domingo, 4 de mayo de 2014

Mil pesetas.

Muchas veces, siempre con admiración, oí hablar de Leoncio, aquel albañil de los años cuarenta, de allá de Caminreal, que construyó la casa, la última vez, fue tan solo hace unos días, al recordar que aun yendo camino de los cien años, esta como nueva, aquel hombre sabía lo que hacía.

Casimiro, le decía a mi abuelo, me tienes en un sinvivir, voy, vengo, ahora un cuarto, mañana una cuadra, luego una habitación, un granero, antes la bodega, el pozo, a cualquier hora me llamas, me llevas como zorra por rastrojo, y no acabamos nunca… hagamos una cosa.

Ve al banco, ahora tienen dinero y lo dan, ve y saca unos miles de pesetas y la terminamos de una vez, luego ya les pagaras, así descansaremos todos, tú con tu casa acabada y yo con la faena terminada.

Casimiro, obra a obra, mil pesetas tras mil pesetas, ahora una corte, luego una cuadra, después una habitación, le decía al bueno de Leoncio lo mismo de siempre, lo suyo era trabajar, no descansar, si tanta prisa te corre, termina la obra por tu cuenta y ya te pagare cuando pueda. Hombre no es eso, respondía el de Caminreal, no hay prisa.

 A lo que mi abuelo el Torrijano decía, amigo, será que no hay prisa o será que tú no te fías de mí. Me parece que te pasa a tu conmigo, lo mismo que a mí con los bancos, que no te fías. Sabemos mucho los dos. Pero tu pájaro, más que yo. Y no te voy hacer caso.  Además ya te hice caso una vez y deje hacer a tu gusto  el ramo escaleras, no te olvides del ramo escaleras, que ande se ha visto en casa de un pobre como yo y la torrijana una escalera de caracol que se come media planta como si uno fuera un marques, que ni aun el carro puedo meter en la cochera, eso sí, causa admiración, las cosas como son, saber, sabes y mucho, por eso no te fías de mí, haces bien, yo me fié de ti, y ahí está el ramo escaleras, que me quita medio solar, media vida.

Mi abuelo nunca le hizo caso, pero siempre, él y todos, presumieron orgullosos del ramo de escaleras, que o bien fue un capricho de mi abuela al verla vete a saber dónde, en Barcelona antes de la guerra seria, o bien aquel hombre de Caminreal, tenía un gusto magnifico a la hora de construir. Cosa de los dos seria. Allí se fueron algo más que mil pesetas. 

Así que mil pesetas tras mil pesetas fueron construyendo la casa, como la obra del Pilar, aún por acabar. Había otras prioridades.


Entre ellas, comprar tierra, no sé lo que costaría el hortal, ni el resto de la tierra, siempre pagada a tocateja, eran los años en que mi abuelo vivía de cazalla y tabaco, apenas comía, tenía esa suerte, fue de principio a fin, mal comedor, tampoco consideraba necesario dormir más allá de una cabezada. No sé qué haría en estos tiempos, donde comemos y dormimos tanto.

Siempre trabajando a quita caballo. Al punto de la mañana llegaba a la Estación Vega a descargar los trenes y repartir, por la tarde hacia las faenas del campo, los animales, las vacas, labrar para otros, y por la noche, entraba a la fábrica de Daudén…. Aún  así y todo, conseguir mil pesetas era harto complicado. Entre tanto, en los ratos muertos, algo de estraperlo. 

No paraba quieto, ni él ni nadie en la familia, un buen día, uno de tantos, pensó, voy a subir a Caminreal a llamar a Leoncio, y que nos haga una habitación atrás, para poner dos camas, el Cuartel está lleno de civiles que no tienen donde caerse muertos ni dormir y se las alquilaremos, con lo que paguen, compraremos más vacas y les venderemos leche, ahora les vendemos más agua que leche y lo notan, el caso es que hay más civiles en este barrio que los que manda dios.


Allí en el huerto de la Serrana, el primer trozo de tierra que pudo comprar, el el cajero del cornejal junto a la tarjadera, planto un peral, y allí paso sus últimas tardes, fatigado, sentado a su  sombra, sobre la tierra donde enterró al Chato, su perro lobo de aquellos años al que solo le faltaba hablar, fumando, esperando. Al morirse, el peral se secó, lo cortamos y aun con su tronco dimos en hacer una prensa para los jamones.


PD De los Años de la Cazalla. Mil pesetas. 

A propósito de la foto del huerto de la Serrana, del Ventorrillo que hoy, Santa Bárbara, me ha pasado Miguel.

Fotos: El huerto y mi Abuelo con el Guardia Civil y la mujer de éste, que más tiempo vivió en casa, de hecho nunca vivió en el Cuartel. Donde se esta bien, buen rato. Detrás tienen el Cañalejo. Y la foto sera de alguna visita en los años sesenta. No consigo recordar sus nombres.

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