sábado, 1 de octubre de 2016

El Rabal, bien vale una Salve

Meses atrás, alguien unos años mayor que yo, recordaba con cariño los domingos de la niñez en el Rabal, cuando las campanas del Santo Cristo, le despertaban a eso de las nueve y media.
No le di más importancia, simplemente, pensé, que bien dormía yo en aquellos días, pues no las oía, aun teniéndolas tan cerca, a mí siempre me despertaban las "lejanas" campanas de las monjicas y poco después La Moracha cuando a eso de las diez y cuarto pasaba a casa y le decía a mi abuela: Niña ya se siente tocar el segundo en las Monjas, me bajo a misa, a goler, ¿te vienes?, aunque ya sé que no.
Ya nos han jodido
¿Y ahora qué coño harás? Le preguntó mi abuela Rosa a la Carmen La Moracha, quien sin dudar, vino a contestar: Que cojones quieres que haga maña, conmigo no cuenten, que me olviden, que no es mi santo. Yo a la misa del Santo Cristo que van a poner, no pienso ir, a la Salve y la Novena, no lo dudes, que te acompañare y no faltare, pero los domingos, hare lo que he hecho siempre, y a tomar pol culo.
Me bajare a la misa de las Monjicas, la del Santo Cristo, te la dejo para ti, y para todas esas que no van nunca a misa los domingos, porque les cae lejos la plaza y tienen muchismas faenas ¡Y atente maña!, ahora, todas esas desustanciadas que no van a misa los domingos, perderán el culo por ir a oler al Rabal.
Maña, os jodis como podáis. Y es más, una cosa te voy a decir, si viene jodiendo la marrana, como parece que ha venido este cura, que quiere cambiarlo todo, pues no dicen también, que no va haber misa los domingos por la tarde, que ha quitado la de las ocho, y que coño van hacer las beatas del Peirón, pues, lo que hablamos, como me toquen mucho los cojones y me quiten la misa de las monjicas, no pienso ir a ninguna, a mi entierro si acaso, que me lleven y se acabó.
Mi abuela, zanjo el tema, poco más o menos así:
Ya se sabe maña, los curas siempre dando pol saco, como los de rabal, no vamos a misa los domingos, habrán pensado, vamos a joderlos a estos que no hacen más que alcagüetar, y se creen que no necesitan ir a misa como todos.  Vamos hacerles ir a misa…
Aguarte niña, no quedara otra, que ir, yo tendré que ir, si no será un dijenda, que si una va, que si otra no va, y para algo que nos traen a la puerta casa, aunque sea una misa, no vamos a decir que no, no te parece, los hemos de joder bien, la hemos de llenar todos los domingos.
No cale darle más vueltas, la cosa es así, y nunca cambiara, hasta última hora nos joderan cuanto puedan, pero no podrán con nosotras.
Y a los del Peirón también
Quien ha de tener la culpa, si no los curas, de todo cuanto nos haya pasado, pase y este por pasar, y en este caso, al menos hasta hace unos días, no había otro culpable, que no fuese el mosén recién llegado, un cura de por allá arriba, de un pueblo cercano a Teruel, quien al parecer la había tomado tanto con los del Rabal, poco amigos de misas y de sagradas historias, como con las beatas del Peirón, que gustaban de salir los domingos al ponerse el sol.
Resumiendo, hasta hace cosa de unos treinta años, ya más, en Calamocha había tres misas los domingos, a saber, la de las Monjas a las 10:30, la mayor a las 12:00 y por la tarde sobre las 8:00, aunque creo recordar que sobre las cuatro había otra en las Monjas. Amén de lo cual, nunca mejor dicho, la misa diaria de por las tardes los días de hacienda.
Sin embargo, mientras todo eso tenía lugar en el Peirón, en el Rabal, había dos misas al año, si, tal cual se lee la cosa, dos misas, o más bien una porque a la otra, solo iban los “curitos del Poyo”.
El rabal bien valió una misa
No era de extrañar, que los Rabaleros, a la vista de cualquier recién llegado, y el Mosén lo era, anduviesen escasos de manifiesta fe. Y es que allí en la ermita del Santo Cristo, aunque pueda parecer mentira, hasta hace cuatro días, esos escasos treinta años y pico, se celebraban dos misas:
Una el tercer domingo de mayo, cuando el pueblo del Poyo se acercaba y aún se acercan en romería al Rabal, y otra misa, el día del Santo Cristo el 14 de septiembre, Exaltación de la Santa Cruz, fiesta grande en toda Calamocha entera y verdadera, todo cerrado, todos a la Salve, misa y novena… y se acabó. Ni una misa más. El Rabal bien valía una misa.
Así pues, comenzar a celebrar misa todos los domingos, revolucionó el Rabal en lo humano y lo divino… dado que aquello solo fue el principio de lo que fue llegando y aún falta por venir, porque si, todavía falta por llegar los más importante, y es que el Rabal, bien vale una Salve, o mejor dos, por todo lo alto.
Sin ir más lejos, fue llegando la Semana Santa de aquellos años, cuando lo mismo vimos el vía crucis del jueves con el Ecce Homo a la cabeza y en solitario, dando pionero ejemplo, pasar por la puerta del Cuartel, sin atreverse a parar, que llegar al Santo Cristo, desde donde acabaría saliendo, y aún vimos más. Comenzar la Semana Santa con la procesión del Domingo de Ramos, aprovechando que la liturgia así lo dice,…
En los lugares donde haya dos iglesias, la procesión ha de ir de una a otra… y en aquellos días, en Calamocha, al parecer solo había dos y una de ellas estaba en el Rabal… Tan solo nos faltó, en estos últimos años, ver a San Roque tirar y subir al doblar el Cantón a la derecha, la tarde noche de San Roquico y bailar con la fresca camino del Santo Cristo. Todo llegara.
Pero aquel cura recién llegado, hoy sabemos, estaba libre de pecado, no fue idea suya, ni muchísimo menos, la de llevar por el camino del bien a los Rabaleros, ni la de hacer llegar la semana santa tan lejos, ni hablando de San Roque, comenzar la ofrenda de la Virgen de la Asunción, desde las puertas de la ermita del Rabal.
Mayormente, todo fue obra, o gracia, o culpa del Dichero Olvidado, quien llegadas las pasadas fiestas encontró el momento de confesar tales atrevimientos que ya no le duelen si no reconfortan, frente a otros que están por llegar y que a ratos le duelen y a ratos le joden, como jamás podremos imaginarnos.
El Rabal bien vale una salve
Ocurrió todo en el momento previo a la Salve de este año, cuando sentados en el coro, esperábamos entre un murmullo de expectación insoportable, el comienzo de la misma, fue entonces cuando Don Jesús Blasco, contó todo esto que hoy recuerdo, bajo el eterno murmullo del silencio calamochi:
Me han dicho los de la comisión, que mañana este por aquí cuando den los premios, me van a dar un detalle. Les he preguntado por qué, si este año no les he ayudado nada, es más, lo poco que les he sugerido renovar, sacar la salve a la calle y las balconeras, no me ha hecho ni puñetero caso, y el año pasado tampoco ni hice nada, ni caso me hicieron, otros años si que he hecho algo, la charla en la ermita, la visita guiada… total que los de este año, que son muy majos, me van a dar algo, porque me lo merezco, porque algo habré hecho o algo hare. Así que allí estaré.
Mejor eso que no, que te encorran a gorrazos, por querer cambiar las cosas, la de hostias, que me he llevado y me quedan por llevar, con perdón. El caso es que si supieran todas las cosas que he hecho y no saben, más que un detalle, me daban el Santo Cristo entero.
O cuando menos me ofrecían la casa, para el día que me vaya de la de mis padres, la casa para que me hiciese ermitaño, casi lo único que me falta por hacer y ser, aquí el en Rabal, a los cuatro días iba a dormir yo aquí mismo en el coro, porque lo primero que haría sería pegarle fuego, para tirarla y dejar la plaza diáfana… Pero para eso todavía es pronto.  
Ahora de quien más gorrazos me he llevado, por no decir hostias, por traer cosas a la Rabal, fue de un mosén recién llegado hace unos treinta años o más, cuando dije yo, esta es la mía, hora de proponer cambios,…
Tu sabias, que hasta ese día, vosotros los Rabaleros, con dos misas, mejor dicho, una, pasabais todo el año, y que fue por entonces cuando empezó haber misa todos los domingos…

Puede parecer que esto de la misa los domingos en el Rabal haya sido cosa de siempre, pero nada más lejos de la realidad… y no veas con la Junta de Semana Santa y el cura, para traer cosas, hacia aquí… Si quieres te lo cuento y tomas nota. Que se sepa. Y la misma pelotera o mayor en el ayuntamiento con las fiestas, para que el día de la Virgen, la ofrenda saliese desde aquí.
Contado ha quedado ya, y hoy, con las Balconeras al viento, lo que le quita el sueño, es renovar la Salve, ese instante mágico, privilegio de unos pocos afortunados, ante el desconocimiento de la mayoría.
Y a lo igual que hace más de treinta años, la misa fue al Rabal, por no ir los del Rabal a misa, ahora deberá ser la Salve, con mayúsculas, la que salga al Rabal.
Donde hay dios, no manda santo, y eso bien lo sabe San Roque, que al Santo Cristo siempre lo llamó Jefe. Tan es así, que las fiestas de San Roque acaban el mismo día que empiezan las del Santo Cristo, el mismísimo día de San Roquico, cuando al concluir la procesión, se sube al rabal a cantar la Salve, en la cual el pueblo de Calamocha da gracias a Dios, por haber terminado las fiestas con bien.
Pero ni yo mismo, por mucho que me lo propongo, logro ningún año llegar, termina la procesión de San Roquico y sale a escape la comitiva y la banda, con media docena de acompañantes, camino del Santo Cristo… Pero, ¿cómo hacer brillar un acto así, en medio de la vorágine sanroquera?... A buen seguro el Dichero Olvidado, sabrá por dónde tirar. ¡Que inventen otros!
Sin embargo, esa otra Salve, la mayor, la inmediata al fuego de la hoguera, hoguera que algún día, su encendido, será un premio, para quien bien se lo merezca, tarde o temprano Don Jesús la encenderá, esa otra Salve, aun gozando de buena salud, podría resultar espectacular.
Cinco minutos del cielo en la tierra allá en el Rabal, si se consiguiese de algún modo “sacar fuera”, para todos aquellos que ni caben, ni entran, apagar las luces, las músicas, tirar de la megafonía de San Roque, e incluso de la pantalla gigante…
Algo habrá que hacer no tardando mucho, Calamocha, conocerte para quererte,… con la Salve pasa igual, ¿cómo quererla sin conocerla?
Acabada la Salve, donde el Dichero Olvidado, cantó como los ángeles encaramado al coro, en un latín perfecto y de memoria, que envidiaría cualquier ensotanado, ni muchísimo menos había terminado de contarme, tanto como pretendía, y el encendido mismo de la hoguera, nos pilló en el porche, donde antaño cabía la orquesta, y continuo hablando entre el fuego purificador, donde un año más los Rabaleros, no quemamos a nadie, antaño al menos ardía un muñeco, y esto lo puedes contar, y esto no, me decía


El Rabal en llamas
La hoguera, aquí en la puerta de la ermita o allí en la de Inocencio, me parece igual de bien, y el tamaño, ideal, no cale más,.. Al menos aquí tan cerca del Santo Cristo, con poco sobra, no vaya a ser que le peguen fuego a la ermita y arda el cristo. Por cierto, no sería la primera vez, por que como bien sabrás, se quemó.
Y ese hecho ocurrido hace un montón de años, del que todos habíamos oído hablar, en realidad, yo ya no sabía si era o no verdad, leyenda o realidad, así que hace un tiempo me propuse descubrir la verdad y comencé a leer papeles de aquí y de allí, perdido total estaba, y di más paseos que un tonto, porque no sabía casi nada, lo que contaban que si se quemó o no se quemó, y lo que era peor, cuando pudo ser,…
Al final, pude constatar que ciertamente el Santo Cristo se quemó, a eso de las once de la mañana un no tan lejano jueves 12 de mayo de 1904, a escasos tres días de la llegada del curitos, y como no, los del Rabal no tuvieron nada que ver. Toma nota.
No seré yo quien diga quien o quienes estuvieron a punto de quemar no solo al Santo Cristo si no a la ermita entera, pero si te diré que por la fecha en que ocurrió, cerca de un tercer domingo de mayo, fecha que te sonara de algo, día en el que había una de los misas en el Rabal, y a la cual no iba ningún Rabalero por no ser cosa suya… una de dos, o fue un rabalero resentido con los poyeros, para aguarles la fiesta, mejor dicho ahumarles la fiesta, o un poyero en los preparativos de la romería… o un simple accidente dado que la puerta, estaría de par en par, y alguien que entrase a dejar un exvoto, a rezar,  a poner una vela, se le fue la mano… Oh, vete a saber tu, uno de Navarrete
Sin embargo los Rabaleros, sabiéndose solos contra el mundo, aunque no iban ni a misa ni de romería, estaban vigilantes, apostados tras las puertas, gateras y ventanas, vigilando  todo lo que en su noble barrio acontecía entonces como ahora poco ha cambiado, y a escape se dieron cuenta que salía humo de la ermita, y fueron corriendo a ver qué pasaba y así pudieron apagar las llamas, sin pasar la cosa a mayores.
Al parecer, alguna vela prendió el fuego y si los pobres los Rabaleros no llegan a estar atentos como lo están siempre a todo lo que pasa en sus calles, se quedan sin misa por los siglos de los siglos.
Ahora que tampoco sé yo si eso de la misa les importaba mucho o no, pero el Santo Cristo, como ya veras, sí que les importaba y mucho…
El destrozo fue considerable, pero al santo solo le llego el fuego a los pies, hasta poco más allá de las canillas, vamos, que no ardió pero casi, si tardan algo más, ahora tendrían al Morenete, y casi se empeñan en ello… en cualquier caso, cuentan las crónicas, que el Santo Cristo, acabo hecho un cristo, un Ecce Homo… y que aquello parecía el acabose. Bueno, pues como te cuento, apagaron el fuego, y a casa,..
Pero que te voy a contar a ti, que eres Rabalero, de cómo sois los del Rabal, prácticamente perfectos, así que como no pasó nada, ahí quedo la cosa, no os preocupasteis de más, para que, cuando llegue la fiesta, pues ya veremos, a verlas venir… y así otra vez, tuvieron que venir de fuera, como aquel que dice, del ayuntamiento de Calamocha, escrito esta, a tomar cartas en el asunto y arreglar el destrozo.
Al día siguiente es cuando se produce un pleno en el Ayuntamiento al que asisten muchas personas, al menos dos, entre ellas el cura párroco Domingo Garcés y el alcalde Don Celestino Fernandez Lastra, con el fin de evaluar los hechos… pues bien sabían, que si esperaban algo desde el Rabal, llegaría el día de la fiesta, y aun estaría todo patas arriba, decidiendo tomar cartas en el asunto, por la via rápida, antes que los del Rabal, les pidiesen cuentas…”¿oye, y con nuestro Santo Cristo, que teneis pensado hacer, como lo vais arreglar…?”

Y otra vez los Rabaleros, atentos a lo que pasaba por su calle, esa que baja a Calamocha y por donde todo dios ha de pasar, que se dan cuenta de que entran a la ermita, y sacan a su Santo Cristo, y se lo llevan a la “herrería”, así, sin más, sin encomendarse a Rabalero de bien alguno, herrería que yo entiendo, estaba ahí mismo, donde luego empezó el Pilero… ya ves que son dos pasos, que no son más, pues menuda se preparó en cuanto que los tuyos vieron que los del Barrio Bajo por orden del Señor Alcalde de Calamocha se llevaban al Santo Cristo a la herrería para embalarlo y mandarlo a Zaragoza a restaurar,..
Se armó la de dios es cristo, no corrió la sangre, pero cuentan que falto muy poco, salió todo el Rabal entero y verdadero y que venga el Sr Alcalde y dé la cara, el cristo no sale de aquí, no vaya a ser, que nos lo cambien…
No hubo forma, no dejaron que se lo llevaran…y lo volvieron a llevar a la ermita, dejaron dicho al alcalde que de allí no salía, que por supuesto, había que restaurarlo y arreglar la ermita, pero que mandase llamar a quien fuese, y viniese a la ermita y lo restaurase allí mismo, que de allí el cristo no se movía, y que si no, así se quedaba,… Viva el Santo Cristo Socarrao, debió decir el alcalde en el momento de cruzar las cuatro esquinas y respirar algo de paz y sosiego, quien de buena se libró, y a quien no le quedaron mas coquines, que hacer venir al restaurador, y no a uno cualquiera, sino al mejor…

¡Viva el Santo Cristo Socarrao!
Total que el Sr Alcalde, os debía de haber fusilado a todos, y seguro que más de uno y dos de los que ahora están aquí viendo la hoguera no estarían… Mando pues el ayuntamiento llamar al celebre escultor, ni más ni menos que valenciano, Don Francisco de Borja, la creme de la creme, y le hizo venir a Calamocha a restaurar la talla, y ya que estaba aquí, y venia de tan lejos, a escape los del Rabal, vieron la ocasión, de que si me pones cuarto y mitad de esto, y un poco de aquello, y que te parece si… le hacemos un altar conforme dios manda.
De modo que no solo fue la restauración, que también, se hizo el altar que ahora vemos… Y quedo todo bonito, precioso, ni una queja, cuando hubo estado todo acabado, era el orgullo de los Rabaleros, mira qué bonito lo han dejado, ya nadie podrá decir aquello de ¡Viva el Santo Cristo socarrao!…
La única queja, llego más tarde, o en ese mismo momento, por parte del ayuntamiento, en concreto del Sr Alcalde, quien postrado ante la Dolorosa, imploro a los del Rabal, que de algún modo colaborasen en el pago pues la factura era de aúpa para lo que en un principio estaba previsto, setecientas pesetas costo la restauración y mil el nuevo altar, cuyo cobro, al verse el percal rabalero el bueno del escultor, reclamo a tocateca, lloro el Alcalde como una madalena, rezo cuanto supo, pero todo fue en vano, los del Rabal no quisieron hacer esfuerzo alguno a la hora de pagar… la restauración era cosa del pueblo, de Calamocha debisteis pensar, y al Alcalde no le quedó otra, que pagar. Y hasta aquí, te puedo contar…
Todo esto que me cuentas, contare, y tal vez, le dé ese toque del realismo mágico, cuasi fatalista, del camino que sigue el pueblo llano por cambiar las cosas, frente a la fatalidad, el poder y dios, ese humo, que tienen los cuentos de Juan Rulfo, a quien por supuesto, conocerás.
Y no sé lo que te darán mañana cuando la comisión te premie, en cualquier caso, será poco para tanto como mereces, bien podrían ponerte un altar, como los ex votos de antaño, o reservarte, un nicho, un rincón en el lado de la epístola, como el Guardián del Santo Cristo que ya eres, o darte el descanso eterno aquí mismo bajo la puerta de entrada, no cabe ya mayor humillación, mayor gloria que esa, la de ser pisoteado por toda la eternidad, estarías ciertamente entretenido, viendo quien te pisa con cariño y quien no, cuando entren por fin a ver la Salve conforme dios, o tú, mandais.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Agapito Saz


Por PEPE TOMAS, Calamochino de la diáspora, nazareno,amigo, con el alma en el Barrio Nuevo, siempre con las maletas, como la Tia Gueda de Navarrete, en el patio de casa, hoy en Mallorca, mañana en Madrid, incansable lector de todo lo que huele a granero. A Calamocha

A propósito de la novela de Jon Lauko: Barrendero, enterrador, ferroviario. 

Año 2013 


Conseguí la novela de Jon Lauko, me la guardaba la tía Pilar... Sí, responde al esquema del relato que publico en el Diario de Teruel hace unos 15 años... El entramado es el mismo y el final idéntico, y como decías tú, un poco desconcertante... Refleja algunas frases relacionadas con las que el decía, con alguna variación... Describe momentos de "lapsus" en su capacidad cognitiva... Bueno, aunque ha pasado mucho tiempo, tengo recuerdos muy vivos, como muy recientes. Yo tenía 10 años cuando murió en septiembre de 1973... 

Te remito en documento adjunto algunos datos que a Jon Lauko no le facilitaron… ¡Una lástima!...Datos que poca gente conoce, pero que forman parte de la intrahistoria de Calamocha, la que nunca aparecerá en los archivos y en los libros que se puedan escribir... 

Espero que los disfrutes... Un abrazo. Pepe


Cabezudo, fotografía de Carmen Taules, San Roque del año 2015

Escribía Don Jesús Blasco en El Comarcal, justo antes de las fiestas de San Roque, la posibilidad de homenajear, con un cabezudo, a un puñado de calamochinos, y entre ellos Agapito Saz, en suma inmortalizar:

Si así fuera, los señores mandamases tendrán que plantearse reservar partida en el presupuesto y en vez de alquilar, (cabezudos)  comprar. Y es precisamente en esa posibilidad de comprar, donde quiero retomar aquello que ya expuse sin que nadie me hiciera ni puñetero caso, de ir personalizando la comparsa al igual que ya hizo Zaragoza con la Pilara y la Cigarrera del Tubo.

Agapito el enterrador, Santos el alguacil y la señora Ángela la hornera son los tres queridos y recordados calamochinos que con todo respeto y por méritos propios merecen ser inmortalizados en la figura de gigantes calamochís, saliendo cada año a nuestras calles para recibir el cariño y homenaje de sus paisanos.

Si no es mucho pedir, ahora que tenemos doblada la población, me gustaría que esta propuesta se comentara con sus pros y contras, por ver si la moción llega a la casa consistorial y quien sabe si en los próximos años, vamos creando una comparsa de gigantes todos ellos autóctonos y con pedigrí local en vez de foranos.

AGAPITO SAZ, por Pepe Tomás

Su frases más celebres fueron dos: "Pólvora y sangre, granito de oro, limpio como la espalda de un violín", o también solía comentar con ironía que era "ingeniero de Caminos, Puertos y Canales", estudiante en Salamanca y con "Cargo en Industria" (en este momento de la historia un resobrino suyo es Ingeniero de Caminos)... 

Era un poco irónico, rasgo propio de la gente inteligente... A mí me solía decir: ¡Maño... Si tu supieras lo que yo tengo olvidado! Era, pues, un tipo inteligente, original, al estilo de Pedro Saputo, el personaje de la novela de Braulio Foz, turolense del "Bajo Aragón" (Te recomiendo que la leas)... 

Quizá pudo ser ingeniero y sin embargo no llegó a serlo... Tuvo oportunidad... Vicente, Agapito es el apodo por parte del padre, nació en "El Castillejo"; que si en tiempos fue de la familia de los Angulo de Santa Pau, cuando nació Vicente era propiedad de Don Jenaro Lucia, el primer alcalde de la IIª República… 

El bisabuelo Pedro, un hombre bueno, además de tocar en la banda de música del tío Félix el “Aranda”, era su hombre de confianza. Y Don Jenaro era el prototipo del “Buen Cacique”. Trataba a la gente con paternalismo, y prestaba dinero sin intereses… Varias personas de Calamocha construyeron sus casas con préstamos que les hacía… Y por lo menos, dos calamochinos sacaron la carrera con el apoyo económico de este hombre: uno fue maestro, el otro catedrático de instituto… 

Quizá el haber nacido en “El Castillejo” hizo que Agapito fuese un niño despierto e inquieto: buen pescador, topero… Y el campo le hizo muy ágil, a pesar de la poliomielitis que sufrió siendo niño y que le hizo cojear para el resto de su vida… En aquellos años de infancia se movió con los niños de su edad, entre los que se encontraban los hermanos Rivera, que con el tiempo serían importantes militares en los escalafones del Ejército y de la Armada.

La “minusvalía” no le mermó la agilidad de la infancia: saltaba sin grandes problemas los ríos, frecuentó las fiestas de los pueblos vecinos, donde participaba en las carreras de “pollos” y solía ganar en muchas de ellas; corrió los toros en la calle Real y se agarraba a los balcones cuando el astado estaba a punto de cogerle… Como puedes imaginar: ¡Genio y figura!

Quizá el ser hijo único (tenía dos hermanas más) y el haber sufrido la poliomielitis hizo que su padre se resistiese a que marchase a estudiar… ¿Cortedad de miras? ¿Excesivo paternalismo? Ese fue el único tren que realmente perdió…

El tener cerca al alcalde Jenaro Lucia les valió, al padre y al hijo, el formar parte de la escasa plantilla laboral del ayuntamiento. Jenaro Lucia, tras dejar la alcaldía en las elecciones de 1936, murió en Valencia, asesinado, al bajar de un tranvía, en la actual plaza del Ayuntamiento…

Llegó la rebelión militar, y Agapito, pese a su minusvalía fue movilizado y le tocó “hacer su guerra” en el bando insurgente. Le tocó vivir toda la guerra civil en el Cuerpo de Sanidad Militar, en el hospital militar de Zaragoza… 

En Zaragoza no lo pasó muy mal. Cuando yo era pequeño aún recuerdo haber leído una carta que se conservaba dirigida a él con la pulcra letra del bisabuelo Pedro. Terminada la guerra volvió a Calamocha. En las guerras, en aquella época, como en las de la nuestra, se practicaba el saqueo de los espacios conquistados…

Vicente volvió a Calamocha con una maleta, la misma que se llevó de casa cuando le movilizaron. A parte de sus pocas pertenencias de soldado raso, en ella traía unas cuantas vendas y algunos rollos de esparadrapo, amén de un “peine” de balas del legendario Mauser del 93… Ese fue su saqueo en aquella guerra tan fratricida. ¡Todo un botín!

Vinieron los años de la posguerra, y con ellos un montón de historias y anécdotas: con Procopio Pignatelli, con el capitán de la Guardia Civil, con el Brigada de Caminreal, con Vicente “Colín”, con el telegrafista… ¡Legendario, como Pedro Saputo!

¡Hay que joder al mundo y dejarlo contento! Era una de sus expresiones…  Nunca hizo mal a nadie… Era así. También alguna copa de más le ayudó a serlo.

Requiescat in pace”

lunes, 22 de agosto de 2016

San Roque, como un momento, como un instante…


SAN Roque, como un momento, como un instante, los días de San Roque pasaron, se nos fueron de las manos, los días más bonitos del año, aquellos por los que vivimos, esperando su llegada, el resto de los días.



La esquina del Chato

Allí sentado me encuentro con Joaquín, aún con los puntos, que fortaleza, admirable la de “estos malacos”, comento con  Pascual, me asombra, en realidad no tengo palabras, en el me veo a mí años atrás, en estas mismas fechas, y no acierto a comprender nada, salvo que tuve una suerte loca.

Son días, de saludos, besos y abrazos, de recuerdos y preguntas… Todos ver a San Roque quieren.

Saludo al hombre más feliz de Calamocha y aun del mundo, al Mantenedor, no me canso de darle las gracias, tras comentar en la radio, el acto de proclamación, y echar, gracias a él, un eterno trago en la Fuente del Bosque, y lo emplazo para el día siguiente a tomar un remolachero conforme dios manda, con vermú catalán, como la misma charanga y sifón valenciano…

Es entonces cuando los ojos se me van, y viene a saludarme, la hija mayor de Joaquín, Pili, la encuentro guapísima, como cuando éramos unos niños, allá en el Barrio, y fuimos novios en párvulos , caray, esto de estar Cerca de Casa, me hace escribir como Luis Alegre.

Al final consigue que su padre le haga caso y se suben a cenar,… nosotros también, Calle Real arriba,  calle de los recuerdos, de lo que fue y vivimos hace un tiempo los calamochinos que nos vamos haciendo mayores, a lo que hoy caminamos y vemos entre sus casas, volvemos al Barrio, en un trayecto que haremos un montón de veces en estos días sin cansarnos de mirar a todas caras y pararnos a charrar con unos y con otros.

Camino de la ermita

Me siento un privilegiado, a la entrada al Perión, nos encontramos con el Bailador, con Paco, y hacemos juntos el camino hasta la ermita, sin toparnos con nadie, creemos ir pronto y en realidad ya vamos tarde.



Ganas de ver a San Roque, la ermita hasta los topes, canta la coral, dicen, y cuando canta, la cosa se nota, y que es San Roque también… Le hago un retrato en la puerta, y me marcho a la sombra de los chopos, a esa cuesta de San Roque, donde mi padre recuerda llevaba días antes de las fiestas las ovejas, para que lo limpiaran todo, mientras él se echaba un rosquete entre los chopos.
No queda un sitio dentro, y el ultimo lo ocupa Juanico, a quien Alejandro le guarda un puesto, “bien maño, bien, vamos bien”,  hace más calor dentro que fuera, y no tarda en llegar Manuel, así que no paramos de hablar, bajo la sombra de los chopos…

Este año en la Peña Los Maños, he preparado para cenar, “pollo escabechao, de eso seguro que no sabes hacer”, me dice Manuel y me callo dándole la razón. Mientras no deja de llegar gente y más gente, y la banda se va formando.


Tal vez sea cosa de la edad, y me esté volviendo un cascarrabias, culpa de los achaques, y de lo que pueda pasar, el querer dejarlo todo hecho, el miedo a olvidar y escribir igualmente por miedo a que un día no pueda recordar, o todo sea causa de “las malas” compañías que frecuento, y me preguntan, que me ha parecido todo.

El caso es que ni me había enterado, este año fue el 130 Aniversario del Baile a San Roque, declarado como está Bien de Interés Turístico. Por momentos me emociono, de nuevo, ante un acontecimiento histórico, no logro recordar de un modo claro, la última vez que baje a por el santo, pero mi Tío Antonio aún vivía y llegue con el… debió ser en los ochenta… y quién sabe si no fue para el centenario. Estamos de celebración, en realidad cada año que pasa, deberíamos estarlo.



Salió el santo, en silencio, y espero pacientemente en la puerta a que alguien, le echara un único Dicho, el mismo pregón del Mantenedor, allá en las gradas, hubiera servido, instante aquel, a quien el Dichero Olvidado ha dado en llamar la Bulla, …echarnos la bulla a los calamochinos, bien merecida la tenemos, llamarnos a todos a las fiestas, advertirnos de que San Roque ya está aquí, darle la bienvenida.

Tampoco tenía San Roque, para tan señalada fecha, a sus pies, ni perro que le ladre, ni a nadie que le bailara en señal de bienvenida, unas parejas en pantalones de pana y chaleco negro, albarcas y blusa blanca, una docena, que dejando de trillar en la era, le bailaran, dulzaina y tambor, cinco minutos y se volviesen al tajo… Sonó por fin el bolero, y emocionado me senté, fue un gran momento, no pude seguir en pie, me senté para verlo pasar entre los chopos…  San Roque ya estaba aquí, rodeado de un mar de gente, en realidad, lo único que importa.

De vuelta, en la calle Zaragoza, había una ventana abierta, y a ella asomada, la madre del otro Bailador, de José el Cerillas, me pare a saludar, estaba esperando que pasase el Santo, y este venía a paso ligero, a paso de maniobra, de lado a lado, bajo los acordes apresurados del bolero, será un momento le advertir, pasaran a escape, lo que vera será poco, mientras me fije y emocione nuevamente, al ver colgado en la pared de su habitación, la foto que del Bailador, de su hijo, hace unos días le regale.

Oí también y no dí crédito, aunque a la vez me tranquilizo, saber que no  solo era yo el cascarrabias del día, una conversación que no era la mía y a quien todo esto de bajar por San Roque a ritmo de bombo y platillo y con tanto predicamento, la misa y la banda, le parecía un despropósito, mayúsculo, en comparación con tiempos pretéritos, sin duda mejores.

Todo un disparate, el hacer de un día cualquiera un San Roque más, pues si de tradiciones hablábamos, aseguraban, dirigiéndose a esos que tanto saben, a por San Roque antaño bajaban los cuatro que hacían falta, lo cogían y subían a la iglesia y ahora, resignados decían, hasta les estorbamos, vamos a meternos a casa, dijeron, que no vamos mudaos y nos dirán que hacemos aquí que, y por qué no hemos ido a San Roque, a nadie le importa las faenas que tenemos, y el coche, ahí se queda no lo pienso quitar, ( pero doy fe, de que mintió)… y así debería ser, que con cuatro sobra, y ya llegara el día de la fiesta,…

Al menos, me quedé tranquilo, no era yo el único que veía que todo es tradicionalmente mejorable.



Y ya en el Callejón de los Muertos, en el Coso, entro la procesión, en sentido contrario al que da nombre a la calle, la calle de los muertos, que en un día como aquel cobra vida, y fotografié a San Roque, en un momento único, especial, una foto que uno no puede perderse, una foto por encargo, en la que elijo como fondo la Calle Mayor, llegando a la iglesia, resucitando el santo, el pueblo, él y todos nosotros, bajo el bandeo eterno de las campanas.

Chupinazo

Más gente que nunca dirán las crónicas, y también recogerán el hecho de que el Mantenedor, no se acercase al micrófono y gritase “Viva el perro de San Roque”, si bien, lo cierto es, que ni yo mismo le eche de menos.

Y allí junto a las gradas de la iglesia, apareció Eva Lagunas, casi veinte años después, tiempo más que suficiente para añorar las fiestas, por más que diga el tango que veinte años no es nada. Nos hicimos un selfie, fotos, charramos y terminamos hablando de enfermedades, sin duda,.. Ha pasado el tiempo.


Uno tras otro, lo saludos se sucedieron, camino ya del Perion, con Marina a la cabeza, la Reina de la Quinta del 66 estrenando camiseta, camino donde una de las charangas, de cuyo nombre ya no me acuerdo, pero en la foto lo dice, se llevó a la mayor parte de la gente, Calle Mayor arriba al grito de “yo soy de Calamocha y tú no”, grito que se convirtió en el hit del momento… mientras a la Charanga de la Peña, a la Bandarra Street Orkestra le estaba costando llegar a todo.

Llegados a la plaza, busque un lugar donde sentarme y pedí a San Roque acabasen ya las fiestas y su trajín. En buena lógica no me hizo ni caso, pero al menos me compensó y a la hora de cenar, todo un lujo, Calamocha TV emitió 39 Escalones, de Alfred Hitchcock. Antes de volver a bajar al Perion, el toro y demás.

Finalmente en la puerta del Chato, derrotado como uno mismo, salió José Miguel... Joder, me dijo, le he echado un pulso a Macuca, y quiero pensar que le he dejado ganar...Buenas noches.

Ofrenda, remolachero, toros y gente y más gente...

Empezamos madrugando para llegar en el momento justo al Santo Cristo, y echar andar, se alargó la procesión, y bajo hasta el Perión, más gente que nunca, también lo dirán las crónicas, y como es lógico, más flores que nunca, la ofrenda parecía no tener fin,.. Y entonces, en el momento de entrar a misa, sonó el teléfono, teníamos visita, de allá de la Argentina, y ya que vienen de tan lejos, adiós muy buenas, un año más que me quede sin ver a la Virgen en la procesión del revés, en su día, … en esto, como en todo, de la última vez ni me acuerdo.



No son ni las doce y ya andamos de remolachero en remolachero, al primero se une Paquito en el Marzos, y hablamos ya de la peña para el Santo Cristo, y de engalanar el Barrio, y la guitarra y las jotas...luego ya en el Minino, junto a la persona más buena del mundo, un tal Manolo Gil, de Calamocha, vecino de Castellón, nos dan la hora de comer....casi nada.

Comer, terminar, apurar el café con cazalla, y a escape preparar la merienda para subirnos a los toros, donde lo que venimos viendo estos años, no tiene nombre, o tal vez si, fantástico... a los toreros les das por torear, y oigo en la tele que  Víctor Janerio “recuerda, recordar que ha toreado antes en Calamocha, pero no se acuerda” Le pasa como a mí, que de lo ocurrido hace cuatro días, no me acuerdo de nada... orejas por doquier, también, para los toreros franceses, que se han propuesto salvar la Fiesta Nacional de España, casi nada. Mientras Emilita a la cabeza de la nutrida Peña el Desbarajuste que copa las gradas de sombra, me emplaza al vermú del día de San Roque, y Eva Lagunas apura las fiestas ponche, va ponche viene... con un par de banderillas en la mano. Y María Luisa en el tendido de sol, llega sin disfraz, pues nunca será lo mismo, Víctor que Jesulin.



Gente y más gente, este año, me he propuesto saludar a todo el mundo que me lee... y cual político en campaña repartir besos y abrazos.

Nos acostamos a eso de las dos, deseándole un buen viaje a Cuky, quien en nada se levanta y se pone en marcha hacia el pueblo donde descansan sus mejores recuerdos, los de la infancia... Tres horas más tarde se sube al coche, por delante 360 km para llegar a la hora en punto en que comienza la procesión.

El momento que llevamos esperando todo el año

Si el año pasado fue mi padre, quien me prohibido salir de casa mudado con la ropa de los domingos, argumentando que en la tele no paraban de repetir, que debemos ir todos de blanco, (todos es todos, y esto lo digo y escribo, por el Dichero Olvidado, quien eligió una guayabera del amor en los tiempos del cólera, cual Florentino Ariza de Garcia Márquez, en tono azul, “es que el blanco engorda”, dijo defendiendo lo indefendible, como si el engañase a alguien. Por contra, su sobrina, entre las filas de la corporación, hacía gala de un gusto y elegancia exquisito a la hora de vestir y saber estar. La familia, esa cosa tan complicada)... Pues bien este año, mi madre ya cruzado el umbral de la puerta me hizo entrar de nuevo en casa, que a donde iba con esa ropa, quítate los pantalones, que los voy a planchar... Y que voy hacer, si no dárselos, y llegar tarde a todo…



A la altura del Casino, saludé a Cuky, estaba como un chiquillo con zapatos nuevos, fresco como una rosa, y temblando de la emoción, “este año toca video” me dijo, lo cual es de agradecer pues prácticamente lo único que de San Roque en Calamocha a través de youtube se puede ver, es suyo. “Pero, me está volviendo loco, no sé qué saldrá,….estoy nervioso”



Llego por fin a la ermita, espero bajo los chopos, Cuky me retrata, también Carmen Taules...Y me hare unas ampliaciones de 30 por 40 y al bajar la corporación el Sr Alcalde pasea la cuesta abajo hablando por el móvil. Algo importante sin duda, está a punto de suceder. Momento este para tener en cuenta. ¿Quién llamaría?, ¿estarían trabajando en los ministerios en día como este?



Bien de Interés Turístico. Recomendaciones a la hora de los Dichos y el Baile, y ni más ni menos que 130 aniversario... y poco más que recordar de la procesión, amén de la pasión desbordante.

Otro año más, otro momento que se nos va de las manos, a los calamochinos nos cuesta, o eso parece, con los santos de por medio, hacer nada a derechas, llevar el paso, entrar en formación, desfilar, y sobretodo comprender la uniformidad, y distinguir los colores, entre mandos y oficiales a partes iguales, la búsqueda del bien común, por encima de sentimentalismos, del consabido decir aquí estoy yo, así que terminamos por hacerlo todo, mas como milicianos voluntariosos, que aseguran una derrota , que como ejército regular,.. La uniformidad, también la recordó el Mantendor, el traje de gala de sanroquero.

Algún día encontraremos el punto medio, en el camino de la excelencia y las procesiones en Calamocha, nos saldrán como si fuésemos soldados de reemplazo en la jura de bandera con el permiso a la vista, y quien hizo la mili lo sabe,  nadie desfila mejor, ni viste más uniformado, que un soldado de reemplazo el día grande de la jura con la novia en las gradas, y el permiso a la vista.


A mitad de la procesión, llamo a María, la primera mujer que me tuvo entre sus brazos y dijo las igualmente primeras palabras que escuche: Mare, Tia Rosa, es un xiquet, i ara que faren...Esta en Valencia, y este año, ya no se ha atrevido a venir, son muchos años ya, los que tiene, casi tantos como San Roque, y aprovecho un Dicho, bonitos este año, piques incluidos palitroque en mano por parte del Dichero entre Dicho y Dicho, la norma de antaño, hoy ya algo excepcional


Aprovecho para llamarle y al acabar el Dicho, dejarle oír el Baile de San Roque, y ella a través del teléfono, me devuelve a la vida y tararea sin parar una y otra vez, el Bolero... Aquel día, el que nací, la comadrona, Doña Celia, no llego a tiempo a casa, dado que estaba en el Rabal, mandando para Teruel a Javier, el Torero Valiente, que nació el mismo día que yo, y a quien la noche del catorce una vaca traidora lo dejo en calzoncillos. Y Maria, la del Tío Perico, me recogió.

Y junto a Juan Miguel, llamamos a Tomás Lopez, su quinto, para que él tambien, pueda escuchar a San Roque.

Cerca de Casa

A la sombra del frontón, de aquel parque temático que fue la plaza, junto a Pepe Tomas, charro un rato grande, a propósito de A cien años vista, los hermanos de La Salle en Monreal, el libro, recién publicado, de los curas donde a mi abuelo Casimiro le hubiera gustado estudiar, libro que me consiguió el Dichero Olvidado a cambio de dos patos, deuda aun por saldar, dado que la paella de pollo y conejo no le agrada.




Terminaremos la conversación, el amigo Pepe y yo, a lo largo del año, mientras aguardamos las próximas fiestas de San Roque, allá, por agosto del 2017, a través del correo electrónico... Yo he tenido más suerte que él, a la hora de conseguir el libro, ya que el año pasado cuando Pepe Tomas llego al pueblo tras la presentación del libro Cerca de Casa por Luis Alegre, con quien coincidió en la escuela, con toda la ilusión del mundo trato y no pudo, de comprarlo en el pueblo.

La Bonet

Al acabar la procesión, bajo un árbol en las gradas, la Boneta desde Valencia, llego para ver a San Roque y saludar a todos los amigos, del pueblo y del facebook, en un besamanos, posterior a la procesión, que gracias a ella, ya se está convirtiendo en tradición, …



Habrá tanta gente como ella y como Cuky, que llegan a su pueblo ese día, por tan solo unas horas, por un instante, que yo me pregunto, ¿que tendrá San Roque?, y ojala todos los días fuese San Roque

Y donde hay Patrón no manda marinero...

Cuando el Mantenedor nos echó la Bulla la noche de la proclamación desde las gradas, sin duda no contaba con que la última palabra la tenía San Roque, o más bien no pensaba, que este, le fuese a dejar en mal lugar, salir todos a la calle nos dijo, llevar las fiestas a la calle, y la tarde de San Roque, llovió a cantaros.

Y la pasamos en casa viendo la procesión en Calamocha TV una y otra vez y comprobando como hay cosas que nunca cambiaran, año tras año, nos quedamos sin poder acudir a youtube los días de invierno, que lo son todos, salvo los  de las fiestas y ver nuestra procesión, el baile y los Dichos, ni nosotros ni nadie, menuda promoción... Solicite su copia en DVD en la SCD de Calamocha...

Gracias a ti, Cuky, por venir, y ofrecernos un rincón donde acudir, a ver a San Roque, a lo largo del año.

Entonces llame a Conchi, quien desde el tercer Barrio bajo a las Escuelas, y charramos y recordamos hasta que dejo de llover, de todas esas historias, de la familia de los calamochinos por el mundo de antaño y de hoy.

Al escampar nos fuimos a ver al Mago, y reírnos un rato grande... A las jotas no llegamos, y los Mariachis, nos aburrieron un poco, hasta que decimos poner tierra de por medio...De los DJ ni hablar, también dijo el Mantenedor con toda la razón del mundo, pero nadie lo oyó, ni nada puede hacer San Roque su patrón, los actos deben comenzar a su hora... y lamentablemente, no solo no es así, si no que ya contamos con ello... da pena, pagamos justos por pecadores y los que solemos ser puntuales, agotada nuestra santa paciencia nos marchamos cabreados. Si muy cabreados. No tenemos remedio.

Los Rebeldes

El día comenzó, bajo los sones del himno de España, me descubro y adelante,  con la procesión. Fue emocionante y un instante más que suficiente para volver a recordar a mi Tío Antonio, aquel que vio salir a San Roque, bajo el Himno de España por supuesto, la Marsellesa y el de Riego, al pronto que un día volvió el Caralasol y un día, tras muchos años de solo sonar el bolero, asombrado, pregunto, que eso que tocan estos desustanciados al corro del ayuntamiento, al echar de menos el bolero a la salida del santo... el Himno de Aragón, le conteste... Copón bendito, dijo asombrado.

San Roque como un momento, como un instante, ya he contado todo aquello que recuerdo hoy, otros muchos instantes, los habré olvidado ya, y cada uno tendrá el suyo, emoción y fiesta, he de acabar ya, con un recuerdo más, alguien que me pide un favor, un calamochino de los de toda la vida, de esos que llevan el escudo verde de La Unión, en tela cosido en la camiseta, toda un joya en tela, todo un galon, que si fuera menester a falta de camisa se lo coserían al pecho “oye tu que vas bien uniformado ayúdame a ponerme la faja, que esta cuadrilla que llevo detrás, no saben, te conozco pero no sé quién eres, aunque no eres de la Unión, tu pareces saber de qué va esto de San Roque”


Lo mismo me pasa a mí, te conozco y no sé quién eres...le contesto y ayudo a vestir, y nos ponemos al día, y al cabo de un rato surge la pregunta por su parte, “oye tu que parece que te fijas y acuerdas de todos, que te parece la charanga de este año”.

Así que trato de contestar, resignado, mientras me da la razón... Chico, no sé, ya no tenemos veinte años, ya no sabemos que se lleva, las charangas de hoy en día, parecen un revival de la música disco de los ochenta y del rock, de los grandes éxitos del verano, acuérdate de los Artistas, que imagino se habrán subido a la parra... lucen más en un café concierto, en una plaza con los peñistas sentados, que en la calle,... fíjate, ahora que han vuelto las actuaciones a la plaza de la iglesia, allí la charanga de este año, se habría salido, hemos de darles tiempo,... pero en la calle,... yo que sé, es lo que se lleva ahora y a la gente le gusta, la batukada a tutiplen... Pero donde este la charanga de Ribaforada, que se quiten las demás... si la paella es valenciana, y el pantumaca catalan, las charangas son navarras y el jamón de Calamocha, y no le demos más vueltas, nuestros San Roques, nuestro momento, ya paso, ahora nos queda recordar a la espera de que quienes hoy lo viven de principio a fin, en unos años, nos lo cuenten...

Nos dimos un abrazo, y con la media hora de rigor, de retraso nos marchamos al pabellón para ver salir a Don Carlos Segarra, de Los Rebeldes, a la hora en punto, es decir, media hora después de la oficial.

Larga vida a Calamocha


Lo vimos en el 1989 y lo hemos vuelto a ver este año, y si dios quiere volverá, prácticamente los mismos de entonces, lo hemos vuelto a ver, lleno a reventar de cincuentones, este buen hombre, ha ganado con el tiempo, ha ido a mejor, como todos nosotros, y aunque no sea el grupo y sea un bolo, un  “chou”, bien sabia a lo que venía, y bien sabía lo que queríamos, (por dios, la noche del sábado, con los Mecano, costaba mantenerse en pie, Maria Amparo, Reina Madre saliente, como todos los demás, ya no sabíamos donde meternos, dos horas y media de concierto, dos horas y cuarto para escuchar Maquillaje, que sopor por dios y por San Roque...)

Casi cuarenta minutos de puro rock and roll, de principio a fin, lo mejor del repertorio de Los Rebeldes, una tras otra, con el pabellón entregado dando botes de alegría y coreando todas sus canciones hasta el final...

Un, dos,… Calamocha mi amor


Fue la canción con la que se despidió, y nosotros también, una pena, a la mañana siguiente había que madrugar y volver a Castellón, mecaguen el turrón, si este concierto hubiera sido el sábado... qué pena, tan solo unas canciones de Danza Invisible, y La Guardia para otra ocasión...  Todo el viaje de vuelta lo hicimos escuchando los Rebeldes, y agotado llegue a casa para dormir a medio metro de mi cuerpo, descansar y ponerme al día, de unas fiestas llenas de momentos para el recuerdo, donde me falto en mi visita a la sede social de la Xurria, amén de ver a mi primo en la presidencia y Arturo en su diestra, charrar con Fer...

Finalmente, Don Carlos Segarra, pidió la colaboración del público en los acordes iniciales de su última canción, Mescalina, un, dos, un, dos, tres Mescalina mi amor... y puso a toda Calamocha en un instante de nuevo a sus pies, y cuando digo a toda, es toda, pues el Sr Alcalde se levantó de la silla, se acercó móvil en mano  cuanto pudo al escenario y lo grabo.