martes, 16 de octubre de 2012

El final

 
En un lugar de Teruel junto a Calamocha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no hace ni tres días, terminó el verano ….
 
Asombrado aquel hombre, ante la mata de guindillas, que allí en la puerta casa habían sembrado por capricho y dar que hablar, de aquel que no tiene otra cosa que hacer, ya sabe, con el culo mata moscas, le dijo al vecino y cómplice:
 
Coño, pues si que les has metido tu buen tute a las guindillas estos dias, que no has esperao a nadie, me te habrás comido media docena, y eso que aun no se barrunta el frio. Que morro más fino tienes cara cabron, ya te puede picar bien el culo, ya. Y para rematar de joderla del huerto también se me han llevao un puñao, ósea, ya no sé si las cato este año.
 
Y el vecino, amigo y compañero de plantero, tranquilo pero nervioso, le dijo las que se había comido ni más ni menos: Coñe, pues me habré comido las mismas que tu. Lo cual a todas luces era, cuando menos, sorprendente.
 
Joder, pues yo me parece que me comí una el jueves, el día que me apetecieron las judías blancas con morro y salí y la enganche. La cuenta estaba echada.
 
Pues aun te has comido más que yo, porque yo ni las he catao….la verdad te digo y no miento, que si miento, me quede ciego ahora mismo. Evidentemente pasaba algo, la cosa se ponía interesante. Y llegó la explicación, tras un largo silencio, aquel que no habia comido ni quedó ciego, dijo:
 
Tú también pareces tonto, ya te lo dije, cosas así no se pueden tener ni en la puerta casa ni en los caminos, … ¿ande te paice que están las que faltan, quien te paice a tu que las ha podido coger?
 
 
Se hizó de nuevo el silencio, y el otrora acusador asombrado de nuevo, cayó en la cuenta, el único que las había probado lo entendió todo, miro al cielo al tiempo que echó un juramento, tras otro, de esos que ni aun a escribir uno se atreve, repaso todo el santoral y solo paró cuando se ahogaba de rabia… y el vecino y medianero de la mata de guindillas prosiguió en su explicación aunque ya parecía todo dicho, resuelto el misterio.
 
Pues fue el viernes de madrugada, no había hecho más que sentir que cogía una, que me tire de la cama, abrí la persiana, y le dije de todo, lo puse bueno al entriparrao ese, que no te da ni los buenos días, si me tuviste que oír,… y aun se me volvía, y se me encaraba, que esa tierra es del pueblo, que no es mía, que el también es de aquí, que lo que hay en España es de los españoles, me dijo, y que en el campo de la Estación tenía más, que fuera yo allí a cogerlas, que mías eran y tiempo tenia… así que ya sabemos quién nos las roba aquí y allí, y se habrá llevao lo que le haya hecho falta y más… y aun quería tener razón,… para luego irá por ahí regalándolas y presumiendo….
 
Y aun le dije, cuando ya la cosa se ponia tirante, y un saco de hostias había de bajarte y darte, para que te lo llevases también, y lo repartieses entre tus amigos, que enseguida acabarías, que serian todas para ti, espera que te lo baje, espera… tira pa tu tierra cabrón. Vete a tu tierra a robar.

Conque a escape se fue ,en cuanto se penso que me tiraba rellano de escaleras abajo para escacharle la cabeza.
 
Fin de la historia, entonces.
 
Mecaguen la puta, y no haberos oído, haberme llamao hombre, que el año pasao ya hizo lo mismo, el seria el que las cogió, quien si no, y yo también le habria bajao un saco de hostias bien lleno y aun una talega que aún queda por el granero, también, y todas para él.
 
 
De los Años de la Cazalla. Los otros veraneantes.

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