miércoles, 31 de agosto de 2011

Aguardiente de pepino.


Su elaboración... sencilla, pero nada fácil.





Encontrar una botella, de cuello estrecho y corto. En este caso, la botella número uno y dos fueron cascos de la entrañable La Pitusa.


 Aqui el Maestro Artesano Pere de Burriana, busca entre las matas de pepino, poniendo cuidado en no pisar las guias un pepino con el tiro de la mata largo, lo cual es complicado, pues el pepino crece pegado a la guia, pero siempre, como en todo, hay algún despistado.



 Se mete el pepino dentro de la botella y listo, "a ver que pasa".


Como del hortal hay que dar vuelta cada día, y quitar hierbas a cada momento, se va vigilando el pepino en la botella, pues si le da la gana crece, y si no, se echa a perder y hay que volver a empezar.


El caso es que un pepino normal y corriente, el vulgar de la ensalada en un par de dias o tres, ya lo tienes de más de un palmo, pero crecer dentro de la botella, todo es mas lento... y quieras que no se te van entre diez y quince dias.  Amen.


 Cosechado el pepino, se lava bien y listo.


 Se llena de cazalla, anis seco hasta arriba y se vigila los primeros dias, ya que al pepino, como a todos, tambien le gusta el anisete y se lo va bebiendo, de modo que vamos rellenando hasta que se emborrache.


 Etiquetado final, con el prospecto incluido, dado que se trata de una medicina, no de una bebida.


Y el resverso, esta en concreto fue la número tres, y descansa ahora en un pueblo, que no solo tiene jamon, sino que ademas tiene bacalao, que es perfecto vamos, en Agreda, donde Doro, dara buena cuenta de él a lo largo del invierno, cuando los colicos del chiquillo o chiquilla, le despierten.

De las otras dos botellas, la una quedose aqui en Burriana en manos del artesano que fue el promotor y heredero a un tiempo y la otra se la llevo su primo, ¿quien no tiene un primo amante del buen beber?, a Ermua, por alla arriba, el Eusebio espera paciente que le duelan las tripas, para tirar de botella.

Prospecto:


Aguardiente de Pepino  del Tío Casimiro y la Rosa.

Embotellado: El pepino crece dentro de la botella, en el huerto, y tarda unos diez días. ¿Cómo si no vas a meterlo dentro?

Llenado: Se lava la botella y se rellena de algún culo de Cazalla que haya por casa, anís seco, que todo es menester explicar.

Consumo: Un año después de su embotellado. O al día siguiente. Que lo mismo da, leche que caldo teta, se puede catar.

Conservación: Como hacían las abuelas, siempre a mano, en la cómoda de la habitación al pie de la cama, es el mejor sitio. Pues lo mismo vale para un roto que para un descosido.

Uso medicinal: Tanto quita los males, como las penas,  bébase siempre en vaso, incluso a morro, que cae más dentro, siempre mejor que en copa, bébase para curar los retorcijones y males de tripa, asi como las diarreas de los zagales.  Quita también las penas, las verdaderas, las de antes, no las de hora.

Tómese por tomar algo, como digestivo, también para quitar el frio, y para pasar el calor. Bébase incluso para olvidar.

Cuidados: Rellenar conforme se beba, año a año.

Nota de cata: Para gustos los colores. Probar y ver. No es necesario ser muy hombre para echar un trago, pero si cuando menos, ser como una mujer de las de antes.

Paso del tiempo: Mejora, como todo lo bueno, el anisete se vuelve de color marrón y el pepino tres cuartos de lo mismo, se va consumiendo. …  Como nosotros.

No somos nada. Salud que tengamos. Amen. Bébase cuanto se quiera, y mañana Dios dirá…



FIN

martes, 23 de agosto de 2011

Las judias.

Ayer tarde mismo, arranque un surco judías, agobiadas, sofocadas por el calor y ya más duras que el cocote San Pedro, era lo mejor, valía ya mas la salsa que los caracoles, y lo más sencillo era dejar libre el cornejal con el fin de sembrar una era de espinacas, el invierno esta ahí, a la vuelta de la esquina, también aquí, en esta bendita tierra de la eterna cosecha, …

Lleve medio cesto arrobero de tomates, días a tras para las fiestas de San Roque, “¿Pero que siembras huerto, maño, si tu no puedes?” comento Perico, “Nada un corro como este cuarto, ya sabes lo que es aquella tierra,… para dar y vender, no es menester más”, le conteste.

Arrancadas las judías, dispuesto a tirarlas, para distracción de conejos, ardachos y sobre todo caracoles,  me dieron pena, y pare un momento a pensar qué hacer. Ya se sabe que si las guardas para sembrar, malo, si apartas un puñao, por ahorrarte las cuatro perras que vale un sobre de simiente nueva, no merece la pena, ni el poco esfuerzo que conlleva el coger los granos. Y si guardas y siembras de segundas, igual te quedas sin comer, que tanto echan, como echan la mitad, como nada…y entonces recordé, lo que de zagales tanto nos divertía. Y guardare para sembrar, dios dirá.


Llegaban estas fechas, las de la vuelta a la escuela y las calles enteras de Calamocha se cubrían de mantos de judías secas que parecían no tener fin … las matas de judías ya amarillas, secas, arrancadas de los huertos se extendían en las puertas de las casas, para que los crios de camino a la escuela, jugando, corriendo, pasasen por encima, se revolcasen, jugasen...y separasen el grano de la vaina.

Al acabar el día con la horca se ablentaban se esporgaban, se repasaban las matas una a una antes de tirarlas y los granos quedaban esparcidos por el suelo, se barrían y a guardar al granero, en lugar fresco y seco… 

La legumbre del invierno ya estaba asegurada, la noche de antes se subía y se bajaba un plato para poner a remojo en el agua de lluvia: “Mecagüen san dios, ya están cucadas y medio sulsidas las putas estas, venga maña no me jodas, con la faena que llevan, habrá que comerlas rápido, porque si no las vamos a tener que tirar, asi que mañana bajare otro plato. Redios que sanantonada. En la vida pasaban estas cosas, ni con los garbanzos, ni con las lentejas, niña no se donde vamos a ir a parar”.


“Aquella tierra es un vergel, ya lo creo que si, si aquí en Calamocha fuese lo mismo, hiciese el mismo tiempo, el Ajutar parecería el paraíso, que digo el paraíso maño, el mismo cielo. Ahora, que, me imagino que tu no harás, como la mayoría de los valencianos, que no quitan una mala hierba ni por saber morir, que no se agachan ni pa dios,… piensan que si quitan una hierba, de tan buena que es la tierra al día siguiente tienen en su lugar media docena. Razón, me paice que no les falta de buenísima que la tierra es, que yo la he visto”.

“Aún te bajaras algún día al Ajutar”. Pregunte.

“No, maño, aquello se acabo”. Contesto sonriendo con total entereza.

sábado, 6 de agosto de 2011

Otra vez, San Roque.



Y dicen, que van 125  San Roques. Verdad sera, que contar sabemos. Uno que no conocio tantos, si al menos recuerda el que hizo el numero 100, a mediados de los ochenta.

¡La Virgen, que cosas!, mayores que nos hacemos, si hasta recuerdo lo que escribi en libro de firmas, que con motivo del centenario habia por la iglesia, junto a una pequeña exposición, ¿ande andará?. Que más da. Más se perdió en Cuba.

El año 1995, que no era el del centenario, también lo recuerdo:

San Roque amaneció completamente despejado, el sol lucia con fuerza, pero en el horizonte vislumbraba con claridad los nubarrones que se acercaban amenazadoramente sobre una cabeza, la mía, para la cual todavía usaba peine.
 
Sobre las nueve de la mañana salí de casa .

Aproveche para gastar un carrete de fotos a lo largo de la procesión, por encargo de mi prima Ana quien quería con vistas al próximo año tener una referencia con la cual poder presentarse al concurso del cartel anunciador de las fiestas, y de todas las fotos que hice la más lograda fue una de la procesión de espaldas,como siempre voy el último, que ni hablo ni bailo, sea como fuere, unido a su talento pictórico, el caso es que se presento y gano, mas de pícaros esta España llena. Mi tía, quien por otra parte es su madre, sin querer, mintió de buena fe y en lugar de hacer constar que tenía 13 años puso 12 y se quedó así a un paso de la gloria, p ues gano el concurso infantil, pero no el absoluto, como le hubiera gustado.