sábado, 4 de marzo de 2017

Las cosas del querer.

Mira que cuando a uno se le mete algo en la cabeza, ya puede ser la mayor de las tonterías, que ha de tirar para adelante contra viento y marea llevándose por encima lo que sea menester hasta ver culminado su brillante propósito.
Todo ello con la consabida desesperación de cuantos le rodean quienes asisten entre asombrados e impotentes al discurrir entre la idea y la consecución de la misma, y cuanto más le dices al genial poseedor de la idea, peor resulta, pues todos ven el error menos el brillante autor.
Eran ya los ochenta, bien entrados, tal vez el 83, cuando mi Tío Antonio empezó a volver loco a su sobrino, a mi padre, uña y carne ambos, casi de la misma edad, como si fueran hermanos, a volverle loco digo, con el tema de aquel coche. Una ganga a todas luces.
José María me he enterado en el Casino, de que hay un hombre en Caminreal, tirando para Villalba, que tiene un 1500 por capricho y lo quiere vender, matricula creo que dicen de Barcelona sin letra o de las primeras, más nuevo en todo caso, que la funeraria del pueblo, y que ya apenas lo usa, porque para el diario tiene otro, también creo 1500, dicen que tendrá el que vende algo más de veinte años, pero no muchos más, pon veinticinco, los que sean, me da igual, y lo tiene preparao con la botella de butano en el maletero, para que funcione a gas, eso es lo que más me gusta y aun me interesa.
En cuanto pases  con el camión, mira de parar, entrar y preguntar, y subimos a verlo, dicen que está muy bien, no me lo dejes, a ver si el fin de semana que viene nos escapamos, lo vemos, y lo compro, una ocasión así, un coche como ese, el mejor de la Seat y al precio que esta la gasolina, preparao para ir con butano, no se puede dejar pasar, y bien cuidado que esta, como nuevo, que se ve que le tiene pasión.
Nada, pida poco o mucho, lo comprare y me quitare el mío, el 124, que ya va para quince años los que va hacer, y aunque esta nuevo, gasta y tira más humo que un Barreiros cargao de cubanos subiendo el Paniza, y chico, parece que me apetece cambiarlo, y una ocasión así, no se puede dejar pasar. No me lo dejes, y entra en cuanto puedas a preguntar, y si se ha de dejar una señal, se la dejas y ya te la pagare. Joder, un 1500, menudo cochazo. El mejor, el más bonito…nunca harán otro igual.
Así que cuando a alguien en casa y alrededores se le mete algo en la cabeza no tardamos en recordar la historia, “ya estamos como cuando al Tío Antonio le dio por comprar el 1500”.
Mi padre, como hubiera hecho cualquiera, para salir del paso, le dio la razón al de la capital, bonito coche y a gas, casi nada lo del ojo que dice aquel, y con tres plazas delante, y el cambio en el volante como los americanos, y la línea que tiene, y gris… aunque eso sí, ya no se ve ninguno por la carretera, pero como coche elegante no tiene precio. Al tiempo que para si pensaba, ya se le pasara.
Pero, no se le paso, fin de semana, semana tras semana, la misma cantinela, has pasado ya, ¿subimos el domingo?, el 124 cualquier día se para,… he de compra coche… o entras un día de estos o el domingo hables o no, nos vamos a Caminreal.
No hubo forma de hacerle entrar en razón, el tema de la compra, del cambio de coche era ya una pesadilla para todos, menuda tontería iba hacer, teniendo dinero para comprar cualquier coche, ir a parar a semejante cencerro, por muy bonito que fuese, por muy buen coche que hubiera sido en su día.
Para todo tenia respuestas, como te vas a quitar tu coche por viejo y comprarte otro más viejo, coño porque es un señor coche, mira que no habrá repuestos, no ha de haber, con los miles y miles que aún quedan, pues yo no veo ninguno y me paso todo el día en la carretera, pues fíjate bien o ponte gafas y ya a la desesperada, con la verdad por delante,  pero como vas a comprar semejante zarramencho, cállate, deja de joder, me gusta y lo compro, un capricho como otro cualquiera…Es mi dinero.
Al final, con ese respeto, aun en la equivocación más absurda, que el hermano pequeño tiene hacia el mayor, el sobrino hacia el tío, el hijo hacia el padre, por fin paro el camión en el pueblo vecino, y quedo con aquel buen señor en subir a ver el dichoso coche el domingo.
Y allí que nos fuimos todos de cabeza a comprarlo por fin y olvidarnos de todo, no eran nuestras perras como el bien decía, así que daba igual, unos días más tarde nos presentamos. Para más inri a juzgar de mi padre, era todo verdad, el coche estaba impecable, la compra, la fatal compra, la mayor tontería que mi Tío podía hacer, era ya inevitable, mandar a cáscala a Luco el viejo 124, y comprarse el 1500, Barcelona sin letra, quinto de aquella funeraria que había en Calamocha.

Llegado aquel día subimos a Caminreal, el coche estaba aparcado en la puerta de su dueño, limpio como una patena, brillante, parecía un anuncio, a mi tío se le caía la baba, lo miraba, lo tocaba y daba vueltas a su alrededor, era como un sueño, todo eran elogios, ni se molesto en llamar a la puerta de la casa, lo escudriño, se aseguro de que llevase la bombona de butano en el maletero y se puso al volante mientras mi padre llamaba al vendedor, mi tío me hizo pasar a los asientos de atrás y lo arranco, vamos a ver cómo suena…a gloria bendita dijo, mejor que los Infanticos.
Lo dejo en marcha conmigo dentro, como si yo fuera arrancar y llevármelo, bajo, saludo al dueño, hablo un buen rato, y nos fuimos a probarlo, hablaban y no paraban todos ya, rendido también mi padre a la causa, de las bondades del 1500, un coche como ya no se hacían, por el precio no había ningún problema, se pagaba, lo valía, se hizo de noche, se nos paso el tiempo en la carretera a Villalba, alabando las innumerable bondades de aquel señor coche. Me siento como un marques decía mi Tío.
Ya estaba la compra poco menos que cerrada, de hecho lo estaba, cuando aquel buen señor le dijo a mi tío, lo meta a la cochera, que ya es como aquel que dice suyo, lo aparque de culo y vera que suave…. Aquello fue el principio de la salvación, el fin de toda aquella locura, mi tío empezó a ver la luz, afortunadamente una nueva idea le entro en la cabeza, al tiempo que la otra le salía. De vuelta a casa nos puso al corriente.
Mecagüen el tío el copón, José Maria, hijo, ¿tú sabes lo que tenia este hombre en el garaje?, ¿lo viste el otro día?, nos ha jodido, tiene otro 1500 pero nuevo de verdad, con la mitad de años, las ruedas nuevas, recién pintao, rojo y negro, como aquel que venía en aquellos años por lo de Benito el Val y que tanto nos gustaba, que lo traía un viajante de allá de la parte de Córdoba, de Rute, que llevaba licores.
Qué cosa más bonita oye, que no me la puedo quitar de la cabeza, del otro ya me olvido, no quiero saber nada, mañana mismo le llamo y le pido precio, quiero el 1500, si, pero el bueno, no el que nos ha enseñado, ese pare él, que se lo quede, se lo regalo, y el 124 si quiere también, yo quiero el bueno.
Mi padre ya resignado trato de desentenderse del tema de la compra-venta y los ajustes finales: Pues vamos a quedar como Cagancho, con lo contento que se ha quedado el hombre de ver que por fin, se quitaba de en medio semejante montón de chatarra.
No sufras, eso ya es cosa mía, ya me apañare yo con él, tú déjame a mí. Lo tranquilizo.
Aquella agonía que parecía no tener fin, como todo en esta vida, finalmente la tuvo, mi Tío estreno coche, bien merecido se lo tenía, rojo y negro, por fin se había bajado del burro, gracias a que el señor de Caminreal, no se bajo del suyo, y al no haber acuerdo y quedar efectivamente como Cagancho en plazas importantes, no le quedo otra que olvidarse de aquel 1500 soñado y así un viernes, viendo el Un, dos, tres, tuvo la genial idea de comprase un Seat 131 Diplomatic 2000, de color rojo y detalles negros, como el que daban en el concurso de la tele, lo más parecido que encontró a aquel señor coche, a aquel 1500 que no se podía quitar de la cabeza.
Vamos a probarlo y veréis, tiene más cojones que una burra capada, conduce tu José Maria, vámonos a Tornos, písale, sin escasear… dentro de unos años será el mejor coche que jamás hayan hecho estos de la Seat allá en Barcelona, lo bien que trabaja esa gente, anda que menudo día hubiera echado de haberme comprado aquel zarrio que fuimos a ver, no sé, ni como me dejasteis ir, no me lo explico, como no me dijisteis nada para quitármelo de la cabeza… bien podías haberme abierto los ojos. Menuda tontería, y vosotros, sin vergüenzas, tan tranquilos.
Fin de la historia.
Años más tarde en cuanto me dieron el carné de conducir le falto tiempo para decirme, venga toma las llaves, sube al 131 y vámonos a festejar al pueblo de mi pobre madre, a Navarrete, y para allá que nos fuimos y venimos, conduciendo me sentí como todo un señor Marques, como él decía se sentía al volante de aquel viejo 1500. Alguien importante.
Y años más tarde, algo más de una década después de la primera idea, una tarde entre cervezas y cacahuetes en la Calle Pedro Cerbuna, en Zaragoza, donde él vivía, volvió a tener una genial idea, volvió a sorprenderme:
Coño, que no te lo he contado, no te lo vas a creer, a que no sabes lo que vi el domingo pasado no, el otro, ahí en la gasolinera de la Plaza San Francisco, cuando volvía de pasear y comprar en Heraldo en el kiosko. En la vida, lo adivinarías, lo veía y no me lo creía, me subió una emoción inmensa, verlo allí, nuevo como el primer día, con el mismo cambio de marchas que le puse yo, el de los caballitos de mar….
El 124, vi mi Seat 124, con treinta años y como el primer día, oye, una maravilla, el hombre que lo tiene, lo saca solo los domingos para pasear, y esta impecable, un señor coche, ya no hacen coches como aquel … lo menos una hora estaríamos charrando, resulta que el 124 no ha tenido más dueños que él y yo, el del taller que se lo quedo a cambio del 131, cuanto me pena, valiente cabrón el tío el copón, me dijo que era para la chatarra y me dio me parece, diez mil duros, bueno que ni me los dio, que me lo quito del otro y este lo compro por cuarenta mil duros, menudo ladrón el de la Seat, le di mi tarjeta al dueño de ahora y él me dio la suya, le mande precio, y si se pone a tiro, que parece que sí, comprare el 124 y mandare a cáscala el 131, demasiados caballos ya para mi edad, conque, en esas estamos, o estoy, esperando que llame, de todas formas, el domingo al punto la mañana iré hacer guardia a la gasolinera, como el que no quiere la cosa, y lo volveré a provocar porque ese coche chupaba lo que no estaba escrito, y ya el pasado domingo no le puso gasolina, así que este le toca, mejor coche que aquel, ninguno, ya te lo digo yo, he de comprarlo.

Fin, ahora sí, todo sea que un día, vea yo un Seat 131 Diplomatic 2000 rojo y negro y tenga una idea.