jueves, 20 de diciembre de 2012

La última Navidad.


Recuerdo de toda esta maldita vida que he vivido aquí en esta tierra, muchas cosas y ninguna buena, entre todas ellas una, las primeras navidades que pase recien llegada en el año 47, las peores de mi vida. Luego no es que fueran mejores, es que ya simplemente no había.


Las estaba pasando putas, esa es la palabra, no hay otra, como nunca pude imaginar, desde que en agosto de aquel año cruzara las montañas y como perro por su casa, como si me fuera a comer el mundo llegue aqui y esperaba la Navidad, como si en esos días toda mi suerte por fin fuera a cambiar, pero no lo esperes, no esperes nunca nada, es mejor que no…


Había pasado mucho tiempo, unos pocos años si se quiere, pero demasiados,… ya no conocía a mi familia, me vine a encontrarme con ellos y enseguida me di cuenta que los había dejado en Calamocha, una pena, ahí todos nos equivocamos, pero yo la que más.


Se pensaban que iba a llegar desnuda, llena de roña la cara, con las uñas negras, con piojos… la pueblerina pobre, la cateta rodeada de gallinas y mulas, de mierda, la beata de misa los domingos….Y eran ellas, las de la república de boquilla, las salopes, que todo era ponerse colonia y peinarse, pero nada de bañarse, ni cambiarse de ropa… unas guarras enormes.

 
Que equivocadas estaban, como yo, con lo que pensaba encontrar, todos nos equivocamos, esa es la verdad … llegue mejor vestida que ellos, mejor peinada, sabia coser, planchar, guisar, limpiar, peinar, para todo era la primera, especialmente para trabajar y ayudar, no importaba a quien… yo no era lo que esperaban, y además tenía ideas propias, ideas que ni imaginaban pudiera tener viniendo de la guerra, de la España fascista, donde fui libre en comparación con lo que encontré.


Así que aquella Navidad, la del año 1947 me la pase llorando como nunca en la vida… y me fui a la cama, como un día cualquiera sin oír de nadie, “Feliz Navidad”… ni siquiera un Felicidades… coño, que no solo era Navidad, que era el día de mi santo,… y en España antes del jaleo me felicitaban y celebrábamos la Navidad, y en Calamocha todo el mundo me felicitaba, en casa y fuera de casa… la cosa y las personas, habían cambiado tanto.


Aquella noche, me fui a la cama y me puse a llorar, dormí con mi prima,… nos habían puesto a las dos juntas porque había venido familia de España a visitarnos y había que hacerle un hueco… y yo que pensaba que por venir ellos, íbamos a celebrar la Navidad por todo lo alto, esperaba ese día como tonta.



“Lloro prima, porque nadie me ha felicitado, porque cuando pasaba la Navidad en España me acordaba de la familia, de aqui,… y la celebraba allí con la tía, creyendo que lo poco que a mí me parecía que teníamos en la mesa, no debía ser nada comparado con lo que aquí debías tener…lloro porque hoy no he comido chocolate cocido, ni turrón de cacahuetes y cañamones, que siempre nos hacia la tía, porque no podia comprarnos el turron de almendra de la Confiteria de Catalán… lloro porque aquí no hay Navidad, ni santos. Lloro porque yo quisiera estar en Calamocha”.


Y fue entonces cuando vino a decirme mi prima, que la gente de alli, celebraba la Navidad como todo el mundo,… ¿pues entonces nosotros que somos? Le dije. No me supo contestar, lloro conmigo.


Chiquillo, dejalo estar, no entendía nada. Aquella noche fue de las peores de mi vida, si no la peor,… esta maldita tierra que piso se me cayó encima y ya nunca me dejo respirar.


FELIZ NAVIDAD Y MUCHAS FELICIDADES.

 

Pd. Por aqui, todos bien, la cosa sigue igual, no cambia. Recuerdos.

 

JESUS

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