lunes, 1 de agosto de 2022

Mi querida Calamocha

 

Muy buenas noches a todos, gracias por venir. Comienza hoy la Crónica de la Villa de Calamocha.

 


Verano

 

Mi querida Calamocha esta noche de verano querría escribirte la más bella carta de amor que jamás te hayan escrito, juntar letras, crear palabras y finalmente unirlas en el orden correcto. Parece sencillo, ¿verdad?, sin embargo, no lo es.

Carta que, al leerla aun con el paso del tiempo, lo mismo hoy que en el devenir de los años, todos, pudiéramos sentirnos en ella reconocidos.

Y dejar así escrita en estos tiempos, inicio de la crónica, la más bella epístola de amor que entre todos podamos escribir a esta tierra que a unos nos vio nacer y a otros llegar.

También para esos pocos, en realidad muchos, otra Calamocha, a quienes antes que yo quienes le escribieron llamaron de la diáspora. Calamochinos agosteros que un día nos jopamos para vivir el resto de nuestra existencia envueltos en el anhelo del casi imposible regreso.

 

Nosotros los calamochinos que en cualquier lado nos encontramos como en casa, y que si salimos como decía aquel de la casa grande cien años atrás no es por ver mundo, si no por volver a Calamocha y contarlo una vez hemos comprobado que por mucho que viajemos siempre nos parece estar aquí mismo. En este maravilloso marco desde donde se ven las más bellas puestas de sol.

 

Todos Bienvenidos

 

Desde el último en llegar a ese primer calamochino hijo del frio y las tormentas, amamantado por un generoso Jiloca y puesto en pie sobre la tierra que pisamos, roya y cenicienta, fértil, la mejor del mundo, que tal vez mereciera un clima más amable, aunque con ello se nos fuese parte de nuestra misma esencia, ¡bien se podría perdonar! Tierra que a lo largo de los siglos nos trajo hasta aquí, nos cuidó y amamos, y con la cual estaremos en deuda eterna.




Otoño

En el lugar de Calamocha y en el calor de una noche de julio cómo está, eternos y efímeros días que surcamos anunciadores del fresco agostero de San Roque, el verdadero frio.

¡Hoy! días, meses, años después, por fin, volvemos a vernos sonreír.

Aunque sea tan solo una sonrisa a medias.

Al amparo de este maravilloso pórtico, iglesia, testigo de unos días y de una villa que va dejando lugar a otra.

A tan solo 65 pasos de la casa de todos, nuestro ayuntamiento, a cuyos pasajeros integrantes agradezco de corazón, ¿de qué otra forma si no podría hacerlo?

Gracias, gracias, gracias, (que nunca, y como ejemplo la noche de hoy, tras lo vivido, nos cansemos de dar las gracias y ayudarnos)

 

Gracias al hecho de haberme traído hasta aquí, nombrado cronista, y escrito a un tiempo mi epitafio. Después de tanto como vengo escribiendo a lo largo de los años en torno a nuestra querida villa con sus gentes sencillas como protagonista. Mi familia, la calle las Escuelas, la vida entre maestros y civiles, mis seres queridos, vecinos, amigos, calamochinos todos entre el Rabal y el Peirón. La vega y el secano. Calamocha y yo.

 

En estas gradas, anfiteatro improvisado ya consolidado, donde el actor protagonista es el espectador, el pueblo. Puerto de una Cala Mocha sin mar. Lugar mágico donde año tras año nos reunimos ilusionados ante los días venideros plenos de alegría.

Asimismo, efímero puerto principio y fin de muchos de nosotros, a quienes en un primer día al cabo de haber nacido nos suben en volandas, (hoy vuelve a ser ese día) y un día cuando todo en apariencia termina nos bajan en andas.

Y lugar donde cada año nos parece que siempre estamos los mismos, y en número bien pueda ser, pero no nos engañemos nunca es así, siempre se echa en falta a uno u otro cuando te sientas y te giras y ves llegar a uno si y a otro no.

 





 

Cada año, con anterioridad a este día, como parte de ella somos devueltos a la vida tras el silencio de la Semana Santa amparados bajo el sol de una mañana de mayo, la calorina de julio y el fresco de allá por San Roque. Frio naciente que nos empeñamos cada septiembre en vencer y pretendemos año tras año ahogarlo en vano entre las llamas del Santo Cristo.

Una quimera tras otra nuestra vida en una tierra que, aunque la amamos tanto como nos ama: No nos pertenece.

Arropados y hasta ahogados por las tardadas de octubre anuncio de un invierno, de tardes eternas y noches de un cielo raso y precioso con las estrellas amenazantes a nuestro alcance, que nos recuerdan donde estamos, que hemos de abrigarnos, encender la gloria, tirar para adelante, la cañadilla tendrá que esperar, puertas cerradas, para nevadas las de antes, hielo a destiempo, oscuridad.

El frio egoísta y solitario se adueña de una Calamocha a la que obliga a morir cada año un poquito más, también el paso del tiempo sin más lo hace, mientras al comienzo de cada año fijamos la vista en la esperanza de alcanzar esa mañana de mayo, que le devuelva a la vida, que nos ponga en pie.

Que pase algo, una ilusión, algo. Siempre, en apariencia, la vida en un pueblo es una vida a la espera.

 

 

Invierno

 

Hay instantes que valen por toda una eternidad y la tarde noche de hoy será uno de esos momentos, como tal lo contare, lo dejare escrito como el día en que por fin después de dos años volvimos a vernos las caras, saludarnos, abrazarnos y darnos en medio de todos los temores todos los besos del mundo, el día en quisimos detener el tiempo y retomar la normalidad.

 

Pero también el día en que nos dimos cuenta de que muchas de esas caras ya no están aquí, nos dejaron, sin poder imaginar ni ellos ni nosotros nada de lo que hemos vivido desde el ultimo seisado al de hoy.

 

Mientras en otras caras vemos reflejado en nosotros mismos el paso del tiempo al quitarnos por fin, el lastre de una mascarilla salvadora.

 

Días, meses años que en vano decimos nos robaron, pero ¿quién pudo cometer tal osadía? sabemos que no fue así, pues nosotros vivimos para contar: Lo que otros dejaron de ver, a ellos si, la fatalidad vital, el destino les robo estos días, meses, años a los que cual dioses venimos hoy a poner fin en su recuerdo.

 

Dejar escrita una vida sencilla, una Calamocha amable, que mira cada día al acostarse al cielo: si helara, si lloverá, si podrá salir la procesión, si se podrá o no sembrar, cosechar. Si viene o no una u otra empresa, si aquella cierra, si tras estudiar tú también te joparas, o estudiaras aquí ahora que puedes, si se cierra una casa, si la venderán o se hundirá, si vendrán familias, si parara un último tren o pasara de largo, si haremos un esfuerzo tras otro aun siendo incierto el resultado o nos quedaremos resignados a esperar esa pedregada seguida de esa riada que cada tanto nos cae encima y el último que lo cuente, cierre y se marche a otro lugar.

 

Si creemos que Calamocha será eterna, que nunca desaparecerá, estamos equivocados. Lo mismo podríamos pensar que somos inmortales, valiente tontería, basta con mirar a nuestro alrededor y sentir el dolor de los pueblos que nos rodean, viviendo una amenaza tras otra.

 






Mirar al futuro, con el respeto de ver que ahí está tu destino y el de los que vendrán detrás arreando, el de todos, un cambio constante, que sean conscientes de que hicimos todo lo posible por levantarnos al alba y dejarles el mejor Calamocha que pudimos soñar, y fue cosa de todos, de quienes empujaron y quienes a veces también pusieron piedras en el camino por que el progreso de otro modo no llega, y nunca lo hace de un modo sencillo. Todo cuesta si de verdad queremos una Calamocha grande.

 

Calamocha desde hoy tendrá su crónica y en ella los calamochinos venideros encontraran un punto de partida, respuestas a casi tantas preguntas como se hagan, como hoy nos las hacemos nosotros al mirar atrás.

Que cuando se pregunten como nos fue, culpándonos o dándonos las gracias de su situación, busquen en la crónica y encuentren un atisbo de repuesta, y sepan que llegaron hasta ahí de alguna forma gracias al mérito, en ello quiero pensar, de quienes hoy estamos aquí.

 

Ahora toca ser cronista. Escuchar a Calamocha, sentir y escribir. Y buscar un sucesor, que tras del primer cronista llegue el segundo y uno tras otro hasta los últimos días de la villa, esos que precisamente queremos evitar con nuestro día a día, si es que estos llegasen, que ni dios quiera, ni el cronista lo cuente.

 



Hay que seguir trabajando. ¡Ojalá todos los días fuesen San Roque!, pero no, son los menos, el resto toca tirar para adelante, intentarlo.

 

Primavera

 

He de terminar, perdona mi Calamocha querida si quise escribirte y no supe, también quisiera darte el mar y no puedo. Otros antes de mí lo hicieron y otros tras de mi lo harán, todos te quisimos, nos diste la vida, la razón de ser y quisimos pagarte como mejor supimos, agradeciéndotelo a diario.

 

Quizás debiera tan solo haberte escrito unos versos o mejor echado un dicho, por qué bien lo sabes somos de una tierra. ¿Qué te voy a contar? de pocas palabras, pero sentidas, de saludo y el consabido ya charraremos otro día y ese día nunca llega y se nos va el tiempo de entre las manos sin pararnos entre el Rabal y el Peirón y decirnos cuánto nos queremos, o si necesitas que te eche una mano, o lo felices que fuimos y lo aún más felices que deseamos ser, ese dicho, esas palabras a juntar en el orden correcto, si tuviera la voz y la elegancia de un baturro torrijano en noche de ronda bien te lo echaría mi Calamocha querida:

 

 

 

 

Noche de verano a la fresca, olvido. Fuente del bosque, un imposible. Cirujeda, agua del pasado. Jiloca donde dicen hubo un día cangrejos, rio literario. Tarde de agosto, peñas, inmortalidad. Huertos hoy yermos. Puente romano, lugar de paso. Terrazas llenas, caminos abandonados. Algún corro de paso en la calle real, vacío rabal. Huerta grande, sala de espera al cielo.

Tormentas, pedrisco, muchísimo calor. Frío el que toca y cuando toca, que no es menester más. Todo pardina. Dehesa del pueblo. Santa Bárbara, pies descalzos. Puente la vía. Ratero. San Roque y carretera Navarrete.

 



(Conchita Puértolas. Mantenedora 2022 a quien San Roque en una crueldad inmensa le regalo la tarde noche mas desapacible que pudiéramos imaginar, precisamente a ella, que tanto amor y devoción le tiene y Dichos le ha echado) 


Despedida

 

¡Mi buen San Roque! bien sabes que los calamochinos somos dados a toda clase de gestas, pero habrás de perdónanos por no haber saltado la reja por muy alta que sea y echado la puerta abajo por más grande que sea, en el amanecer del 16 de agosto del ya lejano 2020 y sacado tu imagen en volandas a las calles de tu villa, en plena pandemia, haciendo oídos sordos a todos protocolos y autoridades, ¡teniendo tu capa que nos podía pasar!

Fuimos unos gabaches, unos desagradecidos, te pido perdón.

¡Cuánto me habría gustado, dejar escrito un hecho así!

Sin embargo, aun puedo y quiero dejar escrita una gesta mayor:

Calamochinos todos

Que entre nosotros nunca haya despedidas, ni siquiera un adiós, que baste un hasta luego y que al año que viene este cronista pueda contar la gesta de que todos cuantos hoy estamos aquí nos volvimos a ver.

GRACIAS

Fin

Jesus Manuel Lechón Meléndez

Quise pronunciarlo en las gradas de la iglesia con motivo de la aceptación del cargo como primer cronista oficial de la villa que me viera nacer un 30 de septiembre del año 1968. Pero el frio lo impidió.

Calamocha sábado 30 de julio de 2022 Santa María de Jesús Sacramentado primera santa mexicana y fundadora de la Congregación de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús


FOTOGRAFIAS Radio Calamocha

viernes, 15 de julio de 2022

Joaquín Luna. Uno de los nuestros

Si algo me hace ilusión es ver la palabra Calamocha en La Vanguardia. A veces me entero de noticias de la villa en ella antes que por los medios locales. Su hemeroteca es una joya y en mi caso aparece media familia, la de Torrijo, esa de antes del jaleo la cual hasta dió nombre a una calle: Pasaje de los Ciudadanos.


Pero más allá de las noticias que por lo general siempre son malas cuando llegan tan lejos, salir en los artículos de opinión resulta de agradecer. Eso sí, llevábamos unos meses sin aparecer y empezaba a preocuparme ¿Quién iba a pensar? que su autor, a quien uno creía emérito en ciertos menesteres, haya estado cubriendo, a su edad y con sus galones, la guerra de Ucrania. Fue volver y acordarse de la paz de su Calamocha querida.


Casualmente bajaron desde Barna nuestros jefes ya jubilados Antonio Vélez y Joaquín Cadefau a tomar una paella de las de antes, como dios manda y cocina mi hermano, bien lo saben también en el Poyo. Oye, dije al segundo, necesito localizar a este buen calamochino que escribe en La Vanguardia. “Ojito, el cronista de Calamocha quiere hablar contigo, algo habrás hecho” debido decirle su director al día siguiente.


Se puso a temblar, ¡menudo gabache!, con miedo y mira que habrá estado en trincheras a lo largo y ancho del mundo, se ve que la figura del cronista impone más que un Kalashnikov. Agarro el móvil, ser armo de valor y me llamo.


Lo mismo zorro del desierto en oriente que héroe de la olvidada guerra del fletan, también en primera línea la noche que Belle Époque gano el Oscar acompañando al elenco: “¿Luis Alegre es de Calamocha, el de La bien pagá?” Nadie es perfecto, de Lechago, un pueblo cercano, te gustara, tienes que darte un garbeo por allí, habrás estado en muchos blocaos, pero ninguno como aquel. Le aclare. 


Pocos son los que puede presumir de tener los cuatro abuelos turolenses y don Joaquín Luna lo hace a la antigua usanza pues las referencias a Calamocha son constantes en sus artículos como lo son en las hemerotecas tanto o más que como un lugar, como palabra que lo mismo vale para un roto que para un descosido. Tiene sonoridad, combina bien y todo el mundo una vez la ha oído o leído la recuerda. 


Como hombre de mundo, reconoce que este verano lo mejor será quedarse en casa y que igual se sube al coche y se jopa a Teruel. Quizás debiéramos pensar, ante un embajador de su talla, en buscar si está libre el chofer con el que don Camilo recorrió la Alcarria y no conduzca él, pueda ver y palpar a gusto lo que desee y llegar a Calamocha donde le aguarde la alcoba donde hizo la siesta Cela, durmiendo o dormido, tal vez nunca lo sabremos, con pijama, gorro y orinal que supongo aún se conservara de aquella vez que paso por la villa. 


Luego vendrá de incognito el paseo, el jamón y el cañao, el vino de Cariñena y después contarlo en La Vanguardia, para entonces le tengo prometidas unas fotos del FC Barcelona de antes de la guerra, que como buen culé apreciara en lo que valen y de paso por el mismo precio unas del RCD Espanyol, pues dicen todos somos hijos de dios.



PD Mi querido lector, no se lleve a engaño, el de la foto es don Joaquín Cadefau a quien La Vanguardia lleva negándole la presencia en sus artículos años y a quien el Comarcal viene hacer justicia. ¡Ahora sí! tendrá algo que contar y presumir en las comidas familiares frente al cuñado. A quien también damos las gracias.


Para pasar un buen rato leer: "Menuda Tropa" y recién publicado "Esta ronda la pago yo", o lo que es lo mismo, la noche en Barcelona cuando se podía fumar...

PUBLICADO EN EL COMARCAL DEL JILOCA Julio 2022

jueves, 23 de junio de 2022

Crónica de la Villa de Calamocha año 1976 La llegada de Oscar Mayer

Allá por 1976 el matadero que en las fotos del navarretino Gerardo Sancho lucia espectacular no termina de arrancar, así que había que buscar soluciones.


La España de Bienvenido Míster Marshall llegaba a la villa de la mano de otro míster Oscar Mayer, y aun otro hubo otro míster más que prácticamente vino a decir lo que todos sabemos, Cristobal Colon, nació en Calamocha.

 

Y llegaron los americanos a lo grande, en helicóptero al aeródromo, de ahí la importancia de ir pensando en construir uno nuevo, para las visitas ilustres y también para las despedidas, pues algún día desde ahí viajaremos a Marte.

 

Don Amable Moragriega, una vez más entrañable, cronista de la Calamocha más humana y esperanzadora nos lo conto con todo lujo de detalles en El Noticiero, se debe leer todo, hasta las comas. Nada falta de hecho hasta hay un Dicho sin santo alguno de por medio.

 

Al final de su lectura, querido lector, no me puedo resistir y cuento el desenlace, o parte del mismo en torno a lo escrito por Pepe Carbonel recientemente.

 

La escenificación tuvo lugar en un marco incomparable y ya desaparecido el Ideal Cinema. Y don Amable estuvo allí, y dio fe de aquel día aun hoy casi medio siglo después sigue siendo el día en que más aplausos han sonado en la villa, así lo conto, quien más aplausos merecía y como suele ser habitual en estos casos no se llevó ningún aplauso:

 


SERA CONSTRUIDO EL MAYOR SECADERO DE JAMONES DE EUROPA CON CAPACIDAD PARA 600.000

 

General de Mataderos aumentara en cuatrocientos los puestos de la empresa en cinco años

 

La tarde del viernes día cuatro del actual un acontecimiento de singular relieve social tuvo lugar en Calamocha. Fue algo así como un despertar de la monotonía a la esperanza; de una vida pública lánguida, a una realidad de presente seguro y de futuro próspero. Su marco: el Cine Ideal, y sus protagonistas los directivos y empleados del multinacional grupo empresarial Oscar Mayer fusionado en marzo último con General de Mataderos que se a su vez se incorporó allá por el año 1970 al histórico Matadero Industrial de Calamocha más cariñoso y popularmente conocido como Matinsa. Empresa mercantil que en la actualidad y en orden a su importancia en la rama cárnica ocupa uno de los primeros lugares en el mundo.

 

Al acto asistieron el señor alcalde don Miguel Pardos Benito, juez comarcal sustituto don Fermin Espallargas Franco; capitán del Guardia Civil don Carlos Jabaloyas Martinez; Presidente de la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos  don Luis -Joaquin Ruiz Hernando-  concejales del ayuntamiento y numerosos invitados que representaban cumplidamente a todos los sectores sociales de la localidad

 

Ocuparon la tribuna perfectamente engalanada los directivos de la sociedad Oscar Mayer Company por el orden siguiente: Don Anselmo Gil como Presidente, don Mariano Rubio Rubio vicepresidente, mister John Lille representante de Oscar Mayer España, don Ezequiel Morales, don Fernando Gomez, don Enrique Chinillad y don Antonio Fernandez Prendes.

 

En primer lugar, hizo uso de la palabra el director de Matinsa Enrique Chinillad quien rogo se guardase un minuto de silencio y rezar una oración en memoria del socio don Cristobal Garces, recientemente fallecido, cumpliéndose con absoluto recogimiento. Seguidamente y tras destacar la figura de don Anselmo Gil como hombre de empresa y de tesón con todos los detalles y vicisitudes hasta culminar en la fusión de su empresa con la americana que nos ocupa con lo que se sitúa en la primera del país del sector cárnico  se refirió  a las mejores condiciones de trabajo para sentirse todos mejor en la empresa, a la creación y aumento de puestos de trabajo a una mayor expansión control de calidad mentalización del obrero y de todos en  general, una mayor responsabilidad para no defraudar la confianza puesta en ellos, en un constante afán de superación y unidad aprovechar las experiencias de Oscar Mayer para terminar dando a conocer la pronta licitación de las obras del gran secadero de jamones de Calamocha.

 

A continuación, le sucedió en el uso de la palabra don Ezequiel Morales. Director General, que también pidió al extraordinario administrativo don Manuel Castillo Gonzalez subiera al estrado para recitar la poesía que bajo el titulo “Reconocimiento” había compuesto. Se acogió con clamoroso aplauso y demostrando igualmente dotes de rapsoda dijo:

 

Esta fecha tan preciosa

(ya la denomino así)

Porque la suerte ha querido

Nos unamos hoy aquí

 

Matinsa siempre dispuesta

De America trajo hasta aquí

A trabajar con nosotros

Una empresa de postin

 

Yo no conozco a Oscar Mayer

Ni a su dirección en si

Pero creo muy de veras

Que es un acierto feliz

 

Esa empresa que se atreve

A querer participar

Con nosotros Matinseros

Debemos muy bien pensar

 

Si el objetivo que llevan

Es de mucho prosperar

¡Vivan los americanos

Y su forma de actuar!

 

Los discursos presentados

En Valencia (poco ha)

Nos satisfacen de veras

Y deseo que sus dichos

Sean de pura realidad

 

A don Anselmo y Golf Beach

Debemos felicitar

Quieren que esta empresa

Ascienda sin desmayar

 

Animarse Matinseros

Trabajemos sin cesar

Pues los dólares son buenos

Si buen pellizco te dan

 

Y no siendo más pesado

Debemos todos brindar

Por qué la empresa prospere

Y no deje de triunfar

 

200 Millones de pesetas

 

Seguidamente el señor Morales hizo una breve exposición de lo que suponía la asociación refiriéndose al acontecimiento feliz de participación en la fusión de Oscar Mayer con el 40% de las acciones, aumento de 200 millones de pesetas de capital , actividad, capacidad de producción, etc La tranquilidad confianza e ilusión que representa, programática, formas de trabajo, métodos de expansión, etc Fue muy aplaudido

 

A continuación se dirigió al auditorio, en inglés, míster John Lille siendo traducidas sus palabras por un intérprete. Tras su salutación y agradecimiento dijo refiriéndose a la empresa que le emocionaba la idea clara de lo que era y lo mucho que Oscar Mayer se preocupa por ella. Con respecto al personal dijo: “Vosotros sois importantes y vosotros sois la empresa” para continuar expresando que tanto su mujer como sus hijos y él se sentían encantados de estar aquí en España. Sois los mejores y vuestra excepcional condición y cualidades y sus maravillosas mujeres. “No me extraña en absoluto que después que Colon descubriera América volviera inmediatamente a España” También fue calurosamente aplaudido

 


A continuación, se proyecto un bonito documental sobre la empresa Oscar Mayer en América, expresivo de su fundación de sus actuales instalaciones funcionamiento y actividad.

 

Seguido de un breve descanso don Mariano Rubio, la preclara personalidad de Calamocha, hablo muy emocionado, poniendo es sus palabras ese corazón tan grande y con tanto amor a esta villa, para explicar como habían sucedido los acontecimientos motivo del acto que estaban celebrando, y que su ánimo e idea fija, así como la de su amigo don Anselmo ha sido, y es la de hacer algo por nuestra provincia proporcionar bien a Calamocha y a su comarca, potenciando e impulsando especialmente el sector agropecuario de la zona. Se refirió a la creación de Matinsa, con ese detalle, como saben hacerlo aquellos que protagonizaron su historia. Termino agradeciendo la colaboración económica a la Caja de Ahorros de Zaragoza Aragón y Rioja , manifestando que sin su apoyo hubiera sido muy difícil plasmar las realidades y aspiraciones concebidas. Igualmente fue largo y calurosamente ovacionado.

 

Además, prometió que el secadero de jamones del que tanto se habla en estos últimos meses quedara terminado antes de dos años, y que las obras se comenzaran dentro del actual. Esta manifestación fue aplaudida.

 

Creación de 400 puestos de trabajo

 

Y finalmente las palabras de don Anselmo Gil pusieron broche final a este acto. Muy sencillo y sencillamente, dijo, entre otras cosas, previas a los saludos, de rigor a autoridades y personal: “Tengo especial cariño a vosotros al centro y al pueblo de Calamocha y os pido perdón por no permitirme mis múltiples ocupaciones visitaros con más asiduidad y frecuencia. Siento muy de veras verdadera inquietud por la comunidad de la empresa, esta empresa que tiene unas posibilidades sin límites. En cinco años se van a crear cuatrocientos puestos de trabajo más, ahora tiene unos mil seiscientos, y dentro de su reestructuración hemos introducido algunas novedades muy importantes, tales como creación de un comité ejecutivo, departamento de proyectos, de planificación y desarrollo, de control de sanidad, de compras generales, centralizadas en Valencia, departamento financiero. Míster John estará con nosotros por su condición de representante permanente aquí en España y gran colaborador, y como el nos decía, seamos todos buenos ciudadanos como empresa en los lugares que nos toque trabajar. También fue calurosamente aplaudido.

 

EL mayor secadero de jamones de Europa

 

Como última noticia podemos añadir que también va a ser construido el mayor secadero de jamones de Europa, frente a las actuales instalaciones de Matinsa, con capacidad para 600.000 unidades, creando unos 50 puestos de trabajo y suponiendo un coste de 190 millones de pesetas. La primicia la adelanto el Noticiero hace un puñado de tiempo y ahora obtiene plena confirmación.

 

Amable Moragriega Martin 

 

 

Carbonel en su libro de recuerdos en torno al viejo matadero contara como finalmente el secadero no se llevó a cabo, estaba proyectado hacerlo al otro lado de la carretera, en el Gazapón, y el proyecto se guarda en el archivo, en su lugar, se construyeron los pisos y el emblemático bar, así que no fue mal el cambio.

 

Por cierto, deja constancia del hecho de que los americanos llegaron en helicóptero al aeródromo, casi nada.

 

(También cuenta aquellos días en sus memorias, disponibles en la red, Damián Frontera, la joven mano derecha de don Anselmo). Pero eso ya es otra historia.

viernes, 17 de junio de 2022

Un café en el Amariello

Camino de las seis de la tarde atravesamos la villa, luce el sol. Es domingo 24 de abril. En las terrazas un puñado de almas. Adolece salir. Mis hijas han visto el puesto con el que sueñan, las crepes. Bajan ¡y eso que vienen de la Aragonia! El Amariello está vacío, no hay ni dios, miento, no es menester, esta Paco. Después llega su mujer. Muestro mi extrañez por su soledad y me comenta que la parroquia se ha jopao a ver al CF Calamocha jugarse la permanencia. Me siento orgulloso de mi pueblo.

 

Tenemos que ganar los dos partidos y rezar por que no bajen los de arriba. Veo que estas puesto me dice Paco.

 

El mundo del futbol es uno de los mejores embajadores que tenemos. Los lunes las noticias giran en torno a sus goles, crónicas, declaraciones, fichajes, destituciones y a uno u otro que ha almorzado aquí y allá. Jugando en Tercera tiene repercusión en todo Aragón. He seguido la temporada, la que iba a ser de la consolidación y hasta el ascenso, las mismas casas de apuestas confiaban en nosotros y mira ande estamos.

 

De vuelta a casa el partido frente al Binéfar es un cero a cero que se convierte en derrota por dos a cero. Recuerdo decirle a Carbonell que no guardase el santo y lo llevase al campo de fútbol. Allí Jesús en el Huerto lo mismo pueda parecer que reza que celebra un gol. Y recuerdo las jornadas pasadas. El desastre que no quisimos ver ni supimos el por qué llegó. Los partidos televisados, los wasaps con Jose Maria “lo primero que buscaran los lectores de la crónica será el fútbol” El equipo de un pueblo es como su alma, su traje, su categoría. Hay que llevar pajarita.

 


Pues si querido lector al CF Calamocha le han televisado partidos y además muy bien. Comentaristas amenos y entendidos que han sabido vender la villa sin ser parte de ella: “el equipo jamonero”, “del Jiloca”, “los rojos” que se convierten en “azules” cuando juegan con la camiseta de respeto, la tierra del frio y el jamón. Conduzco, anochece y pienso en lo que vamos a perder al bajar y en leerles la cartilla a todos los santos, incluido al agostero. “¿Entonces ya hemos bajado?” le pregunto a don Jesús Tello: “No, todavía no, dependemos de los que bajen de la 2 REF de Aragón y los que suban de Tercera, pero esta jodido”

 

Yo quiero seguir viendo al CF Calamocha en televisión, me falta el femenino pues también le han retrasmitido al filial, al de los Auténticos en palabras de Paquito Raba, el de los apellidos viejos y nuevos de la villa. Ver encuentros como ya hice la temporada pasada cuando don Angel Vizárraga y equipo retransmitieron a través de Facebook los choques de la pandemia. Comentarista magistral. Sueño que un día retransmita ese partido de la Copa del Rey ante un primera y cante el gol de la victoria. Su excusa ante la derrota será el frio que ya no hace.

 

Tres semanas después tras sufrir lo que no dejare escrito el sábado 21 de mayo San Pomareta de Utebo, resulto ser el santo que buscábamos, obró el milagro. El CF Calamocha seguirá en Tercera. El club agradecido le envío algún que otro jamón.

 

Crónica de la Villa de Calamocha Año II (En recuerdo de Mariano “Totan” DEP)

 

 


jueves, 2 de junio de 2022

Tierra calamochina II

 

Te escribo esta carta padre, ya la segunda desde que marchaste y lo hago a matacaballo con la premura que da el verse uno sobrepasado por el tiempo. Bendito para mí, maldito para ti, al ver que han transcurrido dos años desde que se cerro tu nicho aquella solitaria tarde lluviosa y fría víspera de San Isidro justo al fin del maldito confinamiento al cual tal vez le debamos la vida. ¡Dos años ya! y cuando te visito y recito tu epitafio a modo de oración, no paro de imaginar como estarás, que quedará de ti. Hodie midi cras tibi

Un poco mas tarde, mientras yo le contaba lo primero que se me pasaba por la cabeza, sencillamente para que escuchara el sonido de una voz amiga, abrió de repente los ojos. La congoja inmunda, la vergüenza de su cuerpo delicuescente eran perfectamente legibles en ellos. Pero también, una llama de dignidad, de humanidad derrotada, aunque incólume.

Acto seguido pediste un poco de zumo, busque una naranja y exprimí hasta la última gota en el convencimiento de que te devolvería la vida que aún no habías perdido. Tal cual te la acerque bebiste el último trago y recordé décadas atrás a tu padre al cursar el mismo camino cuando pidió una cerveza y la abuela me mando buscarla sin saber muy bien que hacer. “Sube Jesusin, el abuelo ha muerto”.

De nuevo he decidido escribirte, aunque estés al corriente de todo, para darte cuenta de un modo sencillo de cómo van las cosas por aquí del lado de quienes en una constante y vana ilusión nos creemos tan afortunados como vivos



Lo cierto es que la crónica del año, como todas, dirá bien poco. Ya pasados unos meses me cuesta recordar lo sucedido. Así vengo de repasar de lo escrito aquello que quizás no sepas por que lo cierto es que los nichos a tu alrededor se van llenando a un ritmo indeseable. Mama cada vez que voy a verla, y voy todos los días, me da la mala nueva de que uno u otro ha llegado hasta allí. Y al corriente os iréis poniendo, aunque imagino solo será al principio, porque pasado un tiempo temo que lo que nos ocurra o no, sabedores del destino final tampoco os importará en demasía, siendo como tenéis y tendremos toda la eternidad.

De un mayo a otro, fue un verano raro mama se rompió un brazo allá por la Virgen del Carmen cuando se iba a marchar al pueblo y hubo que retrasarlo. Llego por San Roque, que no se celebró como tal y a escape lo aviamos, tan apenas lo vimos en la iglesia, nadie le bailo, media docena de dichos y se jopo a su casa. Tan poco hubo Santo Cristo y la navidad fue rara. Del resto aquello del matadero sigue estancado y de aquí a un año habrá elecciones municipales. Estoy cansado.

Días atrás me nombraron Cronista de la Villa de Calamocha con lo cual ya tengo solucionado mi epitafio. El alcalde se emocionó y tuvo unas bonitas palabras para ti ¿Te acuerdas el día que metiste el camión en aquel campo a punto de cosechar y el padre del alcalde te ayudo, paro su camión, saco el tuyo y te dijo: José María aquí no ha pasado nada, jamás lo sabrá nadie, tu para adelante, siempre para adelante?

Sin más, me despido hasta el año que viene ahora que llega el buen tiempo la vida sigue y quedamos a la espera de alguna que otra pedregada.

Texto en cursiva (Jorge Serprún en La escritura o la vida)

jueves, 21 de abril de 2022

La gavilladora

“El caso es que yo no sé qué costodias ni leches se les metería en la cabeza o en qué estarían pensando. O sí que lo sé y por eso lo voy a contar por lo que pueda pasar, que en esta vida maños nunca se sabe. Fue al llegarles la jubilación en acabando los años sesenta, el retiro de entonces, el día que les dijeron que debían parar y descansar. Cobrar sin trabajar que bien se lo habían ganado.

Fue entonces cuando los abuelos decidieron por un lado mercar una gavilladora y por otro mantener una caballería. Preparar el balago y echar a sembrar de grano tanto o más que antaño como siempre habían hecho; campos, medianiles y cornejales y hasta las piezas de los agosteros valencianos que envueltos en herencias ni sabían ande las tenían ni daban vuelta de ellas.

Ya se dejaba de ver la parva por las eras, de trillar y ablentar y se guipaban las primeras cosechadoras por los secanos, pero cada dos por tres las veías paradas y se reían indiferentes, aquello no iba con ellos, donde estuviera la hoz y la dalla sobraba lo demás, se averiaban más que el copón bendito, no eran de fiar. Nada, ni nadie es de fiar.

El caso es que después de toda una vida agachando el lomo como animales desde que echaron a andar sin ponerse en pie nada más que lo justo, ir obligaos a la guerra, decidieron, ahora que les decían que podían descansar, lo evidente, hacer lo que les salía de los cojones: seguir trabajando, que a ellos ya no les mandaba nadie. Cualquiera sabía que a nadie le pagan sin trabajar, tontos no eran, no se fiaban de ningún gobierno, caciques todos, ni mucho menos de eso de cobrar por que sí, menuda mentira, cuatro perras, una ayudica con la que no se iba a ninguna parte, ni al Mínimo el uno ni al Chato el otro, con lo caro que estaba todo. No creían, y hacían bien, que un pobre pudiera descansar en paz hasta una vez muerto. Sabían que mientras vivieran de una forma u otra los habían de joder y solo querían lo que siempre habían querido, ser libres, no depender de otre, hacer la suya, que para eso habían pasado las de Caín desde zagales y llegaban a una edad que con pie y medio en la Cañadilla lo mejor era tenerlo todo bien atao por lo que pudiera pasar, pues aun habiéndolo visto todo siempre esperaban la próxima sanantonada por vivir”.



Mi padre nos contaba muchas veces dicho recuerdo como una lección vital y ahora en estos tiempos que corren o más bien en los que nos encorren a patadas quienes nos gobiernan, siempre por nuestro bien, me acuerdo muchas veces de él. De ver a mi padre sentado presidiendo la mesa tomando café agarrando la botella coñac y contando los recuerdos que habían llevado hasta allí a la familia, un día de San Roque, un Santo Cristo, en el rigor de los días de semana santa o cualquier día de hacienda.

Gracias papa, una vez más. Y dale las gracias también a Joaquín el Malaco por ponerla a punto hace unos años cuando pensó en la gavilladora y se empeñó en segar el alfaz y el pipirigallo de la Serrana, y unos días por las tronadas y otros por el rocío, aquello no tiraba ni cara el aire por mucho que la afilases y engrasases, “esta como nosotros” te dijo y sentenció, “jodidamente vieja, pa pegarle fuego” y os sentasteis a verlas venir en el ribazo a ver como la recua de zaforas segaba a mano, menudas trazas por su parte y menudas risas os echasteis mientras te atusaba con el humo de la faria. “Dichosa juventud, que no les pase ná”.

Aquella gavilladora, con un par de campañas a sus espaldas y con la que a matacaballo junto con el tío Frascuelo se segó en verde la última cosecha que hubo sobre los terrenos en los que se construyo el viejo matadero, debería estar en un museo. Pero mira por dónde, nos va a venir bien, pues me veo en un par de años volviendo al pueblo, sembrando hasta el último cornejal y abarriendo ribazos, vida noble y pura, cosas que realmente importan. La azada como gayato, segando, trillando, mirando al cielo, ablentando, agachando los riñones, jurando como el abuelo José, en todos los santos menos el del rabal y San Roque, jodiéndome de frio y de calor por salir adelante y pidiendo a gritos al Nazareno me lleve pronto. Mientras riéndome, como el abuelo Casimiro, zoqueta en mano afilo la hoz y la dalla y repaso la horca sabiendo que un día mis hijas tendrán que echar mano de ellas.

Articulo publicado en El Comarcal del Jiloca, abril 2022