martes, 20 de marzo de 2012

Los Ochenta en Calamocha.


Nadie regala ya mecheros, asi que un buen día necesitas uno para tirar unos cuantos petardos y te vuelves loco para encontrar uno en casa, antes los habia a patadas, al final aparece una joya como esta, junto a otras similares guardadas como un tesoro y te da un ataque de nostalgia ochentera tremendo, como si te hubieras pasado todo el día escuchando M80 Radio.

Y además funciona.


Hoy no tengo ganas de nada más, ni de tirar petardos, a 33 centimos la caja de "chinos" cien petardos americanos, terminas por aburrirte, ni ganas de escribir, pero en aquellos años, recuerdo que los jueves habia disco en Calamocha, las dos discotecas, estaban llenas, gracias en parte al influjo de los profesores del instituto que en aquellos años, hacian de la noche del jueves calamochino un día de marcha sin igual en toda la comarca.


"Si mi pluma, valiera tu cubata..."


martes, 13 de marzo de 2012

Palomitas de Maíz.

Un buen día te apetece saltar palomitas de maiz en la sarten, como siempre se ha hecho, y te preguntas: ¿quien, a estas alturas, tendra panochas de saltar?. La respuesta es evidente, o tiene Joaquin el Malaco allá en el Serrana, o no tiene nadie. Y aqui estan las primeras, otras ya estan en la tierra, sembradas.

Muchisimas gracias.

Receta: Palomitas de Maiz.


Panizo de Saltar de Joaquin El Malaco de la Serrana

Esgranar la panocha, para sacar el panizo

Cuesta lo suyo. Paciencia.

La sarten al fuego con una chorreada de aceite

Volcar todo

La tapa es primordial

Cuando cesa el ruido ya se puede quitar la tapa

Un geme de sal y aviadas

Listas para comer

La primera

Una tras otra hasta que se acaban
FIN

jueves, 1 de marzo de 2012

Garranglear.




En Navarrate, en el rincón más bonito de las tierras del Jiloca, a orillas del Pancrudo, dicen de aquel que anda cojo, "que garranglea".

Asi, ayer mismo, donde sale el gato al sol del invierno, en la Rambla, Yoli dijo:

"Ya se sabe, quien se ajunta con un cojo, o cojea o garranglea". 

martes, 21 de febrero de 2012

Días de Plantero.

Así que pasan los cuatro días de hielos gordos, nunca como los de antaño, y desaparecen por entre la tierra los cuatro copos de nieve que caen, nada, afirman, en comparación con lo de antes, y llega un día, en que uno se asoma a la puerta de casa, ve el sol y se barrunta, con la que está cayendo y lo que este por venir, el fin del invierno. Empieza a escampar por Santa Bárbara.

¿Cómo adivinar qué día es ese?, en realidad, a ciencia cierta, no se puede, pero quien ha nacido y vivido allí toda su vida, apegado a la tierra, destripando terrones, matando hormigas, esperando el agua, entre ovejas, tocinos y caparras, aguardando, sabe cuando ha llegado ese momento. Ya no helara como hasta ahora, ya ni tan siquiera nevara, seguirá eso si helando si te descuidas hasta junio, pero pronto la tierra revivirá, hasta un día puede que llueva bien, y los campos vuelvan la cara y llegue el tempero, y ese día, habrá de estar lista la replanta para el campo.


Ese día en concreto fue el pasado domingo, cuatro macetas viejas, algún terrizo conocedor de tiempos y mondongos mejores, pozales sin culo, calderetas sin ansa, cualquier cosa sirve, para echar la simiente del año pasado, dejarla al sol y taparla por las noches o entrarlas al cobijo de las cortes, tomateras, pimentoneras, calabazas, pepinos, lechugas….  Simiente guardada con la esperanza de que los frutos sean como la madre.

 Cualquiera sabe que hoy, no es como antaño que no había otra cosa, por no haber no había ni gusano de la patata, la replanta que te venden es mucho mejor, cunde más, que cualquier cosa sembrada de “segundas”, pero cada dos por tres el que vende, no sabe lo que vende, te da gato por liebre, y si te descuidas se te llena el huerto de tomate Raf en lugar del Valenciano. Y echa luego a buscar al pardal del mercao. Además, conviene no olvidar que nada se agarra más a la tierra, se enraiza y crece que nada hay mas fuerte, que el plantero que nace allí mismo que todo lo aguanta. Eso dicen.

 En fin, el invierno calamochino acabo el domingo, así el uno puso un manzano reineto y un peral y el otro un albaricoquero, lo que este por venir es pan comido, esta semana toca el plantero… Si agarran los frutales, si pasan estos días y tiran, ya se puede decir que son del terreno, y si no que se le va hacer, que se jodan como puedan, pena ninguna, mas se perdió en Cuba, al año que viene se plantan otros y au, total, para coger una manzana y cuatro peras cada media docena de años, no cale menester alforjas.

sábado, 11 de febrero de 2012

La palabra frío en el diccionario hablado calamochino no existe.

A decir de unos y otros, todos entendidos, la tercera ola de frío, en menos de una semana, atravesaba ese día la península Ibérica, de esta en concreto decían era Polar ya que venia de allí a través del Atlántico, mientras que de las otras dos ya pasadas decían eran Siberianas, ya que venían de allí. Creen unos y otros saberlo todo, y no es así.

 Jueves 9 de febrero de 2012

Era la una de la tarde en Calamocha, y mi Tía, ochenta inviernos calamochinos la contemplan y le dan la razón, frente a tanto entendido mediático, desde la puerta de casa, en bata, nos despedía:


"Mirar, que día más bueno nos hace hoy, ayer en cambio no, que nos hizo un día muy malo, no vimos el sol en ningún momento, todo oscuro y a tres bajo cero el día entero estuvimos, y un aire cierzo que venia fresco, feo y malo de verdad, nada, no se podía salir ni a la puerta de casa, pero hoy, hoy maños, nos hace un sol que pa qué, mirar que sol tenemos, mirar, y se ha parao el aire, un día muchismo bueno hoy, fíjate a un grado que estamos. De haber sabido que hoy iba a salir un día tan bueno, habría pedido hora en la peluquería y me hubiera bajao dando un paseo con el centro del día, que pol sol se esta muy bien, y parece que apetece salir de casa, que si no, todo el día encerrada una... Venga, tirar palante a llevar buen viaje, y recuerdos".

La foto es de un par de días antes, y esta hecha por José Luís Sancho, en su blog, la colección completa, ir a verla, merece la pena. Le he cambiado la foto por unas naranjas, lo que siempre han hecho los de Valencia con los de Teruel, cambiar naranjas por patatas o lo que sea, ... el caso es que uno ahora esta en el otro bando, en el de las naranjas, en el calor,... y yo con ese grado era un temblor perpetuo mientras mi Tía daba el parte metereologio real y yo asentía dándole la razón, por que la tenia y aun soy capaz de recordar tales días.

CLICK


PD La palabra frío en el diccionario hablado calamochino no existe. En el escrito tampoco.

lunes, 30 de enero de 2012

Tic, tac, tic, tac...

No recuerdo haber comprado nunca, ni tampoco que nos regalasen ningún tebeo, pero en casa había  un buen montón, estaban por todos los rincones  y en cualquier momento nos poníamos a leer, especialmente en la cama, los leíamos una y otra vez, de puro viejos se nos rompían entre las manos , los arreglábamos como podíamos un poco celo, una grapa y de nuevo a leer, al final las portadas no se correspondían con el contenido, los mortadelos por un lado, los zipizapes por otro todos en un maravilloso desbarajuste pleno en blanco, azul y rojo… El tiempo se pasaba volando. 

También los leíamos en la calle con los amigos en los ratos muertos, que aun siendo pocos, los momentos así  que tienes siendo niño, alguno había. Y como si fueran cromos de Santillana o de  Asensi o de Nieves, los cambiábamos tras un largo proceso de “negociación”…. Traes tus tebeos, saco los míos, los escudriñamos bien y cambiamos uno a uno, no a bulto… había que mirar bien las tapas y contenido no fuera a ser que tu mejor amigo sin querer te diera gato por liebre, en este caso Anacletos por Mortadelos,  Botones Sacarino pot Zipizapess … “Solo tebeos, de los otros nada” había que puntualizar, llegaban ya los comics y a nadie o casi nadie le gustaba ni Superman, ni Flash Gordon, ni Spiderman… No se podían comparar, no era lo mismo, que Sir Thim O Theo, el Reportero Tribulete, Gilda y Doña Petra, La Familia Trapisonda, los Cebolleta, Rue de Percebe, Rompetechos, Super Lopez…

Hace unos días, saliendo de misa de doce, una vez más convencidos, las misas de nuestra niñez eran más divertidas que las de ahora Toni, camino ya de los cincuenta, me pregunto “¿tienes tebeos de los de antes, guardas alguno por casa, me apetece leer a Mortadelo a Zipi y Zape…Uno se cansa ya de Tintín y Asterix y todas esas americanas que venden, crees que venderán tebeos como los de antes, de crio a todas horas los leíamos y los cambiábamos con los del barrio?”.

Le preste dos Mortadelos, no había más por casa, le advertí que eran recientes aunque los compre hace años, miramos por curiosidad la fecha y habían pasado ni más ni menos que veinte. Entonces le comente, no tengo más, porque recuerdo haberlos comprado en un ataque de nostalgia, que antes o después nos da a todos, como ahora a ti,  los leí, y me decepcionaron, ya no eran lo que recordaba de niño, ni personajes ni historias, ni guiones, no era lo que recordaba fue como un pequeño chasco…. por eso llevo la friolera de veinte años sin comprar un tebeo, habrá que darles otra oportunidad. Sin embargo, hace un par de años unas navidades, compre, leí y me encanto Roberto Alcázar y Pedrin, el Capitán Trueno y el Guerrero del Antifaz. Los que había por casa en aquellos años, eran de mi padre, de sus años de pastor… todo se perdió como debe ser, gastado por el uso.



Leídos los tuyos y los de todos tu alrededor con un montón bajo el brazo, con cuidado de no perder ni una sola hoja, de tan preciado tesoro, te acercabas al rabal, a la casa de Santiago, allí, en un estante en el suelo parecían estar todos los tebeos del mundo, dejabas los tuyos a su alcance, y aquel paciente y buen hombre les daba el visto bueno, y te decía refugiado tras el para ti altísimo mostrador, entre moribundos relojes destripados, sonriente “aquellos son diez pesetas, aquellos quince…puedes elegir, doce y uno de propina y acordaos no vale leerlos aquí”.

Visto allí, victorioso en medio de semejante maremagnun mecánico costaba creer que la fama del relojero del Poyo fuese cierta y merecida, aquellos que decían que de un reloj había logrado hacer dos, que funcionasen y aún le había sobrado piezas, debían mentir,... otro cuento más como el del tonto del Poyo al que sacaron en procesión. No podia ser.

Con el tic tac, de docenas de relojes funcionando al unísono, el tiempo parecía no contar, detenerse tal vez, y tú  te sumergías, sentado en el suelo, en la búsqueda imposible del tebeo no leído. Los estajabas una primera y rápida vez fijándote en las portadas, pues cada crío del rabal le hacíamos una marca una vez leído, un dibujo, un número, una inicial, una firma. La Pili nos ganaba a todos, la del "otro barrio" los tenia todos firmados.

Se te pasaba el tiempo, y de allí, del paraíso en la tierra, solo te marchabas cuando llegaba alguien en busca de algún reloj que dejara por arreglar, o para dejar uno pasado de rosca y otro que no sonaba cansado de marcar tantos fríos amaneceres. En aquellos benditos años, las cosas aún tenían su valor, y se arreglaban, no los había con pilas, no eran de usar y tirar… de modo que al entrar alguien, no había espacio, debías levantarte e irte “Pero aun estabais ahí, ya nos os quedara ninguno por leer. Venga a casa y otro día más”.


Y tras los tebeos llegaron los primeros libros, "con dibujos" que aún conservamos, si bien el Quijote y alguno que otro más, debió perderse fruto de tantas horas de lectura. Tic, tac, tic, tac...