sábado, 12 de enero de 2019

Una artesa, una maleta de madera y un colchón.

Fue a mediados de 1974 cuando Pablo Albajez Foz se jubiló y cerro la herrería de La Portellada. Tal cual la dejo sigue todo y sobre la fragua aun cuelga el calendario laboral de aquel año a caballo entre el blanco y negro y el color, entre las caballerías y los tractores, el momento adecuado para dejarlo sin más. La vida en un instante.

Había nacido en 1909, así que su vida como la que vivieron mis abuelos fue prácticamente la misma, salvo por el hecho del que por el pueblo de mis abuelos Torrijo del Campo el uno  y Calamocha el otro pasaba la vida en forma de rio, el "Giloca". Un milagro tras otro, sobrevivir para contarlo es el resumen de sus vidas, y fue tanto una proeza como una cuestión de suerte vivir para alcanzar a jubilarse algo prácticamente increíble para ellos, dejar de trabajar y cobrar del gobierno. Con lo poco de fiar que fueron a lo largo de sus vidas los gobiernos que pacientemente soportaron, parecía difícil de creer vivir sin trabajar.

Pablo, nuestro primer protagonista llegada la edad y a falta de padrino fue llamado a quintas y el bombo le deparo en suerte salir de su entonces tan pobre tierra como hoy rica con destino a Valencia, concretamente a la ciudad de Manises, donde la incipiente aviación daba sus primeros pasos. Allí, herrero de profesión no le falto trabajo, entre esos aviones que hoy a vista de fotografía bien parecen de hierro forjados, instrucción, guardias, imaginarias. Era todo un manitas, y buen trabajador así que pudo aprender cuanto quiso y en los ratos libres en talleres, del arte del escaqueo en la mili nadie está libre y aun sin querer se aprende, se dedicó hacer relojes para toda la familia aprovechando los aviones desguazados y sus múltiples indicadores, aun hoy cuelgan de las paredes y siguen dando la hora puntualmente.

De paseo por Manises los ratos perdidos siguiendo los pasos igualmente perdidos de los veteranos recorrió los mismos lugares que todas aquellas quintas que le habían precedido y así apareció un buen día por una destartalada paraeta, una pequeña tienda a punto de hundirse en todos los aspectos a pesar de su buena salud, con cuatro chucherías y media docena de tonterías de esas tan necesarias para los soldados del próximo cuartel de aviación. A buen seguro el tendero y él se conocerían al hablar en su lengua materna y menuda sorpresa. El dueño de aquel imperio eternamente al borde del precipicio era el mayor de los hijos de los Senante Alcober de La Codoñera, pueblo que dista de La Portellada apenas unos treinta kilómetros, distancia en aquellos años y tierra cuasi eterna. Y así comenzó la amistad entre el soldado y aquel que había emigrado en busca de vida, de una barraca, de un poco de arroz, del sol y buen tiempo padre y madre de las buenas cosechas.

El soldado Pablo afianzo la amistad con su paisano civil entre martillazos, soldaduras y relojes encontrando tiempo para tener acceso en el cuartel a algo mas que hierro y chatarra. La cocina y el almacén de víveres donde siempre, aunque poco había algo que sacar y acercar a casa del mayor de los Senante Alcober, llena de chiquillos. Escaquearse y conseguir sin duda dos de los pilares que iban unidos a los nobles tiempos en que se daba todo por la patria. En cualquier caso no nos engañemos se daba más de lo que se "recibía".

Acabado el servicio militar Pablo volvió a La Portellada y continuo con su vida en torno a la herrería en aquellos años de fondo, tan en apariencia, interesantes, días de la segunda republica en un lugar tan apartado del mundo como aquel rincón de Teruel. La amistad con la familia Senante Alcober continuaba ahora de pueblo a pueblo.

Y así entre idas y venidas, encontraría a su mujer en Valdeltormo, Flora Albajez, hija creo ahora recordar también de herrero, una forma como otra cualquiera de acabar con la competencia cercana sin hacer mal a nadie. Mientras el amigo desde Manises comenzaba a subir con el camión a por aceite a su pueblo natal, comprar y vender.

Pero un día de esos, día que por alguna extraña razón no se cansan de recordarnos una y otra vez, comenzó el jaleo, en España era sábado, pero allí tan apartados probablemente la cosa empezó el domingo o quien sabe si el lunes, y si, tal vez aquello se veía venir, pero cayo de golpe y porrazo un dieciocho de julio como otro cualquiera, el calor era lo de menos. Y aquella tan pobre como maravillosa tierra se vio castigada y ¡de qué manera! Cuanto mas pobre se es, peor para todo. Para uno hacerse una idea de cómo fueron aquellos días en esos maravillosos pueblos del Teruel mes cariños del mon baste leer La Casa del Sabinet, de Pedro J. Bel Caldú, natural de Fórnoles. El purgatorio en la tierra.

Y es ahora cuando en la historia, que tras escucharla una vez más hoy día de Reyes me decido por fin a escribir por temor a que sea olvidada y a que las muchas versiones que ya voy escuchando con el paso de los años me hagan dudar de todo, aparece el verdadero protagonista de esta historia hecha recuerdo, Don Antonio Senante Alcober, mosén, cura, escolapio, rector, muchísimas cosas a la vez, quien nació en La Codoñera en 1903, hermano de aquel tendero de Manises que dio en conocer el soldado Pablo mientras cumplía con la patria.

Aunque pueda parecer una contradicción, lo mejor para conocer la vida del padre Senante sea leer un extracto de la necrológica que con motivo de su muerte publico Jesús Lopez Medel en el Diario ABC el lunes 29 de enero de 1996

Padre Antonio Senante

El pasado lunes 22 de enero falleció en Zaragoza el padre Antonio Senante, Escolapio nacido en 1903, y perteneciente, por tanto, a la generación sacerdotal del 27, como monseñor Tarancón, don Casimiro Morcillo, el padre Llanos, el padre Aguilar, el beato Escrivá, el cardenal Bueno Monreal, etc

El padre Senante, licenciado en filosofía y letras por la Universidad de Zaragoza había estado en los colegios de Peralta, Logroño, Alcañiz y Calasancio y fundador del de Soria. Hablaba y enseñaba varias lenguas. Explico geografía, latín, historia.

Fue preceptor en el colegio de Escolapios de Daroca, de Antonio Mingote, quien paso la infancia primera en Daroca. Mingote y el padre Senante mantuvieron una relación de mutua compresión y gratitud. El padre Senante, como iniciador, promotor, profesor y amigo de Mingote, guardaba los dibujos de este, como si fueran "hijos" suyos. No fue al azar, o casual, este magisterio sobre Mingote, porque de la mano del Escolapio salieron otros pintores y escultores aragoneses famosos.

Fue capellán de las Madres Dominicas de Daroca cuando estaba de novicia "Sor Teresita del Niño Jesús" religiosa navarra, hoy en proceso de Beatificación.

El padre Senante, a sus 92 años, seguía celebrando misa, "haciendo" y contando chistes. Llevando la alegría a sus exalumnos. Y cantando jotas. En la pasada navidad, una gripe le llevo a un estado senil y angelical: hablaba y hablaba de Dios, de sus ex alumnos de sus hermanos sacerdotes.


A nuestro ensotado protagonista la guerra le pillo en casa a caballo entre Alcañiz y La Codoñera, y como en casa, ya se sabe, en ningún sitio, si ha de venir una guerra, sin duda que nos pille en casa y no en ningún otro lado. Sin embargo, fue mala suerte para él y para tantos otros y sin duda, lo peor que le podía pasar pues aquella zona se mantuvo fiel a la diosa república, a la utopía.  Y para alguien que como el que siempre vistió una sotana raída, los días que llegaban no parecían demasiado alentadores, sotana la cual debió correr a guardar a la espera de tiempos mejores.

Me contaba Miguel, de quien luego hablare, mientras comíamos en L´Arrosseria del amigo Sergio aquí en la calle San Vicente de Castellón hoy día de Reyes, una vez más la historia de lo que vino a continuación a propósito del padre Senante, y que yo recordaba de otra forma, con otros detalles, pero que en el fondo ya da lo mismo por que a uno la vida se le va en un instante, y al padre Senante, ese instante le llegaría allí entre su gente "republicana" de toda la vida metida de lleno en la vorágine de la guerra dispuestos arreglar el mundo comenzando por Teruel, porque Teruel, todo sea dicho de paso tradicionalmente siempre se queda atrás, siempre pierde el tren, y aquella ocasión no querían perderlo, querían cambiar la historia y ponerse a la cabeza en este caso de la utopía.



Pablo Albajez volvió a ser soldado, "republicano convencido" como vecino de La Portellada, baste ver el grafiti de la fragua, "Viva la Republica", no era cuestión de que alguien pudiese dudar ni de él ni de nadie de su alrededor, si la tierra era republicana ellos también lo eran, y la bata de proletario de toda la vida como primer uniforme no deja duda alguna de su revolucionaria forma de pensar, si bien no era tonto y no se fue a la guerra hasta que no tuvo mas remedio que ir de invitado, esto es, por obligación.

Feliz parece en la foto, felices los dos y muy probablemente convencidos del triunfo final, remendando material de guerra sin parar, gran fotógrafo sin duda, y ya eran menester ganas para ir tirando fotos que no tiros por aquel recóndito Teruel, aquel que disparo la cámara, un artista. Si las fotos hablasen, nos dirían que en ese momento a Pablo lo único que le preocupaba era como ayudar, que hacer en suma con su amigo el padre Senante. Construir un agujero tras el fuego de la fragua era ya la única solución que veían, y en ello andaban cuando apareció el artista dispuesto a retratarlos, un lugar seguro donde refugiar al cura cercado por los "suyos" dispuestos los muy leales a hacer méritos frente al salvador ejercito llegado de Barcelona dueño y señor de aquellas tierras destinadas a ser las primeras en alcanzar la gloria de la utopía.

Recuerda Miguel el punto final de aquella historia justo en el momento en el cual en La Codoñera fueron en busca del "saco de carbón" con el fin de llevárselo, darle matarile y dejarlo tirado en una cuneta como si tal fuese un saco de carbón caído de un camión a la espera de ver quien se acercaba a recoger tan preciado botín. Alguien sabia que ese día el padre Senante andaba escondido en la casa familiar, la casa de sus padres y ahí fueron a buscarlo. Y con el tiempo justo se enteraron, tan justo que no había lugar donde esconderse que no fuera a ser descubierto, con lo cual, despedirse era ya lo único sensato que se podía hacer, ni aun tiempo para rezar había, pues pondrían la casa patas arriba y lo encontrarían. Ya estaban en la puerta de casa los que venían a buscarlo cuando a la familia lo único que se les ocurrió, como en un mal chiste de humor negro, fruto de la desesperación fue esconderlo en una artesa del patio de entrada a la vista de todos. Y allí se metió pensando en buena lógica que ya tenia hasta el ataúd para subir al cielo.

No fue cosa de un rato si no de toda una vida, los rebuscadores llegaron y dejaron sus trastos sobre la artesa, junto a la entrada de la casa, allí se instalaron y allí hablaron y decidieron que hacer mientras iban y venían. No dejaron títere con cabeza, lo revolvieron todo, la casa patas arriba y las de al lado también por si se había escapado por los tejados o quien sabe si por las gateras, gritos y carreras de un lado a otro, juramentos y "mecagoendios traer al saco carbón que está aquí" por parte de los iluminados cabecillas.
Pero el saco carbón, que lo vio y escucho todo, no apareció. Nadie miro en la artesa que tenian a sus pies, mientras pacientemente esperaba el final. "Sal de una vez tan solo queremos que puedas ir al cielo y ser feliz"

Termina Miguel esta parte de la historia con el convencimiento de que aquello fue obra de dios, pues tan a la vista como estaba resulta imposible que nadie reparara en abrir la artesa, donde, aunque a duras penas, bien cabía una persona. También piensa Miguel, que simplemente nadie de entre quienes fueron a buscarlo y debían mirar, miro en la artesa porque todos sabían que estaba allí y allí querían que siguiera. No recuerda que ocurrió después, ni como cruzaría las líneas camino de la zona nacional en busca de libertad, tal vez termino en Calamocha, andado las noches como ocurre con los protagonistas del libro de Pedro J Bel Caldú, en su huida desde aquella tierra al frente de Portalrubio y de allí a un lugar seguro y como dios manda: Calamocha, después Zaragoza.

Y ¿quién es Miguel?, la persona que todo esto recuerda y que ya tiene más de ochenta años, y tantas veces nos ha hablado del padre Senante y contado mil y una anécdotas suyas, unas vividas junto a él, otras escuchadas a sus mismos protagonistas.

Miguel fue el único hijo del matrimonio tal vez oficiado en su día por el padre Senante entre Pablo el herrero de La Portellada y Flora de Valdeltormo. A quien eso de la fragua, el humo, los martillazos, no le gustaban gota, vamos que no pisaba la herrería ni poco ni mucho para desesperación de su padre que veía en el zagal el fin de sus días, sin oficio ni beneficio preocupado por quien iba a heredar un oficio como aquel heredado a su vez de sus abuelos. Eso de trabajar parecía no ir con él crio, en cambio resultaba aplicado en la escuela.

El padre Senante entre idas y venidas atento a todo, se dio cuenta y espero pacientemente a que el pequeño Miguel cumpliese los catorce años y terminase la escuela, y sin más se presentó aquel verano como venía haciendo todos en la casa de La Portellada a dar vuelta de la familia más que de los amigos y les dijo a Pablo y Flora que le comprasen al mozo una maleta de madera y un colchón y que llegado septiembre volvería y se lo llevaría con él para que viese mundo y aprendiese, y asi en adelante donde fuera uno iría el otro, uno enseñando y otro aprendiendo. Y qué otra cosa se podía hacer en aquella tierra sino emigrar o cuando menos salir a estudiar. Pablo comprendió que la marcha del hijo sería el final de un modo de vida que muy probablemente ya no llevaba a ningún sitio, mientras Flora pensaba que tal vez dios le diese un hijo cura de modo y manera que tenía más que segura la salvación.  Si se me hace cura, te sacare de la artesa, le debió decir cariñosamente Pablo cuando los vio marchar, mientras el padre Senante se despedía con un irónico "será lo que dios quiera", y Miguel demasiado pequeño para hablar, pensaba, "hare lo que me de la gana", como así fue. El caso es que permanecieron juntos de una u otra forma el resto de sus días que fueron muchos.

Miguel creció y aprendió junto al padre Senante de internado en internado arrastrando la maleta y el colchón de uno a otro. Primero Alcañiz, después Soria y finalmente Zaragoza. Nada dotado en este caso para las artes ni oficios, ni aun las simples manualidades, ni dibujo, ni escultura, ni aun fotografía, otra de las pasiones del padre Senante, Miguel sin embargo destaco en las ciencias, los números eran los suyo amen de cantar jotas.

Allí en Soria se saco el titulo de Magisterio a indicaciones del padre Senante, de modo que a la mañana del día siguiente en que le dieron el titulo comenzó a dar clase en los escolapios. Pero en el aula no todo eran números y aunque no era como estar en la fragua, se aburría, de modo que entre uno y otro encontraron la solución en preparar las oposiciones de entrada en la Caja de Ahorros de Soria. Por supuesto aprobó. Dios estaba de su parte.

Comenzó entonces a trabajar en la Caja por las mañanas y también algunas tardes en las que recorría los pueblos de Soria ejerciendo de comercial en busca del dinero que había bajo los colchones con especial atención a las artesas, las tardes que tenia libres el padre Senante no dudaba en invitarle a dar clase de repaso en el internado donde seguía viviendo a cuerpo de rey año tras año.

Aquellos días de Soria acabaron para ambos cuando al padre Senante lo trasladaron a Zaragoza y misteriosamente a Miguel también. El padre había hablado previamente con el señor Sinués, y ¡que no haría por Miguel!, para que le buscase un soriano en Zaragoza dispuesto a marchar a su tierra y así cambiarse uno por otro, y de tal modo ambos llegaron al charco de donde ya no se moverían ni uno ni otro.

Y se aposentaron en el Calasancio de la calle Sevilla donde Miguel vuelta a empezar por la mañana a trabajar en la caja y por las tardes a dar clases y después de cenar hacer la primera imaginaria hasta dejarlos a todos acostados y en perfecto estado de revista las instalaciones. Seguía viviendo a cuerpo de rey, pero todo cansa. Un día se armo de valor, y le dijo al padre Senante que dejaba el internado y las clases y se marchaba a una pensión en la calle Mayor de buena reputación a la que le había echado el ojo.  Necesitaba tiempo, espacio y alejarse de tanta sotana y santo varón, si bien el padre le dijo "no te pienses que por irte a otra parte me voy a olvidar de ti o te vas a olvidar de mi". Del todo imposible.

Allí conoció a Gloria su mujer, hija de un hombre de los de antes, Don Paulino, uno de esos hombres que solo el "Giloca" pudo dar, de tan múltiples oficios conocidos como desconocidos, emprendedor, tratante, echado para adelante, lo que fuera menester y ande fuese ir, sol y sombra, soldado del bando nacional encargado de la conquista del Bajo Aragón, a quien ahora se la iban a devolver, del Poyo y del Cid nada más y nada menos al mando en ese momento de la pensión, Miguel lo mismo que hizo su padre años atrás, Pablo al casar con la hija del herrero de Valdeltormo y así terminar con la competencia, saco cuentas y pensó que casándose con la hija del dueño la pensión seria gratis. Pensado y hecho llamo al padre Senante y oficio la boda. Luego llegarían los bautizos, las comuniones y ahí estaba siempre el cura de la artesa para oficiar, contar chistes, cantar jotas y de paso charrar en su lengua materna con el que para el era como "su hijo".

Recuerdan que el padre Senante era extraordinario en todo, dibujante, pintor, fotógrafo, conversador, contador de chistes, jotero, siempre el primero para todo. Una vez "retirado" visitaba con frecuencia la casa de Miguel, la calle Mayor, ya se sabe, a un paso del Pilar hizo que se viesen un día si otro también, y los domingos a comer y recordar. Mientras los días de hacienda pasaba para ayudar en los deberes a Raquel y Mayte, las hijas de Gloria y Miguel. Recuerda Raquel que venia dispuesto a comerse el mundo y ayudar en las tareas de la escuela pero antes se sentaba en el sofá y de allí no se movía sin parar de hablar, mientras tomaba un café con leche y madalenas, y cantaba las excelencias de las madalenas a la hora de acompañar el café con leche, aseguraba que no había manjar igual, mientras Gloria le recriminaba que solo daba faena, que no ayuda nada y que con tanto hablar sus hijas no podían hacer los deberes y cuando fueran mayores el ya no estaría para hacer favores, y lo remataba con la cantinela de siempre "y a usted no le da vergüenza salir a la calle con una sotana tan raída, como es posible que le dejen salir con semejante saya". A lo cual el padre día tras día respondía, que a su edad, si de joven no lo habían hecho nadie se iba a fijar en el y que en la residencia eran de su misma opinión la sotana estaba para pegarle fuego, pero el discrepaba. Hacia cuenta de darles la extremaunción a todos y por tanto una tras otra gastar las sotanas que atesoraba en el armario.

Ya en sus últimos días el padre Senante vivio en el Colegio Cristo Rey, de vez en cuando Miguel, quien por aquel tiempo vivía encerrado en su propia artesa dados que año tras año iban a buscarlo los mandamases de traje y corbata y le decían "Señor Miguel, salga y vea mundo, jubílese, es por su bien, queremos que disfrute y sea feliz"   de modo que cada dos de enero era destinado a una nueva sucursal como un simple cajero, igual que hiciera el de la sotana Miguel no salió hasta verse a salvo cumplidos los 65 años, un héroe para sus compañeros que lo despidieron con honores. Miguel se pasaba a ver al padre Senante y cuando al de la saya raída se le hacia el rato tan largo como el pasado en la artesa lo llamaba por teléfono y le decía: "Miguel vendrás a por mí, y me sacaras de aquí, me llevaras al Pilar". Y Miguel acudía a su llamada y lo llevaba a la basílica.

El padre Senante decía que al Pilar había que ir a dar las gracias, no a pedir, que tanta gente como iba y pedía era imposible que fuese atendida por dios, mientras que dando las gracias es más fácil llegar a él.

Gracias

lunes, 17 de diciembre de 2018

La noche del frio -30º Calamocha 17 diciembre 1963

Voltaire: No hay verdad que no haya sido perseguida

Nota

A quien por una u otra circunstancia, bien por la curiosidad, bien por el rigor,  llegue hasta aquí sepa que la temperatura oficial del 17 de diciembre de 1963 ( la cual comúnmente los apasionados de la meteorología conocen como el récord oficial de temperatura mínima de España registrada en lugar habitado) se tomo en el Aeródromo de Calamocha, obvio es el decirlo, termino municipal de Calamocha, y para entendernos aun mejor a escasos cien metros de su estación de tren o quinientos del celebre Restaurante Mariano y Manolo de sobras conocido por otro récord, el de la mayor cesta de navidad de España



Heraldo de Aragón. Cartas al director diciembre de 2021


En Calamocha se registró la temperatura oficial, la que consta en los registros oficiales de AEMET, y fue tomada por los militares del Aeródromo situado a unos escasos 50 metros de la estación de tren o 300 metros del viejo matadero de Calamocha su silo de cereal o el conocido restaurante de la cesta de Mariano. Los restos de su caseta meteorológica aún son visibles como el mismo cuartel aun en pie.  

Firmado el parte por el Cabo Juan Cano, jefe de meteorología cuyo testimonio de aquel día pueden escuchar en la fonoteca de Radio Calamocha, junto al del soldado Serafín Catarán y otros más. De allí el parte de temperatura se enviaba al Parque de Viveros en Valencia dado que Calamocha pertenencia a su región militar.

Por su parte ya en el término de Fuentes Claras a lo largo de 1963 comenzaron a trabajar en periodo de pruebas personal civil que se encargarían del VOR, guiar a los aviones, una vez cerrase el Aeródromo de Calamocha, y aun tardo varios años en cerrar, entendido el cierre como tan solo ausencia de militares, pues siguió en activo hasta los ochenta. 

Los aviones necesitaban saber la temperatura en tiempo real al despegar de Madrid o Barcelona razón por la cual se instaló una estación meteorológica en Fuentes Claras así cada vez que despegaban llamaban para preguntar en especial en el turno de noche dado que el aeródromo ya solo hacia el turno de día.

Entre la carga de trabajo del personal civil entre 1963 y mediados de 1964 según puede leerse en la misma no estaba el tomar la temperatura oficial tan es así que lo que luego seria AEMET tuvo que proponerles el tomarla, el hacerse cargo de la estación y pagarles por hacerlo. Una vez llegaron a un acuerdo lo hicieron.

En abril de 1964 el cabo jefe de meteorología Juan Cano iba a ser trasladado, pero antes se desplazó hasta Fuentes Claras para instruir in situ a los civiles en la toma oficial de temperatura, precipitación, presión, horas de sol… para que estos pasasen a ocuparse de la estación oficial y fuesen ellos los que registrasen los datos oficiales y enviaran a Viveros en Valencia las mediciones. 

Todo esta perfectamente documentado en el Archivo de Calamocha y en la fonoteca mencionada.

Desde mayo de 1964 los datos oficiales de la Estación de Calamocha se tomarían en Fuentes Claras hasta 1984 cuando vuelve de nuevo al termino municipal de Calamocha. Donde los primeros datos oficiales de su estación datan de 1933.







En la fotografía aérea, el lugar exacto donde se registraron los 30 grados bajo cero del 17 de diciembre de 1963 en el Aeródromo de Calamocha, termino municipal de Calamocha. Observatorio Meteorológico. Caseta del Gonio



Ahora convertido en Polígono Industrial Antiguo Aeródromo de Calamocha. En la fotografía lugar exacto donde se registraron los -30ºC Serafín Catalan sobre las ruinas de la caseta de meteorología y coordenadas que da el móvil. (Mayo 2021)



Y a continuación una serie de fotografías tomadas en todas las direcciones desde el centro de la caseta




Vista hacia el este


Al fondo a la derecha el Cuartel del Aeródromo visto desde la caseta meteorológica 


Al fondo casco urbano de Calamocha


Al fondo el viejo matadero y el silo de Calamocha


Sin embargo, recordemos que en su día no fue noticia ni para nadie, ni casi en ningún lugar.




Así resumía el tiempo del año agrícola Sept 1963- Agosto 1964 el Calendario Metereo Fenologico de 1965 aquel año de los 30ºC bajo cero en Calamocha

"No hubo grandes fríos"


Casi una década después en 1971 fue noticia




Años después, llegas a la universidad y ves que en el primer manual de Geografía General de España que decides comprar lo reflejan, que aquel mero recuerdo le interesa a alguien mas y tiene su importancia

 





GEOGRAFIA GENERAL DE ESPAÑA ARIEL GEOGRAFIA Manuel de Teran, I Solé Sabaris y J Vila Valenti 1987 

 

El aeródromo de Calamocha se inaugura en 1929 y el primer parte del que por ahora hay constancia es del 1 de enero de 1933

La tradición popular recuerda que una primera "estación" (aficionada) pudo estar ubicada junto al rio en la finca del Castillejo

Ver listado con los lugares y fechas donde ha estado ubicado el Observatorio de Calamocha  al final de la lectura 



 



Al acabar la guerra las instalaciones "se modernizan" y se dota al aeródromo de un gonio, donde se ubica a su vez la nueva estación meteorológica y comienza una nueva serie de datos conocidos que se alargan hasta mayo de 1964, probablemente incluso algunos meses mas.




RESUMEN MENSUAL      DICIEMBRE DE 1963 

OBSERVATORIO AERODROMO DE CALAMOCHA 

Termino municipal de Calamocha 

Firmados por el Cabo Juan Cano

Pueden leer su testimonio a continuación


Juan Cano Jefe de Meteorología Aeródromo de Calamocha 17 diciembre de 1963 30 grados bajo cero 





Documento Archivo de Calamocha

Observar como arriba a la izquierda dice Estación de Calamocha pues en las múltiples reproducciones del mismo que hay en la red, suele estar recortado intencionadamente  
y no solo eso si no que además la segunda hoja del documento nunca aparece en la red, Estación de Calamocha, Municipio de Calamocha y la firma del Jefe de Meteorología del Observatorio el Cabo Juan Cano por supuesto tampoco. 

El resumen de cada mes se recoge en dos folios apaisados, no solo en uno, todo se guarda en Calamocha




Calendario AEMET 1965 CALAMOCHA




CALAMOCHA AMPLITUD TERMICA de récord

70 GRADOS 

Si una estación en este caso  Aeródromo de Calamocha tiene la menor temperatura mínima, récord absoluto de un lugar habitado en España, casi resulta lógico pensar que tendrá a su vez el récord de la mayor amplitud térmica registrada en España para eso que se reconoce como lugar habitado







Amplitud entre los 39 grados de máxima del mes de agosto de 1962 y los -30 grados bajo cero de diciembre de 1963 (Aeródromo de Calamocha (Calamocha))

(JOSE MARIA CAPEL MOLINA Ritmo anual de las temperaturas en España 1998)


Volvamos a la noche del 17 de diciembre de 1963 y leamos el siguiente testimonio de aquel día Serafín Catalan, soldado de aviación


Cumplí el servicio militar como voluntario en aviación. Fueron dieciocho meses. Me incorpore en Valencia, Tercera Región Militar, en septiembre de 1962 y jure bandera en Xirivella tras lo cual me destinaron al Campo de Aviación de Calamocha, donde llegue el 20 de octubre de 1962, licenciándome el 20 de marzo de 1964. El año de la helada, el 17 de diciembre de 1963 yo estaba allí.

Éramos unos veinte soldados, en realidad, diez y diez, pues un mes estábamos de servicio y otro de permiso. Cada soldado tenia su trabajo dentro del normal funcionamiento del campo y necesidades del ejercito. Y entre esos trabajos estaba el de tomar la temperatura, siguiendo las indicaciones de la Región Militar.

Yo tenía asignado oficialmente el trabajo de defensa química, así tal cual lo digo y cuando aterrizaba un avión, debía estar atento con los extintores por si había un incendio. Vi llegar tres avionetas en toda mi mili. Entre ellas la de Don Luis Polo Julve, o al revés los apellidos, no lo recuerdo, un Coronel de Aviación que era de Torrijo y "aparcaba" allí la avioneta y luego se subía al pueblo en coche.

Un soldado por turno se encargaba de tomar la temperatura cada mañana en la estación meteorológica que había en una garita en el centro del Campo de Aviación donde estaban los controladores de meteorología de cara a los aviones, y se media cada día a las seis de la mañana.

Los meteorólogos eran soldados como yo que una vez habíamos jurado bandera los mandaban a Viveros en Valencia para hacer un curso de seis meses de meteorología, y así cuando volvían a Calamocha eran ellos los responsables de la garita y de tomar la temperatura y todo lo relacionado con ello según los reglamentos.

En mi turno aquel año del hielo, era el Tutú, quien estaba de servicio y por tanto era el encargado de tomar la temperatura, el era un soldado de la parte de Valencia representante de los detergentes Tutú en la vida civil, de ahí su apodo, del nombre ya no me acuerdo. El fue lógicamente el primero allí en ver lo que marcaba el termómetro la noche del hielo en el campo de aviación y al ver los 30 grados bajo  se fue corriendo como pudo lleno de emoción y frio desde la garita de la que aun hoy  pueden verse los cimientos, al edificio principal a contar lo que veía. Y los pocos que estaban allí fueron a ver lo que marcaba el termómetro, aquellos 30 bajo cero del 17 de diciembre de 1963 allí en la garita del ejercito del Campo de Aviación de Calamocha.

El VOR paralelamente en aquellos tiempos se iba poniendo en funcionamiento pero entre sus cometidos no estaba en aquel momento el registro de temperaturas, poco a poco y así desde uno o dos años antes de aquel día del frio, a principios de los sesenta, cuando ya se decidiera cerrar el radiofaro del Campo de Aviación de Calamocha, lugar donde poco a poco había ya casi tantos civiles como soldados, comenzó a funcionar paralelamente, de modo que ya hasta el final  convivieron los dos. Bastante tiempo aún pues mi quinta no fue la ultima en hacer la mili en Calamocha, aun hubo otra y probamente otra más. 

Entre los soldados también estaban los choferes, y su destino consistía en bajar a Calamocha con el Citroën y coger a los trabajadores civiles del VOR y llevarlos y traerlos, pues allí estaban presentes las veinticuatro horas del día en tres turnos para el control de los aviones ya por radio, así que cada ocho horas había que ir a llevarlos y traerlos. Mientras el horario del Campo era de seis a diez de la noche.

El día de la helada, llegue al Campo a las nueve de la mañana y subí en bicicleta, aprovechando los rastros entre el hielo del Citroën, la noche de antes baje andando a casa y casi no llegue, había veinte centímetros de nieve, por eso helo tantísimo aquella noche, me tape con todo lo que pude, tan solo se me veían los ojos, las cejas y las pestañas se me helaron, no podía cerrar los ojos cuando entre en casa y corrí a calentarme al fuego.

Aquella mañana al llegar, todos estaban comentando los 30 bajo cero, como vieron la temperatura y como se convencieron de lo que veían de lo que marcaba el termómetro de la garita del Campo de Aviación de Calamocha aquel 17 de diciembre de 1963 Que hiciese frio no fue noticia y alcanzar los 30 bajo cero, algo que nunca se te olvida.

SERAFIN CATALAN






Por aquellos días en que llegamos a los 30 bajo cero en el Aeródromo de Calamocha, junto al valiente del soldado Tutu, estábamos otros muchos más y hoy quiero recordarlos, el fue como ya te dije el primero que vio lo que marcaba el termómetro en la garita del Campo de Aviación y el primero que la apuntaría donde tuviese mandado. Ya sabes que en el ejercito todo se apunta montones de veces y así lo haría él donde fuese hasta que siguiendo la cadena de mando, llegaría a Viveros en Valencia a donde pertenecíamos finalmente y de alli al resgistro en Madrid, y quedo así registrada en el Boletín del Servicio Meteorológico Nacional del Ejercito del Aire, como ya puede verse, menudo día aquel según se puede leer, - 11 bajo cero de máxima y - 30 bajo cero de mínima, que pasamos en el Aeródromo.

 

Pero también sucedieron otras muchas cosas en el día a día, no todo fue el frio de aquella noche que durante años olvidamos y que apenas tienen importancia, cosas dignas de recordar. Te cuento.


Brigada Román Diaz de Gerñu (Foto Familia)


Había un cabo primero llamado Juan Cano el era el Jefe de Meteorología, el responsable único del Observatorio y un sargento, que vivían allí mismo en las casas del campo, que pena da hoy ver todo y yo como subía y bajaba todo los días al pueblo era el chico los recados para ellos, y bajaba las medias de sus mujeres para que en el Rabal, las Mantecas les cogieran los puntos.


Había entre nosotros un civil llamado Sahuquillo, destinado a poner en marcha el VOR cuando los soldados se fuesen y la máxima autoridad era un Brigada, llamado Román Diaz de Greñu quien vivía en la pastelería de Clemente Catalán que era su suegro, allí en la Calle Real y muchas veces pasaba a buscarme por casa y me subía con el en la moto “Serafin, me decía, te voy a cortar el pelo”.


El guarda era Pascual Agudo, que estaba en el radiofaro para emitir la radiofrecuencia y Rafael Alpuente estaba de ayudante y al tanto de que el grupo de electricidad funcionase para cuando en días así de frio y nieve no nos quedábamos sin luz. 


Como chico de los recados también me encargaba de comprar en el pueblo, cada semana en una tienda, ordenes son ordenes, había que repartir, el pan una semana en la Morería en Ateza y otra semana en la otra, y era una barra de pan por persona lo que me hacían comprar, y la carne y todo igual, repartido entre todas tiendas, para tener a todo el mundo contento.

 

A veces mataba mi madre en casa un conejo o un pollo y yo lo subía y los de Valencia nos hacían paella para todos, y que buena estaba, y para la Virgen de Loreto, patrona de la aviación, menuda fiesta se preparaba, el diez de diciembre con todo el frio se celebraba y se invitaba a los padres de los soldados y subían gente del pueblo a cocinar. Me acuerdo que siempre llamaban a la Tía Marceliana, la madre de Isaías, por que los soldados no estábamos para cocinar ese día, bota va, bota viene.

 

No se hacían guardias al estilo de otras milis, había unos cuantos Mauser tapados con una manta, pero ni los tocábamos, el mantenimiento del campo lo hacían las ovejas de tío Isidro Corcuera que era quien lo tenia arrendado y se lo comía. Que tiempos tan felices, a pesar del frio.

 

Antes que yo por allí pasaron Inocencio Casamayor, Paco y José Algas, Francisco Hernandez, el Solanilla de Fuentes Claras y otros, y hace unos años nos juntamos todos y nos fuimos a cenar al Fidalgo. Al licenciarme en mi lugar llegaron Tena y Jose Luis Ibáñez del pueblo, y allí hicieron la mili

 

 

Luego también recuerdo, que no todo era frio, que va, que nos trajeron un Chevrolet americano, y nos pegábamos por conducirlo, era una pickup una camioneta que circulaba en millas, de gasolina con seis cilindros, y en la que cabíamos todos, bajando del VOR, la pusieron, menos mal que no yo no iba a 120 millas por hora y lógicamente se pegaron una leche de campeonato al enderezar una curva cuando se les fue, pero no les paso nada.

 

Luego nos mandaban gasolina para los coches y aviones y se guardaba allí en los hangares y compraban la leña en Valencia como si en Calamocha no hubiera, los militares ya se sabe, cumplen ordenes, y era de algarrobo, nos llegaba el camión y luego la subíamos a lo de Lucia para cortarla y poder meterla en la estufa que había en la sala donde teníamos la tele y donde pasábamos las horas, allí nos refugiábamos todo, y el primero que llegaba pillaba sitio, y el que venga detrás pues a estilo tropa, cada uno se jode cuando le toca, por muchos galones que llevase. 

 

Luego estaba el barracón con las camas, y mantas, allí no había estufa. Y cuando aburridos de todo y sin faena nos entonábamos subíamos a lo alto del faro a cantar. Y los días de nieve, el tío Pascual sacaba el balastro, una tabla de tablear la tierra y sin machos ni nada, los soldados sin conocimiento nos poníamos a tirar para abrir paso y quitar la nieve. 

 

Y poco más te puedo contar, aquel día la temperatura que se tomo en Calamocha, fue de – 30 grados bajo cero y que hiciese frio no fue noticia, y ahí estaba, en el ejercito se guarda todo, escrita tal y como la vio el Soldado Tutu.



 


CRONOLOGIA, 

UBICACION, 

JEFES DE METEOROLOGIA 

OBSERVATORIO DE CALAMOCHA 

 

De mayo de 1964 a 1984 los datos del Observatorio Meteorológico de Calamocha se midieron en el VOR situado en el termino municipal de Fuentes Claras (Teruel) por su personal civil tras llegar estos a un acuerdo  con el servicio meteorológico dado que entre sus funciones no estaba el tomar la temperatura con dicho fin. 

 

Así unas semanas antes el Cabo Juan Cano, se desplazo al nuevo VOR para enseñarles el funcionamiento de una estación oficial. El aerodromo aun siguio en funciones hasta su desmantelamiento unos dos años

 

 El Aeródromo de Calamocha se cierra, en cualquier caso no en 1955, en términos militares el 10 de enero de 1966 cuando pasa a depender de los servicios de Aviación Civil


CRONOLOGIA DEL OBSERVATORIO METEOROLOGICO DE CALAMOCHA

 

1933-2021

 

Nombres de los responsables del Observatorio Meteorológico 1945-1974 conservados en el archivo municipal de Calamocha a fecha de 26 febrero de 2021

 

Estos datos fueron depositados en el archivo municipal de Calamocha en 1998 con motivo de la inauguración del mismo por D. Santiago Serraller, recogen toda la cronología de este observatorio desde 1933, en que se tiene documentación del primer boletín publicado hasta nuestros días.

 

Posteriormente, en el año 2003, se completó el archivo depositando en él una copia por la persona responsable del mismo.

 

DATOS Y FECHAS

 

AERÓDROMO ESTRATÉGICO

 ENTRE EL PUENTE AÉREO

MADRID  BARCELONA

1929 

PROMOVIDO POR IBERIA DE TRANSPORTES AEREOS

 

 

1933-1936

 

Aparecen, y están perfectamente documentados, los partes de meteorología rubricados por el Jeje de Área o el Responsable Accidental, entre “enero de 1944 y mayo de 1964

 

1937-1943

Se desconoce si por la Guerra Civil la documentación meteorología no se tiene localizada.

TRAS LA GUERRA CIVIL

SE MILITARIZA EL AERÓDROMO CON DESTACAMENTO MILITAR DEL EJÉRCITO DEL AIRE

 

1944-1964

 

Aparecen, y están perfectamente documentados, los partes de meteorología rubricados por el Jeje de Área o el Responsable Accidental, entre “enero de 1944 y mayo de 1964

 

1944

Estación de Calamocha 489 –

Observatorio Meteorológico del Ejércicito del Aire

De enero a febrero (días alternos con firma) y desde mayo a diciembre:

•         Meteorólogo: Antonio Minguillón

De junio a agosto:

•         Meteorólogo: señor Martel

De septiembre a diciembre:

•         Meteorólogo: señor Rabasa

1945

Estación de Calamocha 489 – Observatorio Meteorológico del Ejercicito del Aire

De enero a mayo:

•         Meteorólogo: desconocido o firma ilegible

De junio a agosto:

•         Meteorólogo: J. Blasco

De septiembre a octubre:

•         Meteorólogo: Agustín Dolz

De noviembre a diciembre:

•         Meteorólogo: José Ponce

1946

Estación de Calamocha 489 –

Observatorio Meteorológico del Ejércicito del Aire

De enero a mayo:

•         Meteorólogo: desconocido o firma ilegible

De junio a agosto:

•         Meteorólogo: J. Blasco

De septiembre a octubre:

•         Meteorólogo: Agustín Dolz

De noviembre a diciembre:

•         Meteorólogo: José Ponce

1947

Estación de Calamocha 489 – Observatorio Meteorológico del Ejercicito del Aire

De enero a abril:

•         Meteorólogo: José Ponce

De mayo a diciembre:

•         Meteorólogo: Antonio Minguillón

1948

Estación de Calamocha 489 – Observatorio Meteorológico del Ejercicito del Aire

De febrero a marzo:

•         Meteorólogo: Luis G. Gimeno

De abril a abril:

•         Meteorólogo: Cesáreo Gómez

De mayo a julio:

•         Meteorólogo: Luis G. Gimeno

De agosto a agosto:

•         Meteorólogo: Cesáreo Gómez

De septiembre a diciembre:

•         Meteorólogo: Castillo

1949

Estación de Calamocha 489 –

Observatorio Meteorológico del Ejércicito del Aire

De enero a mayo:

•         Meteorólogos: José Cosme Chiva y Ángel Palomino

De junio a julio:

•         Meteorólogo: José Cosme Chiva

De agosto a diciembre:

•         Meteorólogo: Santiago Fons

1950

Estación de Calamocha 489 – Observatorio Meteorológico del Ejercicito del Aire

De enero a marzo:

•         Meteorólogo: José Morillos Esteve

De marzo a julio:

•         Meteorólogo: desconocido o firma ilegible

De agosto a diciembre:

•         Meteorólogo: Manuel Lucas Granados

1951

Estación de Calamocha 489 –

Observatorio Meteorológico del Ejércicito del Aire

De enero a mayo:

•         Meteorólogo: José Navarro Pinedo

De mayo a diciembre:

•         Meteorólogo: José Félix Artinells

1952

Estación de Calamocha 489 – Observatorio Meteorológico del Ejercicito del Aire

De enero a septiembre:

•         Meteorólogo: José Félix Artinells

De octubre a diciembre:

•         Meteorólogo: Jesús Ochoa

1953

Estación de Calamocha 489 – Observatorio Meteorológico del Ejercicito del Aire

De enero a marzo:

•         Meteorólogo: Jesús Ochoa

De abril a diciembre:

•         Meteorólogo: Domingo Pelusi

1954-1958

Estación de Calamocha 489 –

Observatorio Meteorológico del Ejércicito del Aire

 

De enero a diciembre de 1954: De enero a diciembre de 1955: De enero a diciembre de 1956: De enero a diciembre de 1957: De enero a febrero de 1958:

•         Meteorólogo: Jesús Ochoa

De marzo a diciembre de 1958:

•         Meteorólogo: José Artigot

1959

Estación de Calamocha 489 – Observatorio Meteorológico del Ejercicito del Aire

De enero a marzo:

•         Meteorólogo: Segismundo (apellido ilegible)…

De abril a septiembre:

•         Meteorólogo: José Magaranes

De octubre a diciembre:

•         Meteorólogo: Francisco Artigat

 

1960

Estación de Calamocha 489 –

Observatorio Meteorológico del Ejércicito del Aire

De enero a marzo:

•         Meteorólogos: Tomás Lázaro y Francisco Artigat

De abril a diciembre:

•         Meteorólogos: Tomás Lázaro y Antonio Berti

1961

Estación de Calamocha 489 – Observatorio Meteorológico del Ejercicito del Aire

De enero a septiembre:

•         Meteorólogos: Antonio Berti, Francisco Hernández

(soldado de Calamocha, muy conocido).

De octubre a diciembre:

•         Meteorólogo: Juan Cano Martínez

1962-1964 ( -30ºC 17-DICIEMBRE DE 1963)

Estación de Calamocha 489 – Observatorio Meteorológico del Ejércicito del Aire

De enero a diciembre de 1962: De enero a diciembre de 1963: De enero a abril de 1964:

•         Meteorólogo:

Juan Cano Martínez

 

VOR CALAMOCHA

RADIO FARO DE AYUDA A LA AVIACIÓN GESTIONADO POR CIVILES

 

Aparecen los primeros partes, desde mayo de 1964, diligenciados por el personal del VOR.

 

Los firmantes de los distintos partes, (resúmenes de cada mes), son los jefes de esta estación.

 

VOR Calamocha 1964-1974

De mayo a diciembre de 1964:

•         Meteorólogos: Tomás Moro y Vicente Gómez Martínez

De enero de 1965 a diciembre de 1974:

•         Meteorólogos: Tomás Moro y Vicente Gómez Martínez

VOR Calamocha 1975

De enero a noviembre •       Meteorólogo: Tomás Moro

De diciembre a diciembre:

•         Meteorólogo: Vicente Gómez Martínez

VOR Calamocha 1976

De enero a diciembre:

•         Meteorólogo: Tomás Moro

VOR Calamocha 1977

De enero a febrero

•         Meteorólogo: Tomás Moro

De marzo a marzo:

•         Meteorólogo: Vicente Gómez Martínez

De abril a junio:

•         Meteorólogo: Tomás Moro

De julio a julio:

•         Meteorólogo: Vicente Gómez Martínez

De agosto a octubre:

•         Meteorólogo: Tomás Moro

De noviembre a diciembre:

•         Meteorólogo: Vicente Gómez Martínez

VOR Calamocha 1978

De enero a abril:

•         Meteorólogo: Tomás Moro

De mayo a diciembre:

•         Meteorólogo: Vicente Gómez Martínez

VOR Calamocha 1979

De enero a octubre:

•         Meteorólogo: Vicente Gómez Martínez

De noviembre a diciembre:

•         Meteorólogo: Santiago Serraller

VOR Calamocha 1980-1983

De enero de 1980 a diciembre de 1983:

•         Meteorólogo: Santiago Serraller

VOR Calamocha 1984

VOR Calamocha

De enero a agosto de 1984:

•         Meteorólogo: Santiago Serraller

TRAS LA AUTOMATIZACIÓN DEL VOR SE TRASLADA EL OBSERVATORIO AL COMPLEJO DEPORTIVO Y CAMPO DE FÚTBOL DE CALAMOCHA

1984-1992

Complejo deportivo de Calamocha. Trabajadores de AENA

De agosto a diciembre de 1984:

De enero de 1985 a diciembre de 1991: De enero a julio de 1992:

•         Meteorólogo: Santiago Serraller

A PETICIÓN DE LOS COLABORADORES DE METEOROLOGÍA, TRABAJADORES DE AENA Y UN VIGILANTE DE LAS INSTALACIONES DE CAMPO DE AVIACIÓN EN DESUSO, SOLICITAN AL ALCALDE DE LA ÉPOCA CAMBIAR EL OBSERVATORIO A UN LUGAR MÁS ACCESIBLE. OBSERVATORIO METEOROLÓGICO ERMITA DE SAN ROQUE.

1992-1995

 Ermita San Roque.

Trabajadores AENA, Agustín Alijarde y Carlos Santos

De agosto de 1992 a diciembre de 1995:

•         Meteorólogo: Santiago Serraller

1996-2021

Ermita San Roque.

Voluntarios AENA, Agustín Alijarde y Carlos Santos

Los partes meteorológicos de entre estas fechas se encuentran en los archivos municipales, pero ninguno de ellos contiene firma del responsable. Este observatorio fue automatizado, será por esto por lo que no hay firma de meteorólogo o responsable del observatorio.


Ese año de 1963 la ultima helada del invierno 62-63 se registro un viernes 24 de mayo con -2ºC pero eso con la cosecha en marcha a nadie le importa, ese hielo hizo mas daño que el de diciembre que estaba por llegar.



OTROS Triángulos 

A mediados de los años 50 los partes meteorológicos comienzan a acotar el espacio en base a triángulos de todo tipo y Calamocha comienza a formar parte de los mismos desde un principio

Y son las lluvias y las tormentas, no el frio, sus protagonistas

Y cualquier punto de la geografía española mas allá de Calamocha

Triangulo Calamocha Barcelona Palma de Mallorca




TRIANGULO TORTOSA MOLINA CALAMOCHA




Supero el termómetro del aeródromo los -30 grados bajo cero. A decir de otro de los soldados, asi fue. Y el tiempo le dió la razón y ahi esta la hemeroteca

Calamocha Temperatura Mínima -30.2 ºC 17 diciembre 1963


Fuente Instituto Nacional de Estadística  Anuario 1964


Capitulo I Climatología

Estaciones Meteorológicas

Posición geográfica de las principales estaciones

Teruel (Calamocha) 

Longitud 2 20 E 

Latitud Norte 40 55 

Altitud Metros 884

Fuente de Información: Servicio Meteorológico Nacional

Temperatura mínima registrada

Fecha 17diciembre de 1963

Temperatura Mínima: -30.2 ºC

(Fondo documental del Instituto Nacional de Estadística)

 









Aun hay mas curiosidades... quiero decir realidades, verdades,... 

Pedirme la luna, pero no demostrar una verdad.