El 14 de agosto de 1901 Calamocha era reconocido como país por Heraldo de Aragón. Don Vicente Blasco Ibáñez tenia previsto pasar aquellos sanroques en la villa.
Aquel año iba a ser un San Roque
por todo lo alto con la presencia en la villa de Don Vicente Blasco Ibáñez entre
otras muchas cosas líder del movimiento republicano en Valencia, director del
Diario El Pueblo y en ese momento con escaño por la Unión Republicana en el
Congreso.
Y venia de la mano de su amigo y
mano, valga la redundancia, derecha el calamochino Don Adolfo Beltrán Ibáñez Para
ello se habían preparado un cómodo viaje que pasaba por hacer escala la noche
de antes en Teruel capital, pero la cosa empezó a torcerse desde el primer
momento.
Los de Teruel conocedores de la intención
del calamochino y amigos los invitaron a pasar la tarde noche en la capital, y así
hablar de lo suyo, la república, venían un tal Blasco, (aun era pronto para llamarlo
Blasco Ibáñez) Soriano, el doctor Lloret, que finalmente no pudo ir, y Beltrán,
de modo que pidieron al ayuntamiento fuese la banda de música municipal a
recibirles como dios manda, perdón, como se merecían.
No hubo banda, por temor a altercados,
que los recibiera, pero si multitudes, a la hora de la llegada de los
excursionistas republicanos.
Blasco Ibáñez se multiplico como
le pedía su sangre aragonesa y pidió aplausos para las ideas, no para las
personas. Triunfo también en sus palabras Adolfo Beltrán, banquete en los Baños
de la Huerta, jotas, y en paz y armonía, en olor de multitudes sin altercado
alguno.
Y a la mañana siguiente vuelta a
la dura realidad cuando lo excursionistas republicanos tenían previsto subir al
tren con destino a Calamocha, llegaron instrucciones de volver a Valencia,
concretamente a Algimia de Alfara donde debían inaugurar esa misma tarde el
casino republicano. En contra de sus deseos regresaron a levante.
Mientras don Adolfo Beltrán no
quiso perderse San Roque y se subió al tren en sentido contrario cara su país
natal: Calamocha
Blasco Ibáñez, recuerda la
memoria calamochina, pasaría mas tarde por Calamocha en algún momento de su
vida, de los muchos en los que tuvo que echarse a correr y esconderse para ponerse
a salvo en la finca del Rincón, de un modo discreto, sin multitudes como habría
sido de haber llegado a la villa aquellos primeros sanroques del siglo XX con
Calamocha convertida en pais.
Continuara…