jueves, 1 de diciembre de 2016

La tierra quedará yerma

CALAMOCHA Y YO (VI)

YERMO I

LA tierra quedará yerma
En un año, tal vez dos
La tierra quedará yerma
Me provocan, que venda
No lo haré, no puedo, no es mía

La tierra se ha de trabajar
Aunque ella no quiera
Os la doy, les digo, pero no os la vendo
Si queréis sembrar hortal, ahí la tenéis
La tierra se ha de sembrar
Pero, solo quieren comprar

Les parece vale algo
Y yo no veo valga nada
Aunque no tenga precio
La tierra quedará yerma



EMIGRAR II

HE de mirar las escrituras
Ver cuando la compro tu abuelo
Habrán pasado cien años
Desde que emigro de Torrijo
Y bajo a Calamocha

Uno tras otro, primero él, luego yo
Hemos sembrado este corro del Ventorrillo
De esta tierra hemos vivido hasta hoy
La tierra se cansa, yo me agoto
Y en un año, tal vez dos
La tierra quedará yerma
Cada verano, el Tío Blas
Antes de volver a Francia
Sembraba las espinacas



LA CASETA DEL PERAL III

¿TE acuerdas?
Allí en la tarjadera, para guardar el cajero
Tu abuelo planto un peral
Que peras más buenas, y que sombra
Hasta una casilla con cuatro palos hizo
Y un par de sacos, de leche en polvo para los tocinos
Piensos Z, amarillos, blancos y verdes, por si llovía
Para guardar la azada, cuando con ella ya no podía
La azada, la sal y el tabaco
Cuando ya no podía, se sentaba a fumar, y comerse un tomate
A la espera de que yo llegase

Que poco le va el huerto a este tío
Decía de tu tío Jesús, su hijo
A escape me dejo la herencia
No quiso saber nada, no salía del Fidalgo
Café, copa y guiñote, que bien hizo
Había que trabajar

El peral se secó, aún con el agua a los pies
El mismo año que murió tu abuelo
Dejé el tronco, por ver si retoñaba
La naturaleza es sabia, pensé

Las ramas fueron a la gloria
Tu abuela las quemo
Cuando todo se aprovechaba
Nos dieron calor en invierno
Entonces hacia frio, helaba

Luego, cortamos el tronco
Y aun anda por casa
Lo lleve a lo de Soriano
Y sacamos dos tablas
Para hacer una prensa
Y sangrar los jamones
Cuando lo del Carretero termino




LA MIMBRERA Y LOS CESTOS IV

¿TE acuerdas?
Ahí entre la acequia y el reguero
Había una mimbrera
Valía poco, decía Gargallo
Todos años la podaba
Venias y ya no estaban los mimbres
Están capuzaos en la verde alberca
Nos decía en la fresca
Llena con el agua clara del pozo
Para poder navegarlos

Entonces, cuando aún se necesitaban cestos
Había patatas, había uva. Gargallo los tejía

¿Has sentido a Juan José?, esta tarde
Cuando al salir de casa
Juan Jose, es el yerno de Gargallo
Ha tirado para la suya y con las manos, mirando al cielo
Ha gritado, ¡qué pena, que pena todo!
Yo creo, ha llorado
Se ha visto en el Barrio, hace treinta años
Los matatocinos, las noches de fresca, los veranos…

No sé qué paso con la mimbrera
Si la mate o murió, ya no me acuerdo de todo
Pero no se ve ninguna
No me extraña que Gargallo
No quiera volver a casa




LA SOMBRA DE LA NOGUERA V

¿TE acuerdas?
Luego la trápala con la noguera
Mírala, ahí esta
Sera lo único que quede
Cuando ya no estemos ni tú ni yo
Nosotros, como tontos
Nos empeñamos en matarla
Le haríamos, le echaríamos de todo
Y ahí sigue… vive y crece despacio
Como no queriendo hacer estorbo
No nos quiere ofender
La sombra de la noguera es mala
Cuantas tonterías se oyen
Tantas como se dicen

Apenas da sombra a la tierra
Allí me siento cuando me canso
Y levanto la vista más allá de la Fábrica de Mantas

De la vía por donde pasaban los trenes
Caminreal-Calatayud
A la Dehesa del Tío Colín
Antes llena de viñas, daba gozo mirar
Ahora, parece un polígono como aquel de Daroca
Sin vida. Ni aun ribazos quedan
La noguera seguirá aquí, cuando yo ya no este
A no ser que haga la del peral
Ese día la cortas, y te la llevas a casa
Para algo os servirá


LOS CHOPOS ABANDONADOS VI

¿TE acuerdas?
Allá en la otra parte, cara la torre
La mala sombra que tenían aquellos chopos
Les dieron una poda, no se sabía ni de quien eran
Para que no dieran sombra
Y salieron unas ramas como nunca se vio

Y así hubo unos años, que ni arriba ni abajo
Hubo cosecha
Su sombra no dejo crecer nada
Ya los podaran, dijimos
Pero no sabíamos quién lo hizo
Ya nadie vino, después de cortar los de abajo
Esos que paraban el coche al dar la vuelta

Echamos alguna rama abajo, y el sol volvió
Un día, tras una tormenta aparecieron quemaos
Les ha caído un rayo dijimos
Pero todos lo supimos, alguien les pegaría fuego
Ya están muertos, sin necesidad, y cuando caigan
Enrunaran la acequia, levantaran el camino
Criaran setas unos años
Las mejores, vendrán y se las llevaran




EL VADILLO VII

¿TE acuerdas?
Sólo un año, lo dejamos yermo
Para que descansase
Y te acordaras que no fue así
Plantamos panizo, porque decían
Regeneraba la tierra. La oxigenaba
Lo mismo que ahora nos hace falta a nosotros

Y llevamos el hortal al Vadillo
Allí entre el Polvorín de Cantavieja
Y la casilla del pobre Chato el Esquilador
Sembramos medio robo, y el resto panizo

Allí también panizo, para llevar al molino del puente
Mezclar con trigo, y tener harina
Harina y agua, la chura de los tocinos
Las putas de las gallinas, como tu abuela decían
Antes se dejan morir, que comen panizo

Con tu abuelo Jose, y el tío Manolo
Labrada la tierra por la yegua del Mocete
Tableada como una alfombra
Daba gozo verla
Un sábado que hacia muchismo frio
Sembramos a cordel y punzón
Nueve robos de panizo
¡Que hortal más bueno, aquel año!
Con el agua del rio hasta la cintura
Que fresca y que buena en verano




LA TIERRA CANSADA VII 

¿TE acuerdas?
El domingo, el único día que no me subía al camión
Limpiábamos en sacos el fiemo del corral
Y con el Citroën lo íbamos acercando al huerto
Domingo tras domingo, de casa o de la era
La tierra necesitaba bien poco para criar
Era un vergel…

Pasaba un día Perico y lo labraba, sin ser menester decirle nada
O Malaco con el Pasquali, o ahora Feliciano
Luego remolques de fiemo hasta los topes, con algún tractor
Colin, el Gato, hoy ya Ruiz. Que fiemo más bueno
Y hoy, te las ves y te las deseas, para coger algo
¡Esta tierra cansada…!

Hoy sin abonos de todas clases
No se cogería nada, aunque lo embotes de fiemo
Abonos y venenos, todo los días
Con la mochila y el saco a cuestas
En las tiendas, esta todo mejor y mas barato

En aquellos años, cuatro gusanos de la patata
Los que trajeron los americanos, y poco más
Sulfatabas una vez de lo que te sobraba del Riachuelo
De las patatas sembradas para vender, y te olvidabas
Echabas el medio saco de abono, porque no se abandonase
De lo que te había sobrado del trigo de los Molinares, y listo
La tierra era un vergel

Y aquellos años, que todo se ponía royo
La lluvia acida de la central de Andorra, decían
Verdad seria…
La cosecha verde y en flor de cualquier manera
Hoy abonos, y venenos, siempre a cuestas…
La tierra de nuestros padres está cansada
Algo hemos hecho mal




AGUA PERDIDA IX

¿TE acuerdas?
No teníais ni el carné y cogíais el coche
Al Castillejo a poner las tablas para regar
La traviesa en el rio, dejaba pasar un geme de agua
Pero en verano, era menester más
Con Gargallo la pusimos, siempre cavilando

Dejaba el camión de Hernández
Y al huerto a terminar la tarde
Regar y cargar el coche
De vuelta a casa pasadas las diez
Cena y aún fresca
Y a la mañana siguiente
A las cinco camino de Zaragoza
A llevar baldosa al Actur
Dos viajes al día, con el Pegaso Comet

El rato del huerto, en aquellos veranos
Lo mejor de esta vida, el coche hasta arriba
Bisaltos, habas, los ajos para San Cristóbal
Las cebollas, dando el mango
Y ande quedaba pipirgallo para enramarlas
Las patatas tempranas para Santiago
Los primeros tomates en San Roque
Pepinos, calazabas, judías, acelgas, borrajas..
Todo parecía crecer solo
Y caracoles a mansalva las tardes noches, de riego
Lo mejor, del huerto, el riego, al agua perdida
La vida corría




VERANO DEL 2016 X 

HOY te hablare como Perico
Me habrás de perdonar, maño
Si ves alguna mala hierba
Y no me agacho a quitarla
Las unas no las veo
Las otras se me apoderan
Ya no llego a todo
Me sobra tierra, me falta aire

Y ahora te hablare como Gargallo
Malas están las patatas
Cada año peor
Les ocurre como al amo
Pero con las pocas que salgan
Y otras tantas que compremos
Mal ha de ser que no pasemos el año




MURIERON LAS FRESAS XI

NO han quedado fresas
Con el corro que había
Se han muerto casi todas
Volverán a echar, tardaran
Ya no lo veremos
Esas judías que ves
Son las que me diste
Las semillas que tú compras
Yo las siembro
Casi dan pena, tan buenas, y sin fruto
Esas coles lo mismo, veremos si prosperan
Lo único que vale, es el forraje
Las acelgas, y la borraja
Esas lechugas, nacieron espigadas
Los tomates y pimientos, tan buenos
Se jodieron con el último hielo
Lo mismo que las almendras
Dos cosechas en cuarenta años
Las cebollas, valen poco
O las pisas o no dan el mango
Ahora si quieres, tienes cebollas todo el año
Ya no sabes por donde tirar…

Y lo poco que quedo en pie, todo pardina
Aquella pedregada hace un mes
Se nos llevó por delante la única tierra que nos queda
A las calabazas y pepinos, ya no sé qué hacerles
De todo les echo,…
La tierra se cansa, yo me canso
He perdido la mano

Miro otros huertos, y me parecen vergeles
El de Malaco mismo, aún con hierba
Tiene de todo, sin envidiarle a ningún valenciano
Cuando me apetece algo, de allí lo agarro
Hasta flores cría, para subirle a la pobre Carmen




LA VIDA PÉRDIDA XII

¿TE acuerdas?
La vida que había entonces
Ahora hay tardes, que no me cruzo con nadie
No se siente un alma, ni un pájaro, nada
Todo yermo, todo seco, ni aun camino ha quedado
Pasa alguna moto, algún todoterreno
Corriendo, sin faenas, a ninguna parte
Que felicidad debe ser eso
Ya ni los tractores pueden pasar
Pronto será tan solo una senda

Hago el camino, con la bici andando
Algún paseante… pero casi ningún hortelano
Si acaso, pasa Eduardo, como siempre pasó
Antes había días que charrando en el camino
Ni subía a dar vuelta

Venia Gabino, y decía
“Cuando mejor se come en casa es cuando hay invitados”
Subía Jorgete, mi quinto, a charrar
Y aparecían los Tajadas
Cada dos por tres los hermanos limpiaban la acequia
Uno con la azada, otro con la pala, pim, pam… venga zanago
Y ya sentías llegar con prisa a Manole, a Paco, con la moto
Y a Roche a lo de Fermín, a lo de Santafé, tras el ultimo autobús
Y Minino que iba y venía, con su andar pausado
Algún pastor que pasaba, las del Opus caminando
El camino de barro por el riego
El Tío Patillas con las ovejas
Moreno a pedir el agua…
Los Avaros a encaminarla de cara a la noche
Layunta, Manuel el Ronquilla
Había vida

Mira si llevamos esta tarde, rato aquí recordando
A unos días de San Roque
Sin ver pasar un alma
Esto está muerto, allá donde mires, muerto

ELEGIA
A La Serrana. El huerto del Ventorrillo


sábado, 1 de octubre de 2016

El Rabal, bien vale una Salve

Meses atrás, alguien unos años mayor que yo, recordaba con cariño los domingos de la niñez en el Rabal, cuando las campanas del Santo Cristo, le despertaban a eso de las nueve y media.
No le di más importancia, simplemente, pensé, que bien dormía yo en aquellos días, pues no las oía, aun teniéndolas tan cerca, a mí siempre me despertaban las "lejanas" campanas de las monjicas y poco después La Moracha cuando a eso de las diez y cuarto pasaba a casa y le decía a mi abuela: Niña ya se siente tocar el segundo en las Monjas, me bajo a misa, a goler, ¿te vienes?, aunque ya sé que no.
Ya nos han jodido
¿Y ahora qué coño harás? Le preguntó mi abuela Rosa a la Carmen La Moracha, quien sin dudar, vino a contestar: Que cojones quieres que haga maña, conmigo no cuenten, que me olviden, que no es mi santo. Yo a la misa del Santo Cristo que van a poner, no pienso ir, a la Salve y la Novena, no lo dudes, que te acompañare y no faltare, pero los domingos, hare lo que he hecho siempre, y a tomar pol culo.
Me bajare a la misa de las Monjicas, la del Santo Cristo, te la dejo para ti, y para todas esas que no van nunca a misa los domingos, porque les cae lejos la plaza y tienen muchismas faenas ¡Y atente maña!, ahora, todas esas desustanciadas que no van a misa los domingos, perderán el culo por ir a oler al Rabal.
Maña, os jodis como podáis. Y es más, una cosa te voy a decir, si viene jodiendo la marrana, como parece que ha venido este cura, que quiere cambiarlo todo, pues no dicen también, que no va haber misa los domingos por la tarde, que ha quitado la de las ocho, y que coño van hacer las beatas del Peirón, pues, lo que hablamos, como me toquen mucho los cojones y me quiten la misa de las monjicas, no pienso ir a ninguna, a mi entierro si acaso, que me lleven y se acabó.
Mi abuela, zanjo el tema, poco más o menos así:
Ya se sabe maña, los curas siempre dando pol saco, como los de rabal, no vamos a misa los domingos, habrán pensado, vamos a joderlos a estos que no hacen más que alcagüetar, y se creen que no necesitan ir a misa como todos.  Vamos hacerles ir a misa…
Aguarte niña, no quedara otra, que ir, yo tendré que ir, si no será un dijenda, que si una va, que si otra no va, y para algo que nos traen a la puerta casa, aunque sea una misa, no vamos a decir que no, no te parece, los hemos de joder bien, la hemos de llenar todos los domingos.
No cale darle más vueltas, la cosa es así, y nunca cambiara, hasta última hora nos joderan cuanto puedan, pero no podrán con nosotras.
Y a los del Peirón también
Quien ha de tener la culpa, si no los curas, de todo cuanto nos haya pasado, pase y este por pasar, y en este caso, al menos hasta hace unos días, no había otro culpable, que no fuese el mosén recién llegado, un cura de por allá arriba, de un pueblo cercano a Teruel, quien al parecer la había tomado tanto con los del Rabal, poco amigos de misas y de sagradas historias, como con las beatas del Peirón, que gustaban de salir los domingos al ponerse el sol.
Resumiendo, hasta hace cosa de unos treinta años, ya más, en Calamocha había tres misas los domingos, a saber, la de las Monjas a las 10:30, la mayor a las 12:00 y por la tarde sobre las 8:00, aunque creo recordar que sobre las cuatro había otra en las Monjas. Amén de lo cual, nunca mejor dicho, la misa diaria de por las tardes los días de hacienda.
Sin embargo, mientras todo eso tenía lugar en el Peirón, en el Rabal, había dos misas al año, si, tal cual se lee la cosa, dos misas, o más bien una porque a la otra, solo iban los “curitos del Poyo”.
El rabal bien valió una misa
No era de extrañar, que los Rabaleros, a la vista de cualquier recién llegado, y el Mosén lo era, anduviesen escasos de manifiesta fe. Y es que allí en la ermita del Santo Cristo, aunque pueda parecer mentira, hasta hace cuatro días, esos escasos treinta años y pico, se celebraban dos misas:
Una el tercer domingo de mayo, cuando el pueblo del Poyo se acercaba y aún se acercan en romería al Rabal, y otra misa, el día del Santo Cristo el 14 de septiembre, Exaltación de la Santa Cruz, fiesta grande en toda Calamocha entera y verdadera, todo cerrado, todos a la Salve, misa y novena… y se acabó. Ni una misa más. El Rabal bien valía una misa.
Así pues, comenzar a celebrar misa todos los domingos, revolucionó el Rabal en lo humano y lo divino… dado que aquello solo fue el principio de lo que fue llegando y aún falta por venir, porque si, todavía falta por llegar los más importante, y es que el Rabal, bien vale una Salve, o mejor dos, por todo lo alto.
Sin ir más lejos, fue llegando la Semana Santa de aquellos años, cuando lo mismo vimos el vía crucis del jueves con el Ecce Homo a la cabeza y en solitario, dando pionero ejemplo, pasar por la puerta del Cuartel, sin atreverse a parar, que llegar al Santo Cristo, desde donde acabaría saliendo, y aún vimos más. Comenzar la Semana Santa con la procesión del Domingo de Ramos, aprovechando que la liturgia así lo dice,…
En los lugares donde haya dos iglesias, la procesión ha de ir de una a otra… y en aquellos días, en Calamocha, al parecer solo había dos y una de ellas estaba en el Rabal… Tan solo nos faltó, en estos últimos años, ver a San Roque tirar y subir al doblar el Cantón a la derecha, la tarde noche de San Roquico y bailar con la fresca camino del Santo Cristo. Todo llegara.
Pero aquel cura recién llegado, hoy sabemos, estaba libre de pecado, no fue idea suya, ni muchísimo menos, la de llevar por el camino del bien a los Rabaleros, ni la de hacer llegar la semana santa tan lejos, ni hablando de San Roque, comenzar la ofrenda de la Virgen de la Asunción, desde las puertas de la ermita del Rabal.
Mayormente, todo fue obra, o gracia, o culpa del Dichero Olvidado, quien llegadas las pasadas fiestas encontró el momento de confesar tales atrevimientos que ya no le duelen si no reconfortan, frente a otros que están por llegar y que a ratos le duelen y a ratos le joden, como jamás podremos imaginarnos.
El Rabal bien vale una salve
Ocurrió todo en el momento previo a la Salve de este año, cuando sentados en el coro, esperábamos entre un murmullo de expectación insoportable, el comienzo de la misma, fue entonces cuando Don Jesús Blasco, contó todo esto que hoy recuerdo, bajo el eterno murmullo del silencio calamochi:
Me han dicho los de la comisión, que mañana este por aquí cuando den los premios, me van a dar un detalle. Les he preguntado por qué, si este año no les he ayudado nada, es más, lo poco que les he sugerido renovar, sacar la salve a la calle y las balconeras, no me ha hecho ni puñetero caso, y el año pasado tampoco ni hice nada, ni caso me hicieron, otros años si que he hecho algo, la charla en la ermita, la visita guiada… total que los de este año, que son muy majos, me van a dar algo, porque me lo merezco, porque algo habré hecho o algo hare. Así que allí estaré.
Mejor eso que no, que te encorran a gorrazos, por querer cambiar las cosas, la de hostias, que me he llevado y me quedan por llevar, con perdón. El caso es que si supieran todas las cosas que he hecho y no saben, más que un detalle, me daban el Santo Cristo entero.
O cuando menos me ofrecían la casa, para el día que me vaya de la de mis padres, la casa para que me hiciese ermitaño, casi lo único que me falta por hacer y ser, aquí el en Rabal, a los cuatro días iba a dormir yo aquí mismo en el coro, porque lo primero que haría sería pegarle fuego, para tirarla y dejar la plaza diáfana… Pero para eso todavía es pronto.  
Ahora de quien más gorrazos me he llevado, por no decir hostias, por traer cosas a la Rabal, fue de un mosén recién llegado hace unos treinta años o más, cuando dije yo, esta es la mía, hora de proponer cambios,…
Tu sabias, que hasta ese día, vosotros los Rabaleros, con dos misas, mejor dicho, una, pasabais todo el año, y que fue por entonces cuando empezó haber misa todos los domingos…

Puede parecer que esto de la misa los domingos en el Rabal haya sido cosa de siempre, pero nada más lejos de la realidad… y no veas con la Junta de Semana Santa y el cura, para traer cosas, hacia aquí… Si quieres te lo cuento y tomas nota. Que se sepa. Y la misma pelotera o mayor en el ayuntamiento con las fiestas, para que el día de la Virgen, la ofrenda saliese desde aquí.
Contado ha quedado ya, y hoy, con las Balconeras al viento, lo que le quita el sueño, es renovar la Salve, ese instante mágico, privilegio de unos pocos afortunados, ante el desconocimiento de la mayoría.
Y a lo igual que hace más de treinta años, la misa fue al Rabal, por no ir los del Rabal a misa, ahora deberá ser la Salve, con mayúsculas, la que salga al Rabal.
Donde hay dios, no manda santo, y eso bien lo sabe San Roque, que al Santo Cristo siempre lo llamó Jefe. Tan es así, que las fiestas de San Roque acaban el mismo día que empiezan las del Santo Cristo, el mismísimo día de San Roquico, cuando al concluir la procesión, se sube al rabal a cantar la Salve, en la cual el pueblo de Calamocha da gracias a Dios, por haber terminado las fiestas con bien.
Pero ni yo mismo, por mucho que me lo propongo, logro ningún año llegar, termina la procesión de San Roquico y sale a escape la comitiva y la banda, con media docena de acompañantes, camino del Santo Cristo… Pero, ¿cómo hacer brillar un acto así, en medio de la vorágine sanroquera?... A buen seguro el Dichero Olvidado, sabrá por dónde tirar. ¡Que inventen otros!
Sin embargo, esa otra Salve, la mayor, la inmediata al fuego de la hoguera, hoguera que algún día, su encendido, será un premio, para quien bien se lo merezca, tarde o temprano Don Jesús la encenderá, esa otra Salve, aun gozando de buena salud, podría resultar espectacular.
Cinco minutos del cielo en la tierra allá en el Rabal, si se consiguiese de algún modo “sacar fuera”, para todos aquellos que ni caben, ni entran, apagar las luces, las músicas, tirar de la megafonía de San Roque, e incluso de la pantalla gigante…
Algo habrá que hacer no tardando mucho, Calamocha, conocerte para quererte,… con la Salve pasa igual, ¿cómo quererla sin conocerla?
Acabada la Salve, donde el Dichero Olvidado, cantó como los ángeles encaramado al coro, en un latín perfecto y de memoria, que envidiaría cualquier ensotanado, ni muchísimo menos había terminado de contarme, tanto como pretendía, y el encendido mismo de la hoguera, nos pilló en el porche, donde antaño cabía la orquesta, y continuo hablando entre el fuego purificador, donde un año más los Rabaleros, no quemamos a nadie, antaño al menos ardía un muñeco, y esto lo puedes contar, y esto no, me decía


El Rabal en llamas
La hoguera, aquí en la puerta de la ermita o allí en la de Inocencio, me parece igual de bien, y el tamaño, ideal, no cale más,.. Al menos aquí tan cerca del Santo Cristo, con poco sobra, no vaya a ser que le peguen fuego a la ermita y arda el cristo. Por cierto, no sería la primera vez, por que como bien sabrás, se quemó.
Y ese hecho ocurrido hace un montón de años, del que todos habíamos oído hablar, en realidad, yo ya no sabía si era o no verdad, leyenda o realidad, así que hace un tiempo me propuse descubrir la verdad y comencé a leer papeles de aquí y de allí, perdido total estaba, y di más paseos que un tonto, porque no sabía casi nada, lo que contaban que si se quemó o no se quemó, y lo que era peor, cuando pudo ser,…
Al final, pude constatar que ciertamente el Santo Cristo se quemó, a eso de las once de la mañana un no tan lejano jueves 12 de mayo de 1904, a escasos tres días de la llegada del curitos, y como no, los del Rabal no tuvieron nada que ver. Toma nota.
No seré yo quien diga quien o quienes estuvieron a punto de quemar no solo al Santo Cristo si no a la ermita entera, pero si te diré que por la fecha en que ocurrió, cerca de un tercer domingo de mayo, fecha que te sonara de algo, día en el que había una de los misas en el Rabal, y a la cual no iba ningún Rabalero por no ser cosa suya… una de dos, o fue un rabalero resentido con los poyeros, para aguarles la fiesta, mejor dicho ahumarles la fiesta, o un poyero en los preparativos de la romería… o un simple accidente dado que la puerta, estaría de par en par, y alguien que entrase a dejar un exvoto, a rezar,  a poner una vela, se le fue la mano… Oh, vete a saber tu, uno de Navarrete
Sin embargo los Rabaleros, sabiéndose solos contra el mundo, aunque no iban ni a misa ni de romería, estaban vigilantes, apostados tras las puertas, gateras y ventanas, vigilando  todo lo que en su noble barrio acontecía entonces como ahora poco ha cambiado, y a escape se dieron cuenta que salía humo de la ermita, y fueron corriendo a ver qué pasaba y así pudieron apagar las llamas, sin pasar la cosa a mayores.
Al parecer, alguna vela prendió el fuego y si los pobres los Rabaleros no llegan a estar atentos como lo están siempre a todo lo que pasa en sus calles, se quedan sin misa por los siglos de los siglos.
Ahora que tampoco sé yo si eso de la misa les importaba mucho o no, pero el Santo Cristo, como ya veras, sí que les importaba y mucho…
El destrozo fue considerable, pero al santo solo le llego el fuego a los pies, hasta poco más allá de las canillas, vamos, que no ardió pero casi, si tardan algo más, ahora tendrían al Morenete, y casi se empeñan en ello… en cualquier caso, cuentan las crónicas, que el Santo Cristo, acabo hecho un cristo, un Ecce Homo… y que aquello parecía el acabose. Bueno, pues como te cuento, apagaron el fuego, y a casa,..
Pero que te voy a contar a ti, que eres Rabalero, de cómo sois los del Rabal, prácticamente perfectos, así que como no pasó nada, ahí quedo la cosa, no os preocupasteis de más, para que, cuando llegue la fiesta, pues ya veremos, a verlas venir… y así otra vez, tuvieron que venir de fuera, como aquel que dice, del ayuntamiento de Calamocha, escrito esta, a tomar cartas en el asunto y arreglar el destrozo.
Al día siguiente es cuando se produce un pleno en el Ayuntamiento al que asisten muchas personas, al menos dos, entre ellas el cura párroco Domingo Garcés y el alcalde Don Celestino Fernandez Lastra, con el fin de evaluar los hechos… pues bien sabían, que si esperaban algo desde el Rabal, llegaría el día de la fiesta, y aun estaría todo patas arriba, decidiendo tomar cartas en el asunto, por la via rápida, antes que los del Rabal, les pidiesen cuentas…”¿oye, y con nuestro Santo Cristo, que teneis pensado hacer, como lo vais arreglar…?”

Y otra vez los Rabaleros, atentos a lo que pasaba por su calle, esa que baja a Calamocha y por donde todo dios ha de pasar, que se dan cuenta de que entran a la ermita, y sacan a su Santo Cristo, y se lo llevan a la “herrería”, así, sin más, sin encomendarse a Rabalero de bien alguno, herrería que yo entiendo, estaba ahí mismo, donde luego empezó el Pilero… ya ves que son dos pasos, que no son más, pues menuda se preparó en cuanto que los tuyos vieron que los del Barrio Bajo por orden del Señor Alcalde de Calamocha se llevaban al Santo Cristo a la herrería para embalarlo y mandarlo a Zaragoza a restaurar,..
Se armó la de dios es cristo, no corrió la sangre, pero cuentan que falto muy poco, salió todo el Rabal entero y verdadero y que venga el Sr Alcalde y dé la cara, el cristo no sale de aquí, no vaya a ser, que nos lo cambien…
No hubo forma, no dejaron que se lo llevaran…y lo volvieron a llevar a la ermita, dejaron dicho al alcalde que de allí no salía, que por supuesto, había que restaurarlo y arreglar la ermita, pero que mandase llamar a quien fuese, y viniese a la ermita y lo restaurase allí mismo, que de allí el cristo no se movía, y que si no, así se quedaba,… Viva el Santo Cristo Socarrao, debió decir el alcalde en el momento de cruzar las cuatro esquinas y respirar algo de paz y sosiego, quien de buena se libró, y a quien no le quedaron mas coquines, que hacer venir al restaurador, y no a uno cualquiera, sino al mejor…

¡Viva el Santo Cristo Socarrao!
Total que el Sr Alcalde, os debía de haber fusilado a todos, y seguro que más de uno y dos de los que ahora están aquí viendo la hoguera no estarían… Mando pues el ayuntamiento llamar al celebre escultor, ni más ni menos que valenciano, Don Francisco de Borja, la creme de la creme, y le hizo venir a Calamocha a restaurar la talla, y ya que estaba aquí, y venia de tan lejos, a escape los del Rabal, vieron la ocasión, de que si me pones cuarto y mitad de esto, y un poco de aquello, y que te parece si… le hacemos un altar conforme dios manda.
De modo que no solo fue la restauración, que también, se hizo el altar que ahora vemos… Y quedo todo bonito, precioso, ni una queja, cuando hubo estado todo acabado, era el orgullo de los Rabaleros, mira qué bonito lo han dejado, ya nadie podrá decir aquello de ¡Viva el Santo Cristo socarrao!…
La única queja, llego más tarde, o en ese mismo momento, por parte del ayuntamiento, en concreto del Sr Alcalde, quien postrado ante la Dolorosa, imploro a los del Rabal, que de algún modo colaborasen en el pago pues la factura era de aúpa para lo que en un principio estaba previsto, setecientas pesetas costo la restauración y mil el nuevo altar, cuyo cobro, al verse el percal rabalero el bueno del escultor, reclamo a tocateca, lloro el Alcalde como una madalena, rezo cuanto supo, pero todo fue en vano, los del Rabal no quisieron hacer esfuerzo alguno a la hora de pagar… la restauración era cosa del pueblo, de Calamocha debisteis pensar, y al Alcalde no le quedó otra, que pagar. Y hasta aquí, te puedo contar…
Todo esto que me cuentas, contare, y tal vez, le dé ese toque del realismo mágico, cuasi fatalista, del camino que sigue el pueblo llano por cambiar las cosas, frente a la fatalidad, el poder y dios, ese humo, que tienen los cuentos de Juan Rulfo, a quien por supuesto, conocerás.
Y no sé lo que te darán mañana cuando la comisión te premie, en cualquier caso, será poco para tanto como mereces, bien podrían ponerte un altar, como los ex votos de antaño, o reservarte, un nicho, un rincón en el lado de la epístola, como el Guardián del Santo Cristo que ya eres, o darte el descanso eterno aquí mismo bajo la puerta de entrada, no cabe ya mayor humillación, mayor gloria que esa, la de ser pisoteado por toda la eternidad, estarías ciertamente entretenido, viendo quien te pisa con cariño y quien no, cuando entren por fin a ver la Salve conforme dios, o tú, mandais.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Agapito Saz


Por PEPE TOMAS, Calamochino de la diáspora, nazareno,amigo, con el alma en el Barrio Nuevo, siempre con las maletas, como la Tia Gueda de Navarrete, en el patio de casa, hoy en Mallorca, mañana en Madrid, incansable lector de todo lo que huele a granero. A Calamocha

A propósito de la novela de Jon Lauko: Barrendero, enterrador, ferroviario. 

Año 2013 


Conseguí la novela de Jon Lauko, me la guardaba la tía Pilar... Sí, responde al esquema del relato que publico en el Diario de Teruel hace unos 15 años... El entramado es el mismo y el final idéntico, y como decías tú, un poco desconcertante... Refleja algunas frases relacionadas con las que el decía, con alguna variación... Describe momentos de "lapsus" en su capacidad cognitiva... Bueno, aunque ha pasado mucho tiempo, tengo recuerdos muy vivos, como muy recientes. Yo tenía 10 años cuando murió en septiembre de 1973... 

Te remito en documento adjunto algunos datos que a Jon Lauko no le facilitaron… ¡Una lástima!...Datos que poca gente conoce, pero que forman parte de la intrahistoria de Calamocha, la que nunca aparecerá en los archivos y en los libros que se puedan escribir... 

Espero que los disfrutes... Un abrazo. Pepe


Cabezudo, fotografía de Carmen Taules, San Roque del año 2015

Escribía Don Jesús Blasco en El Comarcal, justo antes de las fiestas de San Roque, la posibilidad de homenajear, con un cabezudo, a un puñado de calamochinos, y entre ellos Agapito Saz, en suma inmortalizar:

Si así fuera, los señores mandamases tendrán que plantearse reservar partida en el presupuesto y en vez de alquilar, (cabezudos)  comprar. Y es precisamente en esa posibilidad de comprar, donde quiero retomar aquello que ya expuse sin que nadie me hiciera ni puñetero caso, de ir personalizando la comparsa al igual que ya hizo Zaragoza con la Pilara y la Cigarrera del Tubo.

Agapito el enterrador, Santos el alguacil y la señora Ángela la hornera son los tres queridos y recordados calamochinos que con todo respeto y por méritos propios merecen ser inmortalizados en la figura de gigantes calamochís, saliendo cada año a nuestras calles para recibir el cariño y homenaje de sus paisanos.

Si no es mucho pedir, ahora que tenemos doblada la población, me gustaría que esta propuesta se comentara con sus pros y contras, por ver si la moción llega a la casa consistorial y quien sabe si en los próximos años, vamos creando una comparsa de gigantes todos ellos autóctonos y con pedigrí local en vez de foranos.

AGAPITO SAZ, por Pepe Tomás

Su frases más celebres fueron dos: "Pólvora y sangre, granito de oro, limpio como la espalda de un violín", o también solía comentar con ironía que era "ingeniero de Caminos, Puertos y Canales", estudiante en Salamanca y con "Cargo en Industria" (en este momento de la historia un resobrino suyo es Ingeniero de Caminos)... 

Era un poco irónico, rasgo propio de la gente inteligente... A mí me solía decir: ¡Maño... Si tu supieras lo que yo tengo olvidado! Era, pues, un tipo inteligente, original, al estilo de Pedro Saputo, el personaje de la novela de Braulio Foz, turolense del "Bajo Aragón" (Te recomiendo que la leas)... 

Quizá pudo ser ingeniero y sin embargo no llegó a serlo... Tuvo oportunidad... Vicente, Agapito es el apodo por parte del padre, nació en "El Castillejo"; que si en tiempos fue de la familia de los Angulo de Santa Pau, cuando nació Vicente era propiedad de Don Jenaro Lucia, el primer alcalde de la IIª República… 

El bisabuelo Pedro, un hombre bueno, además de tocar en la banda de música del tío Félix el “Aranda”, era su hombre de confianza. Y Don Jenaro era el prototipo del “Buen Cacique”. Trataba a la gente con paternalismo, y prestaba dinero sin intereses… Varias personas de Calamocha construyeron sus casas con préstamos que les hacía… Y por lo menos, dos calamochinos sacaron la carrera con el apoyo económico de este hombre: uno fue maestro, el otro catedrático de instituto… 

Quizá el haber nacido en “El Castillejo” hizo que Agapito fuese un niño despierto e inquieto: buen pescador, topero… Y el campo le hizo muy ágil, a pesar de la poliomielitis que sufrió siendo niño y que le hizo cojear para el resto de su vida… En aquellos años de infancia se movió con los niños de su edad, entre los que se encontraban los hermanos Rivera, que con el tiempo serían importantes militares en los escalafones del Ejército y de la Armada.

La “minusvalía” no le mermó la agilidad de la infancia: saltaba sin grandes problemas los ríos, frecuentó las fiestas de los pueblos vecinos, donde participaba en las carreras de “pollos” y solía ganar en muchas de ellas; corrió los toros en la calle Real y se agarraba a los balcones cuando el astado estaba a punto de cogerle… Como puedes imaginar: ¡Genio y figura!

Quizá el ser hijo único (tenía dos hermanas más) y el haber sufrido la poliomielitis hizo que su padre se resistiese a que marchase a estudiar… ¿Cortedad de miras? ¿Excesivo paternalismo? Ese fue el único tren que realmente perdió…

El tener cerca al alcalde Jenaro Lucia les valió, al padre y al hijo, el formar parte de la escasa plantilla laboral del ayuntamiento. Jenaro Lucia, tras dejar la alcaldía en las elecciones de 1936, murió en Valencia, asesinado, al bajar de un tranvía, en la actual plaza del Ayuntamiento…

Llegó la rebelión militar, y Agapito, pese a su minusvalía fue movilizado y le tocó “hacer su guerra” en el bando insurgente. Le tocó vivir toda la guerra civil en el Cuerpo de Sanidad Militar, en el hospital militar de Zaragoza… 

En Zaragoza no lo pasó muy mal. Cuando yo era pequeño aún recuerdo haber leído una carta que se conservaba dirigida a él con la pulcra letra del bisabuelo Pedro. Terminada la guerra volvió a Calamocha. En las guerras, en aquella época, como en las de la nuestra, se practicaba el saqueo de los espacios conquistados…

Vicente volvió a Calamocha con una maleta, la misma que se llevó de casa cuando le movilizaron. A parte de sus pocas pertenencias de soldado raso, en ella traía unas cuantas vendas y algunos rollos de esparadrapo, amén de un “peine” de balas del legendario Mauser del 93… Ese fue su saqueo en aquella guerra tan fratricida. ¡Todo un botín!

Vinieron los años de la posguerra, y con ellos un montón de historias y anécdotas: con Procopio Pignatelli, con el capitán de la Guardia Civil, con el Brigada de Caminreal, con Vicente “Colín”, con el telegrafista… ¡Legendario, como Pedro Saputo!

¡Hay que joder al mundo y dejarlo contento! Era una de sus expresiones…  Nunca hizo mal a nadie… Era así. También alguna copa de más le ayudó a serlo.

Requiescat in pace”