricardo Mallén”
Ya recordado como docente en “El
Maestro Ricardo Mallén” Aliaga 1892 Calamocha 1987 lugar este en el cual desarrollo
la mayor parte de su vida profesional 1927-1958 “El desentendimiento de los
padres ha dejado a los maestros solos” (1957) Tras haber comenzado como
maestro a los 15 años. Campos, Miravete de la Sierra, Alcotas (Manzanera),
Aliaga, Moscardón y Tobed.
En 1959 se le concedió la Orden de
Alfonso X El Sabio y don Amable Moragriega, en su faceta de cronista,
contemporáneo del premiado diría de él: “Lo suyo fue una labor educativa del
más alto significado cultural y social” Recibiría también el Premio
Batallador en su primera edición poco antes de morir por parte de la siempre
entrañable y atenta Peña La Unión. Culminación a toda una vida a la que quizás tan
solo le falto haber sido reconocido como mantenedor de las fiestas. Méritos hizo
para ello. De sobra conocido, el colegio lleva su nombre.
Llega la presente publicación a
completar todo lo que por el momento sabemos de don Ricardo, hablándonos Fermin
principalmente de un maestro cronista, como corresponsal que fue de Heraldo de
Aragón y ocasionalmente del Diario Lucha.
Podremos leer sus primeros
artículos, soberbios, de plena madurez a pesar de su juventud, en torno al
magisterio y también a su pasión por el esperanto. “Si el idioma es el lazo
que mejor une a los humanos, ¿por qué no se adopta un idioma único para todo el
mundo?” (1935) Sin rehuir el escribir de política apostando por el lógico derecho
del maestro a votar libremente, así como su también lógico deber de mantenerse
al margen de aventuras políticas para con sus alumnos.
La lectura se torna una maravilla mayor
ya con Calamocha como protagonista. Su larga vida y pasión por escribir hizo el
resto, dejándonos al detalle la crónica de la villa que vivió. Fermín viene a
otorgarle el titulo de Cronista con todo el merecimiento.
Una crónica halagadora, “Calamocha
siempre lucha noblemente respetando personas y entidades que no comparten su
punto de vista” (1930) donde el maestro sueña con ver a la villa convertida
en una pequeña ciudad industrial, comercial y lugar de reposo de cara al
incipiente turismo. “Calamocha, tierra prometida de nuestros anhelos” La
llegada de la luz, el agua corriente, el cemento en las calles. Una Calamocha
culta, humana, “no debe ignorarse que los animales son seres dotados de
sensibilidad, sienten y sufren” (1934) a propósito principalmente de las
caballerías sustento de esa vida agrícola preocupada por traer nuevos cultivos,
campesino al cual admira como “artista de la tierra” Y entre sus páginas
los nombres de sus más humildes protagonistas que hoy harán las delicias de sus
descendientes.
Tormentas, bodas, funerales, misas
y sermones, calamochinos misacantanos, futbol, escuela, instituto, san
Cristobal, feria de todos los santos, y por supuesto, su pasión: San Roque, donde
año tras año pide cuidar de Dicheros y Bailadores “acortando” la
procesión del 16 Más de medio siglo después la crónica de los pasados sanroques
dice lo mismo, doy fe de ello. Sin duda, debió ser Mantenedor:“Lo que puede
mejorarse debe hacerse, aunque altere un poco la tradición, si se respeta su
esencia”
Y quien es cronista de un lugar,
también lo es de su tiempo “En los medios rurales no hay luchas políticas de
ideas, sino de personalismos” (1933) “Vivimos a velocidades vertiginosas
llenos de orgullo insensato. Nos odiamos inventando cada vez más poderosos
medios de destrucción“ (1962)
Sin duda, seguimos necesitando de hombres
como don Ricardo,
sigamos sus pasos: “Pasear, caminar sin prisa, con
frecuentes paradas, dirigiendo una mirada y un saludo afectuoso con cuántos nos
cruzamos”
Publicado en El Comarcal del Jiloca, diciembre 2025

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