sábado, 20 de septiembre de 2014

FE

La tarde noche del Santo Cristo, en los instantes antes del momento cumbre de las fiestas, de encender la hoguera, vestido aún de paisano, se asomo el cura al altar y dijó:

“Buenas noches, (hizo una pausa a la vez que se hacia el silencio y recorrió con la vista la ermita, para continuar) veo que estamos todos, (debió verme a mí), en el programa dice Salve a las nueve y cuarto, pero si queréis, (eran y cinco), me cambio y empezamos”. Se cambió y  empezó.



La Salve siempre fue esa misa inoportuna y a destiempo que retrasaba el encendido de la hoguera, algo que los críos del arrabal  habíamos estado esperando desde el mismo día en que acabara San Roque.

La ermita se llenaba de abuelas de negro  con pañuelo a la cabeza que caminaban encorvadas y cogidas unas a otras del brazo, se llenaba también con algún que otro beato, en su constante llegada parecían adueñarse de todo el Barrio, no solo de la ermita, subían hasta del Peiron, y tu temías, que esos cinco minutos que iban desde el sonar de las campanas a su salida, al cohete anunciador de la hoguera, no terminasen jamás, como si los de dentro, a tus ojos de niño los dueños de todo, se negasen a salir, a que la hoguera se encendiese, como si su fiesta no fuese con la de los demás. Estaba equivocado, la Salve, la hoguera, son, o debieran ser, una misma cosa.

Quiero pensar, que no era la primera vez que asistía, que volví a la Salve después de tantos y tantos años, quiero por tanto pensar que alguna vez de zagal vencido por la curiosidad la vi desde el coro ahora cerrado, lo mismo que la misa del día siguiente, a la que nunca falte.

Eso es en realidad lo que yo quería, volver a subir al coro, y no pude. Así que me quede sentado en su puerta, lo más cerca posible, allí donde el Nazareno pasaba sus días hace unas décadas.

Pero no solo quería subir al coro, quería hacer algo más, aunque no me convencía, no me terminaba de parecer decente, fijarme en quien estaba o dejaba de estar rezando, fotografiarlos con la mirada, guardarlos en la  memoria, tal vez ya, buscándome a mi mismo, o tratando de encontrar alguna abuela o beato de aquellos.

La gente que entraba a la Salve siempre me pareció la misma, además el cura dijo “ya estamos todos”, y eso me incluía a mí, el no echo a nadie en falta, ni me extraño, allí estaban todos aquellos que esperaba. Yo ya era uno más.

Ya soy uno más de aquellos que de niño me parecían unos “visitantes” inoportunos, abuelas, beatos, esa gente que va a misa y que de fiestas no quiere saber nada, o eso me parecía a mí.

Por megafonía anunciaron el sorteo del jamón y me quede solo, a mi alrededor se marcharon dos o tres personas, no me toco, tampoco me lo merecía, alguien me vio allí sentado y se acerco, empezamos hablar, estaba cansado y agobiado al verme solo, tarde en reconocerla, hablamos de la Fe  y el corazón, me sucede con cierta frecuencia, me preguntan, y la mayoría de las veces no sé qué contestar, el antes, el después, algún consejo, y suerte que no falte.

 La Salve nos interrumpió pero ya estaba todo dicho, había que tirar para adelante y volver al sitio un año después como si tal cosa. Nos despedimos, y así se hará. Salí algo desorientado, la Salve, su canto en latín,  me emociono, la conversación también.



Para más inri de emociones, al salir de la Salve y caminar hacia la hoguera, me vi envuelto en una procesión de fuego y demonios, que a las puertas del infierno parecían llevarme, no sé muy bien si en castigo a no haber asistido a la Salve durante todos estos años, o por haberlo hecho.


En cualquier caso, entre la Fe y el fuego, debí quedarme en aquel banco del Santo Cristo cual Nazareno y olvidarme de la hoguera. 

Señor Nuestro Procopio que estas en los cielos, cigarro, mechero, bálago y papel. Yo que voy llegando a los cincuenta, ya he visto la hoguera en cuatro lugares diferentes, pero a nadie encenderla como a usted.


jueves, 11 de septiembre de 2014

Rumba Catalana

A mediados de aquel mes de agosto ya pasado San Roque, madrugamos,  y pusimos rumbo a Barcelona, carretera y manta. Menudo palizón, aún más en aquellas circunstancias. Íbamos de entierro.

Cuando la muerte llega a causa de la edad, cuando se ve venir, uno se hace a la idea, hasta el protagonista supongo, y se dejan pasar los días, a la espera del desenlace, en nuestro afortunado caso, al no ser el protagonista, a la espera de que el teléfono sonase y alguien al otro lado dijese, lo que todos sabíamos, ha muerto, por fin ha descansado.

Una pena, pero, qué se le va hacer, es la vida así, salud que tengamos, bien podría haber vivido algún año más, pero ya para qué, mañana será el entierro, nos dijeron, a eso de las cuatro. Ha sido enormemente feliz. No vengáis no hace falta, estamos tan lejos, ya nada se puede hacer. Concluyeron.

Considera, que decían en Navarrete, pueblo que fue uno de sus primeros destinos como Secretario Municipal, si hará años de aquello, que hasta había Ayuntamiento, en tan bello rincón de Teruel donde fuera a nacer una de sus hijas, allí frente al horno, considera no íbamos a ir.

Nos metimos en el coche de madrugada y pusimos rumbo a la Avenida del Paralelo. Y de qué íbamos hablar, si no de lo que traía el tiempo, en este caso, el muerto, el Tío Secretario, tan largo y apacible viaje estuvo lleno de recuerdos, de historias, de cariño, os acordáis de, y aquella vez, y aquel día… Toda una vida, tantos lugares recorridos y tan gran familia tres dan para mucho.

Paseando y escuchando Años 90
Recuerdo, llego un momento en el que la conversación giro en torno a llamémosle Y1, es decir, el primer yerno que tuvo, quien fue alguna vez por Calamocha y dejo entre todos una grata impresión, se ve que era un cachondo, un buen tío vamos, y se cascaba unos tragos en la bota que ardía el hacha, llegó hasta con una barca para navegar en la Laguna y conquistar Berruecos y  Gallocanta, joder con los catalanes. Finalmente, no llevamos a cabo tan gran empresa como era aquella de surcar las aguas. Estaba casi seca.

Y1 enseguida cogió acento maño al tiempo que mi Tío Jesús y mi padre siempre ávidos de conocimiento, mejoraban su catalán básico a pasos de gigante, collons, fill de puta, molt be tot,… Luego cosas, que pasan, la cosa no funciono en el matrimonio de Y1 y acabo cada uno por su lado, afortunadamente para todos, aquello era Barcelona, una gran ciudad, en aquellos tiempos grises, y el separarse entraba ya dentro de lo normal, si eso en aquellos años pasaba en un pueblo, aseguraban, era tanto una dijenda como una jodienda para todos. “Estos catalanes están muy avanzados, ya lo estaban en el 36 cuando el jaleo”. Aseguraba mi abuela, para quien todo entraba siempre dentro de la normalidad de las cosas de la vida.

A Y1 llegó un día, muchos años después de aquello, que la salud le abandono, lo supimos porque a pesar de todo, la relación con la familia continuo y cada tanto a pesar de estar tan lejos, nos llegaban noticias, su recuerdo aún perduraba. En el fondo siempre lamentamos no haber podido navegar por la Laguna en pro de la conquista de todos aquellos pueblos.

La Conquista de Gallocanta Años 70

En la vida es menester, como en todo, suerte, le llego la enfermedad, una tras otra y no había manera de echar el mal pelo fuera por su parte. Siempre que llegaban noticias en torno a él eran malas. Que mala pata, pobre…con lo fuerte y sano que estaba, y los  tragos que se cascaba allá en la Laguna.

 Y en aquellas estábamos cuando fue mi madre quien dijo aquel dia camino de Barcelona, charrando en el coche dijo, pues sabéis que hace ya tiempo, pero años hará ya, que no cuentan nada de Y1, casi parece raro, tanto como hablamos, y el caso es que yo no me acuerdo de preguntar, y con lo buena persona que era, no creo que sea porque se hayan dejado de hablar después de tanto tiempo…
Se hizo el silencio y la dudas empezaron a llegar, ¿Qué había pasado?, ¿qué había sido de él?

 En momentos así, la familia recurre a mí, y confía en mi memoria heredada de generación en generación a través de las tías Fidela, Felisa y Nati, memoria de las cuales parezco ser el depositario, cosas de Torrijo. Me tome un tiempo y dije:

Pues yo diría, que se murió hará cosa de un par de años, para unos San Roques, echamos de menos que no llamaran por teléfono ni lo cogieran y resulto que era porque estaban de entierro.

De nuevo se hizo el silencio, pero fue muy breve, todos empezaron a recordar  y hablar a un tiempo, se ataron cabos, y sin duda alguna, estaba muerto, todos recordaban, asociaban algo a su muerte, un par de años atrás, casi por esas mismas fechas, el día de la muerte, el entierro, la causa, el después,...

Aclarado el asunto del pobre Y1, todos descansamos y el Tío Jesús pidió la palabra, venga, para ande sea que me estoy pisan, vamos a conocer mon, para una vegada que salimos de casa no vamos hacer el viaje a tirón, como los valencianos que pasan por Teruel si dejarse una puta perra, comiendo a todo el sol en las cunetas, vamos a dejarnos los cuartos, que dicen los catalanes, que la buchaca esta llena, para por ahí en cualquier área de servici. Dios lo tenga en su gloria al gran Y1 pero, que no nos espere. Paramos y seguimos.

Finalmente al mediodía empezamos a recorrer las calles de Barcelona, tan enorme ciudad parecía recibirnos con los brazos abiertos, sin casi circulación, no perdíamos detalle, aunque yo iba más pendiente del plano que de los edificios, el Tío Jesús, más de medio siglo después de que su madre abandonase sus repetidas estancias, guerra incluida, en Barcelona, el mejor sitio en aquellos años para emigrar sin duda, escudriñaba todo al detalle y parecía conocerlo todo, por aquí vivía fulanito, por allá los de Monreal, allá los franceses,… Y en eso llegamos al Paralelo, el cual por cierto estaba desierto, tan era así, que al detenernos en un semáforo junto a un coche de la policía preguntamos si se  podía aparcar, y allí mismo, en la puerta de casa, dejamos el coche. Más hospitalidad era imposible.

Habiéndonos dicho que no hacía falta que fuésemos, habiendo dicho que no iríamos, cualquiera podía imaginar, que iríamos, así que dada lo hora que era, ya comenzaban a echarnos de menos, la hora de comer y como era el deseo del Secretario, la familia tenía el restaurante reservado contando con nosotros, pero antes pasamos por su casa.

Me encontraba  recostado sobre el capó del coche situando el plano de Barcelona, dos metros cuadrados de papel tan útiles como difíciles de manejar a sabiendas de que su casa estaba a tan solo unos metros, cuando sentí a mi Tío Jesus parlar con un variopinto grupo de personas, con melódicos acentos, no me lo podía creer, ya estaba haciendo amigos, se despidió de ellos, se acerco y dijo: dos carrers mes a baix y a la esquerra la primera. Aquí me parece que por muy grande que sea el carrer, los únicos catalanes que hay somos nosotros, concluyo. Estos ninguno, ni encara lo parlan.

Al recibirnos mi Tia, la viuda, lo primero que dijo, fue más o menos lo esperado: “ya veréis lo guapo que lo han dejado, y para que venís, si no hacía falta…Cuando lleguen todos nos bajaremos a comer, hay sitio para todos, contábamos con vosotros, no podía ser de otra manera. El Secretario estará contento”

 Efectivamente comimos todos juntos en uno de esos restaurantes que pueblan Barcelona, uno de esos de pasillos y salas imposibles tras una fachada no menos imposible, “un tallat amb una miqueta de coñac, o encara millor, portame també una copa”. A pasos agigantados mi Tio Jesús no perdía el tiempo, todo era aprender, en este caso el catalán. Para las personas mayores, para tal vez para otras generaciones, lo importante siempre era aprender, lo que fuese, con tal de saber algo más cada día. Llego la hora de ir al cementerio  y comprobar lo que mi Tía decía una y otra vez “ya veréis lo guapo que lo han dejado”.

Y2 todo amabilidad se ofreció a guiarnos, fue a por su coche y mientras lo esperábamos el Tío Jesús matando el tiempo hizo una de esas preguntas que ya a tales horas, después de tanto tiempo, no venían a cuento, ¿pero este catalán tan majo que nos va a guiar es Y2 ó Y3, seguro que trae un coche de aquí hasta allá?...

 Al cabo del rato se acerco un coche y empezó a pitar, al tiempo que mi Tío se cabreaba, “che collons, aquí estamos aparcaos nosotros y estamos a la sombra, tira pa allá pardal?

 Era Y2 que pedía que lo siguiésemos, comenzó así la percusión del Opel Kadet Colorao  matricula Palma de Mallorca, que un día fuera realmente rojo,  vermell mediterrani. Mi Tío enmudeció, joder con los catalanes, tienen perras porque no se las gastan, con el saquillo que tendrán estos…chaval échale un lazo que lo perdemos…. Acelera Torete. La mare que va, que tío tu, como le pisa…

Las desiertas calles de Barcelona tan largas como son, las atravesamos en un visto y no visto, los semáforos dejaron de existir, por allí, a la derecha, pucha, baixa, cambeate de carril, media volta, … “El gacho nos va a dar la comida, con lo bien que hemos comido y el copón de coñac que llevo encima, de corbata los llevo. La madre el cordero, no para, no…se ve que no lleva aire acondicionado y así le correrá algo”.

A duras penas conseguimos no perderlo de vista, de pronto Barcelona despareció y nos encontramos en medio del monte subiendo y bajando rodeados de arboles. “Esto deben ser los Pirineos ya, me parece que el pardal este sa perdu”. Y así sin más novedad, llegamos al cementerio de Collserola, sanos y salvos.

“¿Os va agradat el paseo” Dijo Y2. Masa, maño, masa, molt bé, le contesto mi Tio.  En aquellos momentos mi Tio ya solo hablaba catalan.

Una vez abierta la puerta y pudimos pasar, mi Tía, la viuda, insistía una y otra vez, “veis que guapo esta, hasta parece más joven”… Al cabo de un rato, ya sin saber que decir ninguno, habiéndonos despedido y dado las gracias, por tan buenos ratos pasados, comidas, conversaciones, paseos, … mi Tía reparo en el cuello de la camisa, lo veía torcido y repetía una y otra vez “esta torcido, una pena” , “esta torcido, vaya de que cosas me preocupo”…y se reía, y seguía con la misma cantinela, entonces el Tío Jesús dijo: Pero no le vamos a pegar fuego al pobre Secretario de aquí a nada, pues déjelo estar, todos lo vemos bien.

Lo dicho puede parecer y ser una barbaridad, pero responde al más puro y franco humor socarrón aragonés, entre Calamocha, Torrijo y Pozuel quedaba todo,  mi Tía empezó a reírse, y no había manera de hacerle callar, menudo espectáculo por momentos, “tienes razón, tienes razón, dejémoslo estar que lo van a tapar ya” medió mi madre para recordarnos a todos donde y para qué estábamos allí. Silencio y andaros fuera. Salimos al pasillo.

Se estaba mejor y más fresco dentro, en el cuarto pequeño junto al ataúd, pero debíamos guardar las formas y no quedo más remedio que sentarnos en el pasillo en unos enormes sofás de piel que abrasaban por estar bajo unas grandes cristaleras, “al final arderemos nosotros”.

Sin tiempo para respirar se acerco un empleado del complejo hasta nosotros, temerosos de que nos fuese a llamar la atención, el Tío Jesús, quiso adelantarse pero no pudo levantarse y quedo perplejo ante lo que oyó:

Joder con el noi este, ¿qué ha dicho?, que podemos firmar, que hay un libro de recuerdos, la madre que los pario a estos catalanes, de tan europeos que son, parecen americanos… Y qué coño vamos a poner, Enhorabuena, Felicidades, No nos esperes,… anda pequeño, por mi, ve tu y escribe algo, allí esta.

Pero no llegue a ir. Fue entonces cuando nos quedamos mirando el libro de firmas, los libros, y la cola era inmensa, de hecho, debíamos ser los únicos que no estábamos allí. Fue entonces como digo, cuando mi Tío enmudeció, le cambio la cara, se puso blanco, le tiro un manotazo a mi padre, que me dio a mí y que aún me duele cada vez que cambia el tiempo o voy de entierro. Se levanto y se puso a cantar aquello que cantaba, Peret.

“No estaba muerto, que estaba de parranda…” Mecaguen la puta maños, mirar el muerto.

Y1, el cachondo no estaba muerto, estaba vivo, el gacho de la barca…Mi padre se moría de la risa, a mi Tío le volvían a entrar ganas de ir a mear, pero no podía ni moverse, yo miraba en la dirección que señalaban, hacia el libro de firmas, y evidentemente estaba vivo, de lo poco que recordaba, no había duda era él… además, cantaba de lo lindo con unos pantalones rojos, una americana azul y una camisa con topos poco más o menos, parecía un “Manolo del 92”, entrado en años… Tirar y avisar a vuestra madre, no vaya a ser que al verlo del susto se muera.

Tal era el escándalo que preparamos que Y1 y el resto de gente empezó a mirar hacia donde estábamos, había sido todo culpa mía, yo lo había dado por muerto y todos me creyeron, pero estaba vivo, Y1 inmediatamente reconoció a mi padre y mi Tío, dejo todo lo que tenía entre manos y tiro pasillo adelante hacia ellos, que hicieron lo mismo y se fundieron en un abrazo.

Cuanto me alegro de veros les decía. Nunca podrás saber lo que nosotros nos alegramos de verte. Dijeron ellos. Así debió empezar la larga conversación que mantuvieron con el cachondo de la bota, la barca y Gallocanta al que unas horas antes habíamos dado por muerto…


Fin de la historia del entierro del Secretario, a pesar de ser un entierro, no acabo en boda, pero tuvo un final feliz. Nos reímos mucho, esa es la verdad.

Los Años de la Cazalla. El fin

lunes, 25 de agosto de 2014

Adolece San Roque

Al punto la mañana mi madre abrió la puerta de casa, se asomó al Barrio, miro cara Santa Bárbara y dijo: Maña, con este tiempo no adolece San Roque. Hace frio, será menester coger algo de abrigo, para las fiestas es mejor la calor. Mi madre, la familia, siempre usó adolecer como sinónimo de apetecer, y con ese frio en el centro de agosto, era difícil imaginar el mismo Baile, el mismo día grande de las fiestas sin su acompañante fundamental, el calor del sol. No apetecía salir de casa, esa era la verdad.

Ropa de abrigo. San Roque 2014 

He de reconocer, cuanto más madrugo más tarde llego a los sitios, de la salida de la procesión ni hablamos, así que tampoco llegamos a la ermita, esperamos al Santo de vuelta a la altura del Instituto, sentir el silencio de Calamocha roto por las castañuelas de los bailadores más rezagados por la Calle Real en busca de su sitio en la procesión, sea quizás, tan bonito como el mismo Dance, acompañar el paso con el repique de las castañuelas, esperarlo oyendo los sones de la banda, a su vuelta de la ermita igualmente bonito …

Claro está, tampoco llegamos al chupinazo, lo escuchamos a medio camino a la altura de la Balsa, aquello de ir corriendo de un sitio a otro, ya no es tal, y ya, por fin, este año cuando llegamos, lo vivimos desde la primera grada de la iglesia, siempre se aprende algo, aún quedan muchas gradas hasta llegar a la puerta de la iglesia, donde se refugian los más mayores, pero una vez iniciado el camino, el tiempo pasa tan rápido, que ya no pararemos hasta el final. Veremos en qué escalón nos quedamos. Para todo es necesario algo de suerte.



De un modo asombroso no recuerdo haber saludado a nadie aquella tarde del chupinazo, cuando lo habitual fue siempre un continuo reencuentro con unos y con otros, saludos unos por compromiso otros por cariño, validos todos en cualquier caso y este año, ni lo uno ni lo otro, me pregunto ahora, si no habré subido demasiado pronto a la primera grada, en cualquier caso, ya no hay vuelta atrás, una posición ganada, una vez tomada, jamás debe abandonarse, te lo enseñaban en la mili, a la cual, por cierto, me marche el día de San Roque de hace un montón de años, pero, eso, ya es otra historia.

Sera por procesiones, el caso es que a la del día de la Virgen, como a la de San Roque, tampoco llegue, o sí, ya no lo sé, bajó la ofrenda desde el Rabal, y se hizo realmente interminable, cada día va  no solo a más sino a mejor, pero volví a cometer el error de siempre, no entrar en misa, por mal de saludar, esta vez sí,  a unos y otros, el caso es que luego echas a oír tocar las campanas y te acercas a la plaza a la procesión y ya ha terminado, que lo bueno si breve, dos veces bueno, será que “no la quieren despertar”, una pena, la procesión debería ser antes de la misa. No debe ir ni Dios, ni aún fotos hay.

Aprendiendo a Bailar 2014

Y será, igualmente por misas, la del día de San Roque, también me la perdí, me quede en la puerta, junto al Dichero Olvidado ese compendio enciclopédico del saber calamochino, totalmente permeable a todo cuanto le rodea. Apareciendo al cabo del rato junto a él, el Bailador, esta vez en carne y hueso, acompañado de un pareja de estudiosos, llegados desde la capital, de Zaragoza, de donde si no, hay gente para todo, que la verdad sea dicha se preocupan por unas cosas dignas de alabar por nuestra parte, venidos para ver en sí, qué era eso del Baile de San Roque… Este hombre, os contara todo, y os dirá donde debéis acudir. Dijo el Bailador.

Y el Dichero Olvidado comenzó hablar:



Pues en esto lo único que se me ocurre para empezar es como cuando se juntan los novios y se preguntan, “¿cómo lo hacemos?”, pues eso, igual, una de dos, o preguntáis, o empiezo hablar hasta que acabe, con la certeza de que una vez haya acabado, si no os habéis cansado antes, y mandado a cáscala a Luco, no tendréis ni una sola pregunta por hacer, lo sabréis todo, así que venga, empezar a tomar apuntes, luego preguntare. Bueno soy yo. Atentos que voy.

Efectivamente, ahí detrás en la fachada dice 125 Aniversario del Dance de San Roque, Fiesta de Interés Turístico de Aragón, pero, mucho cuidado, en aquellos días, San  Roque ya era patrón de Calamocha, pero qué ocurrió, qué paso, para que naciese la devoción, el Dance, qué cambio, para pasar de ser patrón a ser algo más para los calamochinos de aquellos días…

Pues en realidad, nada de extraordinario, Calamocha como cualquier otro pueblo, en aquellos años de mediados de los ochenta del siglo diecinueve, estaba asolada por la peste, y aquel año, todo era morirse unos y otros, más con las calores del verano, tan era así la cosa, que si enfermabas, te dejaban a la buena de Dios, no te cuidaba ni tu hijo, quedabas a la buena de Dios o de San Roque, ¿cómo te iban a cuidar?, si eso significaba que tú también morirías. Y los calamochinos, como los demás, tontos no éramos.

En concreto aquel año del que hablamos, el día catorce de agosto, murieron siete personas, y el mismo día quince, fueron nueve las que murieron, eso para un pueblo pequeño resultaba una auténtica barbaridad, pero ¿qué ocurrió?,… pues que el día dieciséis, el día de  San Roque, patrón del pueblo, aunque no estarían para fiestas, no murió, nadie, cero patatero, nadie,… y a partir de ese momento fueron pasando los días y la peste remitiendo. Pero aquel dieciséis de agosto día de San Roque, como os digo, no murió nadie, ese es el hecho en sí.  Y los calamochinos los pocos que quedaron se pusieron a darle vueltas a la cabeza.




Habrá que hacer algo, esto habrá sido cosa de San Roque dieron en pensar, de la medicina ya te puedo asegurar yo que no seria, seria casualidad, pero eso ya que más nos da, total, que de tanto cavilar, hicieron responsable del fin de la peste a San Roque, como en todos lados en cualquier caso, y pensaron en agradecérselo de alguna manera diferente al llegar las fiestas del año siguiente, y ahí imagino, los culos inquietos del momento, esos que todo lo ven y no paran, nuestros ancestros así como los que estamos aquí y ahora, pensaron en hacer algo nuevo, una locura supongo, al tiempo que los pondrían verdes, los calamochinos responsables de mantener las tradiciones del momento, que por cierto, se estaban muriendo de pena, las tradiciones digo.

Y entonces se les ocurrió cambiarlo todo sin tocar nada, que para eso aquí en Calamocha nos bastamos solos y a escape la forma de celebrar las fiestas de nuestro Patrón San Roque, con respecto de antes de la peste fue variando de rumbo, a mi ver, las fiestas se morían también no de peste sino de algo peor, esta vez sí, de pena, y quedaban reducidas a la representación del antiguo Dance de San Roque, una soldadesca al uso, estática, siempre con los mismos protagonistas, a modo de representación teatral y poco más, lo cual debía resultar un aburrimiento mayúsculo para quien no participaba, ni podía hacerlo…

 ¿Y qué hacemos?, pues tirar para adelante,… y ni cortos ni perezosos, mandaron a cáscala la soldadesca, sacaron a San Roque en procesión y decidieron que la soldadesca caminara junto al santo, y así nació el Baile, pudiendo entrar a bailar cualquiera, ya no los actores del antiguo Dance que siempre eran los mismos, para así agradecer unos y otros a San Roque bailando el hecho de haberles librado de la peste.

Ponerte a bailar delante de un santo en aquellos años debía ser poco menos que la mayor de las atrocidades, más de uno y dos en el pueblo se llevarían las manos a la cabeza, “¿ande van estos?”, pero el resto tiro para adelante, hasta nuestros días. Avanzando en la procesión de costado, como si no te movieras del lugar, para no salirte del escenario, si bien todo evoluciona y hoy habréis visto a los Bailadores avanzar de frente, haceros cargo de lo que sería, subir y bajar a la ermita de costado, nos darían las uvas.



Todo va cambiando aunque no lo parezca, también cuando todo empezó la procesión era más corta, y los bailadores, cansados de segar y trillar, no estarían para grandes alardes atléticos como ahora, mirar si no a este señor, El Bailador, sesenta y tres años le contemplan, mientras nuestros abuelos con poco más de cuarenta ya eran viejos para aguantar el Baile. Él tiene el privilegio hoy de Danzar junto a San Roque, dado que entre las filas de bailadores conforme aumenta la edad del bailador se va acercando uno al santo, se ordenan ellas solas según los años de baile de cada uno.

Era también un baile más sosegado, no el “roncarol” de hoy en día, impensable del todo, ver el baile de hoy en el XIX, así sobre las notas de aquel Dance Don Manuel Marina, maestro entre otras muchas cosas de esta Villa, adapto la música para poder bailarla allá por principios del siglo veinte con tambor y dulzaina hasta que allá por el cincuenta llego al pueblo un jotero, Don Mariano Aparicio Gil para renovarla y adecuarla a los tiempos, resultando el Bolero tal y como hoy, más o menos suena, pues aquí hay ahora debate, que en este caso, no viene al cuento, por quítame allá y ponme aquí unas notas.

Antes de que se me olvide, apuntar, Adelino Gómez Latorre, y su obra “Las Azarollas”.... Para las fotos y demás cosas tenéis el Centro de Estudios del Jiloca y también la Fundación San Roque. Echarle un ojo o mejor dos sobre todo a las Azarollas. Y a mí me tenéis en “feisbu”, camino de los trescientos amigos, sorprendentemente pocos.



 Prosigo. ¿Se baila el Dance por parejas?, ¿es tu pareja el que tienes en frente o el que tienes a un lado?,  yo ya no lo sé, el Bailador os podrá sacar de dudas, cierto es, que siempre se bailó por parejas, cual matrimonio, tan es así, que los días antes de San Roque las parejas se buscaban. ¿Oye bailaremos este año?, y como te dijera que no, ya se había jodido la cosa, si se retiraba tu pareja, tú te retirabas con ella, era como un matrimonio, unidos por el baile hasta que “la muerte”, la edad, los separaba, que uno se iba a la mili, el otro no bailaba ese año, que cojeaba del ancón, pues nada, a esperar un año… Hoy puedes venir solo y entrar en la fila. En mi caso, me retire joven, mi pareja era Antonio Sánchez, de apodo Cuky, y se fue de aquí, al poco de comulgar, y ahí deje de bailar, fiel, que es uno.

A estas alturas de tan amena charla el corro había aumentado, Pascual El de la Cirugeda, se había acercado y cuanto todos creíamos que iba a pasar a comulgar se quedó entre nosotros, junto a alguna persona más que entre curiosa y ansiosa por aprender se quedaba a disfrutar del magisterio del Dichero Olvidado. Solo faltaba el amigo Pepe Tomas, quien dentro de la iglesia seguía la misa. A él va dedicado en parte todo esto. Lamento que te lo perdieras.

Ese antiguo Dance, del que os hablo, se recuperó y se representó con motivo del 125 Aniversario, aquí mismo, donde estamos, en las gradas de la iglesia, pero se ve que nos salió la vena decimonónica y con un par de años o tres, nosotros, como nuestros bisabuelos tuvimos bastante, y no ha habido continuidad,… Todo lleva su tiempo, volveremos a echar mano del mismo, no vamos a ser tan tontos de dejarlo perder, volveremos en cuanto encontremos un hueco. El roce hace el cariño, habrá que insistir.

Cierto que hay otro hecho propio y os ha llamado la atención, los Dichos. Dado que sabéis de lo que hablo en los antiguos dances, en las soldadescas, había varios personajes que tenían su dialogo, no solo se danzaba, también se recitaba, siempre lo mismo eso sí, por lo cual no me extraña que se aburrieran nuestros antepasados, casi lo mismo que nosotros ahora, pero, eso hoy no importa, el Palitroque ya estaba presente en el antiguo Dance, y lo blandía el Diablo, a la hora de recitar.



Y yo que para estas cosas me basto solo, ni corto ni perezoso hace la tira de años, me dije, pues si aquí en el pueblo hay una familia que de apodo tiene El Diablo, igual tiene algo que ver con todo esto, así que a bote pronto, fui un día a su casa y  digo “Buenas, oiga, una pregunta, a usted, porque le dicen El Diablo, es algo bueno o malo”. Y a escape me respondió, “Al contrario maño, aunque no lo parezca es algo bueno, mi padre, mi abuelo, hacían las comedias los días de  San Roque, y salían en ellas de Diablo”. Aquello para mí fue la repera en bicicleta…

 Los Dichos, vendrían de ahí, pero ya sin un personaje fijo, poesías, rimas, estrofas echadas al Santo a lo largo de la procesión, para agradecer o rogar, y echadas con coquines y cariño, al vecino para joderlo, porque sacaba el fiemo con todo el calor o ataba el macho en la palanca del cantón de la calle tapando el paso, joderlo vivo en el buen sentido de la palabra, el Palitroque te da la inmunidad y el derecho de réplica al vecino,…Hoy, como todo, como el Baile mismo, está en proceso constante de cambio sin saber muy bien hacia dónde vamos. Al tiempo los Bailadores descansan se refrescan y lo agradecen.

Claro, como bien observáis,  pensareis, este señor, EL Bailador, de qué va disfrazado, es este el uniforme con el que se baila, pues sí, pero ha sido siempre así, pues evidentemente que no, si nuestros bisabuelos lo vieran, lo primero que pensarían es que menudas pintas de mamarracho se trae, lo echarían al rio las Monjas de cabeza, y tal y como baja, se quedaría clavao entre el zanago y las ovas y no saldría.

Antiguamente lo bailaban con la ropa de “sport” y de mudar del momento, por decirlo de un modo que nos entendamos todos, las albarcas, los calzones negros de pana elegantes, que para el calor sería lo mejor y peducos de lana por si pisaban algún cardo borriquero, con la camisa blanca, poco más rematando la cabeza con el moquero y cuatro nudos para quitar el sol,… vestimenta que con el paso de los años fue avanzando, no se quedó estancada, de las albarcas a las zapatillas, todo cambio, pero como se llegó a lo de hoy.



Pues por pura necesidad, aquí en Calamocha, siempre hemos ido un paso por delante con respecto a España, y llegados los cincuenta, eran cuatro gatos los que bailaban, el baile se moría, era cosa de viejos, de curas, de beatos, aquí iniciamos la “Transición” muy pronto … y hacer que la gente joven entrara en el baile parecía imposible, se iniciaba así una travesía en el desierto, que vino a durar años, hasta que la moda en el vestir y en las fiestas cambio con la llegada de las peñas y el conjunto de todas en la Peña La Unión, y su uniforme más o menos “sanferminero”, dándole de nuevo a la gente joven por entrar a filas y bailar… Pantalón, camisa de botones y zapatillas blancas, cachirulo, a cuadros, rojos y negros al cuello y faja azul. Empezando las mujeres a entrar en filas y bailar allá por los setenta sin controversia alguna, como lo más lógico y normal del mundo calamochi.

Y hasta ahí la cosa, luego si te vas a las primeras filas, veras también cosas extraordinarias, fruto del cariño que los calamochinos le tenemos a todo, de la vestimenta os hablo, fajas, que en su día fueron azules, y con la cual ya bailo el padre de alguno, pañuelos rojos de aquella novia que nos dejó tirados en el rio Jiloca el día de la Vaca, moqueros azules y blancos de nuestros agosteros segadores abuelos, albarcas, cachirulos azules y negros, ese que dicen es propio de Teruel, reminiscencia aquí de una peña que hubo y que para diferenciarse de La Unión lo tomo como propio, La Birolla se llamaba; Pero en sí, a simple vista la uniformidad parece total. Una pregunta, ya para concluir:

Y entonces vosotros, de donde venís, quienes sois, para que queréis saber todo esto…. Vamos a un lado, que salen de misa, y pensaran que no hemos entrado.

Oscar Higares San Roque 2014 Calamocha

Y entre un mar de gente que salía de misa me perdí, me despedí a la francesa y me marche Rabal arriba camino del remolachero. Todavía dio el día para una lección más, esta vez, fue en la plaza de toros, con un cartel lleno de figuras, figuras en el camino y figuras en ciernes, asistimos a la mejor tarde de toros que se recuerda, dos orejas cada uno se llevaron, vinieron a trabajar y agradar, no a llevarse las perras, como hasta ahora parecía la costumbre, algo sin duda está cambiando, se ganaron hasta al última peseta y nos devolvieron con creces el precio del abono. Oscar Higares, Canales Rivera, El Cordobés y Carlos Villanueva. Mientras desde el tendido la charanga Artistas del Gremio daba unas lecciones soberbias de música, festera, eclesiástica, ochentera, clásica,… igualmente impagable.

Canales Rivera 2014 San Roque Calamocha
Y llego así el día San Roquico, y con él, el calor, el sol y el sudar en la procesión, y como advirtiera a los curiosos el día anterior el Dichero Olvidado, los calamochinos más chulos que un ocho, no contentos con un santo, sacan dos en procesión, dos tallas del mismo santo, no veras semejante cosa en ningún lado.

Sol y Sombra en la Calle Mayor el día de San Roquico 2014
Llegamos a misa pero no entramos y camine toda la procesión entre las primeras filas de bailadores haciendo las veces de aguador y fotógrafo, por primera vez la procesión se les quedo corta, querían más, en especial a partir del final de la Calle Mayor, cuando asistieron a una lección magistral en torno al Dance, más allá del típico “moveros, levantar las manos, cruzaros, parar, andar”…

En aquel lugar siempre se cortan las procesiones sean de Semana Santa o sean de San Roque, toca esperar, y que mejor que esperar bailando, así el hasta hace un par de años Bailador, ahora preocupado por las últimas filas bailo entre los más jóvenes, y estos le siguieron con tanta devoción como yo mismo, así que un par de docenas de zagales podrán decir que un día tuvieron el mejor maestro posible allá en el final de la Calle Mayor cara Las Monjas.


Aprendiendo a bailar  a San Roque en la Calle Mayor 17 de agosto de 2014

Llego la música, que este año funciono algo mejor, se juntaron las filas y siguió el Baile, los más pequeños habían permanecido atentos a la lección recibida por sus compañeros algo mayores y parecieron comprender algo que se les había pasado desapercibió hasta este año, y que yo por ignorancia innata desconozco, pero bien me advirtieron al final: “ya sabemos cómo se baila, nos hemos fijado es ese Señor cuando estábamos parados”. Llegados a las gradas de la iglesia, querían seguir bailando, que no se acabase nunca. Fue emocionante.

Calor el dia de San Roquico 2014
Se terminaba San Roque, al menos para mí, al día siguiente volvíamos a casa, pero aún quedaba tiempo para aprender, para sorprenderme en permanente lucha con mi propia ignorancia, batalla de antemano perdida.

Hoy toca vermú dijo el Dichero Olvidado al tiempo que la Banda de Música se arrancaba Castellana arriba, ¿y estos a donde van, de serenata a casa del Alcalde como antaño? No, me contesto, van a rendir cuentas al jefe, que no es otro que el Santo Cristo, y no San Roque, a la Salve.


Pues venga, cuenta, le anime, vamos tras ellos a casa, al remolachero como aquellos del Pipero, un poco cañao y una sardina, y sácame de mi ignorancia pues que yo sepa en el programa no dice nada, vamos, que en la vida, en los últimos cincuenta años como aquel dice no recuerdo haber visto en este momento subir Rabal arriba a la procesión, a una Salve en el Santo Cristo dices, pero eso no es el día la “auguera”. Terrible, no logro recordar nada.

El caso es que los progres como tú no van a lo sustancial del programa que son los actos religiosos y solo se leen los perniciosos, y ahí no está la Salve, la cual es probablemente el momento más emotivo e importante de las fiestas, será por eso que no lo conoces ni lo tratamos como debiéramos.

Calamocha cuando da las gracias, ¿a dónde va?, pues ni más ni menos que al Santo Cristo de la Arrabal a rezar la Salve, que debiera ser un acto multitudinario, al aire libre, musical, que sé yo, en el los calamochinos damos las  gracias no porque la tabarra de las fiestas haya terminado, si no porque haya terminado con bien, sin heridos en las vacas y sin heridos en los cohetes. Si al menos los cabezudos hoy salieran del Santo Cristo, ahora la comitiva sería más numerosa.

Me dejas sin palabras, advertí, no me lo puedo creer, siento hasta vergüenza, no doy crédito, ahora bien, estarás conmigo en algo al menos, y es que no tiene sentido alguno, pues si las vacas están recortadas y no sale nadie, y los petardos prohibidos, ya me dirás que manera de hacer el paripé es esta.

Cállate desustanciado, vamos al remolachero y vete a tu pueblo de una vez, con viento fresco, allí podrás correr los bous y tirar todos petardos que te venga en gana. Veremos quien reza por ti.

Domingo 24 de agosto de 2014. Fin



Lo cierto es que adolece (apetece) que San Roque sea todos los días del año. Hoy San Roque, habrá vuelto a su casa, yo ya llevo tiempo en la mía.

Nota: Para saber más acudir a las fuentes reseñadas, lo aquí recordado no deja de ser una conversación informal.

sábado, 9 de agosto de 2014

De la procesión de San Roque. Por Don Anselmo Sanz Serrano. LUCHA 1957. Y otras cosas.



Acaba julio y San Roque, está ahí, vuelvo del pueblo, la siguiente generación se ha quedado allí, “verano azul”, se ha quedado allí, con el fin de tomar algo de lo que ya andamos escasos en la familia, acento aragonés. 


A pesar de todo, en realidad no se de que me quejo, si acaso lo hago, me lamento más bien, nada me hubiese gustado más que poder descansar allí.


He caminado desolado por la Fuente del Bosque, asomado al Ratero de piedra y tubos de metal, al lavadero y sus paredes a corros de cal recién pintadas, ocultando los grafitis de nuestra juventud, el rio, el rio, no huele ni bien ni mal, pero en cualquier caso no como antes, me es extraño, acercado al Puente Romano sin logar verlo enmarcado como esta, entre árboles, no consigo fotografiarlo de frente en el sentido el que corre el agua, entre rejas, encarcelado  el batan, en realidad somos nosotros los presos, quieren ver qué es eso del lavadero de lanas, el cuadro que cuelga en el recibidor de casa, lo vemos, he caminado por los huertos yermos de la Serrana, ni aún mosquitos hay, asistido entre el eterno murmullo calamochino, no nos empeñemos, el silencio no es lo nuestro, al acto de las Reinas, todos queremos algo más que hablar, todos queremos que nos oigan, imposible dormir esa noche, hoy cada vez más, al volumen, lo llaman música, levantado al día siguiente sin descansar, he saludado a gente que conozco y ya no me conoce, y también a quien no conozco, todavía pienso que en el pueblo todo el mundo se saluda, y hasta tiempo me ha dado para que me llamen la atención, por andar por donde no debo, como forastero que soy, … ya están aquí los forasteros me dicen, esta vez en tono más cariñoso, al llegar y sentarme en un banco frente a Micheto,  comprado el Heraldo y el Diario Teruel, mientras delante de mi alguien pregunta por La Vanguardia, si hay una Caixa, porque no el periódico pensé, pero no, no estaba… pregunte en mi caso por el libro de Cesar Blasco, Penurias Exquisitas, y estaba agotado, Calamocha lee, empero, del mal, el menos, ya lo leí, solo lo quiero como si de un rolex se tratase, a modo de inversión. Me vuelvo a casa, cañao, acelgas, algún tomate,… lo que resta hasta San Roque, se me antoja eterno.


Son estos, días de calor y espera, de preguntas, de impaciencia e ilusión aunque las fiestas siempre sean lo mismo,  no nos engañemos, no pueden ser de otra forma, de encuentros por llegar,…  días tal vez, los más bonitos del año, sin embargo, los hay, y yo debo ser uno de ellos aunque me empeñe en lo contrario, que piensan en San Roque todos los días del año.

AÑO 2013 Primera Fila



 Así, hace unos meses, en “las tardadas de invierno”, al ver en el santoral a San Antón, San Fabián y San Sebastián, quienes en su día, me pareció recordar, fueron los patrones de la villa, de fuera vendrán, que de casa te echaran, patrones, hasta que llego el francés de Montpellier, San Roque, quién aunque no los echó, el amo se hizo, ellos siguen ahí, en la fachada de la iglesia, en realidad relegados a la última fila. 


Aquel día escribí al Dichero Olvidado, “¿Te imaginas, como debían ser las fiestas mayores en Calamocha, con este frio?,… Suerte, para todos,  llego San Roque. Tú que lo sabes todo, ¿Cómo eran las fiestas decimonónicas en Calamocha con San Fabián y San Sebastián como patrones ”.


Pronto llego la respuesta, decía así: Si no sabemos, o no queremos recordar, lo que paso hace cincuenta años, como quieres que sepamos lo que paso hace más de un siglo, en cualquier caso, para conmemorar, al menos entre tú y yo, como santos devotos del olor a granero que somos, las recientes festividades calamochinas de los santos olvidados, Antón, Fabián y Sebastián, voy a compartir contigo un  recorte de hemeroteca del antiguo periódico Lucha numero 102 de fecha 31-12-1957 el que Don Anselmo Sanz Serano, en su sección Jiloca, escribía de nuestro baile de San Roque.


Artículo que bien merece reaparecer en una de las actualizaciones de Recuerdos de Calamocha, para sorprender a propios y extraños, a ti entre ellos, a todos, quienes en el discurrir de la fiesta, confundimos la tradición con nuestros propios recuerdos, con nuestra juventud, aquella cantinela impertinente de las cosas siempre han sido así, así, hasta donde llega nuestra escasa memoria.


El escrito que te paso, lo vi por vez primera hace unos 40 años en la hemeroteca de Teruel, lo vi y memoricé, porque en aquellos tiempos no había fotocopiadoras, cuatro apuntes y adelante. Luego, años más tarde, me volví tarumba para encontrarlo y hacer una copia.



Con semejante tesoro entre las manos, ayer mismo, hace 27 años, con ocasión del centenario del Baile, hice un atisbo comentando cuatro cosas del mismo en el programa de La Unión. Por supuesto y como imaginas no tuvo ningún eco, pues los peñistas y calamochinos en general estaban más por la labor del chupinazo y el aniversario, que por tales chorradas mías.



Periódico Lucha Número 102  Nochevieja de 1957  Sección Jiloca


Son al menos tres, los  “sanroques” que hay y se ven, aunque parezca que en realidad solo hay uno. En cualquier caso, nadie puede ver los tres a un tiempo. Y a buen seguro hay muchos más.


Uno es el que ven, perciben y sienten quienes viven allí todos los días del año, hielo tras hielo.  


Otro, el que vemos quienes habiendo nacido y vivido allí, ya no recordamos el día en que nos fuimos, y volvemos al pueblo  solo  muy de vez en cuando.


Y otro “sanroque” es el que ven, quienes nunca han estado allí y llegan por primera vez. En el año 1957 Don Anselmo Sanz Serrano, lo veía así.

1995 Calle Zaragoza



Transcribo su artículo letra a letra, así era el día de San Roque hace casi sesenta años, así lo vio, en realidad no hace tanto. 


Leer con atención, asombrarse tal vez, volver a leer,… en negrita parte de lo que más me llamo la atención en torno a la monserga sanroquera de antaño, de ayer mismo, del año en que mi padre se fue a la mili, quizás por eso nada recuerde de esto, recuerde casi lo mismo que quien encontró y guardo este pequeño tesoro impreso, comulgante aquel año. El Arca Santa, el mucho madrugar, el antiguo recorrido, las cofradías y sus banderas al margen de los bailadores, el fanatismo, imaginar cómo sonora el bolero con tambor y dulzaina, la jocosidad y picaresca de antaño, las rosquillas y frutas,  el terminar el baile en la casa del Alcalde, (eso que hoy llaman “escrache”, debió nacer en Calamocha) y el café de la Viuda de Don Benito del Val, tras la camachina… 




Notas históricas de la villa turolense de Calamocha


Por Anselmo Sanz Serrano


(Conclusión)


Una demostración de folclore aragonés la podemos hallar en la villa de Calamocha, presenciando el llamado “Baile de San Roque”.


No existe documento alguno en archivos públicos y particulares, ni por tradición se sabe el origen de este baile. Tiene algún parecido al pasaje bíblico delante del Arca Santa; pero se ignora cuándo y quien pudiera importarle y su procedencia.


 En cuanto la música propia, siempre fue de tambor de gran tamaño y dulzaina que supera en mucho a la gaita de bota gallega, el gaitero aragonés, genuino y con variaciones distintas de compas enérgico y nada tiene de indolente y monótono, como aquellas marcado a saltos, menudos de tres y cuatro tiempos, según la partitura, rápidos con viveza y agilidad, dos cortos y uno largo, y dos largos y dos cortos respectivamente. 


Hace unos cincuenta años fue organizada la primera banda de música moderna, pues la de cuerda no daría resultado para esta especialidad, quedando por tanto relegada al olvido la de gaiteros.

El excelente organista don Manuel Marina Martinez, compuso la primera pieza o “monserga” musical, la cual no ha sufrido alteración ni variación, ni en tonos, ni en medida de tiempo, constando de cuatro breves partes. 


No tiene aplicación nada más que para este peculiar baile; siempre se toca en él, pareciendo siempre nuevo y excitante a la alegría. Ignoramos los aires que tocarían los gaiteros o si el maestro Marina se inspiraría en los que de antiguo venían tocando. Con instrumental moderno, hay algunos solos de cornetín o bombardero barítono, siendo siempre el redoblante el marcador del aire y del compas variado, para ser llevado por los bailadores con uniformidad.

Uso del Baile de San Roque.


Solo una vez al año se usa y es el día del patrón de la villa de Calamocha, San Roque, el 16 de agosto y nada más por la mañana, para acompañar la procesión desde la iglesia parroquial hasta la ermita del antiguo convento, hace muchos años derruido y restaurado posteriormente. 

1992



Hay próximamente un kilometro de distancia cuyo recorrido dura una hora de ida y otra de vuelta, con más otras dos oyendo al misa y sermón, para volver la punto de partida. Antes de la restauración del convento, recorrían solamente las calles de la localidad. Esta fatigosa tarea da comienzo a las siete de la mañana, y termina al mediodía, con pocos descansos y la estancia en la ermita. 


Indumentaria de los bailadores y su número.


El número constante de aficionados no baja de sesenta y el entusiasmo se trasmite de padres a hijos, como un vínculo sagrado, comenzando a la edad de 14 y 16 años y terminando a los sesenta y más. En algunos, este baile tradicional lo baila con una afición rayana en el fanatismo. No forman cofradía ni sociedad de ninguna clase

Año 1972 La Cama en la Calle Zaragoza



En cuanto a la vestimenta es la peculiar del país, con alguna variante como día de fiesta; camisa fina blanca, sin chaqueta ni chaleco, faja morada de fina sarga a la cintura, y encima el pañuelo de la cabeza atado, el cual es de rigor fino y matizada seda, pantalón de pana color claro los jóvenes, y calzón de paño fino los ancianos, dejando colgar las cintas negras, y la boca del calzoncillo también descolgante, media de lana, color gris claro con artísticas labores, calados, botones y otros dibujos hechos, por las propias familias, calzando alpargata blanca, abierta, con anchos lazos negros a los miñon, pasados por la parte anterior y posterior del pie.


Manera de Bailarlo.


Se colocan en dos filas, en la puerta de la iglesia dejando pasar delante las peanas de las seis cofradías, precedidas de sus respectivas banderas de seda, altas y hermosas, y esta comitiva es cerrada por la imagen, del santo ósea San Roque. Esta imagen va engalanada con una capa de seda y en el cayado, con su calabaza en la punta, así como del cuello del perro que acompaña a la imagen, cuelgan rosquillas y frutas.
Año 1972  San Roquico a la altura de León Muñoz


 Inmediatamente y delante van las filas de bailadores. Los clérigos entonan los canticos religiosos, alternando con la marcha de la música que toca la consabida pieza ya famosa en Calamocha y lugares circunvecinos. Al compas de aquel, raro, pero alegre baile, marchan cadenciosamente avanzando, de costado y siempre una fila enfrente de otra, los cuales al cambiar el compas, el tambor, los bailadores o danzantes cambian también de lado, cruzándose a la par a semejanza del baile gallego. 


La nota característica de este baile es el acompasado unisonó que producen las pulgarilas o castañuelas, cada cual con sus pares adornadas de cintas, o flores y elevando las manos a la altura de la cabeza.


 El jefe de la cuadrilla, - si así puede llamarse, porque no tiene nombre definido-  es acatado por los danzantes y no usa pulgarillas pero lleva una gayata corta, agarrada por la parte curva  y en la punta levantada cuando es posible, cuelgan pañuelos y cintas multicolores, con una calabacica, emblema de la función, o de los atributos del Santo Patrono. En tal disposición los bailarines, el jefe recorre atrás y adelante, por en medio de las filas, a guisa de bastonera. Los habitantes de Calamocha recuerdan aún entre los más famosos el apodado tío “Pichón” y “El Chopo” como los más diestros en dirigir la danza. Estos dejan a sus descendientes como herencia el referido palo con su calabacín. 


Muchas veces se interrumpe la música y el baile, durante la procesión, para recitar cuartetos o versos alusivos al Santo, los más inspirados “vates” calamochinos. Son coplas sencillas de diferentes metros, que comenzando por el “guardián” o jefe de la comparsa, recitan en voz alta, aludiendo picarescamente a algún suceso local, alabanzas o menosprecio a determinadas personas, que sean conocidas por cualidades excepcionales. También suele aludir al Santo, a sus atributos o a la función en general, pero procurando siempre cultivar la parte jocosa. En esto no hay orden ni turno establecido. Al final de cada composición, tienen por costumbre vitorear a San Roque. 


Hacemos mención de algunas de estas populares exposiciones en verso,  y que dicen así:


“El milagroso San Roque,

en Montpelier fue nacido,

con la cruz roja en el pecho

para ser más distinguido.

Y elegido por Patrón,

a Calamocha ha venido

a librarnos de la peste,

lo que con fervor le pido”.



“A nuestro Patrón San Roque,

le regalaré un vestido

de tafetán colorado

si me da lo que le pido:

que me guarde la mujer,

la burrica y el cochino,

y si no me lo ha de dar

no lo tendré por amigo”.


El ilustre turolense señor Gisbert trazo a pluma un artístico dibujo del “bastonero” o “guión” de esta singular procesión del cual hizo generosa donación al Cronista de Teruel, don Domingo Gascón, con destino al museo turolense.


Una vez de regreso a la iglesia toda la concurrencia, con el mismo orden que al ir a la ermita de San Roque, los bailadores esperan en la puerta al párroco y al alcalde, acompañándoles hasta su domicilio. Esto lo hacen sin dejar de baila y recitar sus coplas, siendo gratificadas para celebrar la merienda aquella misma tarde, la cual denominan con el nombre de “camachina”.


NOTAS ADICIONALES


Otro de los hijos ilustres de Calamocha fue don Antonio Alpeñes, del siglo XVII, presbítero, poseedor de grandes riquezas que empleo en fundaciones benéficas y religiosas.


Don Tomás Garcés, en el siglo XVIII, jesuita rector en Zaragoza, escribió algunas biografías y obras cronológicas.


Otro jesuita, pariente del anterior, el padre Pedro Garcés, nacido en enero de 1703, doto a su pueblo natal de un precioso relicario.


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TORREFACCION DE CAFES

Vda. De Benito del Val


Calamocha


Y así vio aquel hombre Don Anselmo Sanz Serrano, a decir de google Cronista de Teruel, entre otras muchas cosas, lo que fue la Monserga San Roquera, antaño, perdón, hace 57 años. Todo, al menos a mí, me parece ya más que lejano, ajeno.

 Y así como escribo a continuación hemos vivido los últimos años San Roque, nosotros, que ya no somos de Calamocha. 

1995 Antonio



Apuntes de San Roque medio siglo después.


Cuando a mediados de verano decíamos “vamos a Calamocha a salir en la procesión”, automáticamente preguntaban: “la que nos vestimos de morado o la que se baila”. Para su disgusto contestábamos “Son las fiestas, es la que se baila”. Ellas respondían  “Nos lo pasamos mejor en la otra”.


Con ello estaba dicho prácticamente todo, se divertían más en Semana Santa que en San Roque, y ello daba que pensar y mucho si no debería ser al revés. En Semana Santa se sienten más participes, se organizan ellas mismas, sus filas,  se sienten útiles, se les deja hacer, se acercan a la peana, tiran del carro, tocan el santo, en suma se sienten importantes y al terminar tan sumo tostón, dios nos perdone por así pensar, les damos caramelos, chuches, pegatinas, cualquier cosa. Son críos.

Bailaran tal vez unos años más, no sé cuantos, en la familia no hay tradición de bailar, y a lo igual que se ven herederas del Nazareno no se ven herederas de San Roque, lo perciben como algo lejano, y ajeno, bailan pero prácticamente no se les corresponde fuera de la familia, no se les agradece de alguna manera, y si reciben algún comentario es mas para corregir en pro de que todo salga bonito,  que para animar. 


Se vigila que bailen bien, que vistan de una manera determinada, que todo este perfecto, y cada procesión les parece un examen….. Bailan pero no saben ni porque ni para que…  No ven al santo, y eso les hace perder el sentido de la procesión, pensar que por muchos bailadores del pueblo que haya, los de” fuera” son casi con seguridad mayoría y no nos engañemos, la referencia sanroquera conforme en la vida te alejas de Calamocha se diluye.


Años hace que mi Tía Carmen decidió regalarle una capa al santo, ella y mi abuela se dieron cuenta de que yo y el santo en aquel momento éramos parejos, me midieron y en algún lugar de Valencia hicieron una capa para mí. Al año siguiente antes de entregarla a su eterno dueño, me la probaron, no había duda, era mi capa. Las monjas habían hecho un gran trabajo. Ahora solo faltaba que le valiese al santo.


Aquel hecho, el de ponerme la capa, en el patio de mi abuela, lo recuerdo con un cariño inmenso, fui santo por unos instantes, elevado a los altares del Perion, ambas hermanas convinieron que mi vida seria afortunada, larga y la salud no me iba a faltar, por el hecho de haber sido vestido con la capa de nuestro glorioso patrón, si quiera unos instantes. El tiempo les ha dado la razón. Aquí estoy. No me puedo quejar. Vivo además sigo.


 El hecho de llevar la capa no es que aumentara mi pasión por San Roque, ya que con el Nazareno tengo bastante, pero casi. Todos los años, lo primero que miro es si el santo lleva o no mi capa. 


Si conmigo funciono, tal vez lo hiciese con el resto de niños, lo que daría por haber tenido una foto del día en que me puse la capa, lo mismo sin duda, que por haberles puesto la capa a la siguiente generación y retratarlas.


A lo igual que a muchos niños se les pasa por el manto de la Virgen del Pilar, porque a un niño calamochino no se puede  pasar  por la Capa de San Roque, una, dos … las veces que quiera y hacerse una foto con la capa puesta y San Roque detrás…  Ver, tocar a San Roque. Conocerlo.


En cuanto a la vestimenta es la peculiar del país,; camisa fina blanca, faja morada a la cintura, y encima el pañuelo de la cabeza atado, el cual es de rigor fino y matizada seda, pantalón de pana color claro los jóvenes, y calzón de paño fino los ancianos, dejando colgar las cintas negras, y la boca del calzoncillo también descolgante, media de lana, color gris claro con artísticas labores, calados, botones y otros dibujos hechos, por las propias familias, calzando alpargata blanca, abierta, con anchos lazos negros a los miñon, pasados por la parte anterior y posterior del pie.


Nos comentaron, entre las filas, hace unos años ya, que en la procesión que no se debia bailar con una camiseta de tirantes, la cual habiamos comprado para la ocasión, hace tanto calor en las fiestas, para estrenar ese día, venir de lejos, juntar días de vacaciones, tratar de colaborar con el pueblo y hacer de la procesión entre todos algo aún más grande, para que te digan,… mañana camisa con botones. 


 Al día siguiente no queríamos bailar, no teníamos camisa con botones, y como niños que somos, teníamos miedo, miedo a, no cumplir las “normas”, a la altura del Casino lo dejamos. 

Al año siguiente, volvimos ya con camisa de botones, pero con algo menos de ilusión al temer fallar en algo. Así han ido pasando los años.


No lo sabíamos, aquel día lo aprendimos, el baile tenía ya su forma de vestir, adiós a la espontaneidad, adiós al cachirulo con el que bailaba el padre de uno, la faja del otro, las gafas de sol, tal vez en realidad graduadas, de quien sin dormir baila, la camiseta de España 82… las zapatillas de Spiderman o de Tarta de Fresa.


El siguiente que paso con el tiempo vendrá desde la tribuna no está claro, pero da miedo pensarlo…. Para bailar tendremos que saber bailar, y aquel que no sepa llevar el compas, que pierda el paso, se retire, se quede en casa.


Han ido pasando los años, y cada vez nos cuesta más que los niños “entren en filas”, nunca mejor dicho y bailen, empiezan a no querer, y pronto, no habra más remedio que dejarles libertad, les corrigen constantemente, les dan ordenes, y pare ello han de chillar, y los críos de hoy, no están acostumbrados, es más, les cuesta entender que en lo que debe ser una fiesta, se quiera imponer el rigor a rajatabla. No se divierten.

2013



Piden a grito monitores, como en el colegio, como en las excursiones, esos que cuando los ves, piensas, ¿pero en manos de quien los dejo?... Una docena de jóvenes que bailasen en las primeras filas entre ellos, que cada pareja de voluntarios-as se hiciese cargo de una docena de críos, aunque se rompiese la estética de la altura, y hasta del uniforme por llevar un peto que les diferencie y les de un punto de autoridad al que los niños puedan recurrir, tengo sed, me canso, puedo ir andando… Voluntarios que en tres días conozcan sus nombres, les animen, les ayuden, y hagan a los niños sentirse útiles. 


El excelente organista don Manuel Marina Martinez, compuso la primera pieza o “monserga” musical,.

No tiene aplicación nada más que para este peculiar baile; siempre se toca en él, pareciendo siempre nuevo y excitante a la alegría.

Solo una vez al año se usa y es el día del patrón de la villa de Calamocha

Notas del Baile a San Roque 2010



A caballo entre los ochenta y los noventa, esperaba junto a mi Tío Antonio el comienzo de la procesión, cuando él, recabo en un detalle que le llamo la atención y entre sorprendido y curioso sin saber que pensar ni para donde mirar dijo: 


“Y estos desustanciaos, que cojones están tocando, que música es esa, y eso es que es, pues no está desfilando los del  ayuntamiento como antaño”.


 La Banda de Encinacorba en todo su esplendor de finales de los ochenta se había puesto a tocar, a la par que los concejales salían de la casa del pueblo, cruzando en aparente formación la plaza, rumbo a ocupar su puesto en la procesión, para que esta empezase. “Están tocando el Himno de Aragón, ese que han sacado ahora”. Le conteste. Mi tío se quedo perplejo, y al cabo de un rato largo reacciono.


“Mecagüen la puta maño, con las músicas y las monsergas, que manera de dar la tabarra los uno y los otros, y eso que cojones pinta en la procesión, aquí, solo con el baile tenemos bastante, lo demás sobra, las demás músicas sean las que sean, fuera, aquí el bolero y punto”.


Cocinero antes que fraile, nacido a principios de los veinte había bailado, visto y escuchado, casi más que nadie, y no pudo por menos que recordar y decir:


“Coño maño, ya estamos con la música y las hostias otra vez,… no escarmentamos, que manera de complicarnos la vida, aquí el día San Roque, el bolero y punto, los pasodobles y demás, para la verbena… 

Me acuerdo como si fuera hoy, que además, creo que fue la única vez que he visto llover en la procesión, que ahí en el porche de la iglesia a la salida del santo un año bailamos el Himno de Riego, el de la República… menuda se preparo, así que al poco tiempo sacaron el santo y se pusieron a tocar el Cara el Sol… luego ya se calmo y ya no sé ni si se tocaba el Himno de España o no… y ahora me salen con estas, vuelta a empezar. Que se dejen de historias y músicas y toquen lo que toca”.


Muchas veces se interrumpe la música y el baile, durante la procesión, para recitar cuartetos o versos alusivos al Santo, los más inspirados “vates” calamochinos. aludiendo picarescamente a algún suceso local, alabanzas o menosprecio a determinadas personas, procurando siempre cultivar la parte jocosa


Preocupados por la estética, por las filas, por el baile y la  música, los Dichos agonizan, a veces da la impresión, que tarde o temprano desaparecerán… Parte de la comida de San Roque año tras año, nos la pasamos hablando de lo mismo.


Lo mejor para destetar al pollino es matar a la burra, urge de manera inmediata, y por el bien de todos, antes de que se convierta en una tradición y en Calamocha pasemos a tener muertos de primera y muertos de segunda, prohibirnos los dichos a los muertos,… vale, se me ha ido la mano, todo se pega, recomendar no echarlos, en cualquier caso, no prohibir, basta de prohibir, autocensurarnos, lo mismo que se nos recomienda y no se obliga bailar con camisa de botones. A ser posible ni uno más. 


No podemos, no debiriamos, ir a la procesión esperando que fulano o mengano, muertos ese año, tengan su dicho o sus dichos si tienen docenas de parientes…. Menos aún, si para la fiesta, si para el Baile en vida no supusieron  nada más que meros espectadores o ni eso. Descanse en paz los muertos.


Si difícil se antoja lo anterior, alguien que por primera vez vea la procesión y escuche los Dichos, puede dar en pensar, que esta, la procesión, no es son sino un homenaje a quien nos dejo,  no menos difícil seria lo siguiente, dado que mueren los Dichos tradicionales víctima de la globalización… y eso si que es una pena. 

Cuesta entre los muertos y estos dichos, hallar uno que trate algo puramente calamochino, vamos que resulta cuasi imposible sentir uno, imponemos la política mundial, nacional o regional, y abandonamos lo local, no queremos molestar,… 


Criticamos a quien no puede oirnos, pero ni siquiera hablamos de quienes tras el santo o caminando por las aceras, van en la procesión, de nada sirve ya la impunidad que nos da el palitroque, es un contrasentido. Puede el palo quedarse en la iglesia.


El jefe de la cuadrilla, - si así puede llamarse, porque no tiene nombre definido-  es acatado por los danzantes y no usa pulgarillas pero lleva una gayata corta, agarrada por la parte curva  y en la punta levantada cuando es posible, cuelgan pañuelos y cintas multicolores, con una calabacica, emblema de la función, o de los atributos del Santo Patrono

El Palitroque del Dichero 1982 



Tendriamos que tratar de volver los Dichos, al santo, pedirle cuentas, rogarle, agradecerle y volver tambien al pueblo, olvidarnos de los problemas mundiales aun siendo tan gordos y aun estando cada vez más cerca, al menos  mientras haya un bordillo en el Barrio de las Escuelas fuera de su sitio, lugar donde podamos tropezar y partirnos la crisma, aunque pueda uno pasar décadas sin pasear por allí, ese bordillo debería ser más importante que cualquier otra cosa ocurrida entre  Paris y Tombuctú. 


Pero quien le pone el cascabel al gato, quien en un pueblo es capaz de decir lo que piensa con gracia, sin ofender, lo que todos piensan, lo que todos quieren oír, como parece se hacía antes… 

Ya no es solo que no se critica, ocurre también que ni decimos lo que vemos, perdida la picaresca. Y a los que ya no somos de Calamocha, como supongo a los demás, nos gusta enterarnos de todo.


 A donde iremos a parar, arreglaremos el hambre en el mundo, repartiremos los tesoros del Vaticano, pero seguiremos tropezando en el bordillo del Barrio de las Escuelas, donde los coches bajan a diario a toda velocidad, a la espera de consumar una tragedia.  


Años y muchos hace ya que le hablaba de la procesión a mi amigo el riojano y él me hablaba de su pueblo, y allí los dichos, el pregón, las alabanzas,… llego un año que los “profesionalizaron”, para evitar males mayores, males de todo tipo. 


Así que a partir de aquel año, los “dichos” se escribían y se entregaban a los dicheros y estos los pronunciaban, haciendo una selección, dando el tono adecuado en su dicción, …se proponían temas, se elegían los mejores… y luego se publicaba de quien era cada dicho.


Resulta excesivo aquello, pero también tiene su punto, de todo se puede aprovechar algo, el Dichero profesional bien podría existir, para echar los dichos de otros, de aquel que escribe uno y la falta de experiencia le hace que nadie entienda lo que dice,… 

Dárselo en la procesión, que se lo estudie y que lo eche con gracia y salero, con tono maño, con dicción calamochina, que también hemos ya dejado por el camino.


Una vez de regreso a la iglesia los bailadores esperan en la puerta al párroco y al alcalde, acompañándoles hasta su domicilio. Esto lo hacen sin dejar de baila y recitar sus coplas, siendo gratificadas para celebrar la merienda aquella misma tarde, la cual denominan con el nombre de “camachina”.


Acaba la procesión del día 16 y qué pasa luego, los del Barrio Bajo se van a coger sitio al Mirador y los otros, los de los arrabales,  al Minino, ¿queda alguien en la iglesia?, ¿pero hay misa?,… casi da pena, después de haber hecho lo más difícil, no terminar la mañana acompañando al santo hasta el final.


Ahora que la plaza es otra, y bajo la generosa sombra de la iglesia con el rio las Monjas de fondo, en lo que fuera el frontón, bien se podría decir misa, que lo bueno si breve dos veces bueno, como ocurre el día del Santo Cristo.


Acabo ya, que ya está bien.


La Virgen tiene su día, San Roque tiene su día, San  Roquico tiene su día, si todos que salen en procesión tienen su día, hagamos  del perro, un santo más, que también va en la peana, que también sale, que tenga su día. 14 De Agosto, día del Perro de San Roque. Comienzan las fiestas. 

El Chupinazo Calle Mayor 2009


 Felices Fiestas de San Roque. Año 2014