martes, 20 de agosto de 2013

Diario de todo aquello que ya nos falta. San Roque 2013.


14 De Agosto. Día del Perro de San Roque.

 

A media tarde subo Rabal arriba, a mis espaldas más allá de las Cuatro Esquinas un mar de blanco y rojo grita ¡agua¡ agua¡ y se oye algo que debe ser música, no me cruzo con nadie, las puertas están cerradas, las casas a medio hundir, lleva el Rabal el mismo camino que todos nosotros, cuesta abajo, por fin ya casi en la entrada al Barrio, me saluda la Carmen, sale pronto a la fresca, primero frente a su casa,  luego cambia la silla a su portal, manda el sol.

“Que tal todo y todos, que alegría veros otra vez, habéis venido a las Fiestas, yo como siempre he estado no lo sé pero vosotros, si no se venís, imagino que lo echaréis en falta, que luego a lo largo de año, será como si os faltase algo. Hay que venir”.

 

Más tarde en las Ferias, me doy cuenta, no hay Autos de Choque, tal vez no sea la primera vez, tal vez hayan faltado otros años, pero no lo recuerdo, echo de menos su ruido, la sirena, los choques,… El caso es que no recuerdo ya la última vez que subí a uno.

Los de la foto, ya están jubilados, bien críos eran, y ya llegaban a Calamocha los Autos de Choque. Los echo en falta.

15 De Agosto. La Virgen quiere ser Rabalera.

Inevitable después de todos estos días, que en algún momento la prosa salga “dichera”  .

Son las once en el Santo Cristo
Bajamos a la plaza en silencio
No suena la música, no encontramos a la Banda
Da igual solos nos dejen, conocemos el camino a la plaza.
 
Dejamos las flores con cierta tristeza
Menudo desastre, todo una pena
Suenan las jotas, llega más gente
Sin remedio la Virgen despierta, triunfa el oferente


 
Entramos a misa, toca conocer al cura
Me preguntan: ¿Por qué van vestidos de Semana Santa?
Contesto, sus pecados tendrán, aquí todas semanas son una penitencia
La Coral ni luce ni brilla ¿dónde está?, pero canta de maravilla.
 
Los pobres del Rabal las gracias damos
Por salir de Ofrenda y de Ronda de alegría lloramos
Las de pago no son jotas, ¡qué barbaridad!.
En el escenario, ni polvo ni desentonos, cuán lejos de la realidad.
 

16 De Agosto. San Roque. Día del Remolachero.

Acaba la procesión y quedamos para tomar café una tarde de estas, pero ya del año que viene, no corre prisa, nada de lo que hablemos o recordemos, tiene ya remedio...

 

Creo que finalmente fueron tres vermús, tan es así, que de la procesión, de su ir y venir, apenas recuerdo nada, lo mismo de todos los años. Como en los toros, silencio.

Primero y segundo fueron ambos en el Mirador, en cualquier caso, allí al marchar, de Vinaroz me saludaron, miles de gracias, de pura emoción me costaba respirar camino de casa, seguiremos recordando, pues no todos los días es San Roque, y el año fuera de Calamocha se hace eterno y de vez en cuando hemos de volver la vista atrás.

Y el ultimo vermú ya en casa con Mateo y familia, sin prisas, sardinas y anchoas del cantábrico que tras varios años hemos logrado apañar, vermú al que se unió un pobre de entre Valladolid y Madrid que vagaba por el pueblo añorando al Hombre del Tambor de la Banda de Encinacorba y su savoir faire a la hora del Bolero. Calamochino de adopción, Cuasi lo mejor de los fiestas. Remolachero Integral.

Llovió a la tarde, y los abuelos si hubieran tenido treinta años menos se habrían ido a buscar caracoles, aun asi, hay quien fue, y se llevo algo más que caracoles, calabazas, pepinos, lo que quiso, pero el destrozo que hizo por el Ajutar no tiene nombre. “Eso es de no tener sustancia”, se quejaba el agraviado.

17 De Agosto. San Roquico que estas en los cielos.
 
En la puerta de la iglesia el amigo Pepe me recuerda que antaño en lugar de roscos llevaba uvas, que unos días antes les torcían el mango para que enverasen y así poderlas colgar de la  peana.
 
Se marchara a las islas en misión  especial, siguiendo el rastro de un calamochino celebre. Ya nos escribirá ya nos contara.

 

Viva San Roque
Glorioso Patrón San Roquico
Tantos años como tengo
Tantos como te bailo
 
¿Cuanto queda para la plaza?
Llevo ampollas en los pies
Rozaduras de la camisa
Me quiero ir a casa
 
Quiero mis zapatillas, quitarme la faja
Mi camiseta de tirantes ponerme
Mi pantalón corto ponerme
Me quiero ir a casa
 
No se oye la música
Todos nos gritan
Lo hacemos mal, parecen enfadados
Qué de donde somos
Qué a dónde vamos, asi no se baila
Me quiero ir a casa
 
Prefiero la Semana Santa
Inocencio y Otilo nos hacen reir
En sus procesiones salir
Me quiero ir a casa.
 
Viva San Roquico
 

Bailan los hijos, por empeño de los padres, pero verlos sufrir. Te rompe el corazón. Cuando acabe nos vamos.Veremos si volvemos.
 
Día también en que un buen mozo de Monreal con planta de Torero, bien vestido y con corbata, el solito, conquistó Calamocha. Si no me equivoco Héctor Allueva "Piña" o algo así .


 







De menos a más, suyo fue el mejor recorte de la tarde, quien iba a pensar que en la puerta de casa hubiese un Torero. El de Santa Isabel, si no me engaño, fue quien lo saco a hombros. Y hasta sabrá cantar jotas… Mi trabajo me costo, hacer comprender a la chiquillería, que una cosa es recortar y otra muy distinta saltar, que lo uno es arte y lo otro deporte. Para gustos los colores.
 
Recuerdos a la Puebla de Alfinden.

 

18 De Agosto. Día del Dicho, Patrón de Calamocha. San Roque vuelve a casa.

Desayuno, me lo encuentro, en el Fogaril, allí, junto a Mandi, llega también el Chico de la Tele, Señor ya, cuyo nombre no sé, pero todo el mundo conoce. Vengo de comprar el Heraldo, el Comarcal , cañao, madalenas y unas pastas de anís en Micheto, si no vengo a casa con todo eso, parece que me falta algo.

Tiene al lado la botella de remolachero, pero la cara que lleva no es de beber, es de no dormir y darle vueltas a la cabeza, toda la noche cavilando. No dejo de acordarme de la “dueña”, la amiga de la infancia de mi madre, fotos y más fotos de recuerdo, este año ya no pudo asomarse a ver la procesión pasar. Mi madre empezó a llorar en invierno cuando hasta aquí llegaron las malas noticias…



Después de 25 años de silencio el Dichero Olvidado, agarró el Palitroque en la Castellana para volver a echar un Dicho, y como antaño, no lo soltó hasta que otro Dichero se lo pidió, resultó emocionante escucharlo, pero más aun verlo seguir el compas del Bolero hacia el Cantón. Parecía que saldría el Vainas a darle el relevo o el Señor Alto de las gafas.


La Charanga de la Peña la Unión le dió la cena y la noche, se sentía como la moza a la cual el día de San Juan, sin venir a cuento, le ponen en la puerta el cardo borriquero más grande que se haya podido cortar jamás entre el Salto y el Salobral. Moza a la cual, el resto del año vendrán los mozos a pedirle favores, una noche tras otra, y no sabrá decir no.

“Respeto a nosotros a mismos, y más al prójimo, si ahora no creen en dios, tal vez más tarde crean, en cualquier caso dios cree en ellos, y yo sí que creo, y esas cosas no me hacen gracia, como broma está bien, un rato y a casa, pero fue eterno…. A rondar a su pueblo”.

 


VIVA SAN ROQUE
 
Con suavidad y cariño,
un  mensajico a La Unión
y a su charanga de este año
gentes sin educación.
 
Si no saben de respeto
y de intelecto no hay más
a tocar a vuestro pueblo
y dejar la barca en paz.
 
VIVA SAN ROQUE

A la altura del Cantón, doy por terminas las fiestas, vuelvo a casa, una pena, pues se quedan los de Calamocha, los del pueblo, que uno, como tantos, ya no lo es, ni aun habiendo nacido allí, y comienzan los Dichos de verdad, los que si te critican te apañan, y se te alaban te joden.

Cortos, con rima, y con dicción y en ellos las cosas del pueblo, las que importan. Defienden por fin a los niños, “maltratados” en el empeño de los padres a la hora de que bailen y  ellos se cansan, y a nosotros se nos acaba la paciencia, decimos lo de siempre al año que viene, lo dejamos, que bailen los de casa.

Oigo luego en la tele, el Dicho de las jotas, y la ofrenda, la Calamocha pobre, la de siempre, quiere salir adelante, me emociona, oigo luego a Inocencio, mil gracias por estar siempre ahí…

Qué pena que estos y el resto de Dichos no se echen cuando tocan, el Día San Roque, con toda Calamocha allí presente, los que viven todo el año, los que están de paso y los que volvemos.



Recuerdos al Esquilador, ya lo echo en falta.

 

miércoles, 14 de agosto de 2013

La Palanca de Los Molinares.

"A Jarve, pasare por La Palanca"
 
Cada tanto, conforme te alejabas del pueblo hacia las tierras de labor, había una Casilla, una Palanca, en medio de los campos, aprovechando cualquier cornejal sin cultivar, tierra de todos y de nadie, allí, caprichosamente en apariencia, surgía una. En aquellos días, todo nos estaba por descubrir.
 
Te sorprendía el hecho de que ninguna tenia puerta, era casa de todos y de nadie, y era también inevitable acercarte entre curioso y gabache, para asomarte a su interior  como si entrases en un castillo abandonado esperando, con temor a ser descubierto,  encontrar algún tesoro.
 
Ya entonces aquellos viejos pitañares y cuchitriles, estaban a medio hundir, hacia ya años que los unos por los otros, la casa sin barrer, no se arreglaban, uno se llevaba unas tejas, otro unas vigas, al fin y al cabo eran suyas, ellos las habían heredado de sus padres y abuelos, arreglado, y finalmente, dejado agonizar y hundir, porque ya no tenían utilidad alguna, y nunca hemos estado para tirar, ni antes ni ahora. Tractores, coches, la maquinaria, lo cambió todo, también a buen seguro a las personas, acorto las distancias y hasta el tiempo. Venció.
 
Nadie, ni agosteros ni del pueblo,  dormía en ellas los días de siega cuando se trabajaba de sol a sol, con tal de no perder ni un minuto de luz, y ya nadie se resguardaba en ellas, ni hombres, ni caballerías, los días de tormentas, con miedo a que un mal rayo les partiese como le paso al pobre aquel, esa maldita tarde que en días asi se recordaba invariablemente, mala suerte, se concluía, una lástima, a charrar, fumar, cascarle un trago a la bota del otro y esperar a que escampase. Tal vez algún vagabundo norteño o portugués perdido, camino del dorado de la tierra y el tiempo valenciano, fue su último morador. Este ha sido un verano de Palancas, de tormentas, y algún día quien sabe si hasta con San Roque al hombro, se habrá de correr hacia la más próxima.  
 
A charrar de lo que traía el tiempo, de ribazos y de pleitos, de cacicadas, de animales y malas cosechas, de quien necesitaba de una paliza, y quien de dos, del baile del domingo y de la tia aquella que si se entiende o no con algún civil solterón, y del cura, también mozo viejo, solterón, a quien era menester darle una paliza como a un macho, porque no dejaba de caer piedra verano si verano también por mas que las beatas rezasen, ni una perra por ningún lado, una pena no saber de letra… Que malo ha sido siempre, ser pobre. Mañana será otro día.
 
 
 
La fotografía es del año 1994, en realidad no he vuelto por allí desde entonces, por temor, miedica que sigue siendo uno, a ver lo que no quiere ver, lo que es fácil de imaginar, que se ha hundido, que ya no está.
 
Cuando mandé el recado: “a Jarve, pasare por La Palanca”, en realidad no hacía otra cosa si no enviar un mensaje a través del teléfono móvil escrito,  no ahorrando letras sino mas bien movido por las prisas veraniegas y las escasas ganas de hacer cualquier cosa, que diferencia con aquellos que pasaban las noches y las tormentas en la Palanca, el calor, en suma, que me ahoga ahora.
 
Todo ello con el marco de fondo de estar aquel día en Calamocha y hablar, recordar y escuchar palabras que en cualquier otro lugar ni encuentro ni uso lo uno por olvidadas y lo otro porque no me van a comprender, “lo que hablamos comunicamos”, la finalidad en cualquier momento y lugar no es otra que hacerse entenderse, nadie parece esperar ya que le comprendan, en realidad había escrito, decía lo siguiente, y el receptor del mensaje, así lo entendió y aún comprendió:
 
 “A la hora en que se pone el sol en verano, a la hora en que nuestros abuelos salían a  las Monjas a Jarve, decían ellos, para pedir el turno de riego para la zaica de la Orillada, pasare a echar un Jarve, un trago de agua y charrar de lo que vemos en el pueblo, San Roque nos libre de criticar ni a nada ni a nadie, nos vemos en  la Caseta que tienes en el campo”.