sábado, 25 de enero de 2025

Batalla de Singra 87 años atrás, madrugada del 25 de enero de 1938

 

“Sin excusa ni pretexto, atacaréis y ocuparéis el pueblo de Singra”

 

Teruel es nuestro.

Las imágenes de lo que después pasó son una colección de postales desenfocadas. Recuerdo que hablé con el chico de sanidad, que le había llevado al hospital en una ambulancia y me dijo que llevaba una brecha en la cara y el proyectil le había quedado en el cerebro. Durante la noche dimos vueltas por el cementerio guiados por un funcionario municipal que no podía recordar dónde lo habían enterrado.

Después pasamos por varios pueblos y yo me quedaba en el coche mientras mi padre y su hermano hacían gestiones.

Más tarde, ya de madrugada, estábamos en Fraga y tomamos café en un establecimiento lleno de soldados que se divertían. Lo veía todo pero no me impresionaba nada. No entendía nada. Después me dejaron en la Brigada y mi padre y mi tío se marcharon. Solo en medio de la cama por fin  descanse.

Al cabo de dos días recibí un telegrama de mi padre en el cual me decía que lo enterraban mañana en Barcelona y que fuese hacerles compañía. Se lo enseñé a Quiñones y me dijo que no podía conceder permisos para ir a la retaguardia. No se me ocurrió ninguna respuesta.

Después pensé en escaparme. Aquella sería una de las cosas que jamás le perdonaría a mi capitán. ¿Permiso? ¡Pensó quien quería un permiso!

Reaccioné con deseos de entrar en combate y hacer que me matasen. Me parecía que, muerto mi hermano, jamás podría mirar a nadie a la cara. Quería dejar la Brigada y volverme a la compañía, deseaba servir otra vez con la bayoneta calada al fusil.

La oportunidad iba a llegar más pronto de lo que lo creía. Genachte me aconsejo que no pensase en disparates. Y me dijo que sabotearían mi solicitud para trasladarme a la Compañía. Pero al cabo de pocos días volví por causa de fuerza mayor.

Aquella tarde había representación teatral en la Iglesia de Ballovar y fui para distraerme junto con Bernat y Muntaner, mis apoyos en aquellos días de crisis. Habían colocado sillas y la nave de la Iglesia se había llenado de soldados y de humo. 

Representaron un diálogo en el cual un miliciano discutía con un grotesco general fascista cargado de vasos de cocina como condecoraciones.  Todo el mundo reía  a carcajadas y después Serra, terriblemente pálido, salió a silbar por primera vez delante de un público tan numeroso. Cuando se quedó solo en medio del escenario con las manos en los bolsillos, inflo los mofletes y todo el mundo comenzó a reír. El inmutable, se ganó totalmente al público. ¡Cómo lo aplaudieron! Después todo el mundo gritaba y pedía nuevas canciones. Fue una actuación apoteósica.

Después, interrumpiendo a Serra, salió al escenario, Genachte, avanzó hasta el centro y con la voz rota, dijo una noticia sensacional:

¡Viva la República, hemos tomado Teruel!

Nunca había visto una reacción tan loca como aquella, era en verdad nuestra primera gran victoria, todo el mundo lanzaba al aire sus gorras y se abrazaban unos a otros, y daban vivas frenéticos.

Salimos a la calle en tropel, las campanas se habían lanzado al vuelo y sonaban junto a los pitos de todos los vehículos. Cantaban y se desgañitaban a gritos recorriendo Ballovar :

¡Teruel es nuestro! ¡Muera Franco!

Muntaner, Serra, Genachte y yo nos fuimos al bar, lleno de gritos, bebimos vino, ron, champán y nos pasamos los vasos de unos a otros hasta la madrugada.

Singra



Luego a través de los diarios íbamos viendo las alternativas del Frente de Teruel, el enemigo atacaba con toda su fuerza, necesitaba destruir nuestro ejército el cual ganaba prestigio en el extranjero. Fue entonces cuando nos llamaron y fuimos hacia Alfambra y Visiedo. Seria nuestra prueba como ejército regular.

Acampamos dos días y nos organizamos con el fin de asegurar el éxito, los mandos del comandante serian veteranos. Teníamos la Brigada completa y cubiertos todos los puestos de tropa, pero faltaban oficiales curtidos. Era la oportunidad que deseaba. Me dejaron escoger el Batallón y está claro, pedí el tercero. El 744 y Serra se quedó en mi lugar en la Brigada.

La Tercera Compañía era, como siempre, la del viejo Palau. Cada vez que nos encontrábamos me llenaba de alegría. Y me dio la segunda compañía, con Muntaner como Comisario.

Nos sentíamos como extraños dentro de nuestra propia casa ya que de la gente de antes no quedaba nadie y debíamos hacernos amigos de los jóvenes quienes ante el ataque que se aproximaba nos miraban desconfiados.

Estaba en la Compañía y otra vez me había quedado sin saber nada de las operación, solo sabía que atacaríamos Singra con el fin de cortar los suministros de los que contraatacaban Teruel. El resto de la operación la adivinaba, la orden que me la trajo el Bicicleta y era tajante. “Sin excusa ni pretexto, atacaréis y ocuparéis el pueblo de Singra”

Ganaríamos una trinchera hecha por ingenieros que partía un campo de trigo en dos, con su línea sinuosa, ya no era aquella línea derecha de los primeros tiempos que una vez tomada los que la ocupaban quedaban enfilados por el cañón de la ametralladora enemiga.

Teníamos delante nuestro un campo enorme, al fondo se recortaba la silueta de dos montes, el de la derecha, más alto que el otro y en su falda los tejados de Singra. El mapa indicaba que la distancia a recorrer desde la trinchera al pueblo era de 4 km.

A las cinco de la mañana del 25 de enero de 1938 llegó la orden de salir, llamamos a la compañía e iniciamos el ataque. Éramos 116 soldados.

Pasamos la primera mitad del campo sin un solo disparo. Entonces comenzó a clarear, nos vieron y comenzó el espectáculo. Idéntico al de otras veces. Avanzábamos a saltos en un terreno llano. Nuestro ataque era paralelo al de otras unidades y sentíamos sus disparos con los cuales cubrían nuestros flancos.



Los jóvenes entraban en combate por primera vez y todos estaban pendientes de Muntaner y de mí. Y estoy seguro de que si nosotros hubiésemos hecho un solo gesto de vacilación habrían vuelto a la trinchera. Nos veíamos unos a otros en medio de la oscuridad azul porque el día comenzaba a amanecer.

A medida que avanzábamos el enemigo aparecía y disparaban toda clase de armas de trinchera y a lo lejos sobre el pueblo de Alba veíamos los fogonazos intermitentes de una batería de 8,8 que disparaba hacia el campo donde estábamos toda su metralla.

Y los jóvenes ¡había que ver con qué coraje! se arrastraban hacia el enemigo, habían crecido en cosa de un momento y aquellos soldados bisoños ya eran hombres curtidos. Algunos cargaban la ametralladora montada en ruedas. Debía rodar por una superficie lisa, pero allí pedía un esfuerzo mucho más grande y de tanto, en tanto habían de cargarla a hombros, la operación era más propia de titanes que de adolescentes.

Después comenzamos la ascensión de uno de los montes, el más elevado. ¡Qué lugar más intratable! la falda de la montaña delante nuestro crepitando, comenzaron a hacernos las primeras bajas cuando subíamos.

Llegábamos en tandas y ya es aquella fase inexplicable en la cual lo ves todo, pero no sientes nada. Te das cuenta de tus gritos, pero no sabes por qué gritas. Ves que el lugar es peligroso, que pueden matarte, pero no sabes por qué avanzas. Lo has olvidado todo el pasado y el futuro y te aferras a un presente que se te va de las manos.

Con las filas cerradas puedes volar y lanzar inútilmente las bombas de mano. La ametralladora fijada al suelo con clavos de hierro, la expansión de los gases, de la granadas, es todo inútil. ¿Ahora qué haces? rabias contra ti mismo el peor de los enemigos.

Ellos, mientras tanto, no paran de dispararnos y nosotros tratamos de emplazar de nuevo la ametralladora. Las otras Compañías también están en la falda del cabezo. Aquel es Palau, mi camarada se aproxima arrastrándose.

·      No hemos traído las tijeras.

·      Nosotros traemos.

·      ¿Dónde están soldado?

·      Nadie lo sabe. Lo hemos perdido de vista hace tiempo

·      ¿Qué hacemos entonces?

·      Yo tengo que ir hacia un enlace, me dice Palau.

·      Nos refugiamos. ¿Como les haremos saber nuestra situación?

·      Me marcho.

·      ¡Bicicleta! Vamos.

·      Bernat, Espérame.



Descendemos el camino a trompazos. El llano, otra vez visto desde aquí, es mucho más amplio. Se me ha roto la bota del pie derecho y voy cojo.

·      ¿Cuántas horas necesitamos? Para llegar hasta Quiñones.

·      ¿A sus órdenes?

·      Las filas no se pueden. Cortar.

·      Mentira

·      Te fusilaré cuando esto se acabe.

Este hombre, cuando es presa de los nervios, es inaguantable. Que habré visto en él, como siempre quiere ver el espectáculo desde el palco, sin ningún riesgo. Genachte interviene.

·      Tirar granadas.

·      Ya lo hemos hecho, pero es inútil. Respiró fuerte y me salen las palabras a trompicones. Me sangra el pie derecho.

·      ¿Te han herido?

·      No es nada, pero ¿qué hacemos? Tengo gente allá arriba.

·      Y siento gritos de ¡te fusilaré te Fusilaré, eres un cobarde!

·      ¿Tienes una venda?

·      La voz de Quiñones vuelve a centrarse de nuevo en mí.

·      ¡Vuelve fascista! Los tanques cortarán las defensas.



Otra vez Singra.

·      ¡Vamos bicicleta!

Los tanques están tomando el sol en un barranco y ¡estos han de guiarnos! La masa de hierro parece imposible de movilizar. Volvemos al campo de batalla lleno de metralla y de ruido. Cardona: tiene vista de pájaro.

·      ¡Tinet, Muntaner!

Veo la silueta, pero no lo distingo bien. ¡Si es el! El caminar desgarbado de mi comisario.

·      ¿Qué ha pasado?

·      ¿Qué querías que hiciésemos? He contado a la gente y quedamos treinta.

Veo al resto de la compañía que viene con él. Son nuestros soldados. El esqueleto de nuestra unidad. Atravesar el campo de batalla ha causado esta transfiguración.

·      ¿Y los otros?

·      Por ahí han quedado.

Vuelvo a ver a Quiñones y le pregunto. ¿Como quiere que vaya detrás de los tanques?.

·      ¿Dónde tienes la compañía? Canalla

Si fuésemos milicianos, le descargaría el cargador de la pistola. Genachte se me lleva.

·      Venga, tranquilízate. No te dejes dominar por los nervios. ¿Explícame qué ha pasado?

·      La gente ha quedado por el campo, muertos y heridos. Muntaner ha vuelto con una treintena de críos y habíamos salido ciento dieciséis ¿Comprendes?

Se me hace un nudo en la garganta y siento caer las lágrimas por mi cara.

·      Llévate a los de la cocina y a los de la Plana Mayor y a los de transmisiones. Ve y situado en los Cabezos. Lo hemos de ganar nosotros, no Quiñones.

Me acompaña hasta el barranco donde están los tanques y me lleva agarrado, pasándome el brazo por la espalda.

·      Espera te tienes que vendar el pie.

Llama a uno de sanidad. Y después me ponen otro par de botas mucho más grandes de las que uso. A continuación, hace poner en marcha las máquinas Muntaner, mientras ha reunido a la Compañía y me espera con un centenar de críos.

·      ¡Aviación!

Aquello no tenia precedentes doce, veinte, sesenta, ochenta, cien.... Es la primera vez en nuestra guerra que mandan semejante volumen. El cielo se ha cubierto de aviones formados con precisión geométrica. Unos disparan metralla, otros dejan su rastro de bombas encima del campo de batalla. Pasan y vuelven a pasar. La metralla nos persigue. Pero, sobre todo, quieren alcanzar los tanques.

Avanzamos de nuevo, nos quedan dos tanques alcanzamos la tela metálica y abren el paso a nuestras filas hacia el parapeto.

·      ¿Pero dónde están los fascistas? Huyen por la pendiente. ¡La posición es nuestra! Nos quedamos mirándonos.

Situamos las metralletas. La metralleta porque no tenemos nada más que una. Son catorce chicos los que hay dentro de la trinchera que acabamos de ocupar. Catorce de aquel centenar de hace unos momentos.

·      ¡Bicicleta!

·      Le han agujereado la cabeza, ha quedado más abajo.

·      Ve y dale esto al comandante Quiñones.

He escrito con lápiz en letra temblorosa el siguiente comunicado. “Ya estamos. Hacer venir refuerzos y sobre todo armas”

El enlace se va a media tarde bajo los aviones con el mensaje a Quiñones.

Haremos ondear una bandera republicana. No me han creído. No hay ningún enemigo. Muntaner destripa nervioso, una de las barras roja de una bandera conquistada para fabricar una republicana.

·      Nos tendremos que conformar con esta.

Y tiembla encima de unos sacos y coloca el palo y nuestra enseña.

Los refuerzos llegan tarde. Traen, armas, morteros y avituallamiento.

Comemos golosamente carne frita.



Somos Ejército.

Por la mañana contraatacan con la Caballería. Son otra vez los moros. Nos hacen pensar en un cuadro de Fortuny. Suben a la falda de los cabezos lanzando gritos, disparando. Maxim es un arma maravillosa y si se emplaza bien, no hay caballería que valga. Discutimos entre nosotros por ver quién dispara y tengo que imponer mi autoridad. Si no, no me dejarían disparar.

·      Dejarme, a mí me han matado un hermano.

Es bonito hacer fuego contra el escuadrón. Los caballos se ponen derechos cuando sienten las balas incrustadas. Y ruedan en formidables trompazos. Los jinetes caen detrás y gritan. ¡Traerme más moros a caballo! Tú tan solo aprietas el gatillo.

El ingeniero, el amigo O Higgins ha cortado la carretera y el tren. Las detonaciones señalan el final de nuestra intervención.

Somos ya un Ejército hemos tomado parte en una operación que se ha diseñado, que no ha inventado un cualquiera, sino un militar. Nuestro papel no ha sido primordial ni secundario, hemos colaborado, nada más en una maniobra de conjunto. La Brigada ha sido una pieza del mecanismo.

Volvimos a la retaguardia, a la Ribera del Cinca. Y nos ascendieron a todos los oficiales. Éramos  ya un Ejército.

Los últimos días de la guerra estábamos convencidos de una cosa: La habían ganado ellos, pero nosotros no la habíamos perdido. Porque nunca sufrimos ninguna derrota.

Ciudad de México. Julio, diciembre de 1943.

 

Traducción a matacaballo del catalán esta misma madrugada de las memorias de Avel·lí Artís Gener Utilizaba el seudónimo Tísner, o bien sus dos apellidos juntos, Artís-Gener (Barcelona, 28 de mayo de 1912-7 de mayo de 2000) periodista, escritor, caricaturista, escenógrafo, director artístico de publicidad y quien como podemos leer tomo Singra junto a un puñado de jóvenes soldados, la mayoría de los cuales descansan en el campo de batalla a la espera de volver a casa.


Fotografías Facebook Ayuntamiento de Singra


PD Uno de los muertos, desaparecidos de aquellos días fue Federico Centellas, cuyos restos aun no han aparecido. Y cuya búsqueda por parte de la familia, junto con otras mas poco a poco avanza.

 

 

 

 

 

 

 

martes, 21 de enero de 2025

Crónica de la inauguración de la Estación de Autobuses Zuriaga en Calamocha año 1966

 

La empresa Zuriaga. Inauguró una moderna estación de autobuses en Calamocha.

Diario Amanecer Zaragoza, martes, 21 de junio de 1966.

(Calamocha de nuestro corresponsal Nota 1)

Presidió el acto el Gobernador del Civil de Teruel, señor Trillo Figueroa, acompañado de otras autoridades y jerarquías.

En el altozano de la extensa y famosa “Cerrada de Sancho”, que durante siglos sus muros, interceptaron el acceso a la misma de toda persona ajena al servicio de la casa solariega y por consiguiente, tanto dificultó la expansión urbana de forma ordenada, racional y armónica de la villa, como actualmente se proyecta. Se alza con porte regio, la moderna y amplia estación de autobuses de don Mariano Zuriaga Estellés que con su bella arquitectura rompe la monotonía del espacio imprimiendo nuevos signos de progresos para Calamocha



Elocuentes los valores que como hombre de empresa atesora el señor Zuriaga Estellés que de forma tan magnífica y loable ha decidido. incorporarse al ritmo del Inminente desarrollo de esta perla de la vega del Jiloca, como es Calamocha.

Su situación, indiscutiblemente es ideal porque está ubicada en el centro de los extramuros. De la larga urbanización del casco urbano de Calamocha y su arquitectura maravillosa, como puede apreciarse por las fotografías que ilustran esta información, que es lo fundamental, viene a resolver el problema que constituía preocupación constante del ayuntamiento, cual suponía el creciente del tráfico de la plaza del Peirón, las esperas de los viajeros y el depósito de sus equipajes.

Con la construcción de tan amplia y confortable estación de autobuses, don Mariano Zuriaga Estellés personalmente ha querido resolver este problema, demostrando con ello sus desvelos e inquietudes por la comodidad de su clientela, atención que ha merecido, me consta, la gratitud sincera y unánime, especialmente de Calamocha y su comarca.



Dicha estación de autobuses, que ocupa una extensión superficial de 1000 m2, cuenta con una nave de 800 m2 con amplio andén de estructura metálica y cielo raso de aluminio. La sala de espera, con confortables asientos, tiene dependencias para despacho de billetes, consignas, servicios y unos claros gráficos de itinerarios, rutas y horarios.

El gran restaurante de modernas instalaciones ocupa 100 m2 con un mostrador de 20 m de largo cuenta con servicios, arrendado a don Francisco Rubio Villalta, hombre sencillo, cariñoso y muy popular por su simpatía, a quien le auguramos muchos éxitos.



El pasado domingo, día 12, tuvo lugar el acto solemne de la bendición a cargo de don Feliciano Nuez e inauguración de tan importante como necesaria estación de autobuses, a la que asistieron con la primera autoridad provincial, el excelentísimo señor Don Federico Trillo Figueroa Vázquez, el ilustrísimo señor Presidente de la Diputación Provincial, Don César Gimeno Temprado, el ilustrísimo Teniente Coronel, Primer jefe de la 133  Comandancia de la Guardia Civil Don Francisco Parra María. Entre otras autoridades y numerosos amigos de la familia Zuriaga de Zaragoza, Teruel, Daroca y Comarca.

 Después del acto de bendición e inauguración oficial la familia Zuriaga ejemplo de laboriosidad y solidaridad cívico social, obsequió a sus numerosos invitados con un espléndido y copioso lunch. Recibiendo esta al final del mismo toda clase de parabienes. Cabe destacar entre tanta gentileza y atención la amabilidad y delicadeza de don Mariano hijo y de su distinguida esposa doña Josefina. Quienes pendientes en todo momento de sus invitados y amigos, dejaron muy alto el pabellón de la educación y de la cortesía de la que es portadora y tesorera tan admirable familia turolense.

Calamocha reconoce cumplidamente el esfuerzo. Y le agradece íntimamente esta magnífica obra que tanto representa para esta villa y su comarca, deseándole el mayor de los éxitos.

Nota 1 Muy probablemente el autor sea don Amable Moragriega.


AÑOS 90

PROGRAMA DE FIESTAS DE SAN ROQUE AÑO 1980







 

 

 

jueves, 16 de enero de 2025

Calamocha Villa y Toros

 

Publica el diario ABC

Hallan el cartel taurino más antiguo de Madrid: es de 1769 y anunciaba 18 toros

Mientras tanto, lejos de la Corte, en la Villa de Calamocha 

Bajo la capa de San Roque, se llevaban ya al menos corriendo toros para colmo de la paciencia de las madres calamochinas y de los frailes del convento más de medio siglo, que sepamos por ahora, según nos cuenta el Epitome san roquero publicado en 1720

Al otro día de San Roque, acostumbraban correr Toros en la Villa de Calamocha; y mientras los corrían, se ponía en Cruz el Siervo de Dios y Guardián del convento el Venerable Padre Fray Ignacio Garcia, mirando al Lugar, y pidiendo a Dios nuestro Señor, y al glorioso Santo, que no sucediese desgracia.






jueves, 9 de enero de 2025

Merienda en los toros

 


Reme y su marido Pascual, también Emilio, nos dan la pauta a seguir: Dada nuestra edad no se debe ir contra querencia y se ha de andar por derecho: hacer un vermú fuerte, olvidarse de la comida tradicional y merendar en los toros.

Corre en la primera de feria el cañao con magra y tomate, ponche de melocotón de la Dehesa y vino blanco de la ribera, pastas de Ateza. Otro día cañao con tomate atún y anchoa, torrijas de postre. Y al tercer día de corrida, que toca conserva y tajadas el cronista, apenado, no entra a trapo, se raja, mansea y se toma un descanso de tanta vianda y cariño. Pero merienda igual y como en él es habitual gracias a la Beneficencia en este caso de Joaquinito Malaco y compañía, y de menú, un brindis al sol: todo del huerto, estando la vega pardina, me sabe a gloria el tomate, pepino, pimiento… el paraíso. “Eh pájaro que te he guipao” Señala Reme. “De Madrid al cielo y de Calamocha a La Gloria” dice tu primo Paquito.

Los toros vinieron del país vecino, donde ya se sabe todo es más grande y mejor que en España porque allá no saben ni de Calamocha ni del Jiloca, dieron un juego fenomenal. La banda de música de Monreal debió salir a hombros. Con torería y valor el Seisado entro en calesa a la plaza y trato de dar la vuelta al ruedo, atascó y hubo de terminar a pie. Gran ovación y saludos desde el tercio. De dos orejas y rabo es el tejemaneje que nos llevamos con el albero desde que el Maestro Jesulin años atrás, sin recular a tablas ni perder la sonrisa, tras hacerse tantas fotos como calamochinos hubo, se quejara de dolor de pies. Nada como la tierra de obra de Tornos.



Sanchez Vara triunfador de la feria pasada, dos orejas (premio excesivo, no quiso banderillear) y oreja en su segundo, donde si puso garapullos dedicando el toro a El Galo, quien no es gabacho si no mexicano, oreja y oreja, banderilleo ambos y en el segundo mereció los dos apéndices. Puerta grande que habrá que señalizar pues los toreros se pierden a escape. Casi lleno.

Nos vamos a los rejones, tres cuartos de plaza, muchisma calor. La cosa empieza con una hora de retraso, aguardando la ambulancia, la cual no es necesaria. San Roque lleva siglos velando por los calamochinos y los toros, echando la capa, con una efectividad muy por encima de otros santos y fiestas más famosas. Espera muy bien llevada, la charanga toca, hacemos la ola, empezamos la merienda.

Y sin pensar llega el espectáculo total ese que paga una entrada y hasta un bono y que vale por toda una feria. Esta en el callejón y lo pone el Monosabio, uno de los mozos areneros, a quien la espera se le hace larga y se pondrá el mundo por montera, desde el tendido de sol le lanzan una cero cero, la atrapa al vuelo, parar, mandar y templar, canones básicos del toreo que bien conoce: la abre con los dientes, se desata la euforia, se amaga en los terrenos y se la empuja de un trago. Calamocha es generosa, embiste, le llueven refrescos y jamón, lo jaleamos. Cuando sale a los medios, el rastrillo por muleta, a cada arrastre un ole, se viene arriba, delantales, naturales, y alguna ceñida chicuelina, saluda a los tendidos, pedimos la oreja de la autoridad… la cual se desespera y lo persigue. La Peña canta “¡déjalo, déjalo! ¡torero, torero!”. Espectacular y solidaria Calamocha una vez más pide el indulto.



Va por delante el rejoneador Luis Rodriguez, no será su tarde, no habrá manera de que el Maestro Paco el Patre, de acreditado garbo, torería y valor, desde la presidencia, le dé trofeo alguno, y mira que somos una plaza fácil, que nos basta con poco. Sebastián Fernandez lo vio, lo paso mal, y le hizo salir al ruedo para dedicarle el cuarto de la tarde y la ovación que les dimos fue tremenda. Se los ha merendado, es el líder del escalafón, sin hacer ruido. Salió por la puerta grande. El ganado flojo en kilos daba pena, el rejoneo necesita toros. Una tarde fenomenal.

Los recortadores lleno hasta la bandera, cada vez hay más del país del Jiloca pero en Calamocha somos del Ratilla. Confiemos en que el empresario, haya ganado dinero, que no podrá ser mucho y vuelva. Las fiestas de San Roque sin merienda no serían lo mismo. Feliz año a todos y no olvidéis echar la conserva y plantar algo de hortal, ya se barrunta San Roque y habrá que arrimarse.




                              Publicado en El Comarcal del Jiloca Enero 2025

martes, 7 de enero de 2025

La ruta del azafrán, dragón de fuego

 

·       Miércoles 1 de enero de 2025 (-6ºC) Año Nuevo

Comienzo el año V de la Crónica de la Villa de Calamocha en Zaragoza donde hemos venido a pasar Noche Vieja, y lo hago leyendo a Francisco Javier Bernad Polo, hoy además es su cumpleaños, para frio Zaragoza.

Bien lo sabemos quiénes hemos vivido aquí algunos años, te jopabas del pueblo a estudiar que te comias el mundo y a escape te paraban los pies y de pronto te dabas cuenta que no había suficiente ropa de abrigo para vivir en el charco, no bastaba con lo que llevabas en Calamocha, ere menester más, ese cierzo, esa niebla esa humedad, no ver el sol, y sin apenas helar, para que te quieres incomodar. Considera tu no va hacer mas frio en Zaragoza que en Calamocha, cualquier lo sabe.

No me apetece salir a pasear, por Calamocha han despedido el año, corriendo, que manía, siempre corriendo, y sin pollos que alcanzar, como si el final no fuese a ser el mismo para todos. Y con una verbena donde no cabía un alma, más impresionante, más gente que en San Roque.



La ruta del azafrán, dragón de fuego, es el libro que leo con entusiasmo, no cale correr, te hace imaginar, viajar, sentir. Lleva su autor unos cuantos libros, y a cual mejor.

No escribe por escribir. No solo tiene algo que contar, sino que además lo hace bien, cada vez mejor, entretiene, es una prosa elegante, florida, cariñosa, ….

Tiene la rara habilidad de superarse libro a libro, y gracias a dios, aún no ha tocado techo, y no creo que lo haga… tarde o temprano quien sabe si no renovara la mitología calamochina de don Francisco Lomba Barquero, le dará forma, color… El caso es que lo necesitamos. A ello esta llamado.

La novela forma parte de algo grande. Para quienes somos de un país llamado Jiloca, la vida debería ser “amor y azafrán” nada de pan y cebolla ni aun cañao y jamon, el amor puedes encontrarlo a la vuelta de la esquina, hoy incluso sin salir del casa, y eso será lo único que quedara, “al final solo queda lo que hemos amado”

El zafran, ya es otra historia, y esa es la que nos cuenta, la ruta del azafrán, o trata de hacerlo, pues todo está por conquistar, o casi todo, el azafrán frente al amor, termina por desaparecer de una forma u otra… Unas novelas atrás estábamos nosotros los cristianos repartiendo estopa por Daroca, y en esta nos han parado los pies a las puertas de Damasco, a pesar de todo no nos va tan mal, siempre nos quedara Aragón, la novela nos lleva y nos trae…

“Solo queda el amor con el que has vivido y que has dado” Del resto no queda nada, como nos contara en un capitulo final, que sin duda, es lo mejor que este cronista haya leído jamás. La cosa, promete, continuara, y parece que por tierras aragonesas.

 

lunes, 6 de enero de 2025

Un día de Reyes en el Convento de San Roque de Calamocha a finales del siglo XVII principios del XVIII

 

Cuando los niños de Calamocha y alrededores recibían como regalo de Reyes: Memoria, Entendimiento, y Voluntad


Devoción, introducida por el Venerable Padre Fray Ignacio Garcia, fue la de pública adoración del Niño Jesús en el día solemne de los Reyes.

Es una función tiernísima, y devotísima, para lo cual viene mucha gente al Santo Seminario, de los lugares circunvecinos de la Villa de Calamocha; y se hace con admirable Solemnidad.

Baja la comunidad a la Iglesia, y se reza la Corona de la Virgen Santísima con pausa, y devoción. Acabada la Plática, se da a adorar la imagen del Santísimo Niño Jesús a todo el Pueblo.

Y el Venerable Padre enseñaba a todo el Pueblo como habían de adorar al Santísimo Niño Jesús, ofreciéndole cada uno su corazón, y las tres Potencias de su Alma, Memoria, Entendimiento, y Voluntad, en lugar de los tres Dones de los Santos Reyes, que fuera Oro, Incienso y Mirra.

Así ilustraba su Memoria, iluminaba su Entendimiento, e inflamaba su Voluntad.

 


EPITOME DE LA VIRTUOSA, Y EVANGELICA VIDA DEL REVERENDO PADRE FRAY IGNACIO GARCIA, (Calatayud, 1641- Calamocha, 1719) LECTOR JUBILADO,FUNDADOR, y dos veces Guardián del Insigne Colegio Seminario de Misioneros Apostólicos de la Regular Observancia de Nuestro Seráfico Padre San Francisco de la Villa de Calamocha, en esta Santa Provincia de Aragón.

(Extracto)