domingo, 18 de abril de 2021

San Cristóbal en los años sesenta

 Hoy la festividad de San Cristóbal, 10 de julio, parece pasar sin pena ni gloria, como quien atraviesa la autovía sin fijarse en que tras ella hay un pueblo maravillos llamado Calamocha.

Pero no siempre fue así, muchos años atrás los sábados por la tarde un camión con la charanga recorría las calles, por la noche había verbena y el domingo se bendecían los coches, camiones, autobuses, tractores, todos engalanados en procesión desde el Santo Cristo al Peirón, había hasta a Reinas y Damas, y tras la bendición comida de hermandad entre los choferes…



Ayer comí con Pepe El Tarambana en Nules, no hubo tiempo para hablar de recuerdos, manda la actualidad y las ganas de aprender, pero al cabo de un rato por wasap me mando la fotografía que puede verse.
Mas tarde mi padre recordó, un San Cristóbal, patrón de los choferes, de mediados de los sesenta con los camiones de Industrias San Roque Piensos Z, con el hombre más sabio de Calamocha Don Jesús Blasco padre en primer término con el flamante camión Ebro y con él a bordo toda la chiquillería mas de uno y dos podran reconocerse, cuando ir a caballo, en coche era un lujo y todos estaban deseando montar, detrás se ve la matricula del Avía nueva que habían comprado en los piensos y que conducía Inocencio Casamayor y detrás dice mi padre que iba el medio escondido, con el Avia blanca y verde de la caja frutera matricula de Valencia, “al ser matricula de Valencia, salí el ultimo para lucir lo nuevo primero. Que atento que es este Pepe”

CF CALAMOCHA Principios de los 70

 El Cf Calamocha a principios de los 70 Santafe de portero, bonita camiseta, todas sin escudo. A su lado la mejor persona del mundo el Castellonero Calamochi Don Manolo Gil y agachados en el centro uno de los mejores medio centros de toda la historia Don Manuel Lechon y ya nadie recuerda nada más...



Santa Fe, Manolo Gil,pardos,boticario,Jesús cachorro,Pepe cerillas,Manolo sandalia,alijarde,Manolo lechón,Carlos pionero ,domingo vainas

San Roque 1995

 La fotografía principal es del año 1995, vuelta a ver esta tarde hasta me parecen otras fiestas a las que ahora vivimos, lejanas tal vez, muchos de sus protagonistas son claramente reconocibles, entrañable Juan Gómez como personaje indiscutible del retrato, a falta de una faria en la boca una sonrisa. Aquel maravilloso año tras comer entré en filas, fue mi primer día de mili en la Academia General Militar de Zaragoza. Pero eso es otra historia.






Recuerdo que hice unas cuantas fotos aquel día y que meses más tarde le llevé unas copias a mi prima Ana Lechón y ella hizo el resto plasmando lo que vio en unas y en otras en un cartel realmente precioso lo que las fotos le sugirieron y así ganó en la categoría de infantil y fue ella parte de las fiestas de 1996 como portada de los programas de mano. Me pregunto quién seria la pareja que sale con tanta claridad y la abuela de lunares, ¿a quien pintaría?... Esta tarde con Emilita hemos recordado aquellos días

Puente Romano de Calamocha. Cerámica de Villafeliche

 Puente Romano de Calamocha. Cerámica de Villafeliche, detalle, juego de jarra y copas. Inauguración del Matadero, medio siglo después la cerámica brillante como el primer día.





Las chicas del Rabal

De boda en el Peiron, allá en lo de Pardos, a mediados de los años cincuenta

A la derecha según se ve en la pantalla con un vestido de color gris, María mi madre, a continuación Carmen, la jota, luego la "Sastresa", después Pilar la "patita", después otra Pilar de la cual hoy mi madre ha recordado muchas cosas pero no el apellido ni el apodo pero que todos han reconocido como Pilar "la curra", y al final, Marisa la peluquera. La boda era de una de las "conchanetas"



Las choperas

El cuaderno gris.

Josep Pla
14 de agosto de 1919
El árbol típico de las arboledas es el chopo que tiene muchas variedades y es alto, esbelto, y elegante y parece haber sido creado para dar a las arboledas el encanto que tienen. El chopo tiene una hoja que cuando pasa un poco de airecillo repiquetea de una manera alegre y deliciosa, y asi, en estos parajes, hay siempre un ruidito más o menos vivo que fascina cándidamente los sentidos. Por otra parte, la hoja de este árbol, gira al impulso del vientecillo -como la del olivo- y así, cuando aparece en la luz llena la parte posterior, que es más clara, sin llegar a ser plateada, pero muy esponjosa, se produce, en las masas de estos árboles, una espuma ligera que no es tan consistente y metálica como la de los olivares peto que tiene una suavidad indecible. Desde el tren pensaba esta tarde en la gracia agradable que sería estirarse en la hierba de las arboledas, cara al cielo, y pasar un rato contemplando estos movimientos vegetales tan prodigiosamente inocentes y divertidos.
Las arboledas son, quizás, el espectáculo vegetal del país más unido a nuestra manera de ser. Es un espectáculo muy cambiante -de una variedad que, a veces, parece difícil de explicar, a lo menos en apariencia. Quizá la luz es el elemento más decisivo de su espíritu. Con determinadas luces las arboledas tienen una acogida alegre, radiante y agradable. Otras veces, tienen un aspecto triste, decaído, y deprimido. A veces, llegan a producir, al atardecer, tan solitarias, un miedo indefinible.



El quadern gris
Josep Pla
14 d’agost de 1919
L’arbre típic de les arbredes és el pollancre, que té moltes varietats i és alt, esvelt i elegant i sembla haver estat creat per donar a les arbredes l’encant que tenen. El pollancre té una fulla que quan passa una mica d’airet repiqueteja d’una manera alegre i deliciosa, i així en aquests paratges hi ha sempre un sorollet més o menys viu que fascina càndidament els sentits. Per altra part, la fulla d’aquest arbre gira a l’impuls del ventet –com la de l’olivera–, i així quan apareix a la llum plena la part posterior, que és més clara, sense arribar a ser platejada, però molt esponjosa, es produeix en les masses d’aquests arbres una escuma lleugera que no és tan consistent i metàl·lica com la dels olivars, però que té una suavitat indicible. Des del tren jo pensava aquesta tarda en l’agradable gràcia que tindria allargar-se en l’herba de les arbredes, amb els ulls al cel, i passar una estona contemplant aquests moviments vegetals tan prodigiosament innocents i divertits.
Les arbredes són, potser, l’espectacle vegetal del país més unit a la nostra manera de ser. És un espectacle molt canviant –d’una varietat que de vegades sembla difícil d’explicar, almenys en aparença. Potser la llum és l’element més decisiu del seu esperit. Amb determinades llums les arbredes tenen un acolliment alegre, radiant i agradable. Altres vegades, tenen un aspecte trist, decaigut i deprimit. De vegades arriben a produir, cap al tard, tan solitàries, una por indefinible.