domingo, 30 de junio de 2024

Viaje a Singra, corazón de Teruel I Jornadas Guerra Civil

  • Sábado 29 de junio de 2024 San Pedro (17.7ºC)

Cronica de la Villa de Calamocha

Viaje al corazón de Teruel. 

Singra I Jornadas sobre la Guerra Civil





Hoy es el día Rafa Saiz presenta su investigación, su novela en torno a Federico Centellas, Camino de Singra. Ayer noche mi tia Pili me llamo para confirmarme que finalmente ella no estaría pero si que acudiría Pablo Marco con su hija. Finalmente ninguno pudo acudir. 

Quien no fallara es Paquito Tio Raba quien me llama al punto de la mañana desde la terraza del Mirador tomándose un cortado y leyendo las paginas de economía del Heraldo de Aragon, a cubierto de la lluvia. Llueve me dice, y esta tarde habrá tormenta, no se si me acercare a verte, hubiera ido con la bicicleta, mal día, si voy ire con el coche, pero bueno, aquí no dejan de pasar ciclistas, la gente joven no tiene conocimiento con el día que hace, para coger un pasmo y jugarse el verano.

Salimos de Castellon a eso de las diez, Rafa y familia han salido sobre las seis de la mañana desde Capellades. Ya a la altura de Teruel los nubarrones nos acechan y la carretera parece la obra del Pilar, casi todo el trayecto de la capital a Singra esta en obras y con velocidad limitada, casi un año llevan así. Dejamos al autovía y nos dirigimos a la antigua nacional, sin trafico, resulta bonita, esta tal cual la deje, me temo que desde que se inauguro la autovía, unos veinte años no ha visto un solo remiendo, dan ganas de seguir conduciendo hasta Brugos, algun día la redescubriremos en todo su encanto. La autovía no deja ver el paisaje.

Veo el apeadero de Singra y veo en el a mi padre y a mi madre con un niño en brazos del que piensan que se va a morir, han salido de Calamocha corriendo al medico de Teruel, el crio aun no llega al año, no es la primera vez que les toca echarse a correr, el agua y la piedra, las ramblas impiden seguir conduciendo y mi padre aparca la DKV de los Piensos Z, el primer coche que ha encontrado al salir del ambulatorio y le han dejado, en el apeadero a la espera de que escampe y de un milagro. Dejo de llover, siguieron su camino y décadas mas tarde aquel zagal seria nombrado cronista de la villa de Calamocha. De aquel episodio obviamente no recuerdo nada, tan solo lo que me contaron, cada vez que pasábamos por allí, y mi padre paraba el camion y bajábamos a amorrarnos al agua de sus pozos y beber… tras repartir pienso.

Al llegar a Singra, no me complico, solo veo coches, y mas coches así que aparcamos a continuación del ultimo justo en la bascula, la cual me parece preciosa, algun día, serán monumentos, pero nada me gusta mas que su campo de futbol, e imagino sus días de gloria cuando en Singra había dos bares, tres tiendas, y vida en sus calles. Aunque hoy la vida desborda el pueblo, en la paradoja de recordar a los muertos en su batalla, la de la guerra civil, por que a buen seguro allí habrá habido otras muchas que ya nadie recuerda.



En Castellon 32 grados, en Singra 19 y nublado, y yo he venido como un valenciano mas en pantalón corto, … me pelo de frio, no me lo puedo creer que a mi me pasen estas cosas, y me haya venido sin una chaqueta, allí mismo me pongo los pantalones largos y me dispongo a pasar un buen rato de frio hasta que el cuerpo se acostumbre.

La moda de los grafitis se extiende, y te dan la bienvenida las fachadas de los viejos edificios se decoran así con estampas que suelen ser costumbristas, escenas de labranza, de la vida cotidiana de nuestra niñez… los altavoces del ayuntamiento crean ambiente con jotas y rancheras, a la espera de que el próximo año suenen las coplas de Imperio Argentina y demás estrellas de los años del jaleo.



En el pabellón polideportivo de fiestas hallamos un pequeño refugio, un paraíso de calor y productos en venta, hay de todo, y lo primero es saludar a la familia allí esta Joaquinito El Malaco acompañando a su hermando Pedrico quien desde hace unos meses se ha embarcado en el negocio de las motosierras, recambios agrícolas y bicis… Me ofrece una bicicleta eléctrica para recorrer el pueblo y la rechazo, pero la verdad, no habría venido nada mal. Recorremos los puestos,  y me fijo en que junto a la parafernalia militar hay también libros y me compro por 5 euros Mis almuerzo con gente importante de Jose Maria de Peman. La introducción la titula “filosofía del almuerzo” Fenomenal será conocer que comia tan selectos comensales. Me fijo en un llavero de la AGM donde hice la mili, pero lo dejo escapar, cuando no se pone el precio a la vista, en cuanto preguntas aumenta y no es plan. Pasamos un rato fenomenal en Gastro Charuteria Romadera que tiene de todo y todo bueno pero no compramos nada, advirtiendo que volveremos sobre las siete, aunque no queda convencido de que vayamos a estar tanto tiempo en un sitio en apariencia tan pequeño. Hay también queso de los pirineos con acento francés, y por la calles de Singra no para de escuchar hablar a unos y otros, son los recreacionistas en catalán y valenciano…



Repuestos del frio, Rafa y familia están en la visita guiada, iniciamos el paseo por nuestra cuenta. Singra es como la vida misma, siempre cuesta arriba. Hay puestos de recreación histórica y la palma se la lleva el “comandante medico” que no para de dar explicaciones a quien se acerca a fotografiar su tienda y pertrechos aunque los imagino hablando de la nota de corte necesaria para entrar hacer medicina, un despropósito para las autenticas vocaciones. En el lavadero se haya el puesto de mando, gramola incluida pues sabido es que los tiempos muertos, de espera en las guerras son los mayores y en algo hay que entretenerse. Otro puesto con tiendas de campaña, de los moros, este abandonado y seguimos. 





Dudamos cara donde tirar, si a la ermita o a la iglesia y aunque veremos todo primero subimos a la ermita donde están apostados varios soldados oteando el horizonte tratando de adivinar su futuro, cuanta vida les queda. 



El espectáculo es maravilloso, no tengo palabras, el Mirador de Singra, su ermita es la entrada al paraíso, por un momento cesa el aire, cae la bandera republicana, sale el sol y mires donde mires solo ves el infinito, no puedes hacer otra cosa que reconocer que no eres nadie… Las vistas a la llanura, orlada de montes en la lejanía de su horizonte te deja sin palabras, clava tus pies al suelo y no aciertas, no sabes a donde mirar ante tanta belleza como ves. No hay duda, de que uno se halla en el centro del universo conocido.




Hay que bajar, pero tan cual bajamos comentamos que hemos de volver, ver para creer, volveremos a ver si lo que hemos creído ver sigue ahí. La vida.

Así que de la ermita a la iglesia para dar gracias a Dios y a Rafa, y también al señor alcalde, por este orden, por haberme llevado hasta Singra. Una pena, la iglesia esta cerrada a cal y canto… como medida de precaución ante la inminente llegada de los soldados republicanos en apariencia y en su conjunto poco amigos de curas y santos.



Por fin conocemos a la estupenda familia de Rafa al refugio del calor del pabellón, ha pasado el tiempo muy rápido y es hora de ir a comer el rancho que los mismos recreacionistas han cocinado, jabalí con patatas, aunque no se si en aquellos días había jabalís por el contorno, ahora si, los hay a patadas, y corzos y vete a saber que mas para colmo y desesperación de los agricultores. La comida es en los bajos del ayuntamiento en el bar, y esta lleno, mas de un centenar supongo, ya solo los recreacionistas son una treintena larga, el ambiente es magnifico, yo repito jabalí, aunque tal vez nos hayan dado como en la guerra, gato por liebre y sea tocino, regado con vino de la tierra en concreto de Castilla, pues al fin y al cabo basta con subir a la ermita para verla. La tropa recreacionista, y es que la guerra da mucho hambre y sed tira de macuto y saca embutidos y otras delicias …. Mientras se hace la hora señalada, la hora taurina de las cinco de la tarde

Subimos una ultima cuesta a lo mas alto del pueblo habitable donde esta la casa rura donde se aloja la familia de Rafa y allí me cambio, soy el cronista de Calamocha, bromeo, soy la imagen de la villa, así que camisa blanca de manga larga, la misma con la que me case casi un cuarto de siglo atrás, gemelos de plata, rejoj de oro y pajarita. Como dios manda.

Le regalo a Rafa En busca de la Utopía, los apuntes donde tengo relatada la historia de la familia en los recuerdos de mi tia Nati, tengo que quitárselos de la mano y recordarle que tiene que presentar su libro,… y me temo que cuando vuelva a casa en lugar de gozar de la noche singranera se pondrá a leer. Hay una segunda parte, la mejor, le explico, mira a ver si te animas y la tiramos para adelante. 



Así que llegamos de nuevo a los bajos del ayuntamiento, al TeleClub y costera abajo se adivina la figura de fiel escudero Paquito Tio Raba, que seguirá al Cronista a todas partes, solo por escuchar, aprender y ayudar. Al final solo quedara uno. Nos fundimos en un abrazo y toma asiento en primera fila



Por cierto que Rafa ha venido desde Capellades con todo el equipo, microfonos, tres a falta de uno, altavoces, ordenador, pero uno a uno todos dejan de funcionar victimas de extrañas interferencias, esto nunca ha pasado, afirman, hasta hoy claro. Al final con un micro y altavoz charangero la presentacion sigue adelante,...Mi marcapasos sale victorioso


Presentación de: Camino de Singra de Rafa Saiz

Avel·lí Artís-Gener “Tisner” (1912-2000 Barcelona) escribió desde el bando republicano: La orden era tajante: “Sin escusa, ni pretexto, atacareis y ocupareis el pueblo de Singra”

Hoy comienzan las primeras jornadas de Singra en torno a la guerra civil, a las cuales deseamos una larga vida, que tras esta se sucedan otras. Recordando esa máxima de la táctica y estrategia militar que dice que una posición una vez tomada, jamás debe abandonarse.

Hoy las primeras jornadas toman Singra y lo deben hacer con la vista puesta en la continuidad

Agradecer al Ayuntamiento de Singra y en especial a Rafa Saiz su llamamiento, Autor del libro que vamos a presentar, gracias por recordar parte de nuestra historia. Autor a quien hoy y en el futuro debemos acoger con todo el cariño

Empezare y terminare con dos citas de Florenci Ollé (Vallbona d'Anoia, 1910 – Barcelona, 1995) a quien después conoceremos.

“Da pena ver tanta sangre vertida. Puede ser que la causa que defiendan sea justa, pero a consta de tanta juventud es insensato y más tratándose de hijos de la misma tierra”




Federico Centellas. Un singrero más

Si uno es de Singra por haber ido a nacer gracias al destino en este maravilloso lugar del país del Jiloca también lo debe ser por haber ido llevado por ese mismo destino a morir aquí.

Por ello antes de comenzar debemos tener presente que hoy estamos aquí para rendir un sencillo homenaje a un singrero más a Federico Centellas, uno de los nuestros.

Decía Benjamín Jarnés, el autor nacido en Codo (Zaragoza), ligado a Olalla, estudiante a cura, maestro, sargento de intendencia, articulista, escritor, exiliado… que todas las guerras comienzan a ojos de unos y otros por una buena causa, ¡una causa justa!, pero que a la mañana siguiente y hasta que acaban solo pueden vivir gracias a la mentira.

Son 370 km los que separan Jorba, (Barcelona) lugar donde vino al mundo Federico Centellas de Singra. Hoy dicha distancia puede parecernos que no es nada, pero en aquellos días y en tales circunstancias era todo un mundo.

Decía Josep Pla que el país de cada uno es simplemente la distancia que uno puede recorrer a pie a lo largo de un día en un periplo de ida y vuelta.

Cada vez que vuelvo a Calamocha ver Singra es sentirme en casa, pero ese paisaje que, a mis ojos, o los nuestros nos resulta tan acogedor, tan familiar, a los ojos de alguien nacido en apariencia tan lejos de aquí debió parecerle la puerta misma del infierno.

La mayoría de los que hoy estamos recordando a Federico Centellas por edad tuvimos la suerte de haber podido escuchar a nuestros mayores hablar de los años del jaleo: “en la guerra quien más perdió es quien murió” así solían acabar todas sus conversaciones. Y se hacia el silencio.

Para un soldado, conservar la vida en uno u otro bando, era la única victoria posible, la única forma de ganar.

Mi familia, mis abuelos, hablaron, contaron cosas, algunas tan inverosímiles que nunca las creí, pero el tiempo y las nuevas tecnologías les dio la razón, ahí está la red, los archivos, las hemerotecas para sorprenderse.

Pero el paso del tiempo también me ha descubierto que no todas las familias, hablaron y que muchos prefirieron pasar página y tirar para adelante. Ante dicha situación cuando las nuevas generaciones se hacen preguntas en torno a su familia o a la comunidad la que pertenecen, la dificultad para hallar respuestas es máxima.

De ahí la necesidad de contar y contarlo todo, de continuar la tradición oral y no aguardar al último momento cuando ya la memoria nos traiciona.

También de hacer público lo escuchado y lo escrito, pues en cada familia, parece asimismo una ley natural siempre vive alguien para contarlo a la vez que alguien deja escrito el testimonio de lo vivido y aquí en torno a Florenci Ollé tenemos un buen ejemplo.

A mis dos abuelos la guerra les pillo con más de treinta años, pero no por ello se libraron.



Mi abuelo Casimiro el Torrijano permaneció en retaguardia en labores de vigilancia encaramado a la torre de la iglesia de Calamocha, si disparo algún tiro seria para matar algún gato y echarlo a la cazuela y mi abuelo José muy probablemente tuvo en frente al Federico Centellas.

Recordaba subir a Teruel en los camiones viendo como las tropas republicanas unos kilómetros más allá en paralelo en la inmensa llanura que nos dio la vida se dirigían del mismo modo a Teruel y como se decían de unos a los otros, “en aquella columna esta la Pasionaria”, persona a la que veneraban la mayor parte de los que se iban a enfrentar a sus tropas.

Un soldado es igual a otro soldado dijo Berlanga en La Vaquilla y bien sabia de lo que hablaba por experiencia propia.

Y nuestras abuelas aun no siendo llamadas a filas libraron una batalla tras otra, un recuerdo también para la Tereseta, mujer de Federico madre de su hija, su lucha posterior. Mi abuela Rosa la Torrijana cruzo las líneas dos veces a lo largo de la guerra de Calamocha a Barcelona, pero eso ya es otra historia

Los más jóvenes quizás crean que nuestros abuelos ganaron la guerra lo mismo que pueden creer que eran unos fachas y unos golpistas por haber sido soldados del ejército de Franco. Pero nada más lejos de la realidad, al frente fueron, como todos a uno y otro lado, como lo fue Federico, obligados, sabedores de que aun ganando la guerra resultarían perdedores.

Mi abuelo José murió en su cama en los años ochenta, pero en realidad lo hizo en el frente de Teruel, deliraba, cargaba el máuser, se arrastraba, sentía balazos, y decía “no salgas, no salgas”

Federico Centellas, salió, no lo quedo otra, y me pongo en su lugar por oposición a la guerra de mis abuelos, enrolado en su caso en un ejército caótico, “si ganamos la guerra que futuro nos esperara” debía ser la pregunta que todos se hacían, que clase de ejercito somos, para que y quien luchamos…

Misma pregunta que se hicieron mis tíos abuelos Blas Mateo Bruna de Torrijo y su cuñado Miguel Alba Lozano, de Algarra en Cuenca, quien aprendió a leer y escribir con más de treinta años y cuya memoria escrita algún día sacaremos a la luz, quienes a las primeras de cambio salieron a conquistar Aragón con la columna Durruti desde la estación del Morrot en Barcelona.

Mas unos meses después, Miguel seria encarcelado en un buque prisión por los comunistas en el puerto de Barcelona por negarse a luchar y Blas paso de ser encarcelado a carcelero del ejército rojo, “había que salvarse” su máxima preocupación era cada vez que llegaban prisioneros buscar si había alguno del Jiloca. Cuando cuarenta años después pudo volver a España tenía un montón de amigos, nunca ningún reproche. Pascual el de la Venta en Torrijo y a Lazaro el del Poyo a quien tuvo preso, y otros que ya no puedo recordar y con los que mantuvo correspondencia.

Pero Federico Centellas no volvió. En las primeras páginas del libro ya se adelanta el desenlace, así que puede decirse. El resto de la obra es su periplo novelado de un modo ameno en la desgracia, vital, muy bien escrito y documentado, tópicos, esos que a veces los historiadores con galones desprecian, pero que no se deben olvidar, pues son en su sencillez nuestra base.

Lleno de cariño, el camino que va desde Jorba en Barcelona hasta Singra. Desde que es llamado a filas un 15 de abril de 1937 al 25 de enero de 1938. Ni tan siquiera un año.

Florenci Olle relata y resume ese primer día en el que son llamados a filas, “si así hemos de ganar la guerra vamos frescos”. Nada bueno aguardaba

Federico el día de su muerte a buen seguro fue consciente de lo inevitable en cuanto sintiese el paisaje del campo de batalla, la olvidada Batalla de Singra.


“De Singra no pasaron” lo oí muchas veces a nuestros mayores, aún hoy me pregunto si dicha frase no sería un lamento.

Sus restos nunca fueron encontrados. Los últimos momentos, al recibir la orden de avanzar, debieron ser terribles, el frio del invierno, una llanura inmensa y desierta, mal pertrechados y al fondo en lo alto Singra. Da miedo solo de pensarlo. Tomar dicha posición habría sido algo más que un milagro, y los soldados, me temo, bien lo sabían.

Las trincheras se toman con coñac escribió Joan Sales, registras, botín de guerra a los soldados caídos, lees sus cartas y lloras pues esa mismas cartas tu también las has escrito y cambiar de bando y salvarse lo más normal del mundo, lo mismo que no saber por qué  bandera luchas, salvo por la tuya propia, recordemos su obra Incierta Gloria que llevada al cine tuvo a la estación de Caminreal como escenario, quizás aquella mañana no hubo coñac para todos y Federico Centellas desapareció, murió, sin saber dónde descansan sus restos. Mientras en las puertas de Barcelona mi familia daba su sangre y moría y desaparecía el soldado torrijano de la quinta del biberón Mateo Plumed

Una guerra que nos dejó un millón de muertos, nadie como los escritores catalanes la contaron mejor o más fielmente, si bien las cifras oficiales hablaron de medio millón de muertos, Gironella apuntaba que había otro medio millón de españoles, detrás soldados que obligados habían apretado el gatillo y aun en apariencia vivos estaban en realidad muertos en vida.

“Ha venido un herido grave. Posiblemente no llegue a mañana. Nos ha enseñado un retrato de su mujer y de una hija de pocos años, a quien él no sabe que seguramente no vera jamás” Florenci Ollé

Descansen en paz

Dejemos que hable Federico Centellas a través de su familia…

 


A continuación interviene por fin Rafa que ha venido hasta Singra para hablar de su libro, y que minutos antes de empezar dice que en un cuarto de hora acabamos, y eso es lo que yo ye hablado, al final será una hora de reloj, seguimos un guion y yo le voy preguntando y el contestando, también se leen párrafos, se proyecta un video. Sostiene que Federico Centellas no era soldado por varios motivos, por que fue obligado, aunque en el momento en el que te militarizan eres soldado, por que no tenia ideas políticas, por que no creía que la solución fuese la guerra… y reconozco que me gana para causa. Tiene razón.

A ultima hora ha llegado la nieta de Florenci Ollé quien ha publicado lo escirto por su abuelo, se pasaba horas picando en la Olievetti frente a nosotros su familia sin llegar a saber lo que estaba escribiendo, jamás hablo de la guerra: Front d'Aragó: 123 brigada mixta: Memòries d'un Mestre Me da las gracias por haber nombrado a su abuelo varias veces en la presentación, y le devuelvo el agradecimiento: Me lo paso en grande leyendo a tu abuelo. Lo cual es una crueldad pues todo lo escrito, lo vivido, la guerra, no tiene nada ni de bonito ni de mucho menos romántico. Hará noche en Teruel y ha traído la bicicleta para salir a pasear pero lo primero que quiere hacer es recorrer Singra, nunca ha estado de arriba abajo y luego atenta al Alferez Provisional que ha cogido el micro asistir a la visita guiada y las trincheras. ¿no os quedáis?, reconozco que no soy de ir a ver trincheras, no me llama. Pero ella se muestra encantada al fin y al cabo sigue los pasos de su abuelo.



Los pueblos cuanto mas pequeños son mas agradecidos resultan, a la mesa a la hora de comer están todos, pero también a la hora de trabajar y ver la presentación del libro, tan es así, que los recreacionistas que habían sido arengados por su caudillo a estar presentes en la presentación de los libros se quedan fuera por falta de aforo.

Y Rafa lo vendió todo, hasta los libros en catalán, la crónica singranera dirá que un día, ochenta y seis años después de la Batalla de Singra basto un catalán y su palabra para toma Singra y lograr la gesta nunca conocida por ningún autor de presentar un libro en un pueblo y vender un ejemplar a cada uno de sus habitantes. Baño de multitudes y firmas, ver la cola, las caras de alegría por el buen rato pasado, por ver a su pueblo protagonista de unas jornadas que a buen seguro crecerán y les situaran en el mapa por su cariño.

Al acabar la exposición, un tio a lo John Wayne, guapo, fuerte y formal se me acerca, resultan ser Carlos Monge Doñate, el autor de Asesinato en la Ciudad del Dólar, novela negra ambientada en Ojos Negros, que para su asombro ya he leído y reseñado, y nos reímos con su protagonista Hans Meyer. En realidad ha venido a oler, el día 9 de agosto tiene que presentar su novela en Ojos Negros y quería ver en que consiste una presentación, y ha quedado tan maravillado que quiere que vaya…El merito es de Rafa, le digo, solo he seguido el guion. (Pasare la mañana del domingo hablando con David Izquierdo y tratando de darle cobertura unos y otros al llanero solitario de Peracense)  



Son ya las siete pasadas cuando nos despedimos de Rafa y Familia, … nos veremos cuando te nombren pregonero de las fiestas, te ponga un calle, o mejor encuentre por fin los restos de Federico y todos los demás, como bien dijiste independientemente del bando.

La tarde continuo con la presentación por parte de el Coronel de Artillería retirado Don Francisco Javier Aguirre Azaña de su libro La Campaña de Teruel (diciembre 1937-febrero 1938). La historia completa. Amazon, abril 2024. Bueno para ser mas exactos hablo de la Batalla de Singra

No pude quedarme, y al despedirme de el, quise comprar su libro, pero tan solo disponía de un par de ejemplares así que siguiendo sus ordenes lo compre en Amazon.

Ya de vuelta a casa entramos al pabellón, y vemos que la mitad de las delicatesen de Asin y Palacios ya no están, así que preguntamos al vendedor si nos recuerda, habíamos prometido volver y volvimos,…. También a por queso, y vemu rojo Larre de Villanueva de Gallego, el cual para comprarlo es obligado probarlo, de nada sirve la mentira piadosa de que tengo que conducir,… ni que le comente que yo soy fiel seguidor de Benjamin Jarnes, quien decía que a la hora de beber se ha de beber lo que uno tenga de sed y luego todo aquello que sobre. También vino blanco… En un instante y en tres puestos hemos gastado cien euros, todo sea por que otro año vuelvan pues ya están algunos recogiendo.

Y nos despedimos de Paquito quien reconoce lo evidente que nunca había estado en Singra, ni siquiera de fiestas, y lo dice maravillado y contrariado por el tiempo perdido, yo le confieso prácticamente lo mismo, y que no conozco a nadie de Singra ni del instituto, por que supongo irían a Teruel ni de la mili, ni de la marcha ochentera y el esta en las mismas pero resuelto a poner le remedio cuando salga con la bici a la ruta remolachera (Calamocha Teruel por la nacional) entrara a Singra, se informara, ver las trincheras y se sentara como el indicamos en lo alto de la ermita en el mirador a sentir la vida como en ningún otro lugar, como en la cima del mundo.

En ese momento pasa el autor de Peracense ya de regreso también y se despide: Piensate lo de la presentación, tengo trufa, azafran,miel….

Y el domingo la recreación continuaba en Singra… pero uno ya estaba en Castellón recordando un día maravilloso.

Ni una sola reseña en el Diario de Teruel ni en el Heraldo de Aragón de lo vivido ayer sábado, toca esperar, la tele aragonesa emitió minuto y medio con los recreacionistas como protagonistas, el alcalde y un par de testimonios locales, Pasando de largo a los escritores que ni fueron mencionados al menos en lo que circula por las redes.
















1 comentario:

Sara dijo...

El gentilicio de Singra, es singreros.