lunes, 24 de mayo de 2010

La Batalla de Teruel.

Hace un tiempo, por casualidad, leí la esquela de una tía abuela, muerta en su día, como decían los obituarios de antaño, por causas propias de la edad, esto es, como consecuencia de los muchos años que tenía, después de todo, gran suerte la suya, nada más le podía pedir a la vida.

Esquela en la cual toda su larga existencia quedaba reducida a su correrías, por llamarlo de algún modo, y al parecer y tras lo leído, para todos ejemplarizantes durante el mes de julio de 1936 y posteriores días, a las barricadas en el Paseo de Gracia allá en Barcelona y a la revolución.

Quedaba así, la tía abuela retratada para la posteridad, como una luchadora por la libertad, un modelo a seguir, … Libertaria en suma, para ser estrictos, que en esto como en todo, también hay y ha habido clases.

Antifascista primero, luego, en unos meses, anti todo, y finalmente desdichada, sin patria… obvio es el decir, que la esquela había sido escrita por los suyos, por el sindicato, por la CNT, en las páginas de Cenit, poco antes de cerrar la publicación, ya en los noventa.

Tanto romanticismo belicista, revolucionario, vital, heroico en tan pocas líneas me hizo pensar, en lo que estarían haciendo mis abuelas, en contraposición, y ya se sabe que las comparaciones, …al parecer comportándose cobardemente, en aquellos meses, en el otro bando, en el entonces vencedor, entonces y hoy supuestas fascistas convencidas de los pies a la cabeza, de ningún modo dispuestas a luchar por liberarse de las cadenas, por la tierra, por la libertad, por sus hijos…

Y lo que hoy es peor, sin tener, años después a nadie que les escribiese una triste esquela aplaudiendo su proceder.

Ya no vive ninguna para recodarlo… si acaso se puede imaginar, pero no deja de ser una perdida de tiempo.

“Y en aquel verano del 36, la abuela cerró la puerta, le puso la tranca, echó la cadena y el cerrojo, también cerró la gatera, esta con cuatro tachuelas, y dejó entreabierto el ventano, y la hoz, sin la zoqueta, y la horca a mano, por si a caso y antes de seguir adelante se paró a pensar que hacer en lo sucesivo, entonces se puso a maldecir a todas caras, a caciques y señoritos, a curas y guardia civil, a falangistas y soldados, a italianos, a alemanes, y moros, … y cuidado no vengan los comunistas y sean ellos los que nos maten, buena se va armar, la que vamos a preparar … la madre que los parió a todos, un rayo los parta”.
En fin, aunque pueda parecer lo contrario, a veces no se puede elegir…




La fotografía, pintada, el retrato de un tiempo, tal vez solo comparable al Príncipe Baltasar Carlos a Caballo, de Velázquez, que por cierto también lo tengo en la colección, es un 30 por 40 cm, que hace unos días, maltrecho ya el lujoso marco original, me decidí a recuperarlo, lo enmarqué de nuevo y caí así en la cuenta de todo esto, de la heroicidad de nuestras abuelas.

Toda la vida lo tuvo colgado en la habitación, me pregunto, quien la haría, no lleva firma, salvo una anotación en el reverso, a lápiz, que reza así: “la señora dice, color especial, marco de lujo”.
Lo dicho, a veces si se puede elegir.

Seria el fotógrafo vecino del pueblo, seria un fotógrafo aventurero, un reportero desplazado al frente para ganarse unos cuartos, y que le llevaría a mi abuela en plena batalla de Teruel, con mi abuelo movilizado obligado, como tantos, sino todos, llegado el caso a disparar en sentido contrario y mirando de reojo al frente desde el camión, con la ilusión de ver a La Pasionaria, viviendo ella a caballo entre la casa de la calle Daroca y las bodegas refugio de la calle Zaragoza, con la aviación republicana bombardeando Caminreal y tratando de alcanzar el campo de aviación y la estación de tren de Calamocha Vega…

Que le llevaría a mi abuela Xaltacion, estando la cosa como estaba, nada clara, a encontrar tiempo, dinero, valor y ganas, que todo era menester, para llevar a cabo, semejante heroicidad encargando el retrato como si en realidad, la cosa no fuese con ella, o si. No lo sé.

“La señora dice, color especial, marco de lujo”.
Lo dicho, a veces si se puede elegir.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Navarrete, acuarelas, oleos, dibujos...























Fotografias del año 2009

Sábado Santo, aquel día habia nevado.

Ya lo dice el Tango:

"¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!..."

Y en este caso "un malisimo pintor" gracias al ordenador, destrozando un monton de fotos.

martes, 27 de abril de 2010

El Mosén, el Guardia Civil, el Matarife y yo.


Recuerdo todo esto que ya creía olvidado porque en unos días, seré yo el testigo… aunque no terminen de ser la cosas conforme dios manda.

Así casándote por la iglesia, llega un momento en el cual debes pasar por la parroquia acompañado de testigos, con el fin, de solventar el papeleo de cara al juzgado.

Hace unos años un domingo por la tarde nos acercamos a la casa del cura, a tomar café, rellenar y firmar los papeles.

Mosén: Bueno, terminamos ya, datos de los testigos que me faltan, venga, Pedro, que profesión tienes.

Pedro: Guardia Civil.

Mosén: ¡Virgen del Pilar!, ¿no vendrás armado?, no estarás coaccionando al novio.

Pedro: No, no…

Mosén: ¿Y tú Andres, a parte de aparcar en la puerta de mi casa, recordarte que es la casa de Dios, qué profesión tienes.?

Andres: Matarife.

Mosén: ¡Santo Cristo L´Arrabal!

Andres: O matachin, o matapuercos.

Mosén: Deja, deja no lo arregles, Un guardia civil y un matarife como testigos, …


Mosén: Esto puede dar que pensar, … quien va a creer que el novio viene por su propia voluntad a casarse con tales guardaespaldas de referencia.

Menos mal que esto no lo lee ni dios… si se lo leyeran no se iban a creer que fuese un matrimonio voluntario, llegando el novio acompañado de la Guardia Civil y un Matarife, ya me dirás tu.

Hombre lo de Pedro, se podría arreglar, suavizar, si dijésemos Agente de los Cuerpos de Seguridad, pero no me cabe, y además Andres, lo tuyo, es que no tiene arreglo, no hay otro nombre, es lo que es.

Andres: No hay problema, digamos que soy Jefe de Planta, o mejor Gerente

Mosén: Cállate hablador, mentir es pecado, lo dejamos en Guardia Civil y Matarife, al fin y al cabo es la verdad, y hasta suena romántico.

Pasados unos días, el Mosén llamo a casa, la boda no podía celebrase, los papeles estaban paralizados en el Obispado, en el Supremo, en el Constitucional, en el Vaticano, o simplemente en Calamocha, estaba claro que los iban a echar para atrás desde el primer momento…
Sin embargo, no era culpa de los testigos, que un Guardia Civil y un Matarife llevaran a uno a la iglesia, cabía dentro de lo normal, cosas peores habrán visto.

La culpa era del novio, mía, ya que en los juzgados eclesiásticos, o donde fuese, constaba como casado. Solo por eso, no podía casarme. Pero eso ya es otra historia.

Mosén: El caso es que está casado, de eso no hay duda, es mi letra, yo lo case, … se me iría el Santo al Cielo, y ahora me tocara remover Roma con Santiago para corregirlo, pero bueno, me pongo a ello y lo arreglo, lo descaso, caso al otro y lo volvemos a casar al uno y al otro, cada oveja con su pareja, … cuando les mande todo, se van a poner contentos.

Por cierto, si puede, que traiga otro pozal de veneno para las ratas, no ha quedado ni una, y se está terminando, con un poco más matamos hasta al demonio.
PD El Mosén en justcia era Don Alejandro.

viernes, 26 de marzo de 2010

Los pies descalzos del Nazareno.


Cuando años atrás el Santo descansaba sobre la peana, bastaba con acercarte a él, encaramarte a ella y tirarle de la barba, para pedirle aquello que necesitases. Ahora que descansa sobre el carro, cuando quieres pedirle algo, recostado sobre las faldas, le tiras de las sayas, le tocas los pies...


Ya no recuerdo lo que le pedí el año pasado, clara señal de que nos lo concedió.



Los pies descalzos del Nazareno.





La familia Nazarena a su Hermano Mayor.


Inoncencio.


Nazareno, agricultor, charrador, contador de historias, tratable, (no hay palabra más bonita), soldador, electricista, carpintero, lo que hiciera falta, presto y dispuesto, sonriente, emprendedor, incansable, pensador…



“Buena la hicimos, nos podían haber tocado un par de yuvadas de tierra a cada uno en la vega, o alguna finca buena, o un cuebano lleno de zafrán, … pero no, nos fue a tocar en herencia el Nazareno, tocáte los pies, así que, maños, eso os dejaremos, ...no es culpa nuestra, ni de él tampoco,... el que venga detrás que arree”.

"Arreando"


La Esquina de Inocencio.


Hay lugares que no tienen nombre pero todo el mundo sabe cómo se llaman y donde están: La Esquina de Inocencio en el Rabal es uno de ellos. Cada vez que miras, esperas encontrar, buscas con la mirada el John Dhere verde aparcado listo para arrancar camino de los campos olvidados, de la vega y el yermo secano, verlo como años atrás, cuando éramos niños.

Pero no está, hace tiempo que no está, hace tiempo que dejamos de ser lo que eramos… quieres verlo pero no puedes, como si el tiempo no hubiese pasado para ninguno, como si todo siguiese igual, hoy ya solo es un recuerdo.


Había jaleo en Roma, siempre asocié una cosa con la otra, un Papa, otro Papa, y nosotros, huérfanos de responsabilidad, consumíamos las tardes finales de aquel verano jugando al monopoly en la Esquina, si había o no fumata, si lo habían o no matado, si reia, ahora miro y me doy cuenta, era el año 1978.


Es uno de los primeros recuerdos que tengo, … luego, vendrían otros muchos.

Las tarde finales de verano, novena en el Santo Cristo y nosotros detrás del tractor de Inocencio recogiendo patatas, hoy en la Gorrumba, mañana en el Ojo, Entredorrios, el Rincón, el Riachuelo… “Que si Perico, lo que sea menester y lo que tu digas, pero deja los machos en casa, que en los cornejales, tambien entra la máquina”.




El Santo Cristo, las Monjas, la peana que pintara Valero “Vitos” Rando, que pesaba como un muerto, el habito viejo, las barbas del Santo, Agapito y su quinta, nazarenos antes que nosotros, el pelo también, la batería del tractor, la carbonera de la sacristía, las ruedas de la máquina de sacar patatas, las primeras que llevo el carro del Santo, de ahí las buenas cosechas que año tras año había, aunque no las pagaran, pero eso, ya no tiene importancia, ni culpa era del Santo, las otras eran de un viejo carretillo que andaba por el pajar de casa, las luces, el taladro, la soldadora, la bici, el perro, o es perra, los postreros paseos con mi padre, el uno hablando del tempero y el otro de ovejas … y la trápala del Domingo de Ramos que daba comienzo a la Semana Santa, las flores, las luces en la cara del Nazareno, vestirlo, peinarlo y los tediosos jueves santos del forastero, preludio del día grande, de la Procesión del Viernes Santo.




A mediados de los ochenta la tranquila y familiar Semana Santa calamochina a juzgar de muchos, agonizaba, no había relevo, al parecer no tenia encanto alguno… lo cierto es que al Nazareno nunca le ha falto de nada, ni entonces ni ahora.

Jamás se quejó.



Que si esto, que si lo otro, que si lo demás allá, algo se movía… y en una de aquellas se cambio el trayecto de la procesión, a ver que sale, debido de pensarse, el clásico recorrido del Viernes Santo se olvido y el Nazareno aquel día vio medio pueblo, calles por las que jamás habría pasado… para rematar, al llegar a la iglesia, … El Sermón de las Siete Palabras, a razón de media hora por palabra, … allí sentados en el órgano cogía toda la Cofradía, padres e hijos, cansados, cavilando.




Aquel día solo falto subir peana al hombro la cuesta de Zuriaga, “hubiera sido el colmo, y lo más sensato haberlo tirado a la Cerrada Sancho y puesto fin a todo” ya por la Calle Jose Antonio nuestros padres no podían más, Nosotros todavía no nos vestíamos, pero salíamos junto al Santo llevando los palos para los descansos, … “si la Semana Santa va a ser esto, tambores y penitencia, música y paseos, no sé que pintamos aquí, que se vayan todos a tomar,..Me callo porque está el Santo nuestro delante, nada hemos hecho para tanta penitencia, nosotros no…”





Aparcado por fin el Nazareno en el Coro de la iglesia, Inocencio, el palo delantero derecho, hablo por todos, le tiro de la barba y le dijo:


Mira maño, que sordo no estás que lo sabemos, escucha, dos cosas, la una, que así no vamos a ninguna parte, o haces que vuelva la procesión por donde toca o esto se acaba y luego, la otra, que nosotros ya nos hacemos mayores, no te lo tomes a mal, pero al año que viene te llevaremos en carro, no sé cómo lo haremos, ni como quedara, ni que dirán, pero me da igual, tu iras en carro, el mejor que podamos, y el que venga detrás que arree, serás el primero, nosotros empujando te llevaremos a donde sea menester, pero lo del hombro, se ha acabado, y si nos concedes las dos cosas, mejor aún, ale, ya mandaras razón, que ya sabes donde estamos.


Lo que paso después, ya es conocido…






Canta José Antonio Labordeta, a modo de despedida:


Ya ves, que vamos avanzando,
cumpliendo este camino.
No lo sé, ya ves.


Ya ves, que vamos recordando,
creciendo hacia el ocaso.
No lo sé, ya ves.

Ya ves, qué pálidas palabras
se pierden en la noche
sin hallar solución.

Ya ves, que hemos ido surgiendo
de inciertas y duras voces
de desesperación.

Recuérdame,
como un árbol batido,
como un pájaro herido,
como un hombre sin más.

Recuérdame,
como un verano ido,
como un lobo cansino,
como un hombre sin más.

Ya ves, que fuimos agrietando los muros mantenidos.
No lo sé, ya ves.

Ya ves, que estamos añorando unos niños perdidos.
No lo sé, ya ves.

Ya ves, qué voces diferentes se cruzan en el alba, buscando la verdad.
Ya ves, que fuimos puente herido, de abrazos detenidos, por ver la libertad.

Recuérdame, …



Entre Nazarenos…





San Pedro: Adelante Inocencio, adelante estás en tu casa.


Inocencio: Un poco pronto, no crees, donde está el Nazareno.


San Pedro: Te está esperando. Que zapatos más bonitos llevas.


Inocencio: Y esas sandalias tuyas, aún son las primeras, malo.


San Pedro: Me cambias los zapatos por las sandalias.


Inocencio: No


San Pedro: Venga, hombre.


Inocencio: Ni aunque me des las llaves del cielo, además de las sandalias, no hay cambio, donde está el Nazareno. He de hablar con él.


San Pedro: Allí, arriba, el que está sentado a la derecha, todos los caminos llevan a él.


Inocencio: Bien, gracias, avísame cuando llegue alguno conocido, sin prisas maño.




Inocencio: Buenos días, eres Jesus de Nazaret


Jesús: Si


Inocencio: Me entiendes lo que te quiero decir, eres de Nazaret, no eres ningún mandao, ni criado, ni forastero… eres Nazareno.


Jesús: Si


El resto es fácil de imaginar, Inocencio se subiría a la tarima, aupado sobre sus zapatos para no pisarse el habito, y le tiraría de la barba, al tiempo que le recriminaría tan enorme crueldad, como ha sido el haberlo llamado a dos semanas de la procesión del Domingo de Ramos la tarde, la más bonita de todas, …


Inocencio: ¿Qué no daba igual un día que otro, una semana que otra?, ¿sesenta años tirando del palo delantero derecho del Nazareno, no han sido bastantes para haber habido uno más?... después del invierno de frio que ha habido, ahora que llegaba el buen tiempo… pero hombre, … con lo que te he cuidado allá abajo… quedar mal por quince días, chico que barbaridad, que cabreo he cogido, total maño, ya me dirás que urgencia tenias, que falta te hago yo aquí en estas fechas....


El Nazareno : Como iras viendo, Inocencio, en el cielo como todos los sitios, te daras cuenta, está lleno de catedráticos, ingenieros, doctores, señores, … que saben mucho de todo, estudian, inventan, organizan la casa ajena, … pero nunca les puedes pedir nada. Lleno también de curas, beatos, cofrades, … de los que mucho rezar, y poco, tu ya me entiendes, que si te descuidas, se te vienen descalzos y al pobre de San Pedro, le toca dejarles las sandalias… y luego están las personas normales, los trabajadores, los agricultores, …la gente sencilla, entre ellos tu, siempre a todo dispuestos. Bienvenido. En cualquier caso, Inocencio, como tú, no tengo a nadie. Créeme, a nadie. Siéntate aquí conmigo, en esta tu esquina y descansa. Luego, ya le echaras una mirada a esas luces por ver si las puedes arreglar, no veas, la de gente que ha venido y no ha sabido, … pero tranquilo, tenemos tiempo.


Inocencio : Una eternidad, majo, pues nada venga, hazme sitio, donde se está bien, buen rato. Mientras no me mandes a sacar patatas.


El Nazareno : Seria una pena con esos zapatos tan bonitos que llevas, yo voy descalzo...


Inocencio: Calla, son míos, no se los doy ni a Dios, por cierto donde está, no lo veo.


El Nazareno : Tardaras en verlo, con la que está cayendo no está para nadie.


Inocencio: Santo Cristo L´Arrabal, a buen sitio he venido a parar, esto parece la casa de tócame Roque.


El Nazareno : Tranquilo. Mi padre vendrá a verte, el te ha llamado y seguro le apetecen tus …


Inocencio: Cállate, te tirare de la barba majo.



“El que venga detrás, que arree”




FOTOGRAFIAS AÑO 2009


ADIOS.


28 de marzo de 2010. Domingo de Ramos.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Setas de Chopo.

De vez en cuando alguien repara en la foto, una ampliación de 30 por 40, de color amarillento, tomada al caer la tarde con una cámara de aquellas de usar y tirar en los años 90.

La mira y me pregunta ¿Dónde está ese camino, me es familiar?

Pudiera ser, pero es complicado, están en el Ventorrillo, allá en la Serrana, camino del Tormo. No eres el primero que cree conocer el lugar, esa fotografía tiene algo no sé el que, que yo no veo….
Pero otros como tu ven. En Calamocha.

Y en aquellos chopos setas, de los de arriba y de los de abajo, setas a la caldereta y a casa, a guisarlas con tomate y cebolla, … como siempre de las setas se han oído tantas cosas, a la hora de cocinarlas las abuelas ponían en la cazuela una perra gorda o un real, limpio como una patena, y si este tras el guiso, salía enrruminao, sucio sin más, se entendía que entre las setas había alguna no comestible.

Nunca se dio tal caso.
 

RECETA

Setas de alpaca con bacalao, cebolla y tomate.
Patricio y Calamardo, atentos, nos vamos al Mercadona :

Setas de alpaca, una bandeja, Migas de Bacalao una bolsa, una lata de tomate natural, sin freir, y ale, a casa.


Lavar las setas y trocearlas


Cortar la cebolla a trocitos



Poner la sartén al fuego con un par de cabezas de ajo


Colocas en la sarten la cebolla, la sofries un poco y luego añades las setas, y a fuego lento. Y le metéis una moneda de dos euros recién salida del Banco de España o mejor de un país solvente porque estas setas aunque compradas, de naturales más bien poco.




Partes el bacalao en trocitos


Preparas el tomate




Cuando ves que las setas y la cebolla están ya casi hechas, añades el bacalao y el tomate


Sigues a fuego lento hasta que veas que el tomate esta frito y listo.


Y a esguazar a tutiplén cual Lucas Trapaza en Flandes al toparse con un par de bolas de queso holandés en el fragor de la batalla.