lunes, 12 de enero de 2015

El paso del tiempo.

No creáis, no voy a decir nada, no haré como hacia mi abuelo con mi pobre padre que lo llevaba a mal traer por el camino de la amargura. Luego sería mi padre, cuando ya no se acordaba de lo que el suyo hizo con él, el que me salia a mi con la cantinela aquella de los hijos, de lo mal trabajador que es uno para un padre, de no querer echar mano en casa, de trabajar lo justo fuera y de no pensar nada más que en la jarana. La gente joven ya se sabe.



No sé cuantas cosechas de patatas quedaran en el Ventorrillo, pero no voy a pasar pena, ya os las veréis, como me las vi yo. Cuando os toque ya os apañareis, y se que lo haréis bien, aquí o ande sea, eso de destripar terrones, lo llevamos en la sangre. Y os acordareis de mi, y aún mirareis para arriba a ver si me veis, y os pondréis a la faena. A la tierra.

Ya mi abuelo, de mala virgen, le decía de todo a mi padre, cada careo liaban de tres pares de coquines, y fíjate si han pasado años y seguimos comiendo lo sembrado en casa, le decía a gritos, entonces se chillaba para todo “cuando yo falte ni aun patatas comeréis, ni sembrar sabréis...Ahora la juventud no tiene tiempo para nada, ni ganas, de lo que da faena no quieren saber nada, y el huerto da muchisima, pero te da de comer, es agradecido.Vagos, mal trabajadores, mientras este uno, ni poner un pie. Sin vergüenzas.”

Fíjate tu, mi abuelo, decirle eso a mi padre que a los siete años ya iba de pastor el hombre pasando las de Cain y Abel porque no había ande echar las ovejas. Hace cien años ya de aquello. Y después el conmigo, más de lo mismo.

Luego, con el tiempo, yo hice igual, y mi padre me decía tres cuartos de lo mismo, cincuenta años, o los que fueran, después de haberlo oído él, pero con más razón, si cabe, por que yo si que no tenia ganas, mientras hubiese quien lo hiciese, a mi como a todos, no me pillaban, el día que yo falte, me decía a cualquier hora que nos quedábamos solo, no sabrás ni tirar un surco patatas derecho, menuda es la juventud de hoy, venga bailes y cine.

 A mi me parecía que yo no tenia tiempo para nada, atender al trabajo y punto y de la tierra, lo que no daba faena, lo que hacían las caballerias y luego las  maquinas, el caso es que en el hortal no ponía un pie... Y mi suegro, luego de casado, igual,”ni aún el camino de la Serrana conoces, el día que yo no pueda, ni sabrás donde esta el huerto ni sembrar nada, no se quien es peor si tu o mi hijo, mecagüen el copón bendito si no os conociera”.



Todo mentira, la juventud siempre ha sido igual, y los viejos lo mismo, lo poco que hacia uno de mozo le parecía mucho y a la gente mayor, nada. Pero cuando te llega el momento, cuando no te queda más remedio, entonces si, agarras y te pones a la faena, siembras el huerto, sacas la corte los tocinos, te joden el pienso las gallinas y aún no tienes un rato de tiempo que te vas al hortal a dar vuelta. 

A tus padres ya les viene justo para verte, que en vida nadie te hace justicia, pero si te vieran, dirían mecagüen el mozo el copón, me ha tenido aquí jodiéndome de trabajar, por que el se fuera a ganar alguna perra para irse de fiesta, que no hacer casa, y en cuando no he podido, ha cogido el hortal, y sabe más que yo. 


Por eso, este año cuando el día del Santo Cristo, fuisteis a la Serrana a sacar las patatas detrás del tractor de Ruiz, me di cuenta, no sé cuanto sembraré más, pero que no me cale pasar pena. Luego en un lado o en otro, sembrareis, y os daréis cuenta, de lo que todos nos hemos dado cuenta en algún momento, sin razón alguna, cuenta de que estáis malcriando a los hijos, como hicieron con mi y yo con vosotros, que os tengo pena, sin motivo, cría tocinos y no hijos que decía La Moracha.

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